Luis Britto García
SE ME FUE LA IDEA
Decía Voltaire que no sabía de dónde venían las ideas.
Mucho menos debía saber dónde se van cuando uno las tiene en la punta de la
lengua y escapan antes de que haya sido posible prontuariarlas. Uno podría
pensar que escapan las ideas bobas, banales, necias, los lugares comunes, las
faltas de originalidad, pero mirando el excesivo número de éstas que permanecen
en la mente comprenderá que quedan fijas hasta convertirse en obsesiones,
principios o paradigmas. Las que se fugan son las brillantes, porque uno jamás
las encuentra cuando las necesita, cuando quiere quedar bien en una
controversia o sea un intercambio de insultos. Allá van las ideas escapadas sin
papeles, indocumentadas, cursando las clandestinidades de la informalidad o los
caminos verdes de lo ilegítimo. Dicen unos que se reúnen en cumbes o rochelas, como esclavos fugados; otros que se esconden en el
subconsciente para tomar el mundo por asalto disfrazadas de sueños. Progresivamente
el mundo se divide entre campamentos de ideas luminosas cuyo brillo no percibe
nadie y mentes vacías que han dejado escapar sus iluminaciones. Quería yo en
este párrafo resolver el enigma del mundo y no me vinieron más que algunos
recuerdos que no por antiguos dejan de ser triviales.
DE TODO, COMO EN QUINCALLA
Ya casi no existen las quincallas, aquellas tienditas por
lo regular situadas en la sala de una casa,
donde había de todo, como en quincalla. La quincalla era una especie de
juguetería para señoras y para señoritas, donde aguardaban las ilusiones y las
fruslerías: cintas de todos los colores y agujas y dedales de todos los tamaños.
Había botones de todos los tipos menos el que se necesitaba para reponer el que
se había caído. También broches engastados en cartulina como en perenne espera
de poder abrochar algún trapo. Se
encontraban abanicos capaces de impartir la frescura que nunca supo el aire
acondicionado. Pero para los niños se manifestaba como juguetería sin juguetes,
con todas las cajas de lápices de colores olorosos a madera nueva, sus frascos
de cola con aroma de mucílago, sus compases como agujas renegadas que jamás
remendarían nada, sus cuadernos que incluían en la contratapa las tablas matemáticas
que nunca nos aprendimos y por qué no, todas las variedades de papeles de
colores para hacer las tareas. A veces asomaba una cajita de acuarela con unos
pinceles pésimos como brochas hechos para desalentar las vocaciones artísticas. Las reglas con su rectitud
implacable estaban esperándonos para
medirnos con su vara y declarar que no dábamos la talla. Como prisioneras
estaban las fruslerías dentro de las cajas de vidrio de los aparadores, pero
las mercancías más modestas estaban recatadas en cajitas, a veces con una
muestra cosida de la tapa de cartón. Todo en la quincalla era frágil, pensado
para acompañar la transición de una señorita antañona a viejecita o la de un
niño de escolar con uniforme a doctor encorbatado e hipertenso. Nunca se encontró en
la quincalla el peine para calvos ni el espejo para feos que les permitiera no
verse. Lo más hermoso de todo era un gato gordo que complementaba la
apacibilidad de la quincalla pero como era la mascota de la dueña no estaba a
la venta.
TORTAS
No sé
dónde iría a parar finalmente el aparatoso volumen de El Libro de Doña Petrona,
con sus fotografías de platos aparatosos a los que el blanco y negro hacía
aparecer como de luto. Cada vez que un pariente o un conocido se bautizaban o
cumplían años o se casaban aparecía algún emparentado por la casa a solicitarle
a mamá como un deber de solidaridad la torta correspondiente. La confundían con
un intelectual, el único que trabaja para todos por nada. Allí sacaba mamá de
no sé dónde los moldes redondos para los pasteles y comenzaba para los niños la
fiesta de batir la mezcla de harina, levadura, azúcar y huevos hasta que se
disolvían los grumos y llegaba el momento de encender el horno a kerosén y
verter la mezcla para dos y hasta tres pisos redondos según la solemnidad y
prepotencia de la celebración, y para los niños el instante de saborear los
restos de pasta dulce de las ollas. Lo que era apenas la introducción al arte
verdadero. Tampoco sé dónde conseguía mamá los mantelitos redondos de papel con
bordes recortados como de encaje para entronizar la redondez del pastel, ni tampoco en qué sitio guardaba el surtido de inyectadoras de metal y de
elaboradas boquillas para moldear el
nevado, que también había que batir a base de clara de huevo y nevazúcar hasta
que llegaba el momento de colorear con tinturas de agua que venían en tubitos
de plomo y daban el tono apropiado de
los pétalos de rosa, de las verdes hojitas de las flores, del azul de las
columnas que circundaba los hemisferios apastelados. Maravillados veíamos
surgir de las manos de mamá una arquitectura barroca multicolor, constelada de
plateadas grajeas, rica en guirnaldas, lazos y guilindajos comestibles tan
bellos que resultaba casi irrespetuoso pensar en devorarlos. Era la
arquitectura de la felicidad. Como siempre era para otros, debíamos contentarnos con los restos del nevado
que habíamos batido. Nunca recuerdo que nos invitaran a aquellas rumbosas
celebraciones para las cuales partía la torta por el zaguán llevada en alto como un santo en
procesión con destino a algún automóvil estacionado. Era entonces el momento de
lavar moldes, cucharones, inyectadoras,
con la esperanza de encontrar todavía algún resto del nevado. Días después
venía el comentario de mamá: “Ni
siquiera devolvieron la bandeja”.
WHAT IS IT ALL
ABOUT
Desde el remoto nacimiento tratas de averiguar de qué se
trata todo lo vivido. Espléndida es la
existencia como para pensar que no tenga pies ni cabeza, abrumadora la
sumatoria de trivialidades como para
separarlas de las trascendencias, persistentes los recuerdos como para creer
que se borrarán; inoportuna la muerte que llegará sin que hayamos resuelto
nada, qué pensar de todo esto o mejor no pensar nada.
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Las dos Doctrinas Monroe
ESEQUIBO GPR
El Esequibo no es petróleo
Por Gerónimo Pérez Rescaniere
O más exactamente,
no es sólo petróleo, coltan, tierras raras y otros recursos naturales, es,
central y secretamente, una virtualidad de anexión de América del sur a los
Estados Unidos, con eliminación radical de la independencia, no la de Venezuela
sino de todo el subcontinente suramericano. La exclamación El sol nace en el
esequibo aunque honesta y patriótica puede pecar de ingenua, puede estar
llamando a la dicha anexión a los Estados Unidos, a la objetivación dura de
Destino manifiesto.
La afirmación suena audaz, para basarla
nada más solidificador que los hechos históricos. No cabrían en un
artículo todos los pertinentes al caso, que arranca con el episodio de
Gual y España y late en las actuales tensiones sobre el Esequibo, pero se
pueden presentar algunos. Antes hay que definir el verdadero problema, que es
canalero y es central de la Doctrina Monroe. Grabémonos esa palabra, canalero.
Empezando por el
principio: en 1797 arribaron al castillo prisión de La Guayra Juan
Mariano Picornell, José Lax y otros dos encartados de intentar el asesinato del
rey Carlos IV de España. España estaba en guerra con Inglaterra y el atentado
se interpretó como enviado desde Londres. Debía remitirse los presos a
Cartagena pero por pura casualidad, una vez que la nave que los traía llegó a
La Guaira, un barco de guerra inglés se paró ante ese puerto. Explicaría en su
comunicación el Capitán General de Venezuela: «Se retuvo a los tres por la
impropiedad y falta de ocasiones para trasladarlos a Cartagena, cuya navegación
por ser tiempo de guerra y estar las costas inundadas de corsarios enemigos, se
halla interrumpida”.
Manuel Gual,
militar retirado y capitán, frecuentó la celda de los encartados. Era guaireño
y fue nombrado comandante militar del movimiento y Presidente de la República
por declarar. Jefe también era José María España, que poseía el tenientazgo de
justicia de Macuto. Mientras esto sucede, asalta la isla de Trinidad una
escuadra inglesa a las órdenes del Almirante Harvey, abundante por 9 naves de
guerra. Informa el Capitán general de Venezuela que la toma de Trinidad nació
del dictamen que el Cónsul inglés en Cádiz Mr. Uff o Gouff, «…dio a la Corte de
Londres sobre la importancia de la conquista de la isla de Trinidad para abrir
su puerto a todas las embarcaciones del tráfico de los Dominios Españoles y
consternar a este gobierno con las consecuencias de ese comercio cifradas en la
insubordinación de aquellos vasallos y aún de los de gran parte de las dos
Américas…/…Cuyo dictamen fue adoptado inmediatamente y apoyado por el Ministro
inglés (Henry) Dundas».
Añade el Capitán
general que el gobernador británico, apellidado Picton, venía a bordo de las
naves y tenía instrucciones del mismo Dundas de infartar el poder español en
América, empezando por la Capitanía General de Venezuela y el Nuevo Reino de
Granada, para desde ahí ampliar a «gran parte de las dos Américas».
Todo esto habla de captura británica
de territorio, de intentos,de robarse el oriente de Venezuela. Pero Horacio Cabrera
Sifontes, personaje centrado toda su vida en los problemas de la Guayana
Esequiba y vinculado a un intento de asesinato de Rómulo Betancourt —y no hay
que excluir una vinculación entre temática guyanesa y atentado— escribe en su
libro La verdad sobre nuestra Guayana Esequiba, del aspecto río Orinoco
y canal.
«Las Bocas del Orinoco fueron consideradas
los Dardanelos de Guayana…/…Pues por ella podía entrarse y seguir el río Meta
hasta el corazón de Colombia, se podía bajar por el Casiquiare al Amazonas y
controlar tanto al Perú como al Brasil...” Constituía “el Orinoco la vía más
estratégica e inexpugnable para el dominio de la América del Sur”.
Y ya esto es ver el otro lado de la medalla, no
es hablar de Inglaterra sino de los Estados Unidos, y es hablar de la Luisiana,
tema nunca nombrado a propósito del Esequibo La palabra Luisiana nombraba en ese
entonces algo mucho mayor que el actual estado de Luisiana, nombraba el enorme
país formado alrededor de los ríos Mississippi e Illinois. Era el más extenso
de los tres países con forma de cinta vertical que ocupaban el mapa
norteamericano, el primero, pegado al Atlántico, lo hacían las siete colonias
británicas, convertidas en los Estados Unidos originales, el segundo era la
Luisiana, nombrada así por el rey Sol como homenaje a sí mismo y que ocupaba el
centro de Norteamérica, y el tercero era México, la mitad norte del México de
entonces, que lindaba con Alaska. Esa colonia española estaba pegada al mar
Pacífico.
¿Qué
significaba la Luisiana? Significaba la factibilidad de un canal de
navegación panamericano, a construir por los Estados Unidos y formado por tres
tramos que, descritos de norte a sur, serían así: primero un canal
norteamericano que, partiendo de los Grandes Lagos, en el límite de los Estados
Unidos y Canadá, y desarrollándose a través de los ríos Illinois, Missouri y
Mississippi, unidos mediante la perforación del tapón montañoso que los separa,
iría a desembocar en el Golfo de México (ese canal existe desde la década
de 1860, es tan poderoso económicamente, que es el que mantiene unidos a los
Estados Unidos); el segundo tramo sería una ruta marina de centenares de
barcos, quizá miles, en circulación permanente que cruzaría el Caribe hacia el
sur para ir a caer bifurcadamente, en dos bocas suramericanas que constituyen
la tercera etapa: la de Cartagena, por donde penetraría hasta Guayaquil a
través del río Magdalena y la del Orinoco, que conduce, por concatenación con
el caño Casiquiare, el río Negro, el Amazonas y el Paraguay hasta las bocas del
río de La Plata. La corriente de mercancías así generada unificaría el
continente irrompiblemente en un plazo que igual se podía estimar en cincuenta
años o en cien o en doscientos, sin que pudieran impedirlo las diferencia
culturales o de religión, menos las políticas, que resultarían tontas y
frágiles. No tardarían en ser indispensables las guayabas venezolanas a los
habitantes de Pensilvania, los molinos metálicos fabricados en Virginia a los
plantadores de caña brasileros y el sombreo Panamá en Nueva Orleans, se
volverían cotidianas para los argentinos las camisas de tela de algodón
cultivado en el sur de los Estados Unidos.
Hoy
son otros los productos pero la rentabilidad es inmensa. Es, como decíamos al
principio, la objetivación dura de Destino manifiesto. En la Universidad Simón
Bolívar, financiado por Venezuela, funcionó un instituto de ese canal,
estudiándolo, sus directivos, unos profesores Georgescu, publicaron libros
sobre la parte suramericana, sólo cuando cayó la URSS y se produjo la
globalización, señalaron su parte norteamericana, objetivándola con el viaje de
un yate llamado Niculina, que viajó desde Buenos Aires a los Grandes Lagos sin
salir del canal. De ello se editó un folleto, visible en la Biblioteca
Nacional.
¿Qué ha impedido la anexión? En
tiempos de Bolívar la espada de Bolívar, particularmente en su enfrentamiento
con el embajador William Harrison, y solapadamente en una miríada de episodios dentro
del que tal vez se inscribe el alzamiento de Juan Manuel Piar, terminado en
fusilamiento. Después de Bolívar, Inglaterra ha bloqueado el proyecto al estar
iinstalada en la Guayana británica, actual República cooperativa de Guyana.
La rivalidad Estados
Unidos-Inglaterra era fuerte en tiempos de la toma británica de Trinidad y
Napoleón Bonaparte la dotó de su instrumento maestro al regalarle la Luisiana a
los Estados Unidos en 1803. Sus episodios los he narrado con detalle en mi
libro De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías. El último se produjo durante los
previos de la guerra de las Malvinas, que emprendió la Argentina contando con
ello y fue sorprendida por la traición norteamericana, ante lo cual Argentina y
América Latina en su conjunto, con excepción de Colombia y Chile, hicieron
apelación al TIAR, Tratado interamericano de asistencia recíproca que obligaba
a los Estados Unidos a apoyar a la Argentina. Al no cumplirse lo denunciaron.
¿Es casual que esté renaciendo el TIAR? No, es que los Estados Unidos de Trump
intentan regresar a la Doctrina Monroe en su versión original, que excluía
Inglaterra del continente, que pauta su expulsión del esequibo.
La oposición
británico norteamericana sobre la vía suramericana ha sido secreta y
persistente, contribuyó a la creación de los dos signos maestros de la política
norteamericana, los dos partidos que se pelean el destino de los Estados Unidos
hasta el presente, que no son el Republicano y el Demócrata sino el atlantismo
britanófilo y el antiatlantismo antibritánico. En el atlantismo
britanófilo militan los mundialistas antiindustralistas de hoy, comandados por
Georges Soros, al cual se integran Macrón, Mike Pompeo, John Bolton y la
comunidad económica europea en general, en el grupo contrario, industrialista,
forman Donald Trump, empeñado en hacer regresar a territorio norteamericano las
industrias mudadas a China y México, Bolsonaro, en general fascistas,
despreocupados del cambio climático. No hay que creer en santos, la
preocupación de Macrón, por ejemplo, por la Amazonia es colonialista, dirigida
a eliminar el estado nacional. Es así que renace el viejo tema de la Guayana
esequiba y eso se vio en el caso del barco de la Exxxon que pretendió sacar
petróleo de aguas venezolanas (y fue expulsado por nuestras Fuerzas
Armadas), fue una típica acción de la línea Trump, la posición Brexit de
Inglaterra propende a aliar a las dos potencias anglosajonas, las declaraciones
contra el dólar del director del Banco de Londres hablan de lo contrario.
El combate al que se
entrega frecuentemente Venezuela contra el dominio inglés del territorio
esequibo tiene un potencial de servir a la anexión norteamericana del
subcontinente suramericano.
El esequibo no es
petróleo (2)
Por Gerónimo Pérez Rescaniere
En artículo reciente
insertamos la siguiente frase: “El combate al que se entrega frecuentemente
Venezuela contra el dominio inglés del territorio esequibo tiene un potencial
de servir a la anexión norteamericana del subcontinente suramericano”. Faltó
añadir que es alinearse con el TIAR. Sé que esto suena a provocación, no lo es,
es, si, decir la verdad profunda, oscura, peligrosa y conspirativa del
principal proyecto de Donald Trump en el continente americano, su proyecto
definitivo.
Desmontemos la
ocultación central: la posesión de la Guayana esequiba, si bien es un atropello
inglés a Venezuela es en lo grande un atropello inglés a los Estados Unidos, es
impedir la anexión de América latina a los Estados Unidos, anexión que sería el
cumplimiento cabal del Destino manifiesto. Esto ha moldeado la historia
norteamericana, haciendo nacer y pelearse dos partidos, que no son el Demócrata
y el Republicano sino el partido atlantista proinglés y el antiatlantista
antiinglés. El partido atlantista, que prepondera todavía, postula y ha
producido, la alianza de Estados Unidos e Inglaterra para repartirse América
latina en áreas de influencia, esto es, los Estados Unidos domina lo principal
del subcontinente y concretamente toman posesión, la tomaron, de México, al que
le robaron más de la mitad de su territorio, pero le respeta a Inglaterra las
posesiones de Jamaica, Trinidad, Guayana británica, incluyendo el Esequibo,
Belice, las islas Malvinas y, por arreglos de transcorral, Panamá y Uruguay.
Las dos Doctrinas Monroe
El partido
antiatlantista considera ese respeto a Inglaterra una inmoralidad y un
atropello y ha excitado el antibritanismo en Venezuela y la Argentina y
seguramente, aunque no tenemos los datos históricos, en los otros territorios
britanizados. En términos de la Doctrina Monroe esto ha marcado sus diversas
formulaciones. Brevemente, en 1822 James Monroe recibió un proyecto de
expansión hacia Centro y Suramérica que, bajo el slogan “América para los
americanos” decretaba la expulsión total del continente americano de
Rusia e Inglaterra y, con esto último, el debilitamiento de Bolívar, aliado de
los ingleses. No era fácil el trabajo, Inglaterra preparaba la conquista de
Cuba mientras Rusia bajaba desde Alaska, entonces provincia rusa, planteándose
poseer parte del México al que le tenían puesto el ojo los Estados Unidos, y en
el sur se producían los éxitos de San Martín y Bolívar, que además convocaba a
un Congreso anfictiónico en Panamá, de consolidación de una unión latina que
abarcaba desde Oregón hasta la Patagonia. De cumplirse estas estrategias le
hubiera tocado a los Estados Unidos despedirse de su destino imperial.
Angustiado, Monroe
consultó a los expresidentes, Jefferson señaló la solución: a Rusia había que
lanzarle una advertencia agresiva pero a Inglaterra debía ofrecérsele compartir
el pastel hispanoamericano porque era demasiado potente militarmente. Es así
como se modifica la Doctrina, o más exactamente se elimina en la práctica la
pulsión antibritánica, inaugurándose el atlantismo, que presentará aliados a
Los Estados Unidos e Inglaterra en las dos guerras mundiales, y en 1949
congelará la alianza con el nombre de OTAN.
De los enclaves británicos
salvados para Inglaterra por la Doctrina Monroe modificada tal vez el más
importante sea la Guyana, contentiva de la Guayana esequiba. ¿Porqué? Porque la
Guayana Esequiba significa enormemente más que oro, derivado del Arco minero
venezolano, y petróleo, derivado de la Faja del Orinoco, significa, lector, la factibilidad de un canal de
navegación panamericano, a construir por los Estados Unidos y formado por tres
tramos que, descritos de norte a sur, serían así: primero un canal
norteamericano que, partiendo de los Grandes Lagos, en el límite de los Estados
Unidos y Canadá, y desarrollándose a través de los ríos Illinois, Missouri y
Mississippi, iría a desembocar en el Golfo de México; (ese canal ya
existe y es el que mantiene unidos a los Estados Unidos) el segundo tramo sería
una ruta marina de centenares de barcos, quizá miles, en circulación permanente
que cruzaría el Caribe hacia el sur para ir a caer en el Orinoco, boca del
tercer tramo canalero, que conduce, por concatenación con el caño Casiquiare,
el río Negro, el Amazonas y el Paraguay hasta las bocas del río de La Plata.
Subirían por supuesto los barcos hacia el norte con productos no
industrializados. La corriente de mercancías así generada unificaría el
continente irrompiblemente.
Ese plan fue
teorizado por Humboldt al topar con el caño Casiquiare, es el plan maestro del
partido antibritánico, que no se ha estado nunca quieto y logró imponer
la existencia de la OEA como contrapeso a la OTAN. La OEA siempre fue el TIAR
antibritánico y la OTAN su contrario, el atlantismo aliancista de Estados
Unidos e Inglaterra. De ahí su nombre: Organización del tratado del Atlántico
norte. Los Estados Unidos actúan en lo internacional como el hombre que tiene
dos mujeres.
Los antibritánicos han conspirado en
Latinoamérica con muchísimos gobiernos. En próximos artículos narraremos las
conspiraciones albergadas o movidas por Guzmán Blanco, Pérez Jiménez, Raúl
Leoni, Luis Herrera Campins, desarrolladas en extenso en mi libro De Cristóbal
Colón a Hugo Chávez Frías. Y sus antecedentes mirandinos, y el espaldarazo que
le otorgó Napoleón Bonaparte con consecuencias que llegan hasta hoy. Por ahora
contemos el cuento de las Malvinas, donde la verdad se retrató de cuerpo
entero..
Los gorilas de Videla tomaron las Malvinas
contando con el apoyo de Ronald Reagan, con los compromisos del TIAR
contra una potencia extracontinental como lo es Inglaterra y tuvieron
apoyo de Luis Herrera y de no pocos países latinoamericanos. Pero Inglaterra
demostró fuerza, conocida, que salía n l prensa y por televisión, y seguramente
otra que desconocemos. y Reagan traicionó a Videla, traicionó al TIAR y se
cuadró con la OTAN, dejando al TIAR muerto hasta hoy.
¿Porqué reaparece el TIAR? Es el proyecto
favorito de Donald Trump por su pertenencia a los sectores trogloditas de los
Estados Unidos y porque no significa un petróleo y un oro, es un continente lo
que quiere robar. (Ese proyecto estuvo en la presencia de un barco petrolero
norteamericano en aguas venezolanas, echado con amenaza por la flota
venezolana. Aquello fue un test, a ver como reaccionábamos). Reaparece porque
la Ruta china de la seda plantea canales, no ya el interamericano, otros, una
reingeniería de América y del mundo y los Estados Unidos se apuran con lo suyo.
En eso tal vez los haga chocar por milésima vez con Inglaterra. O no. En todo
caso ello nombra al brexit y al alejamiento
inglés del dólar.
El
Esequibo no es petróleo (3)
Por
Gerónimo Pérez Rescaniere
Resumamos.
Donald Trump está asestado sobre la Guayana Esequiba y lo estará cada vez más,
a causa del valor de ésta, no como petróleo, oro y coltan sino porque es la
puerta para la anexión de América latina a los Estados Unidos.
ESTUVIERON
OPUESTAS ENMALVINAS
Eso está
implícito en La Doctrina Monroe. Hubo una primera redacción que pautaba
“América para los americanos” en una manera que implicaba “Y expulsión de
Inglaterra del continente americano”. Tal redacción fue derrotada, Inglaterra
amenazó con usar contra los Estados Unidos su flota, la más poderosa del mundo.
Entonces se emitió la segunda, la actual, que reservó para los Estados Unidos
la mitad de México, que 23 años después robaron, y una influencia general en
América latina pero le reconocían a Inglaterra sus colonias: Belice, Jamaica,
las Malvinas y la principal, la Guayana británica, dentro de la cual está la
Guayana esequiba.
Fue un
pacto, Inglaterra y los Estados Unidos serían amigas mientras el pacto se
cumpliera. Pero, como el hombre que tiene dos mujeres, los Estados Unidos han
sido aliados de Inglaterra en la OTAN y antiingleses en la OEA (la original) y
su expresión el TIAR, hasta que la guerra de las Malvinas los obligó a
definirse y mandaron el TIAR para el cipote.
Hoy lo
retoman, ¿Porqué? Por el dicho potencial del Esequiboi de ser un camino de
anexión de América del sur a los Estados Unidos, que se cumpliría vía
concatenación del Orinoco con el caño Casiquiare, río Negro, Amazonas y
Paraguay para salir a las bocas del Plata, concatenado este canal suramericano
con el canal norteamericano, ya existente y en funcionamiento pleno, que
empalma el Missippi y el Illinois. Ambos trazos se empalmarían a través del mar
Caribe creando una corriente de negocios que destruiría nuestras
independencias. Es un proyecto viejísimo, lo teorizó Humboldt, lo detalló
Mahan, estuvo como hecho central del IIRSA (ver Raúl Zibechi, IIRSA, internet)
y fue destruido por el presidente Chávez al dañar toda la estrategia del
ALCA. A ese proyecto anexionista le ha salido un competidor devastador, la Ruta
china de la seda. Esa es la pelea en la que está Trump.
El
brexit es la otra pata de la mesa porque Inglaterra ha estado 222 años en el
Orinoco (a pesar de muchas paradas que le han tirado los Estados unidos) y no
se lo va a soltar a los Estados Unidos fácilmente. Esa es la real pelea de
Trump.
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