1
Según Oswald Spengler los
imperios, al igual que los organismos crecen, maduran, decaen, mueren. De
acuerdo con Georg Friedrich Hegel, encarnan un momento de la Idea , y cuando ésta los
sobrepasa se marchitan. Afirma Edward
Gibbons que perecen a manos de la barbarie y la superstición. Según Arnold
Toynbee, labran su destrucción al convertirse en ejércitos y vivir del saqueo. Para
Lenin, son la fase superior del capitalismo que se expande buscando materia
prima, mano de obra barata y mercados. Al decir del Tao Te Chin, todo lo joven
y débil crece, todo lo grande y fuerte ha comenzado a morir.
2
Define Voltaire a los filibusteros como horda de asesinos y saqueadores,
y pregunta: ¿Qué gran imperio en sus
comienzos no lo fue? Eran los romanos banda de salteadores de caminos desterrados
que tuvieron que robarle las mujeres a los sabinos. Los ibéricos conformaban
piquetes de bárbaros que cayeron sobre los cultos musulmanes y hebreos de
Hispania y de El Anda Lus, y luego sobre América. Corsarios y piratas perpetraron la suma de rapiñas llamada Imperio
Británico. Los Padres Fundadores de América robaron territorio a sangre y fuego
a indígenas y mexicanos en nombre del racismo y el esclavismo. Cuando una
nación deviene criminal, está en vías de Imperio.
3
El militarismo engrandece Imperios
y arruina pueblos. Reclutados para las
cada vez más frecuentes guerras en servicios que llegaban a durar diez años,
los legionarios romanos no podían trabajar en sus pequeños fundos o talleres
artesanales y los perdían. Los torrentes de cereales robados como tributo a los
vencidos hacían invendibles las cosechas de los romanos: la mano de obra de los
derrotados convertidos en esclavos acababa con el empleo: los orgullosos
conquistadores lo perdían todo y acababan en las grandes ciudades como marginalidad que sólo servía para dar su
prole a los ejércitos y vender su voto a los políticos. Los metales preciosos
pillados a América arruinaron a agricultores y artesanos ibéricos porque era
más fácil importar que producir. La clase trabajadora del Primer Mundo queda
sin empleos porque los ocupan los semiesclavos inmigrantes ilegales o los
esclavizados peones de las maquilas del Tercer Mundo, la más barata carne de
maquila o de cañón.
4
Los imperios nacen por la maquinaria militar y por ella mueren. Un
Estado que vive de las guerras depende
de los militares. A partir de César la República romana fue degradada a fórmula
decorativa del Imperio. En España se consolidó un poder absoluto en torno a la
monarquía; en Inglaterra, alrededor de la oligarquía parlamentaria que maneja
al monarca; en Estados Unidos, el complejo militar industrial es árbitro de
vidas y haciendas. Cuando los pueblos se cansan de morir en guerras remotas que
no los benefician, los imperios alquilan mercenarios, que terminan mordiendo la
mano que los arma. Ejemplo: Roma tomada por los bárbaros; los cipayos hindúes
en rebelión contra los ingleses; el brazo armado de Estados Unidos vuelto
incoherente mezcla de mercenarios hispanos, afroamericanos y de Al Qaeda.
5
Cada vez que un Imperio invade militarmente un pueblo, los invadidos lo
asaltan y lo conquistan culturalmente. Roma se llenó de griegos, egipcios y
hebreos; Inglaterra de hindúes y africanos; Estados Unidos de afroamericanos,
chicanos, hispanos, vietnamitas y musulmanes. La élite que administra la
amoralidad del saqueo deviene amoral ella misma; vínculos familiares y
natalidad se desvanecen. Como decía Marx, todo lo sólido se disuelve en el aire.
6
Saquean los imperios las culturas de los vencidos y fraguan con ellas
una oikumene, un fantasma de universalidad. Con la Razón Natural de los estoicos y
el cristianismo hebreo forjaron los romanos el Catolicismo ecuménico. La Roma de la decadencia hizo
ciudadanos a todos los habitantes del Imperio, no por humanidad, sino para
obligarlos a pagar impuestos para su fisco arruinado. Con música de esclavos negros, plástica de máscaras africanas y símbolos del consumo
masivo de los marginales improvisan los capitalistas un Pop que se vende como
epítome de la globalización. Así llega
Estados Unidos a no poder pagar a sus empleados públicos ¿Pagará alguna vez al
mundo todo lo que le ha quitado?
FOTO/TEXTO: Luis Britto
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