lunes, 19 de julio de 2021

EFICIENCIA Y TRANSPARENCIA: TECNOLOGÍA DE ADMINISTRACIÓN DE PRECIOS

 


     Dos problemas fundamentales aquejan la vida del ciudadano: constantes, injustificados y desorbitados aumentos de precios de bienes y servicios, y  disminución de la capacidad del Estado de cumplir con sus funciones debida en parte a la dilapidación o mal manejo de fondos públicos.

     La gravedad del primer problema es evidente. No hay razón, ni económica, ni técnica para que el bolívar haya sufrido entre 2013 y abril de 2021 una depreciación de  3.1  billones por ciento, y  precios de bienes y servicios hayan acusado un incremento proporcional. Esta cifra evidencia  el fracaso de todos los mecanismos de control de precios aplicados.

     Tal latrocinio es posible porque  cuando a una casa de cambio en Colombia se le ocurre asignar una tasa menor del bolívar con respecto al dólar, todos los expendedores de Venezuela le obedecen unánimemente, acatan su voluntad como ley, remarcan sus precios en la proporción que les da la gana y echan por tierra  los “precios acordados” convenidos con el gobierno y aceptados por el público.

    La gravedad del mal manejo de fondos públicos es asimismo obvia. La oposición lo exagera, pero informes del  sector  público confirman que es un problema significativo. Admée Betancourt, ex presidenta del Banco Central de Venezuela, denunció que para 2012 se habían otorgado entre 20.000 y  25.000 millones de dólares a tasa preferencial a empresas de maletín para importaciones fantasmas. El Presidente Nicolás Maduro estimó posteriormente la pérdida por tal motivo en unos 60.000 millones de dólares.  Un tribunal italiano acaba de conceder la extradición de Rafael Ramírez, ex presidente de Petróleos de Venezuela S.A. requerido por la justicia venezolana por presuntos manejos deshonestos. PDVSA exportaba hacia 2013 más de tres millones de barriles de petróleo por día; actualmente produce poco más de 300.000 diarios. ¿Cómo ocurrió ese cambio? ¿Se debe  a un solo hombre? ¿Por qué se tardó tanto en descubrir  irregularidades?

    ¿Se tratará de fatalidades que debemos aceptar hasta que acaben con el país? Las dos tienen remedios ética, técnica  y políticamente factibles. El sistema de Tecnología de Administración de Precios (TAP) que propone el ingeniero Rafic Derjani permite un control integral, en tiempo real y automático en  materia de gastos públicos y precios comerciales.

      Vamos primero con el gasto público y la administración de los bienes del Estado, que son en definitiva los de todos. Establece la Constitución en su artículo 314  que “No se hará ningún tipo de gasto que no haya sido previsto en la ley de presupuesto”. Según el artículo 289 de dicha norma, “Son atribuciones de la Contraloría General de la República: 1. Ejercer el control, la vigilancia y fiscalización de los ingresos, gastos y bienes públicos, así como las operaciones relativas a los mismos, sin perjuicio de las facultades que se atribuyan a otros órganos en el caso de los Estados y Municipios, de conformidad con la ley”.

      Estos principios excelentes admiten  amplias y graves excepciones. Desde 1977 se eliminó el Control Previo del Gasto Público. Las irregularidades sólo se detectan mucho tiempo después de cometidas, con un Control Posterior selectivo, vale decir, por muestreo.  La mayoría de las cuentas de nuestra extensa y compleja administración no son nunca revisadas y las irregularidades se advierten cuando es ya tarde para corregirlas, o  nunca.

      Las facultades de control, vigilancia y fiscalización son ejercidas por la Contraloría General de la República sólo con respecto al gasto de la Administración Pública Centralizada, vale decir, los Ministerios. Pero Estados y municipios tienen órganos de control propios. Lo mismo ocurre con  Institutos Autónomos,  Fundaciones,  Empresas del Estado, Misiones,  Comunas  y con aquellos entes en los cuales tiene participación económica el sector público. Por su dependencia o cercanía hacia quienes deben controlar, tales órganos de control interno no siempre son eficaces.

      Para justificar la progresiva desaparición de controles sobre gasto público y precios  se alega que ella ahorra papeleo y tiempo de trámites administrativos. Este argumento carece de validez en la actualidad. El sistema de Tecnología de Administración de Precios que propone el ingeniero Rafic Derjani se vale de mecanismos informáticos sencillos y generalizados que hacen posible un control en tiempo real sobre la totalidad de los gastos públicos y  sobre  los precios de las transacciones comerciales. 

     Dicho sistema requiere  de una planificación centralizada, que operaría con el cumplimiento  de dos condiciones:1) Dinero digital soberano (emitido y controlado por el Banco Central de Venezuela, posiblemente, ampliando la misma plataforma del PETRO) y 2) Sistema universal, único y centralizado de contabilidad digital.

 

      La primera condición está casi cumplida. El dinero físico prácticamente ha desaparecido; la mayor parte de las operaciones tanto del gasto público como del sector privado se realizan en moneda digital. Las autoridades competentes en materia monetaria deberían  sincerar este cambio ya impuesto por la realidad.

     El sistema universal, único y centralizado de contabilidad digital, permitiría  obtener datos precisos sobre las dinámicas productivas y  estructuras de costos tanto del sector público como del privado. Ello  sinceraría las negociaciones para determinar  precios justos y no especulativos,   monitorear los inventarios nacionales y, en el sector público, determinar si existen las autorizaciones presupuestarias necesarias para efectuar cada gasto y si éste se ajusta a los precios válidamente determinados por la contabilidad única y centralizada. .

      De tal manera, cada  producto o servicio quedaría ligado a una banda de precios, sin superar el máximo pre-acordado, por medio de un sistema de autorización automática de procesamiento de pago, basado en el uso del dinero digital programable, mediante el uso encadenado y acumulativo de una factura fiscal-digital.

 

       En otras palabras: no más gastos sin autorización presupuestaria, no más pagos a precios especulativos, pues serían automáticamente bloqueados por la factura fiscal digital.

 

       Para  conocer en detalle la Tecnología de Administración de Precios del ingeniero Rafic Derjani,  consulta los enlaces https://chafefiya.blogspot.com/

https://www.aporrea.org/economia/a303913.html

FOTO/TEXTO: LUIS BRITTO    

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DIRECCIÓN: Román Chalbaud GUIÓN: Luis Britto García

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COMO MUCHOS DE MIS LIBROS ESTÁN AGOTADOS, CON LA INVALORABLE COLABORACIÓN DE RAFAEL PIRE CORDERO INAUGURAMOS LA  PÁGINA WEB:http://www.desdelpatio.org/britto

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DEMONIOS DEL MAR: PIRATAS Y CORSARIOS EN VENEZUELA, 1528-1727 /

DICTADURA MEDIÁTICA EN VENEZUELA / 

LA MÁSCARA DEL PODER: DEL GENDARME NECESARIO AL DEMÓCRATA NECESARIO /

LA LENGUA DE LA DEMAGOGIA: DE LA CONCERTACIÓN POPULISTA A LA EXPLOSIÓN SOCIAL/

EL IMPERIO CONTRACULTURAL: DEL ROCK A LA POSTMODERNIDAD

PARA REPOTENCIAR NUESTRA CONSTITUCIÓN

EL PROYECTO SECRETO DE CONSTITUCIÓN, con comentarios de Luis Britto García

 

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Abrapalabra:

 

 

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Dictadura Mediática en Venezuela:

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El Imperio Contracultural: del Rock a la Postmodernidad:

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La invasión paramilitar: Operación Daktari:

www.minci.gob.ve

Socialismo del Tercer Milenio:

tercer-milenio.pdf

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monteavila.gob.ve/mae/pdf/socialismo-tercer-milenio.pdf

La Ciencia: Fundamentos y Método
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El pensamiento del Libertador: Economía y Sociedad:

http://blog.chavez.org.ve/temas/libros/pensamiento-libertador/

La máscara del Poder:

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La lengua de la Demagogia:

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La paz con Colombia:

http://www.urru.org/videosbolibananos/Textos/2008/LaPazEnColombia_

 

domingo, 18 de julio de 2021

PRECIOS, SALARIOS, PRODUCCIÓN Y DINERO EN GUERRA ECONÓMICA

 LUIS BRITTO GARCÍA

1

La economía está llena de misterios. Vertiginosamente aumentan   precios de  alimentos,   ropas,  alquileres,  vivienda,   medicinas,  servicios públicos,  transporte, combustible, se elevan las tasas de interés,  y todo es presentado como natural e incluso positivo, pues no se dice que los precios suben, sino que “se liberan”, como si  se redimieran de tiránica esclavitud.  “Liberaciones” o alzas de precios son mencionadas como fenómenos inevitables, independientes de la voluntad del hombre. Raramente se dice que productores o distribuidores elevan los precios de manera consciente, calculada, premeditada. No, los precios “suben” por sí mismos, como dotados de voluntad propia, capaces de someter a sus caprichos a productores, distribuidores, consumidores y gobiernos.

2

Lo único que no sube, o lo hace en proporción ínfima, es aquello sin lo cual no existirían  los bienes mencionados: el trabajo, que lo produce todo, y cuyo precio es el salario. Los salarios no se “liberan”. No se “alzan” por sí mismos de manera inevitable, como por voluntad propia. El incremento de sueldos no es presentado como “natural”: quienes manejan la economía lo tratan de  arriesgado, catastrófico, peligroso, inflacionario, irresponsable, caca, tabú. ¿Por qué? Porque mientras menos pague el capitalista por el trabajo que lo crea todo y más cobre por los bienes que dicha labor produce, mayor es su ganancia. Pero la abismal diferencia entre el precio del trabajo y el de los bienes creados por él  puede ser además incrementada mediante armas de terrorismo económico para desestabilizar gobiernos y países. Por el Derecho de Legítima Defensa, el más legítimo de los derechos, la sociedad y el Estado no pueden permanecer pasivos, y deben  actuar enérgicamente para contrarrestarlas.  Pero para desbaratar agresiones, hay que conocer correctamente sus causas y sus métodos. Tal es la temática del nuevo libro de Pasqualina Curcio Curcio Teoría general de los precios, el salario, la  producción y el dinero en Guerra Económica, (Editorial Trinchera, 2021) que despeja el nubarrón de fábulas, mitos y cuentos de camino interesados que se invocan para disimular los intereses involucrados en los temas más vitales de la actualidad

3

Nos cuentan que en la formación de los precios intervienen consumidores, productores y el Estado, comprometidos en el sutil juego del mercado. Señala Pasqualina que en ese juego interfiere un cuarto agente, político y externo, a veces con evidente complicidad interna, que no respeta reglas y utiliza todos los medios legales e ilegales, no para producir bienes, sino para desequilibrar y desestabilizar la producción de ellos.  Recordará el lector incidentes no tan lejanos en el tiempo:  escasez programada en estanterías de supermercados y abastos  mientras se descubrían depósitos ocultos  de suministros acaparados que se pudrían; escasez de papel moneda mientras se localizaban almacenes repletos de billetes sustraídos de circulación, brutal bloqueo internacional aplicado para evitar que Venezuela venda sus productos o compre los que necesita.  Además de ellos, la manipulación del valor del dinero.

4

Este último elemento reviste importancia crucial. Señala Pasqualina  que, “en Venezuela, el bolívar se ha depreciado 3,1 billones por ciento desde el año  2013 hasta la fecha (abril de 2021), cifra inexplicable con las teorías económicas que disponemos.  En 2013 dábamos 8,69 BsF/US$ mientras que ahora debemos dar 250.000.000.000 BsF/US$”. Esta agresión es demoledora. Una escuela con adeptos entre el gremio patronal y hasta en el oficial sostiene que la pérdida de valor de la moneda se debe al “exceso de dinero” o al fantasma del “dinero inorgánico”. Los hechos hablan por sí mismos. Todo el mundo sabe (quizá hasta los mismos monetaristas se hayan dado cuenta) que en Venezuela el circulante no se ha incrementado 3,1 billones por ciento desde 2021. Al contrario, casi ha desaparecido, y la inversión, pública y privada se ha contraído con él. No puede causar hiperinflación un exceso de dinero que no existe.

5

Consecuencia de la pugna entre el porcentaje de ganancia del capitalista que aumenta y el de la remuneración del trabajo que se estanca es el descomunal deterioro del salario real. Señala Pasqualina que “En 2014, el 36% del PIB se destinó a la  remuneración salarial, mientras que el 31% al excedente neto de explotación, es decir, al capitalista.  En cuanto a lo que se distribuyó al Estado, para luego ser redistribuido, el porcentaje no superó el  13%. Para el año 2017 disminuyó la cantidad de producción a los asalariados, pasó a ser 18%  mientras que aumentó el de la burguesía, la cual se apropió del 50% de lo producido. Por su parte,  al Estado le correspondió el 9%. En otras palabras, el producto que antes se distribuía a los  asalariados, en 2017 fue a parar a manos de la burguesía”. Sostienen monetaristas y Fondo Monetaristas que no se debe incrementar los salarios, porque ello sería “inflacionario”. No explican por qué no resultarían “inflacionarios” el incremento de beneficios de los capitalistas, ni la indexación de los créditos bancarios, ni la posible recuperación del ingreso petrolero, ni las tan esperadas inversiones extranjeras que no pagarán impuestos ni respetarán derechos laborales. En esta lógica falla algo, o todo.

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Para abreviar: la solución está en indexar la economía. Si una sola de las variables económicas, el valor del dinero, se altera sin ninguna razón real y sólo por efectos de la acción combinada de páginas web externas y la complicidad con ellas de cierto sector privado, se  puede hacer que el salario y las restantes magnitudes sigan esa variación. Como señala Pasqualina: “La propuesta de indexación de la economía no es otra cosa sino ajustar los salarios, el presupuesto de ingresos y gastos y todas las expresiones monetarias de la economía en la misma proporción en la que variaron los precios del resto de las mercancías”. De hecho, en hiperinflación prácticamente todos los precios son ajustados automáticamente, salvo el del trabajo, vale decir, el salario. Al aplicar la indexación todos los factores de la economía seguirán iguales  y con idéntica relación entre ellos, sólo que expresados con más o menos ceros. Y sin agresión homicida contra  el salario, y sin que la contracción de éste a su vez contraiga destructivamente producción y consumo.

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Arrojan algunos la culpa de la crisis sobre el ya sobrecargado y sobreexplotado trabajador. Es concepto que viene desde la Colonia: el venezolano es “flojo”  y hay que forzarlo a que produzca. Trabajemos más y más por el mismo ínfimo salario, y todo se solucionará. ¿Será posible que debamos trabajar 3,1 billones por ciento más para compensar la inflación desde el año  2013 hasta abril de 2021? ¿De dónde saldrán las fuerzas para esa hazaña sobrehumana en trabajadores que no perciben lo suficiente para adquirir la canasta básica? Hay que trabajar más, pero también pensar un poco más en el trabajador, que todo lo produce.

TEXTO/FOTO: LUIS BRITTO