sábado, 17 de noviembre de 2007
Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuautémoc, he venido a encontrar a los que celebran el Encuentro. Aquí pues yo, descendiente de quienes poblaron América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se la encontraron hace quinientos. Aquí pues nos encontramos todos: sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me Descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una Deuda contraída por Judas a quienes nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda Deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Ya los voy descubriendo.
También yo puedo reclamar pago. También puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que sólo entre el año de 1503 y el de 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? No lo creyera yo, porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento. ¿Expoliación? Guárdeme Tonantzin de figurarme que los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano. ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califican al Encuentro de Destruición de las Indias, o a ultrosos como el doctor Arturo Uslar Pietri, quienes afirman que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a esa inundación de metales preciosos.
No: esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa. Lo contrario sería presuponer crímenes de guerra, lo cual daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino a indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuautémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un Plan Marshalltzuma para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los musulmanes, cultores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por ello, al acercarnos al Quinto Centenario del Empréstito, podemos preguntarnos: ¿han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo de los recursos tan generosamente adelantados por nuestro Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, los dilapidaron en batallas de Lepanto, Armadas Invencibles, Terceros Reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin más resultado que acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal). En lo financiero, han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital o intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar. Y nos obliga a reclamarles -por su propio bien- el pago del capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de interés de un 20% y hasta un 30% que ellos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10% anual acumulado durante los últimos trescientos años.
Sobre esta base, y aplicando la europea fórmula del interés compuesto, informamos a los Descubridores que sólo nos deben, como primer pago de su Deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y otra de dieciséis millones de kilos de plata, ambas elevadas a la potencia de trescientos. Es decir: un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras, y que supera ampliamente el peso de la tierra. Muy pesadas son estas moles de oro y de plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
¿Cuánto pesa la sangre de ochenta millones de víctimas? ¿Cuánto pesa el olvido de diez millares de culturas? ¿Cuánto pesa el silencio de veinte millares de lenguas?
Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la inmediata firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y los obligue a cumplirnos sus compromisos mediante una pronta Privatización o Reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera como primer pago de su Deuda histórica.
Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota que le impide cumplir sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al poeta.
Pero no podrán: porque esa bala, es el corazón de Europa.
¿Y TÚ POR QUÉ NO TE CALLAS, GUAICAIPURO CUAUTEMOC?
1
¿Y tú por qué no te callas, Guaicaipuro Cuautémoc? He dicho “¡Tierra!” y donde yo digo nadie más dice nada.
Callaos los millones de palabras de los miles de idiomas que van a morir con los centenares de miles de gargantas cortadas.
Enmudeced los dioses primordiales de los continentes invadidos. Que sean acallados sus Génesis, sus creaciones del mundo, sus orígenes del hombre, sus palabras del misterio, de la revelación, de la profecía, de la sapiencia. .
Silenciad las voces del viento, de las aguas, de la tierra, de las plantas y los animales innumerables. Los ayes. Los lamentos. Las despedidas.
Ya nunca más se llame al Náhuatl, Señor de la dualidad, a Coatlicue, Reina de la Muerte, a Kaputano Tumonka, el Señor de los Cielos.
Que jamás resuenen tus nombres del cielo, de las estrellas, del amor, de la amargura.
Que enmudezca la canción de cuna y el llanto sea ajeno.
Olvida que los ubarampu, o magos celestes, dijeron las palabras que iniciaron el florecer de la vida. Que la palabra, o más bien la danza, engendró las cosas. Que en las voces está el poder. Que el mundo no es más que voces. Que en el dolor está el poder. Que todo lo que te hiere te enseña. Que el dolor es la palabra más fuerte.
Que nunca más vuelvas a ser tigre gracias al weitopo de la voz y la danza.
Awa Kaikushi
ñorokosne awa sepuëdai.
Que ochenta millones de corazones no vuelvan a pronunciar el latido.
2
¿Y todavía no callas, después que dimos al fuego tus códices y sepultamos tus lenguas bajo la lápida del Nebrija?
Todo un Mundo será entregado al Repartimiento del Silencio, a la Mita de la Mordaza, a la Encomienda de la Mudez.
¿Qué tanto escandalizas, Bartolomé de las Casas, sobre la Destrucción de las Indias?
¿Por qué cuentas las genealogías que llegan hasta Mamá Ocllo, Inca Garcilaso? ¿Por qué trinas como ave prisionera, Sor Juana Inés de la Cruz, o prometes regresar convertido en millones, Tupac Amaru?
¿Por qué bailas tambor, Aché, disfrazado de San Benito de Palermo? ¿Por qué te vas con los negros, San Juan Baricongo?
¿A qué tanta algarabía de caribes y de araucanos y de paraguayos alzados, cimarrones fugados, comuneros rebelados?
¿Tú por qué no te callas, Guaicaipuro, Cuautemoc, Hatuey, Guarionex, Guayrocuya, Siboney, Negro Miguel, Caupolicán, Lautaro, Calatayud, Toroté, Andresote, Guimaraes, Dos Santos, Francisco de León, Chirinos?
Por ley de 1532 te vetamos escribir o leer romances o historias ficticias, por ley de 1569 te enviamos el Santo Oficio de la Inquisición para salvarte el alma que no tienes.
¿No te enseñamos a leer el decreto que te prohíbe escribir?
¿No te enseñamos a hablar para que calles?
¿No sabes que no tienes alma? ¿No sabes que no sabes?
3
¿Por qué tú no te callas, Guaicaipuro Cuautémoc, mientras nos destronan en Europa? De una vez por todas enmudece, Toussaint Louverture, Petión, Tiradentes, ¿Y vosotros por qué también no os callais, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Camilo Torres, Bolívar, Sucre, Piar, Santander, San Martín, O´Higgins, Artigas, Hidalgo, Morelos? ¿Qué palabras son esas de República y Democracia y Derechos del Hombre? Allá os mando al Pacificador Pablo Morillo, que dicen que dijo que la insurrección en Tierra Firme se acaba pasando a cuchillo a todo el que sepa leer, y al Conciliador Valeriano Weyler, que encierra a los cubanos en “Campos de Reconcentración”¿Y todavía no os calláis? Pues yo tampoco quiero mando. Os dejo en manos del capital, que todo lo quiere.
4
¿Y por qué tus palabras saben a tierra? ¿Por qué callas, José Martí tiroteado y Zamora liquidado a traición y Zapata asesinado y Sandino fusilado y Farabundo Martí masacrado y Luis Carlos Prestes gaseado y Getulio Vargas suicidado y Gaitán abaleado y Camilo Torres tiroteado y Ernesto Guevara rematado y monseñor Romero sicariado y Caamaño Deño destrozado y Allende ametrallado y Roldós saboteado y Torrijos accidentado? ¿Y los tres mil desaparecidos de Chile? ¿Y los treinta mil inmolados de Argentina? ¿Y los cincuenta mil de Colombia? Silencios que hacían falta para que hablaran los tratados de libre comercio y los empréstitos y los convenios contra la doble tributación y los tratados de promoción y de protección de inversiones.
5
¿Y tú por qué no te callas, planeta? ¿No sabes que ahora sólo el capital habla? Seis mil millones de personas son dominadas por un gobierno mundial de cuatro o cinco mil directivos de organismos financieros a quienes nadie elige y nadie revoca. Seis mil millones de conciencias son acalladas por cinco transnacionales que dominan la comunicación. Seis mil millones de estómagos son hambreados por las cinco empresas más importantes del mundo, cuyo ingreso a finales del siglo pasado sobrepasó 1.9 veces el PIB de Asia Meridional, 11,4 veces el de los países menos adelantados, y el 56% de toda América Latina y el Caribe. Allí, la inversión española alcanzó en 1997 los 100.000 millones de dólares, igualando a la de Estados Unidos, duplicando la del resto de la Unión Europea. representando en la región para 2005 los activos conjuntos de BBVA y SCH unos 140.000 millones de dólares que rinden 42% de los dividendos totales de BBVA y 29% de los del SCH; mientras América Latina suministra el 34% de los dividendos de telefónica de España, el 45% de los ingresos de Repsol-YPF. Mientras cinco millones de americanos llegados a la península desempeñan los oficios duros y serviles por remuneraciones que ningún europeo acepta. Tras la Conquista, la Reconquista. Hacer la América es deshacer la América. Tras los dividendos de los dividendos seguiremos en las guerras para saquear el planeta y exterminar la humanidad hasta que ya no haya a quién hablarle. Pero ya me fui de la lengua. Ahora todo se sabe.
¿Y yo, por qué no me callo?
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me Descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una Deuda contraída por Judas a quienes nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda Deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Ya los voy descubriendo.
También yo puedo reclamar pago. También puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que sólo entre el año de 1503 y el de 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? No lo creyera yo, porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento. ¿Expoliación? Guárdeme Tonantzin de figurarme que los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano. ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califican al Encuentro de Destruición de las Indias, o a ultrosos como el doctor Arturo Uslar Pietri, quienes afirman que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a esa inundación de metales preciosos.
No: esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa. Lo contrario sería presuponer crímenes de guerra, lo cual daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino a indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuautémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un Plan Marshalltzuma para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los musulmanes, cultores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por ello, al acercarnos al Quinto Centenario del Empréstito, podemos preguntarnos: ¿han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo de los recursos tan generosamente adelantados por nuestro Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, los dilapidaron en batallas de Lepanto, Armadas Invencibles, Terceros Reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin más resultado que acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal). En lo financiero, han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital o intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar. Y nos obliga a reclamarles -por su propio bien- el pago del capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de interés de un 20% y hasta un 30% que ellos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10% anual acumulado durante los últimos trescientos años.
Sobre esta base, y aplicando la europea fórmula del interés compuesto, informamos a los Descubridores que sólo nos deben, como primer pago de su Deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y otra de dieciséis millones de kilos de plata, ambas elevadas a la potencia de trescientos. Es decir: un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras, y que supera ampliamente el peso de la tierra. Muy pesadas son estas moles de oro y de plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
¿Cuánto pesa la sangre de ochenta millones de víctimas? ¿Cuánto pesa el olvido de diez millares de culturas? ¿Cuánto pesa el silencio de veinte millares de lenguas?
Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la inmediata firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y los obligue a cumplirnos sus compromisos mediante una pronta Privatización o Reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera como primer pago de su Deuda histórica.
Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota que le impide cumplir sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al poeta.
Pero no podrán: porque esa bala, es el corazón de Europa.
¿Y TÚ POR QUÉ NO TE CALLAS, GUAICAIPURO CUAUTEMOC?
1
¿Y tú por qué no te callas, Guaicaipuro Cuautémoc? He dicho “¡Tierra!” y donde yo digo nadie más dice nada.
Callaos los millones de palabras de los miles de idiomas que van a morir con los centenares de miles de gargantas cortadas.
Enmudeced los dioses primordiales de los continentes invadidos. Que sean acallados sus Génesis, sus creaciones del mundo, sus orígenes del hombre, sus palabras del misterio, de la revelación, de la profecía, de la sapiencia. .
Silenciad las voces del viento, de las aguas, de la tierra, de las plantas y los animales innumerables. Los ayes. Los lamentos. Las despedidas.
Ya nunca más se llame al Náhuatl, Señor de la dualidad, a Coatlicue, Reina de la Muerte, a Kaputano Tumonka, el Señor de los Cielos.
Que jamás resuenen tus nombres del cielo, de las estrellas, del amor, de la amargura.
Que enmudezca la canción de cuna y el llanto sea ajeno.
Olvida que los ubarampu, o magos celestes, dijeron las palabras que iniciaron el florecer de la vida. Que la palabra, o más bien la danza, engendró las cosas. Que en las voces está el poder. Que el mundo no es más que voces. Que en el dolor está el poder. Que todo lo que te hiere te enseña. Que el dolor es la palabra más fuerte.
Que nunca más vuelvas a ser tigre gracias al weitopo de la voz y la danza.
Awa Kaikushi
ñorokosne awa sepuëdai.
Que ochenta millones de corazones no vuelvan a pronunciar el latido.
2
¿Y todavía no callas, después que dimos al fuego tus códices y sepultamos tus lenguas bajo la lápida del Nebrija?
Todo un Mundo será entregado al Repartimiento del Silencio, a la Mita de la Mordaza, a la Encomienda de la Mudez.
¿Qué tanto escandalizas, Bartolomé de las Casas, sobre la Destrucción de las Indias?
¿Por qué cuentas las genealogías que llegan hasta Mamá Ocllo, Inca Garcilaso? ¿Por qué trinas como ave prisionera, Sor Juana Inés de la Cruz, o prometes regresar convertido en millones, Tupac Amaru?
¿Por qué bailas tambor, Aché, disfrazado de San Benito de Palermo? ¿Por qué te vas con los negros, San Juan Baricongo?
¿A qué tanta algarabía de caribes y de araucanos y de paraguayos alzados, cimarrones fugados, comuneros rebelados?
¿Tú por qué no te callas, Guaicaipuro, Cuautemoc, Hatuey, Guarionex, Guayrocuya, Siboney, Negro Miguel, Caupolicán, Lautaro, Calatayud, Toroté, Andresote, Guimaraes, Dos Santos, Francisco de León, Chirinos?
Por ley de 1532 te vetamos escribir o leer romances o historias ficticias, por ley de 1569 te enviamos el Santo Oficio de la Inquisición para salvarte el alma que no tienes.
¿No te enseñamos a leer el decreto que te prohíbe escribir?
¿No te enseñamos a hablar para que calles?
¿No sabes que no tienes alma? ¿No sabes que no sabes?
3
¿Por qué tú no te callas, Guaicaipuro Cuautémoc, mientras nos destronan en Europa? De una vez por todas enmudece, Toussaint Louverture, Petión, Tiradentes, ¿Y vosotros por qué también no os callais, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Camilo Torres, Bolívar, Sucre, Piar, Santander, San Martín, O´Higgins, Artigas, Hidalgo, Morelos? ¿Qué palabras son esas de República y Democracia y Derechos del Hombre? Allá os mando al Pacificador Pablo Morillo, que dicen que dijo que la insurrección en Tierra Firme se acaba pasando a cuchillo a todo el que sepa leer, y al Conciliador Valeriano Weyler, que encierra a los cubanos en “Campos de Reconcentración”¿Y todavía no os calláis? Pues yo tampoco quiero mando. Os dejo en manos del capital, que todo lo quiere.
4
¿Y por qué tus palabras saben a tierra? ¿Por qué callas, José Martí tiroteado y Zamora liquidado a traición y Zapata asesinado y Sandino fusilado y Farabundo Martí masacrado y Luis Carlos Prestes gaseado y Getulio Vargas suicidado y Gaitán abaleado y Camilo Torres tiroteado y Ernesto Guevara rematado y monseñor Romero sicariado y Caamaño Deño destrozado y Allende ametrallado y Roldós saboteado y Torrijos accidentado? ¿Y los tres mil desaparecidos de Chile? ¿Y los treinta mil inmolados de Argentina? ¿Y los cincuenta mil de Colombia? Silencios que hacían falta para que hablaran los tratados de libre comercio y los empréstitos y los convenios contra la doble tributación y los tratados de promoción y de protección de inversiones.
5
¿Y tú por qué no te callas, planeta? ¿No sabes que ahora sólo el capital habla? Seis mil millones de personas son dominadas por un gobierno mundial de cuatro o cinco mil directivos de organismos financieros a quienes nadie elige y nadie revoca. Seis mil millones de conciencias son acalladas por cinco transnacionales que dominan la comunicación. Seis mil millones de estómagos son hambreados por las cinco empresas más importantes del mundo, cuyo ingreso a finales del siglo pasado sobrepasó 1.9 veces el PIB de Asia Meridional, 11,4 veces el de los países menos adelantados, y el 56% de toda América Latina y el Caribe. Allí, la inversión española alcanzó en 1997 los 100.000 millones de dólares, igualando a la de Estados Unidos, duplicando la del resto de la Unión Europea. representando en la región para 2005 los activos conjuntos de BBVA y SCH unos 140.000 millones de dólares que rinden 42% de los dividendos totales de BBVA y 29% de los del SCH; mientras América Latina suministra el 34% de los dividendos de telefónica de España, el 45% de los ingresos de Repsol-YPF. Mientras cinco millones de americanos llegados a la península desempeñan los oficios duros y serviles por remuneraciones que ningún europeo acepta. Tras la Conquista, la Reconquista. Hacer la América es deshacer la América. Tras los dividendos de los dividendos seguiremos en las guerras para saquear el planeta y exterminar la humanidad hasta que ya no haya a quién hablarle. Pero ya me fui de la lengua. Ahora todo se sabe.
¿Y yo, por qué no me callo?
domingo, 11 de noviembre de 2007
RUBÉN
LUIS BRITTO GARCÍA
RUBÉN
Traga Rubén no brinques Rubén sóplate Rubén no te orines en la cama Rubén no toques Rubén no llores Rubén estate quieto Rubén no saltes en la cama Rubén no saques la cabeza por la ventanilla Rubén no rompas el vaso Rubén, Rubén no le saques la lengua a la maestra Rubén no rayes las paredes Rubén di los buenos días Rubén deja el yoyo Rubén no juegues trompo Rubén no faltes al catecismo Rubén amárrate la trenza del zapato Rubén haz las tareas Rubén no rompas los juguetes Rubén reza Rubén no te metas el dedo en la nariz Rubén no juegues con la comida no te pases la vida jugando la vida Rubén.
Estudia Rubén no te jubiles Rubén no fumes Rubén no salgas con tus compañeros Rubén no te pelees con tus amigos Rubén, Rubén no te montes en la parrilla de las motos Rubén estudia la química Rubén no trasnoches Rubén no corras Rubén no ensucies tantas camisetas Rubén saluda a la comadre Paulina Rubén no andes en patota Rubén no hables tanto, estudia la matemática Rubén no te metas con la muchacha del servicio Rubén no pongas tan alto el tocadiscos Rubén no cantes serenatas Rubén no te pongas de delegado de curso Rubén no te comprometas Rubén no te vayas a dejar raspar Rubén no le respondas a tu padre Rubén, Rubén córtate el pelo, coge ejemplo Rubén.
Rubén no manifiestes, con cantes el Belachao Rubén, Rubén no protestes profesores, no dejes que te metan en la lista negra Rubén, Rubén quita esos afiches del cheguevara, no digas yankis go home Rubén, Rubén no repartas hojitas, no pintes los muros Rubén, no siembres la zozobra en las instituciones Rubén, Rubén no quemes cauchos, no agites Rubén, Rubén no me agonices, no me mortifiques Rubén, Rubén modérate, Rubén compórtate, Rubén aquiétate, Rubén componte.
Rubén no corras Rubén no grites Rubén no brinques Rubén no saltes Rubén no pases frente a los guardias Rubén no enfrentes los policías Rubén no dejes que te disparen Rubén no saltes Rubén no grites Rubén no sangres Rubén no caigas.
No te mueras, Rubén.
RUBÉN
Traga Rubén no brinques Rubén sóplate Rubén no te orines en la cama Rubén no toques Rubén no llores Rubén estate quieto Rubén no saltes en la cama Rubén no saques la cabeza por la ventanilla Rubén no rompas el vaso Rubén, Rubén no le saques la lengua a la maestra Rubén no rayes las paredes Rubén di los buenos días Rubén deja el yoyo Rubén no juegues trompo Rubén no faltes al catecismo Rubén amárrate la trenza del zapato Rubén haz las tareas Rubén no rompas los juguetes Rubén reza Rubén no te metas el dedo en la nariz Rubén no juegues con la comida no te pases la vida jugando la vida Rubén.
Estudia Rubén no te jubiles Rubén no fumes Rubén no salgas con tus compañeros Rubén no te pelees con tus amigos Rubén, Rubén no te montes en la parrilla de las motos Rubén estudia la química Rubén no trasnoches Rubén no corras Rubén no ensucies tantas camisetas Rubén saluda a la comadre Paulina Rubén no andes en patota Rubén no hables tanto, estudia la matemática Rubén no te metas con la muchacha del servicio Rubén no pongas tan alto el tocadiscos Rubén no cantes serenatas Rubén no te pongas de delegado de curso Rubén no te comprometas Rubén no te vayas a dejar raspar Rubén no le respondas a tu padre Rubén, Rubén córtate el pelo, coge ejemplo Rubén.
Rubén no manifiestes, con cantes el Belachao Rubén, Rubén no protestes profesores, no dejes que te metan en la lista negra Rubén, Rubén quita esos afiches del cheguevara, no digas yankis go home Rubén, Rubén no repartas hojitas, no pintes los muros Rubén, no siembres la zozobra en las instituciones Rubén, Rubén no quemes cauchos, no agites Rubén, Rubén no me agonices, no me mortifiques Rubén, Rubén modérate, Rubén compórtate, Rubén aquiétate, Rubén componte.
Rubén no corras Rubén no grites Rubén no brinques Rubén no saltes Rubén no pases frente a los guardias Rubén no enfrentes los policías Rubén no dejes que te disparen Rubén no saltes Rubén no grites Rubén no sangres Rubén no caigas.
No te mueras, Rubén.
¡CORRE, QUE SE DESCUBRIO TODO!
¡CORRE, QUE SE DESCUBRIO TODO!
A eso de la medianoche hice la primera llamada al azar. Me contestó una voz masculina:
'- Aló. ¿Quién habla?
'- ¡Corre! ¡Se descubrió todo!
'- ¿Qué? ¿Cómo?
'- Estamos perdidos. Se sabe todo.
'- Pero, ¿quién habla?
'- Tú sabes que no te puedo decir nada. Los teléfonos están controlados.
'- ¿Qué pasó? ¿Quién falló?
'- Él.
'- ¿Quién él?
'- Quién va a ser. El más importante.
Se oyó un quejid. Corté. volví a discar al azar. Me contestó una voz femenina:
'- Aló.
'- Todo está descubierto.
'- ¿Qué? ¿Quién habla?
'- Te hablo de parte de él. ¡Corre!
'- Pero, ¿quién descubrió la cosa?
'- El otro. Acaba de salir para allá.
El auricular me transmitió un ruido de muebles tropezados, de jarrones que caían. Colgué. Volví a discar al azar. Esta vez, antes de que pudiera hablar, me rechazó una voz femenina:
'- El señor Ministro no está.
'- Localícelo. Es urgente. Dígale que todo está descubierto.
'- ¿Cómo? ¿Quién es?
Antes de colgar, tuve un rasgo de genio:
'- Dígale que avise a los demás.
Cuando bajaba la bocina, escuché que el Ministro gritaba por ella, pero fui impecable y corté.
Volví a discar, y repetí lo mismo:
'- ¡Corre! ¡Nos descubrieron!
La voz que contestó tenía una pretendida seguridad:
'- Y a mí qué me importa. Todo el mundo sabe que aquí robamos descaradamente pasándole al público facturas por las llamadas telefónicas que nadie hizo. Nos reímos de que el país sepa lo que somos. ¡Ja! ¡Ja!
Antes de que siguiera, lo aplasté:
'- Sí, pero él sabe que no le estás dando su parte completa.
Tras el auricular, escuché un silbido como el de un neumático que se desinfla. Una voz gimoteante me preguntó:
'- ¿Quién dijo?
'- ¡Llámalo y pregúntale!
Colgué. Desde ese momento, noté las líneas ocupadas. Las frecuentes ligas me dejaban oír voces trémulas que comentaban sobre paquetes descubiertos, cuentas bancarias y pasajes para el exterior. Hice otra llamada. Al final de ella escuché un disparo y la caída de un cuerpo. Colgué, para facilitar que el primero en descubrir el cuerpo le pudiera telefonear la noticia a los cómplices. Hice diez llamadas mas. La última fue la más dramática:
'- Huye. Nos descubrieron.
'- Ya me avisaron. ¿Y qué puedo hacer?
'- Correr en vez de estar como unos pendejos hablando por teléfono.
Colgué. Iba a llamar de nuevo, pero el aparato sonó primero. Descolgué y escuché la voz de un amigo que, desesperado, me avisaba:
'- ¡Corre! ¡Se descubrió todo!
'- “Ya sé”- le contesté. Pero no me pudo oír. Un estruendo de motores llenaba todas las autopistas que dan hacia los muelles y el aeropuerto. Muchedumbres frenéticas se disputaban a tiros y maletinazos las plazas en los aeroplanos. Políticos e industriales intentaban despegar sus aparatos privados en medio de marejadas de Directores Generales y activistas que les imploraban cumplir con el compañerismo. Los rechazados hacían llamadas frenéticas por teléfonos públicos, que aumentaban la incontenible oleada humana que corría hacia costas y fronteras, al grito de : ¡Se descubrió todo! ¡Sálvese quien pueda!
Yo había planeado lograr el primer país sin gobierno, y ahora estaba a punto de quedarme con el primer país sin población del mundo.
'
A eso de la medianoche hice la primera llamada al azar. Me contestó una voz masculina:
'- Aló. ¿Quién habla?
'- ¡Corre! ¡Se descubrió todo!
'- ¿Qué? ¿Cómo?
'- Estamos perdidos. Se sabe todo.
'- Pero, ¿quién habla?
'- Tú sabes que no te puedo decir nada. Los teléfonos están controlados.
'- ¿Qué pasó? ¿Quién falló?
'- Él.
'- ¿Quién él?
'- Quién va a ser. El más importante.
Se oyó un quejid. Corté. volví a discar al azar. Me contestó una voz femenina:
'- Aló.
'- Todo está descubierto.
'- ¿Qué? ¿Quién habla?
'- Te hablo de parte de él. ¡Corre!
'- Pero, ¿quién descubrió la cosa?
'- El otro. Acaba de salir para allá.
El auricular me transmitió un ruido de muebles tropezados, de jarrones que caían. Colgué. Volví a discar al azar. Esta vez, antes de que pudiera hablar, me rechazó una voz femenina:
'- El señor Ministro no está.
'- Localícelo. Es urgente. Dígale que todo está descubierto.
'- ¿Cómo? ¿Quién es?
Antes de colgar, tuve un rasgo de genio:
'- Dígale que avise a los demás.
Cuando bajaba la bocina, escuché que el Ministro gritaba por ella, pero fui impecable y corté.
Volví a discar, y repetí lo mismo:
'- ¡Corre! ¡Nos descubrieron!
La voz que contestó tenía una pretendida seguridad:
'- Y a mí qué me importa. Todo el mundo sabe que aquí robamos descaradamente pasándole al público facturas por las llamadas telefónicas que nadie hizo. Nos reímos de que el país sepa lo que somos. ¡Ja! ¡Ja!
Antes de que siguiera, lo aplasté:
'- Sí, pero él sabe que no le estás dando su parte completa.
Tras el auricular, escuché un silbido como el de un neumático que se desinfla. Una voz gimoteante me preguntó:
'- ¿Quién dijo?
'- ¡Llámalo y pregúntale!
Colgué. Desde ese momento, noté las líneas ocupadas. Las frecuentes ligas me dejaban oír voces trémulas que comentaban sobre paquetes descubiertos, cuentas bancarias y pasajes para el exterior. Hice otra llamada. Al final de ella escuché un disparo y la caída de un cuerpo. Colgué, para facilitar que el primero en descubrir el cuerpo le pudiera telefonear la noticia a los cómplices. Hice diez llamadas mas. La última fue la más dramática:
'- Huye. Nos descubrieron.
'- Ya me avisaron. ¿Y qué puedo hacer?
'- Correr en vez de estar como unos pendejos hablando por teléfono.
Colgué. Iba a llamar de nuevo, pero el aparato sonó primero. Descolgué y escuché la voz de un amigo que, desesperado, me avisaba:
'- ¡Corre! ¡Se descubrió todo!
'- “Ya sé”- le contesté. Pero no me pudo oír. Un estruendo de motores llenaba todas las autopistas que dan hacia los muelles y el aeropuerto. Muchedumbres frenéticas se disputaban a tiros y maletinazos las plazas en los aeroplanos. Políticos e industriales intentaban despegar sus aparatos privados en medio de marejadas de Directores Generales y activistas que les imploraban cumplir con el compañerismo. Los rechazados hacían llamadas frenéticas por teléfonos públicos, que aumentaban la incontenible oleada humana que corría hacia costas y fronteras, al grito de : ¡Se descubrió todo! ¡Sálvese quien pueda!
Yo había planeado lograr el primer país sin gobierno, y ahora estaba a punto de quedarme con el primer país sin población del mundo.
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¿EXISTE UNA LITERATURA LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA?
Luis Britto García
¿EXISTE UNA LITERATURA LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA?
1
Una literatura, como una persona, se define por los retos que asume. El desafío de un ser es existir. Contra lo que es hoy América Latina y el Caribe lanzaron las potencias invasoras edicto de inexistencia. El pensamiento teocrático decretó que indígenas y africanos esclavizados no tenían almas; luego, que carecían del derecho de crear representaciones propias del mundo. Durante la Colonia nos estuvieron explícitamente prohibidas la invención de religiones y de ficciones. El positivismo perpetuó el interdicto asignándonos el papel de mimesis de Europa. Gendarmes Necesarios y Manos Invisibles del Mercado debían erradicar toda de originalidad. El problema de la existencia de una literatura de América Latina y del Caribe no es distinto del de su Independencia. Nuestras letras son nuestra ontología.
2
Aristóteles postuló que las definiciones se construyen por género próximo y por diferencia específica. Nos vinculan con la literatura ibérica el predominio de dos lenguas romances y el trasfondo cultural de la catolicidad. Nos separan de ella los temas y el lenguaje en el cual los tratamos. Nuestra independencia literaria empieza con las obras que versan sobre las desmesuradas extensiones y los inagotables seres de América. Adscribo a ellas las de los cronistas que consignaron maravilladas relaciones sobre ambos, y que nunca dedicaron obras semejantes a la topografía ni la sociedad ibéricas. La ocupación de un ámbito es el primer paso de un ser. Su registro, la instauración de una conciencia. El Inca Garcilaso conquista a sus conquistadores un código para inaugurar un lenguaje y un mundo. Es el cosmos definido por ámbitos y temáticas vírgenes: la llanura, la selva, la cordillera, lo indígena, lo africano, lo mestizo: lo nuevo.
3
Pero un tema no constituye una literatura si no está narrado en un lenguaje propio. Ya para la Independencia la evolución del castellano de América justificó la Gramática para uso de americanos, de Andrés Bello y los trabajos de Rufino Cuervo. Lo mismo sucedía con el portugués de Brasil. En el IV Congreso Internacional de la Lengua Española en Medellín y Barranquilla, la Academia Española abandonó todo intento de rectoría sobre el castellano de América, que desde hace medio milenio evoluciona incorporando vocablos, construcciones gramaticales y entonaciones de millares de lenguas indígenas y africanas, y asimilando vorazmente las osadías de las vanguardias y los neologismos de la contemporaneidad. A Mundo Nuevo, lengua nueva: el castellano de América es el principal motor que salva al peninsular de la momificación académica y el estancamiento casticista. A lengua nueva, nueva literatura.
4
Aparte del veto de existir, que todavía mantienen algunos, la literatura latinoamericana y caribeña enfrentó interdictos no menos serios: ante todo, el de la misma seriedad. A pesar de que nuestra novelística arranca con la picaresca de El Periquillo Sarniento, durante centurias nuestra escritura fue pomposamente solemne, desdeñó el costumbrismo y el humorismo como géneros menores e ignoró concienzudamente obras maestras como La novela de la eterna, de Macedonio Fernández, que descubrieron el continente de la sonrisa. El interdicto católico y luego el positivista prohibieron lo fantástico. Un realismo sin magia opacó nuestras epopeyas hasta que Horacio Quiroga y Borges y García Márquez circunnavegaron el orbe de lo imaginario.
5
El veto por excelencia contra el adolescente que estrena capacidad de generar proscribe la sexualidad. El romanticismo estereotipó novias castas y tuberculosas como la María de Jorge Isaacs, con amores puros y preferiblemente imposibles. La sexualidad era pecado que rebajaba en la escala social, o violencia que extendía el reprobable mestizaje, como en Doña Bárbara y Pobre Negro de Gallegos. La policía y la crítica literaria erradicaron el deleite de la página impresa y a través de ella de la imaginación. La erótica asomó tímidamente en las novelas sobre el mestizaje, como Cumboto, de Ramón Díaz Sánchez. Sólo a partir del Boom se imprimieron fantasías tan desenfadadamente carnales como Paradiso de Lezama Lima, Cobra de Severo Sarduy o La esposa del doctor Thorne, de Denzil Romero. Tras ellas irrumpió la voz femenina, antes sólo insinuada por pioneras como Sor Juana Inés de la Cruz, Silvina Bullrich o Teresa de la Parra, luego vuelta torrente con Helena Poniatovska, Laura Antillano, Diamela Eltich. El único veto que subsiste es el del futuro. La literatura de anticipación o de ficción científica es en nuestras letras poco menos que herejía. Quizá la reivindiquemos al conquistar nuestro derecho al porvenir.
6
Vencer vetos es intentar osadías. Las de nuestras letras las diferencian en forma flagrante de las europeas. Nombrar a América es ya una temeridad. Tras ella viene el casi constante compromiso con causas políticas o sociales, que Stendhal vituperó como la piedra de molino que se ata al cuello de la literatura. Luego, el de exacerbar tendencias metropolitanas hasta la irreconocibilidad, como en el barroco y el romanticismo americanos; el de invenciones como el Modernismo, que parten de América para restaurar el Viejo Mundo, la del realismo mágico y lo real maravilloso y la explosión de técnicas que acompañó y siguió al llamado Boom.
7
Pero quizá la mayor osadía de nuestras letras sea prefigurar el colosal cuerpo político que ha de instituirse dentro de las fronteras de nuestro imaginario. La obra maestra constituye a la lengua, y la lengua constituye la nación. La literatura es la primera voz de un ser colectivo a punto de nacer. Nos corresponde crear con ella el primer y más indestructible vínculo de la nación latinoamericana y caribeña, mediante obras que toda la región considere suyas no obstante su especificidad y precisamente por su especificidad. En el principio era el Verbo, y con él no hay final.
LUIS BRITTO GARCÍA
¿EXISTE UNA LITERATURA LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA?
1
Una literatura, como una persona, se define por los retos que asume. El desafío de un ser es existir. Contra lo que es hoy América Latina y el Caribe lanzaron las potencias invasoras edicto de inexistencia. El pensamiento teocrático decretó que indígenas y africanos esclavizados no tenían almas; luego, que carecían del derecho de crear representaciones propias del mundo. Durante la Colonia nos estuvieron explícitamente prohibidas la invención de religiones y de ficciones. El positivismo perpetuó el interdicto asignándonos el papel de mimesis de Europa. Gendarmes Necesarios y Manos Invisibles del Mercado debían erradicar toda de originalidad. El problema de la existencia de una literatura de América Latina y del Caribe no es distinto del de su Independencia. Nuestras letras son nuestra ontología.
2
Aristóteles postuló que las definiciones se construyen por género próximo y por diferencia específica. Nos vinculan con la literatura ibérica el predominio de dos lenguas romances y el trasfondo cultural de la catolicidad. Nos separan de ella los temas y el lenguaje en el cual los tratamos. Nuestra independencia literaria empieza con las obras que versan sobre las desmesuradas extensiones y los inagotables seres de América. Adscribo a ellas las de los cronistas que consignaron maravilladas relaciones sobre ambos, y que nunca dedicaron obras semejantes a la topografía ni la sociedad ibéricas. La ocupación de un ámbito es el primer paso de un ser. Su registro, la instauración de una conciencia. El Inca Garcilaso conquista a sus conquistadores un código para inaugurar un lenguaje y un mundo. Es el cosmos definido por ámbitos y temáticas vírgenes: la llanura, la selva, la cordillera, lo indígena, lo africano, lo mestizo: lo nuevo.
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Pero un tema no constituye una literatura si no está narrado en un lenguaje propio. Ya para la Independencia la evolución del castellano de América justificó la Gramática para uso de americanos, de Andrés Bello y los trabajos de Rufino Cuervo. Lo mismo sucedía con el portugués de Brasil. En el IV Congreso Internacional de la Lengua Española en Medellín y Barranquilla, la Academia Española abandonó todo intento de rectoría sobre el castellano de América, que desde hace medio milenio evoluciona incorporando vocablos, construcciones gramaticales y entonaciones de millares de lenguas indígenas y africanas, y asimilando vorazmente las osadías de las vanguardias y los neologismos de la contemporaneidad. A Mundo Nuevo, lengua nueva: el castellano de América es el principal motor que salva al peninsular de la momificación académica y el estancamiento casticista. A lengua nueva, nueva literatura.
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Aparte del veto de existir, que todavía mantienen algunos, la literatura latinoamericana y caribeña enfrentó interdictos no menos serios: ante todo, el de la misma seriedad. A pesar de que nuestra novelística arranca con la picaresca de El Periquillo Sarniento, durante centurias nuestra escritura fue pomposamente solemne, desdeñó el costumbrismo y el humorismo como géneros menores e ignoró concienzudamente obras maestras como La novela de la eterna, de Macedonio Fernández, que descubrieron el continente de la sonrisa. El interdicto católico y luego el positivista prohibieron lo fantástico. Un realismo sin magia opacó nuestras epopeyas hasta que Horacio Quiroga y Borges y García Márquez circunnavegaron el orbe de lo imaginario.
5
El veto por excelencia contra el adolescente que estrena capacidad de generar proscribe la sexualidad. El romanticismo estereotipó novias castas y tuberculosas como la María de Jorge Isaacs, con amores puros y preferiblemente imposibles. La sexualidad era pecado que rebajaba en la escala social, o violencia que extendía el reprobable mestizaje, como en Doña Bárbara y Pobre Negro de Gallegos. La policía y la crítica literaria erradicaron el deleite de la página impresa y a través de ella de la imaginación. La erótica asomó tímidamente en las novelas sobre el mestizaje, como Cumboto, de Ramón Díaz Sánchez. Sólo a partir del Boom se imprimieron fantasías tan desenfadadamente carnales como Paradiso de Lezama Lima, Cobra de Severo Sarduy o La esposa del doctor Thorne, de Denzil Romero. Tras ellas irrumpió la voz femenina, antes sólo insinuada por pioneras como Sor Juana Inés de la Cruz, Silvina Bullrich o Teresa de la Parra, luego vuelta torrente con Helena Poniatovska, Laura Antillano, Diamela Eltich. El único veto que subsiste es el del futuro. La literatura de anticipación o de ficción científica es en nuestras letras poco menos que herejía. Quizá la reivindiquemos al conquistar nuestro derecho al porvenir.
6
Vencer vetos es intentar osadías. Las de nuestras letras las diferencian en forma flagrante de las europeas. Nombrar a América es ya una temeridad. Tras ella viene el casi constante compromiso con causas políticas o sociales, que Stendhal vituperó como la piedra de molino que se ata al cuello de la literatura. Luego, el de exacerbar tendencias metropolitanas hasta la irreconocibilidad, como en el barroco y el romanticismo americanos; el de invenciones como el Modernismo, que parten de América para restaurar el Viejo Mundo, la del realismo mágico y lo real maravilloso y la explosión de técnicas que acompañó y siguió al llamado Boom.
7
Pero quizá la mayor osadía de nuestras letras sea prefigurar el colosal cuerpo político que ha de instituirse dentro de las fronteras de nuestro imaginario. La obra maestra constituye a la lengua, y la lengua constituye la nación. La literatura es la primera voz de un ser colectivo a punto de nacer. Nos corresponde crear con ella el primer y más indestructible vínculo de la nación latinoamericana y caribeña, mediante obras que toda la región considere suyas no obstante su especificidad y precisamente por su especificidad. En el principio era el Verbo, y con él no hay final.
LUIS BRITTO GARCÍA
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