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¿Qué hacer contra la corrupción? ¿Cambiar las leyes? ¿Cambiar la
cultura? Ante todo, hacer. De nada sirven leyes que no se aplican o valores que
no se imponen. Nuestro Código Penal tipifica una impresionante batería de
delitos contra la cosa pública ¿Qué tal si comenzamos por aplicarlo?
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A grandes males, grandes remedios. Si la corrupción desborda los
mecanismos institucionales, es imperativo fortalecerlos. Desde la mitad del
siglo pasado, todos los presidentes venezolanos han tenido Poderes Extraordinarios.
De acuerdo con el numeral 8 del artículo 236 de la Constitución , una Ley Habilitante debería conferir al
Presidente electo poderes para legislar por decreto, entre otras materias, en
la de la corrupción. Vergüenza para quien se oponga.
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Un mal
que abarca todos los poderes del Estado
debe ser combatido por todos ellos. El Poder Legislativo debería dictar una
drástica Ley Anticorrupción. Asimismo, debería
ampliar facultades y competencias contra
la corrupción mediante reformas puntuales en la
Ley Orgánica de la Hacienda Pública
Nacional, la Ley Orgánica de la Contraloría General
de la República ,
la Ley de la Administración
Pública , la Ley Orgánica de la Administración
Pública Descentralizada, la Ley Orgánica de la Fiscalía General
de la República ,
la Ley Orgánica
de la Procuraduría General
de la República
y el Código Penal, entre otras.
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Siembra trámites, cosecharás
corrupción. La ocasión hace al ladrón, y el trámite al gestor. No basta con una
cosecha de leyes nuevas: se requiere una poda de requisitos y procedimientos
inútiles. Ley de Simplificación de Trámites Administrativos en mano, el Poder Ejecutivo debe emprender el estudio
del conjunto de trámites exigidos para que cada ciudadano pueda gozar de sus
derechos, con vistas a su agilización, eliminación de los innecesarios o
redundantes. Se debe lograr la informatización real y funcional de la
administración. Nada de informática reposera, de páginas web que nunca abren o
se van a dormir la siesta. Mucho menos informática peatonal, que obliga al
infeliz ciudadano a empezar el trámite en computadora para concluir llevando
una planilla a pie. No estaría de más que una oficina siguiera el irresistible
crecimiento de algunas fortunas vernáculas, y llevara un estudio actualizado del movimiento de
capitales desde los países vecinos y su posible legitimación en nuestro país.
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El Poder Judicial debe
sentenciar implacablemente, aplicar los poderes de la judicatura para vigilar
el correcto funcionamiento de jueces y tribunales, y sugerir al Legislativo las
reformas legales necesarias, sobre todo en las medidas cautelares, recurso
favorito del corrupto y del delincuente financiero para obtener un juicio en
libertad que se traduce en fuga permisada.
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La corrupción en Venezuela tiene raíces históricas.
Quizá un modo de producción no sea más que un modo de corrupción estabilizado. La Conquista fue una colosal
operación de saqueo, que apropió por la
fuerza los bienes y el trabajo comunes para beneficio de una minoría ínfima. En la sociedad colonial
de castas los cargos se vendían, y su estratificación discriminatoria se
prolongó durante la
República , dejando como principal recurso de ascenso social la riqueza
rápida. La República Oligárquica
y otros sistemas mantuvieron esa desigual distribución de la riqueza proveniente
del latrocinio. Con la irrupción de la economía petrolera y minera, los bienes
e ingresos públicos superan a la economía privada, y surge una hornada de
nuevos ricos y nuevos corruptos del tráfico de concesiones y del ordeño del Estado.
No se han creado sistemas institucionales jurídicos y contables eficaces para
obligar a un manejo pulcro de la cosa pública, e incluso cuando los hay no se
aplican, por lo cual algún político señaló que en Venezuela no había motivos
para no robar. En fin, así como no hay una sanción jurídica, tampoco la hay
social. La única sanción es la colectiva, que termina desplomando el cadáver
insepulto en el basurero de la
Historia , donde se derrumbó la Cuarta República y esperemos
que no concluya la esperanza.
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Terminamos así por donde
debimos empezar. El poder más importante es el social. La corrupción declinará
cuando sea execrada y no celebrada. Las organizaciones populares deben aplicar
la contraloría social, la vigilancia del cumplimiento de sus tareas por la
administración y la denuncia de las fallas de ésta. El sistema educativo debe
consolidar los valores de la solidaridad, la cooperación y el desinterés en
lugar del saqueo. Los medios deben combatir la cultura del latrocinio y de la
riqueza a toda costa. De nada valen todas las prédicas educativas ante una
narconovela o una manifestación para glorificar corruptos atrapados in
fraganti. La corrupción empieza en el
espíritu. Un escalofrío nos sacude cada vez que vemos transar principios,
mercadear valores o a revolucionarios venderle el alma a oportunistas.
BAJE LOS LIBROS
DE LUIS BRITTO EN INTERNET:
Rajatabla: www.monteavila.gob.ve
Dictadura Mediática en
Venezuela: www.minci.gob.ve
La invasión paramilitar:
Operación Daktari: www.minci.gob.ve
Socialismo
del Tercer Milenio: http://www.monteavila.gob.ve/mae/pdf/socialismo-tercer-milenio.pdf
El Imperio Contracultural: del Rock a la Postmodernidad :