Luis Britto García
1
Recapitulemos. En 14 años de gobierno, Evo Morales y su
partido Movimiento al Socialismo evitan la secesión de Bolivia; nacionalizan
los recursos naturales, triplican el
ingreso per cápita de 1.120 dólares anuales a 3.130, incrementan la expectativa de vida de 64 a 71
años, elevan el salario mínimo de 440 a
2.060 bolivianos y el ingreso per cápita de
1.120 dólares a 3.130, bajan el índice de pobreza extrema de 38 a
17%, disminuyen el desempleo de 8.1 a
4.2% y la Deuda Pública de 52 a 24% del PIB.
2
Mostrando tan
espléndidos logros, Evo Morales se candidatea para una tercera
presidencia en las elecciones de octubre
de 2019, y los resultados parciales que el órgano electoral boliviano transmite
preliminarmente, revelan que lleva considerable ventaja. Antes de que se
anuncien resultados completos, ya el
presidente de la Organización de Estados Americanos deslegitima las cifras como
“inusuales” y tacha el proceso electoral
de fraudulento. Tras su anuncio, grupos
violentos de la oposición boliviana toman las calles, agreden, golpean y
asesinan a partidarios del Presidente legítimo. En lugar de protegerlos, policía y ejército apoyan a los agresores.
3
Hasta aquí, todo parecía aplicación de los manuales de Gene Sharp para el
derrocamiento de gobiernos progresistas. Los cómplices creían haber perpetrado
el crimen perfecto. El dictamen de la OEA deslegitimaba la elección de Evo
Morales; el Presidente legítimo había renunciado al poder por “sugerencia” del
ministro de la Defensa; tanto Evo como
sus colaboradores inmediatos dejaban el país para salvar sus vidas; sus
partidarios eran brutalmente eliminados.
A falta de Presidente electo, el golpismo presentó una autoelegida, Jeannine
Añez. La dictadura conjunta de ejército y policía terminaría de desmantelar el
MAS e imposibilitar su retorno al poder. La cortina de humo tendida por el
organismo internacional y los medios pronto haría olvidar lo ocurrido. La
derecha boliviana coligada con algunos movimientos étnicos de maletín
revertiría los avances sociales y las nacionalizaciones, y el gran capital
trasnacional dispondría casi gratuitamente de los inmensos yacimientos
bolivianos de hidrocarburos, estaño y litio.
4
En este
ambiente de reparto del botín cae una bomba. El 27 de febrero, el Washington Post difunde un documento del
Center for Economic and Political Research redactado por los expertos del
Instituto Tecnológico de Masschussets John Curiel y Jack R. Williams. El texto
afirma. “Después de realizar una
reproducción de los resultados de la OEA y de las simulaciones de lo que el apoyo
a Morales podría haber representado basándonos en la votación previa a la
detención de la TREP, aseguramos que no podemos encontrar evidencia alguna de
una tendencia irregular. Primero, no existe tal ´cambio drástico´ en el apoyo
de los votantes a Morales en los resultados previos a la detención de la TREP.
El apoyo al candidato Mesa, quien ganó el segundo lugar, únicamente se disparó
colocándose cerca a Morales durante los primeros votos iniciales escrutados por
la TREP. Además, se puede estimar que el margen de victoria de Morales solo se
debe a su desempeño frente a los otros partidos antes de la detención del
recuento de votos de la TREP. Es así que la victoria de Morales puede
explicarse completamente por los votos contabilizados antes de la detención del
conteo de votos de la TREP”. Por su importancia, transcribimos textualmente los
hallazgos del análisis de Curiel y Williams:
·
Hallazgo I: El
Informe Final se basa en análisis estadísticos defectuosos y suposiciones
incorrectas.
El Informe Final presenta dos piezas de “evidencia” que el GA usó para determinar
el foco de su investigación. Ambos hallazgos son defectuosos.
·
Hallazgo II: El
Informe Final entierra u omite por completo los resultados de sus ejercicios de
verificación a pesar del hecho de que sean altamente relevantes. El mandato del grupo de auditoría de la OEA incluía verificar la precisión
y legitimidad de las actas procesadas en los sistemas de la TREP y de Cómputo.
Sin embargo, el Informe Final entierra u omite por completo cualquier hallazgo
relevante que contradiga su narrativa y muestre o explique adecuadamente la
metodología utilizada.
·
Hallazgo III: El
Informe Final no presenta evidencia que apunte a la manipulación de los
resultados electorales. Solo uno de los
hallazgos del
informe sobre “manipulación intencional” o “irregularidades graves” se
relaciona con los resultados electorales reales. Este hallazgo es producto de
una muestra sesgada y metodológicamente no representativa de las actas, y no
parece relacionarse de ninguna manera con los problemas identificados con los
sistemas de transmisión de resultados o sistemas de TI.
·
Hallazgo IV: El Informe Final no presenta evidencia que
indique que los problemas con la TREP, reales o supuestos, afectaron al Cómputo
o que el Cómputo fue alterado de manera fraudulenta. En un intento por
mostrar que las vulnerabilidades de seguridad que afectan a la TREP también
afectaron al Cómputo, tanto el informe preliminar sobre la auditoría como el
Informe Final intentan vincular los sistemas de la TREP y del Cómputo señalando
la presencia de imágenes de la TREP en el Cómputo. Esto es profundamente
engañoso, ya que no hay evidencia de que estos dos sistemas estén
incorrectamente vinculados.
·
Hallazgo V: El Informe Final no proporciona claridad
sobre la detención de la TREP y, como resultado, perpetúa una narrativa falsa
de fraude.
Más de la mitad de las conclusiones del Informe Final sobre una “manipulación
dolosa” e “irregularidades graves” se refieren a la TREP preliminar no
vinculante. Sin embargo, el informe no tiene en cuenta información esencial que
proporciona una explicación muy plausible para la detención de la TREP,
apuntando a que se debió a un error humano y no a un juego sucio. En lugar de proporcionar
claridad sobre este evento clave, el Informe Final usa un lenguaje vago e
insinuaciones imprecisas y, al hacerlo, perpetúa la narrativa falaz de un
fraude.
5
Revisemos los
fundamentos legales. No existe en la Carta de la Organización de Estados Americanos,
ni en la Convención Interamericana de los Derechos Humanos, articulo alguno que
autorice a dicho organismo para calificar
procesos electorales de sus miembros, ni para legitimar o deslegitimar sus resultados. Por el contrario, el
artículo 1 de dicha Carta pauta con
claridad meridiana que: “Los Estados americanos consagran en esta Carta la
organización internacional que han desarrollado para lograr un orden de paz y
de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su 3 colaboración y defender su soberanía, su
integridad territorial y su independencia. Dentro de las Naciones
Unidas, la Organización
de los Estados Americanos constituye un organismo regional. La Organización de los Estados Americanos no
tiene más facultades que aquellas que expresamente le confiere la presente
Carta, ninguna de cuyas disposiciones la autoriza a intervenir en asuntos de la
jurisdicción interna de los Estados miembros”.
6
No hay asunto más propio de la jurisdicción interna de un
Estado miembro que el proceso electoral del cual depende la escogencia y a veces la revocación de sus autoridades
legítimas. Evo Morales cometió un grave error al someterse a la jurisdicción
del mencionado organismo. Cualquier injerencia de la OEA en dicha materia es
extralimitación inaceptable en sus funciones y atentado contra la soberanía e
independencia del país miembro. El mero pronunciamiento del Presidente de dicho
organismo sobre elecciones en curso en
un país miembro es violación gravísima
de tal norma. Si aceptáramos que un organismo internacional se atribuyera
competencia par declarar legítimas o ilegítimas las elecciones de
nuestros países, nuestras soberanías
habrían dejado de existir. La OEA, y no nuestros pueblos, elegiría a nuestros
mandatarios.
7
¿Qué efectos pueden tener las revelaciones del Washington
Post? En el pasado, su publicación de los Pentagon
Papers desacreditó la agresión militar de Estados Unidos en el Sureste
Asiático y precipitó el fin de la Guerra de Vietnam. Su divulgación de los
reportajes de Robert Woodward y Carl Bernstein sobre el escándalo Watergate
impulsó el enjuiciamiento del presidente Richard Nixon y forzó su renuncia. Su
difusión de las denuncias de Edward Snowden
sobre el masivo espionaje informático que las agencias de seguridad de
Estados Unidos ejercían ilegalmente sobre nacionales y extranjeros obligó
al Presidente Obama a retirar la
autorización para continuarlo.
8
Pero vivimos en la era del Fake News, o sea, del descaro. Hasta ahora, las reacciones al
descrédito de la OEA sólo han surgido de sus víctimas potenciales. Un portavoz
de la cancillería de México expresa que el informe de la OEA y el del CEPR
deben ser cotejados por terceros imparciales.
Rafael Correa manifestó que el
secretario general de la OEA que divulgó dicho pronunciamiento debería ir
preso. “¡Tiene sangre en sus manos! ¡Sinverguenza!”, añadió. Vamos más lejos: el organismo que promovió semejante
violación de los derechos de todo un
pueblo debe ser disuelto. Que sirva de lección para quienes todavía siguen
sometidos a sus desafueros.
TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario