LUIS BRITTO GARCÍA
Decía Ferdinand
Lundberg en The rich and the Super Rich que se puede identificar con facilidad
a la clase dominante: es aquella inmune a los impuestos.
Quien lo dude, puede
consultar el alborozo con el cual los parlamentos de nuestros países exoneran,
liberan, descargan de la obligación de pagar tributos a los capitales extranjeros.
Éstos además logran la inmunidad tributaria con infinidad
de triquiñuelas, como engañar al Fisco
declarando utilidades falsamente reducidas y gastos “necesarios para la
producción de la renta” fraudulentamente
inflados.
Con tales
subterfugios las transnacionales robaron a Venezuela la mayor parte de los impuestos debidos por la
explotación petrolera: declaraban haber vendido a sus casas matrices los hidrocarburos
a precio irrisorio, y éstas los revendían
en el exterior a cotizaciones de mercado incomparablemente mayores.
Cuando fiscales
honestos y jueces patriotas acumularon reparos y sentencias que denunciaban el
fraude, las empresas todavía evitaron el pago “transando” en 1967 varias
décadas de reparos de manera inconstitucional, pues es contrario a la
Constitución “transar” controversias de interés público nacional, como las que
versan sobre tributos y sobre hidrocarburos.
Las transnacionales evitan
asimismo cancelar impuestos en el país donde obtienen sus ingresos, mediante
los Infames Tratados contra la Doble Tributación, de los cuales Venezuela ha
suscrito varias decenas. En virtud de ellos, el país huésped facilita sus
recursos, el trabajo de sus nacionales,
sus infraestructuras y servicios públicos a empresas extranjeras a las cuales exime de pagar impuestos, con la consoladora excusa de que los cancelarán en sus países de
origen.
Así, la carga
tributaria que los rícos extranjeros no pagan recae íntegra sobre los pobres trabajadores
nacionales, en forma de alza abrupta de
tarifas de servicios públicos, pesados impuestos al consumo
como el IVA, e incremento de la Deuda Pública, a la cual recurren los
Estados creando débitos impagables que
sólo son costeados contrayendo nuevas Deudas más impagables todavía.
Quizá los legisladores y administradores que consienten tales fraudes contra sus propios países se regocijan pensando que los impuestos que niegan a éstos van a engrosar el Tesoro de sus amados países hegemónicos.
Lamento
desilusionarlos. Apunta también Shaxson que “En el mundo moderno, los nobles no
necesitan cambiar las leyes para eludir sus responsabilidades. Simplemente se
van al mundo extraterritorial. La reciente crisis pone en evidencia que no sólo
los países en desarrollo corren el riesgo de ser Estados Fallidos: este problema
puede afectar también a los más
ricos”(p.675).
En efecto, las transnacionales prácticamente
no pagan impuestos ni en los países del Tercer Mundo donde se generan sus
riquezas, ni en los países hegemónicos donde radican sus casas matrices. Sus
exorbitantes ganancias son depositadas en sistemas bancarios extraterritoriales
secretos off shore, sin impuestos o con tributos insignificantes, radicados
en unos 70 países cómplices, entre ellos Andorra,
Barbados, Bahamas, Bermudas, Liechtenstein, Luxemburgo, Islas Vírgenes Británicas, Jersey,
Seychelles, Suiza, Hong Kong, Países
Bajos, Panamá; e incluso el estado de
Delaware en USA.
Imposible saber el tamaño de estos secretos
Agujeros Negros que devoran el fruto del
trabajo del mundo sin dar nada a cambio. Rolando Astarita cita un
informe de 2019 de la Comunidad europea que estimaba el capital global offshore en 7,8
billones de dólares, el 10,4% del PIB global; y mencionaba estudios con cifras de 8,3 billones
a 10,3 billones de dólares (EC 2019, http://infoposta.com.ar/notas/12224/para%C3%ADsos-fiscales-globalizaci%C3%B3n-del-capital-socialismo/).
Tales magnitudes se deben haber agigantado a partir de la pandemia.
El misterio que rodea estos sumideros de dinero apenas se
disipa parcialmente con escándalos como los Panama Papers o Pandora Papers,
filtraciones seguramente propiciadas por los servicios de seguridad de los
países del Imperio para desacreditar firmas o políticos antagónicos.
Los países desarrollados bajan sus tasas de tributación en
inútil intento de atraer los capitales que les birlan estas Islas del Tesoro.
Señala Shaxon que por ello las tasas
tributarias han caído del 49% en 1985 al
24% en 2019, mientras los beneficios de
las transnacionales de Estados Unidos que usan paraísos fiscales aumentaron del 5%
y 10% de ingresos brutos en la década de
1990, al 25% y 30% en 2019 (Shaxson, N. (2019): “Tackling Tax Havens”, Finance & Development, September, vol. 56
N° 3, IMF, 2019).
Esta torrencial fuga
de capitales arruina a los mismos países
hegemónicos que la propiciaron con
Tratados de Libre Comercio y políticas de mudanza de sus industrias
a países del Tercer Mundo con salarios de miseria e impuestos
inexistentes. Tal desindustrialización debilita sus economías, arruina a las
pequeñas y medianas empresas vernáculas, disminuye el ingreso de sus Fiscos y causa la proletarización y
el masivo desempleo de sus poblaciones.
Por tal motivo Jack Sullivan, asesor de Seguridad Nacional del presidente Biden, da por terminados los tratados de libre comercio y propone un “Nuevo Consenso de Washington” (On Renewing American Economic Leadership, Brookings Institution, 27 abril, 2023), pues “…los recortes fiscales, la desregulación, la privatización a expensas de la acción pública y la liberalización” habían fracasado, así como “…el supuesto dominante que el crecimiento basado en el comercio sería un crecimiento inclusivo, es decir, que las ganancias del comercio acabarían por repartirse ampliamente entre las naciones”. Así, concluye Roberto Pizarro Hofer que “El discurso de renuncia al libre comercio de Sullivan y la política del presidente Biden de reindustrializar la economía, constituyen una modificación radical de las reglas del juego que impuso Estados Unidos desde hace 30 años y que multiplicó los TLC en todo el mundo. Ahora, Biden está siguiendo la estrategia del expresidente Trump: no más globalización; no más libre comercio, fundamento de la consigna “Make America Great Again” (https://www.other-news.info/noticias/estados-unidos-renuncia-al-libre-comercio//).
A ver cuándo se enteran nuestros neoliberales.
TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO.