domingo, 23 de noviembre de 2008

MIRADAS SOBRE EL DOCUMENTAL VENEZOLANO



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No hay cine que encuentre más dificultades para su realización y exhibición que el documental. Y sin embargo, el cine venezolano nace con dos documentales, “Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo” y “Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa”. Manuel y Guillermo Trujillo Durán los realizan con el vitascopio de Edison y los exhiben en el teatro Baralt de Maracaibo el 23 de enero de 1897, apenas trece meses después de la proyección de sus primeras obras por los hermanos Lumiére.
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El documento es ante todo un instrumento de poder. Muchos años después, en 1811, Félix Galavis, inspector del ejército, contrata al estadounidense Henry Zimmermann para filmar los actos oficiales. Junto con las fotografías de “Torito” Martínez, las “revistas” de Zimmermann dejan un testimonio unilateral que asimila realidad con oficialismo, dictadura con venezolanidad, y que servirá de fuente para Juan Vicente Gómez y su época (1975) de Manuel de Pedro.
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Las duras condiciones del país que los noticieros omiten pueden acceder a la pantalla transfigurados en estética. Es la propuesta de Margot Benacerraf con Reverón (1952), sobre el áspero mundo personal del pintor ermitaño, y con Araya (1958), una obra maestra de fotografía y ritmos visuales deslumbrantes sobre los trabajadores de las salinas, que mereció en 1955 la Palma de Oro del Festival de Cannes.
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La naturaleza de los llanos, casi despoblada y aparentemente exenta de conflictos sociales, puede maravillar con su flora y su fauna al público citadino. Es la propuesta de Séptimo paralelo (1962), largometraje de Elia Marcelli que despliega un colorido registro ecológico de las llanuras, y condesciende a ocuparse de lo social sólo para presentar de manera política y documentalmente incorrecta una matanza de indígenas, actuada y tratada, no como abominable genocidio, sino como divertimento western.
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A pesar de su cierre infeliz, Séptimo paralelo es precursora remota de testimonios muy posteriores sobre los habitantes de los llanos, región que se confunde con la mitología nacional. Luis Armando Roche acompaña en El indio Figueredo (1972) la poética del espontáneo arpista y trovador de la llanura. Joaquín Cortés en El domador (1978) nos ofrece un trabajo limpio, apasionante, dinámico, que no requiere ni una palabra de narración, sobre la austera vida de un domador de caballos. A pesar del esplendoroso paisaje y la magnífica fotografía de ambos documentos, los personajes, el uno cantante y el otro silencioso, son ya los verdaderos protagonistas.
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En 1958 el pueblo derriba la dictadura militar y la sustituye por una socialdemocracia que ante la protesta popular pronto se vuelve represiva, generando una lucha armada que dura más de una década. Con ella insurge un nuevo documental comprometido, de crítica tan violenta como las desigualdades sociales y las represiones que describe y que, en palabras de Oswaldo Capriles Arias, pasa “de la denuncia a la acusación” (Capriles Arias, Oswaldo: Reflexiones sobre cine, Fundación Cinemateca Nacional, Caracas 1997, p. 109). Entre quienes asumen tal reto están el pionero Jesús Enrique Guédez, con La ciudad que nos ve (1965), sobre los barrios marginales y Los niños callan (1973)sobre la infancia desamparada; así como Carlos Rebolledo, con Pozo muerto (1967) y Venezuela tres tiempos, fragmentos del antidesarrollo (1973) densos alegatos contra la economía de la dependencia; Jorge Solé, que con TV Venezuela (1969), descubre la alienación mercantilista de los medios; y Ugo Ulive con Basta (1969), cuyo cruel montaje intercala tomas de una autopsia con el deambular de un alienado mental y duras realidades sociales. Franca Donda y Josefina Jordán asumen el punto de vista feminista con María de la Cruz una mujer venezolana (1974) y Alfredo Anzola, con La desesperación toma el poder (1969) reseña un episodio de la insurgencia estudiantil. Son filmes directos, cuya principal fuerza estética reside en la veracidad y la crudeza de medios.
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A pesar de un mestizaje que abarca más del 80% de la población, en Venezuela casi un 5% de los habitantes son indígenas que conservan sus costumbres originarias y que en sus refugios selváticos sufren todavía la agresión del civilizado. Carlos Azpurua trabaja el documental etnográfico con Yo hablo a Caracas (1978), breve alocución de un cacique indígena filmada justamente en un parque de la capital; Caño Mánamo (1983), firme alegato contra la destrucción de parte del delta del Orinoco por un dique que facilita el paso de grandes cargueros, y sobre todo Amazonas el negocio de este mundo (1986), contra la penetración cultural e imperial de los indígenas por el Instituto Lingüístico de Verano. Otros testimonios dejan de lado el catastrófico choque con la civilización para ahondar vivencialmente en la cotidianidad del aborigen, como los de Manuel de Pedro El extranjero que danza (1977) sobre el intercambio entre el grupo danés Odin Teatret e indígenas yanomami, y sobre todo Iniciación de un chamán (1980) donde la inmersión en las prácticas y la cosmovisión aborigen es total e incontaminada, orientación que siguen El cartero wayuu (2006) de Alejandra Fonseca y Triángulo Pemón (2007) de Juan Pablo González.
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Después de tres décadas de alternación de dos partidos igualmente represivos, la socialdemocracia recibe una estremecedora respuesta popular el 27 de febrero de 1989, cuando los venezolanos protagonizan el primer motín de escala nacional contra un paquete del Fondo Monetario Internacional. Infinidad de testimonios audiovisuales y juicios críticos son ensamblados por Lilian Blaser en El caracazo (2006) sobrecogedora memoria de una masacre de casi una semana contra un pueblo indefenso.
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Desde 1998 triunfa consecutivamente en las elecciones el movimiento bolivariano. Los medios privados, casi unánimemente opositores, lo representan con montajes y falsificaciones que culminan en la ejecución de un golpe de Estado mediático y la instauración de una efímera dictadura virtual. El documental desmonta las tramas del terrorismo mediático con La Revolución no será transmitida, (2003), de Donacha O´Brian y Kim Bartley, de la Radio Telefís Éireann, reportaje que recoge dramáticas imágenes del interior del Palacio sitiado y de las masas inermes que acuden a defender a su mandatario electo. Una verdadera obra maestra culmina Ángel Palacios con Puente Llaguno: claves de una masacre (2003); que desmonta analíticamente, segundo tras segundo, imagen tras imagen, el parapeto fraguado por los medios para presentar a los agresores como víctimas y legitimar la dictadura patronal, y enseña a leer entre las fisuras del discurso de los monopolios de la información.
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Desde entonces hay un salto cualitativo y cuantitativo que se manifiesta en la producción de documentales como Víctimas de la democracia (2004) de Ricardo Relayze, A los Pies de Canaima (2006) de Ana Cristina Henríquez, Maria Lionza, Aliento de Orquídeas (2006) de Jhon Petrizzelli, Tocar y luchar (2006) de Alberto Arvelo, sobre el Sistema nacional de Orquestas Juveniles, y muchísimos más. VIVE TV se dedica fundamentalmente a la difusión de documentales. A través de ellos, Venezuela ha pasado de ser una sociedad acostumbrada a no mirarse o a verse con los ojos de otros, a examinarse con su propia mirada.

CHÁVEZ/OBAMA: AGENDA PARA UNA CONVERSA


A diferencia del recalcitrante MCain, Barack Obama admitió que podría hablar con Chávez. Apuntamos temas para una conversación no sólo posible, sino urgente.

Díme con quien andas
Obama es un sonriente rostro nuevo acompañado de intranquilizantes caras viejas. Entre sus asesores están Zbigniew Brzezinski, ideólogo de las doctrinas de hegemonía estadounidense, y Colin Powell, ejecutor de ellas. Su vicepresidente electo es Joseph Biden, miembro de la derecha que controla la Reserva Federal, el complejo industrial-militar y Wall Street. Su jefe de gabinete es el guerrerista nacionalizado israelí Rahm Emmanuel; forman parte de su tren especuladores como Timothy Geithner, anterior directivo del FMI y presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York; Jaime Dimon, presidente del Banco de Inversión J.P. Morgan; George Soros y Warren Buffet y Lawrence Summers, Secretario del Tesoro de Clinton y ex presidente del Banco Mundial. Su consejero para el Medio Oriente es Dennis B. Ross, quien ejerció iguales funciones para Bush y Clinton. A ello se une la anunciada designación como Secretaria de Estado de Hillary Clinton, a quien James Petras llama “un Bush con faldas”, y que durante su campaña amenazó: "Quiero que los iraníes sepan que si asumo el cargo de presidenta, asestaremos un golpe contra Irán. Si ellos (los iraníes) pueden hacer tonterías y pensar en un ataque a Israel, en los próximos diez años estaremos en condiciones de destruirles por completo". El problema no es tanto con quién anda Obama, sino dónde lo llevan.

Demócratas en el poder
No olvidemos que legisladores demócratas aprobaron la mayoría de las leyes neoliberales propuestas por los republicanos. Que fueron demócratas Kennedy, quien invadió Playa Girón, forzó la crisis de los cohetes e inició la guerra de Vietnam; Johnson, quien invadió República Dominicana, Carter, quien intervino en Irán. Que el demócrata Clinton secesionó Kosovo y Yugoeslavia, inició los bombardeos contra Irad, ocupó Haití e inició el plan Colombia; que el senador demócrata Obama terminó por no oponerse a las invasiones de Afganistán e Iraq y no ha prometido explícitamente acabar con ellas, que apoyó los escandalosos auxilios financieros para salvar a los banqueros fraudulentos a costa del contribuyente. Que, según nos recuerda Ralph Nader, “hizo campaña durante dos años, no prometió nada a los negros, nada a los latinos, nada a los grupos de mujeres, nada a los sindicatos”. Que de acuerdo con la página www.opensecrets.org hasta mayo de 2008, habría recibido: 265.439.277 dólares en contribuciones de bancos como Citigroup, Goldman Sachs y Morgan Chase, que cobran primero y conversan después.


Doctrina de seguridad y defensa de USA
Como candidato, Obama defendió la pena de muerte. Como Presidente, Obama está ligado por la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, formulada en 2002 por George W. Bush, mediante la cual dicho país se atribuye el derecho de aplicar la pena de muerte contra cualquier país por el cual se sienta amenazado, declarándole unilateralmente guerras “preventivas”, con o sin asentimiento del sistema internacional. Sobre Irán, Obama declaró:“Si tenemos noticias de Inteligencia operativa acerca de objetivos terroristas de alto valor y el presidente Musharraf no actúa, nosotros lo haremos”. Por si lo anterior no fuera claro, añadió sobre Irán que “No dejaremos ninguna opción fuera de la mesa, incluida la acción militar”. Lo dicho vale para los demás países. Al resto del mundo le urge una derogación de dicha doctrina, con o sin asentimiento de Estados Unidos.

El complejo militar industrial
Obama está ligado por la Estrategia de Seguridad Nacional porque la economía de Estados Unidos depende de su complejo militar industrial, que lo constituye en el primer productor y vendedor de armas del mundo, y que para 2007 consume un monto de 623.000.000.000 dólares anuales, superior al gasto militar del resto del planeta. Tema para hablar largo y tendido, que tiene al mundo tendido bajo amenaza de aniquilación.

Guerras por hidrocarburos
Un aparato de tal magnitud sólo se puede justificar usándolo. Estados Unidos ha lanzado guerras con el abierto propósito de apoderarse de los hidrocarburos de los países atacados o de usar sus territorios para oleoductos o gasoductos. Por elló invadió Afganistán, Iraq y Osetia. Conversemos sobre la descontinuación de esta política, pero preparémonos para lo inevitable.

Plan Colombia
Estados Unidos lleva a cabo una intervención de talla colosal en la Hermana República. Mediante los planes Colombia, Patriota y Victoria, ha constituido un cinturón de bases, entre las cuales las más poderosas son las de Larandia y Tres Esquinas, y determinado que el país vecino mantenga cerca de medio millón de personas dedicadas a tareas de Defensa e invierta en ello unos 22.000 millones de dólares anuales, desplazando millones de sus campesinos, y millones de emigrantes hacia los países fronterizos. No estaría de más una tertulia entre las partes afectadas, que son más de las que parecen.

IV Flota
Desde mediados de 2008 la prepotente IV Flota pasea por el Atlántico y el Caribe, donde Estados Unidos mantiene las injustificables bases de Guantánamo, Curazao y Bonaire. Intimidación gratuita o brazo estratégico alargado hacia las reservas de hidrocarburos de Venezuela y las recientemente descubiertas por Brasil en su plataforma continental, la IV Flota es retoño de la diplomacia de las cañoneras, sobre la cual habría que dialogar pero también prepararse.

Bloqueo de compra de armamentos
La primera precaución del atacante es evitar que el posible atacado pueda defenderse. Estados Unidos y países bajo su influencia aplican contra Venezuela un bloqueo para impedirle comprar armas o repuestos que incorporen tecnología estadounidense. Así han quedado inutilizados parte de nuestras defensas. Charlemos, pero diversifiquemos proveedores.

Intercambios comerciales
Estados Unidos no sólo promueve este inquietante escenario estratégico, asimismo es el principal socio comercial de Venezuela; en él compramos 38,5% de nuestras importaciones, a él van el 60% de nuestras exportaciones de hidrocarburos, vitales para el coloso del Norte. Según decía Martí, el país que vende a uno solo es esclavo de él. Platiquemos, pero diversifiquemos nuestros mercados.

La Drug Enforcement Agency
Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas del mundo; en 2004 sus ciudadanos gastan en ellas 322.000 millones de dólares; y sin embargo pretende certificar o descertificar al resto del mundo y mantener en él una Drug Enforcement Agency que no sabe controlar el narcotráfico dentro de sus fronteras. Procede una cotorra diplomática, pero manteniendo la expulsión de la DEA y buscando otros mecanismos internacionales de control de drogas ilegales.

Agentes de potencias extranjeras
El Departamento de Estado transfiere dinero a la National Endowment for Democracy y otros organismos, los cuales a su vez lo entrega a personas y Organizacones No Gubernamentales para que desestabilicen países extranjeros. Sobre ellas procede charlar, pero mejor ilegalizarlas.

Tratados contra la doble tributación
El dinero que utiliza Estados Unidos para desestabilizarnos sale de los impuestos que le exoneramos de pagar a empresas y personas estadounidenses por sus ganancias en Venezuela, y que en cambio le cancelan al Tesoro estadounidense. Gracias al infame “Tratado contra la Doble Tributación”, les exoneramos TODOS los impuestos que deben por ganancias obtenidas en el país, o les fijamos tasas tributarias inferiores. Conferenciemos, pero interrumpamos una entrega hacia las empresas imperiales que nos explotan, que nos hará difícil sobrevivir a la crisis.

Migraciones
Estados Unidos mantiene barreras contra la inmigración. Defendamos a los emigrantes, pero ante todo garanticémosles patrias dignas de las cuales no tengan que emigrar.

Hablando se entiende la gente. O por lo menos entiende que no se entiende.