1
La muerte es nuestra herencia. Lo único que nos hermana es la despedida. Al irnos dejamos cenizas y quizá algunas obras.
2
Desde la eternidad no hay actos. La obra sobrevive por el consenso
que suscita. Nuestra carne se extingue, el pensamiento sobrevive.
3
En vano intentaron sofocar el ideario de la izquierda insurrecta del
pasado siglo por vías de exterminio o claudicación. Hugo Rafael Chávez Frías lo
resucita en la centuria que amanece; a
él lo salva el pueblo de acechanzas cada
vez más feroces.
4
El primer rescate arranca el 4 de febrero de 1992. Un grupo de jóvenes
oficiales indignados por la masacre del 27 de febrero de 1989 fracasa en una
rebelión militar. El desconocido teniente coronel que la encabeza admite su
responsabilidad y es sepultado en las fauces de una prisión militar, quizá por
décadas. El pueblo lo visita en ininterrumpida peregrinación, rodea el cuartel San
Carlos y convierte la derrota estratégica en aclamación política. Cuando el presidente
Rafael Caldera traslada al incómodo recluso a Yare, el pueblo se indigna al
punto de que se teme una nueva insurrección popular, y el padre Arturo Sosa
media para conjurarla. Entiende Caldera que no conviene un preso con más
respaldo popular que el Presidente, y a través del indulto Hugo Chávez Frías es
rescatado por primera vez por su pueblo desarmado de la muerte de una prisión
militar interminable.
5
La derrota no tiene amigos. Sale a la calle un ex oficial sin carrera y
sin medios, a quien un espionaje minucioso impide ni siquiera soñar en una
rebelión. Apenas se le acercan los izquierdistas que antes que él han gustado
el sabor de la cárcel y la inminencia de la muerte, el pueblo que lo convence
de probar la vía electoral cuando la automatización del sufragio abre por
primera vez la perspectiva de unos comicios veraces. Y una avalancha de votos
rescata a Hugo Rafael de la muerte por
olvido.
6
El poder atrae oportunistas. A su alrededor pululan aquellos a quienes
Manuel Vicente Romerogarcía llamó
Nulidades Engreídas y Mediocridades
Consagradas. Toda lealtad tarifada es sospechosa. Al joven Presidente lo
asaltan hordas de figurones del
populismo que se travisten de bolivarianos para entrar en la comparsa del
privilegio, jaurías de oligarcas dispuestos a manejarlo. Cuando no
los obedece, le asestan un golpe de Estado, lo secuestran, lo envían prisionero
a la capilla ardiente de La
Orchila. Una nueva marejada popular, esta vez unida con el ejército patriota,
rescata a Hugo Rafael de su tercera muerte anunciada y lo devuelve a Miraflores.
7
Sólo ante la muerte comprendemos el valor del instante. Quince veces se
juega el todo por el todo Hugo Rafael en la arena del consenso, catorce veces
lo rescata el pueblo confiriéndole poderes para lo indispensable. Como si
tuviera los segundos contados, en poco más de una década acomete tareas
pendientes desde eternidades: rescate de los recursos naturales y de las
industrias que los explotan, derrota del analfabetismo y de la exclusión
educativa, extensión de servicios sociales
a las grandes mayorías, drástica
reducción de la pobreza, contundente disminución
de la desigualdad, creación de medios de servicio público, alternativos y
comunitarios, recuperación de industrias estratégicas, integración latinoamericana
y caribeña, mediación a favor de la paz; orientación hacia el socialismo,
creación de comunas y organizaciones
sociales, rescate de la identidad, tradición y orgullo de los venezolanos, expulsión
de la misión militar estadounidense, inconmovible unión de pueblo y ejército,
constante consulta y aceptación de la voluntad popular; veto de leyes que privatizaban las aguas y
secesionaban la Nación ,
derrota del ALCA, aurora del ALBA, rescate de la soberanía vulnerada por Cortes y
Tribunales foráneos, instauración de una
diplomacia multipolar. Parecería haber más tareas que instantes de vida: todas
las asume hasta que una misteriosa enfermedad lo abate en la plenitud de su
poder, sus facultades y sus esperanzas.
8
Triunfó siempre Chávez donde lo acompañó su pueblo, venció siempre el
pueblo incluso cuando llegaron a su límite las fuerzas de Chávez. Ante
la pérdida, crecernos. Manteniendo y culminando su obra entre todos lo
rescataremos también de esta muerte y lo restituiremos incólume al invulnerable
palacio del alma.
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