sábado, 3 de junio de 2023

CIENCIA Y CONCIENCIA -2


Discurso de aceptación del Doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar- Segunda Parte

Luis Britto García

 

7

En la Guerra de Todos contra Todos, Ciencia y Tecnología presentan desarrollos contradictorios, sin ofrecernos  instrumentos para comprenderlos ni controlarlos: 

Inabarcabilidad. Cuando Aristóteles, se reconocía como casi imposible que una persona dominara  todo el conocimiento disponible en ese entonces. En la actualidad, no se puede ni siquiera atisbar el que comprende una especialidad, y mucho menos la vinculación de ésta con el universo de los saberes. Sólo sabemos que ignoramos lo que conocemos.  Urgen síntesis que  integren las ramas del conocimiento científico entre sí y con el Todo.

Irreversibilidad. Decía Nietzsche que el hombre es un puente tendido sobre un abismo: peligrosa travesía, peligroso detenerse, peligroso volver atrás. No se puede parar el avance del conocimiento científico, y mucho menos revertirlo. Los pactos o moratorias en tal sentido siempre serán violados. Tan imposible es retrogradar el progreso científico hasta la Edad de Piedra como detenerlo, o dejarlo avanzar irresistiblemente en aras de lo que Oswald Spengler denominó “cultura fáustica”: la idea de que toda fuerza ha de ser utilizada hasta su agotamiento, todo poder hasta sus últimas consecuencias. Debemos desarrollar pautas para  aventurarnos como ignorantes en lo desconocido.

Incontrolabilidad. El dominio del conocimiento no implica el de sus aplicaciones. Investigar  la Ciencia no es dominar la técnica. Cada nuevo descubrimiento genera un efecto dominó, a veces no sólo impredecible, sino también nefasto. En  la civilización de la Guerra de Todos contra Todos, herramientas de la ciencia y la tecnología contaminan las fuentes de la vida, agotan energías no renovables, concentran la riqueza en un número insignificante de manos,  posibilitan suplantar parcial o totalmente la humanidad por máquinas pensantes, propagar plagas letales, incinerar mil veces el planeta.

Apropiabilidad. Todo conocimiento viene de otro y genera a su vez uno nuevo. Así como la plusvalía es expropiada al trabajador,  la Ciencia es expropiada a los investigadores, quienes en la mayoría de los casos no pueden decidir sobre su aplicación. El saber surge de ininterrumpidos procesos de acumulación social, pero es confiscado para uso exclusivo de monopolios o  Estados. El poder sobre el conocimiento es poder sobre lo económico y social, que engendra y perpetúa clases, castas, élites, oligarquías, marginalidades, tiranías.

Autoagotamiento. La aplicación incontrolada de la técnica consume los mismos recursos que la posibilitan. Fuentes autorizadas como la Agencia Internacional de la Energía y British Petroleum  predicen el agotamiento en cuatro o cinco décadas de la energía fósil que  provee el 80% del consumo energético mundial. Igualmente limitadas son las reservas de otros recursos estratégicos. De no ser aplicado un  nuevo  paradigma civilizatorio, las potencias que ejercen  la hegemonía planetaria gracias a su consumo  librarán  devastadoras guerras  por sus remanentes, para enfrentar luego el colapso civilizatorio.

Mímesis. La Ciencia, fruto del conocimiento, aborda la tarea de generarlo: vale decir, la progresiva suplantación del trabajo intelectual humano por el de máquinas inteligentes. The Future of Jobs Report 2023 del World Economic Forum señala que 34% de los trabajos están ya automatizados, que se espera que para 2027 lo estén el 47%, y que el 75% de las compañías encuestadas planea adoptar la Inteligencia Artificial (https://www.weforum.org/press/2023/04/future-of-jobs-report-2023-up-to-a-quarter-of-jobs-expected-to-change-in-next-five-years).

Bajo  un esquema de juegos suma cero ello implica en pocas décadas la automatización de la casi totalidad de los empleos. Pues los artificios informáticos no sólo desempeñan con menor costo y mayor precisión tareas sencillas: actualmente  aventajan al ser humano en  ejecución de diagnósticos médicos,  análisis de documentos jurídicos, composición de piezas musicales, redacción de textos difícilmente distinguibles de los redactados por humanos.



8

El desarrollo de las Ciencias Exactas crea e intensifica exponencialmente estas contradicciones, sin que exista un paralelo desarrollo de las Ciencias Sociales capaz de controlarlas ni conciliarlas. Vivimos en las superestructuras creadas en el siglo XIX por la máquina de vapor: liberalismo económico y socialismo científico. De un cuanto no podemos extraer otra ética que la Indeterminación. Ya que resultamos de  procesos ciegos de la Naturaleza, nos corresponde desarrollar una visión de nuestro sitio en ella. En otras palabras, humanizar la Ciencia y hacer Científicas las Humanidades.

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La ciencia es el código genético de un modo de producción. Lo que amenaza hoy a la humanidad no es el avance científico y tecnológico, sino los fines competitivos y devoradores que les asigna el capitalismo. Sistemáticamente sacrifican naturaleza y seres humanos al dividendo, porque éste es el Alfa y el Omega de un estilo civilizatorio.

10

Si la Ciencia nos ha cercado con un laberinto, en la Ciencia debemos buscar las alas para sobrevolarlo. John von Neumann, uno de los creadores de la Teoría de los Juegos, formuló el modelo de los llamados  juegos suma cero, donde la ganancia de una parte equivale a la pérdida de la otra y el final de la partida es la destrucción del contendor menos fuerte. (Heims: 1986, 15). Fanático de la proliferación de artefactos nucleares, de los que opinaba “no creo que ninguna arma pueda ser demasiado grande”; Neumann en 1950 manifestó “si ustedes dicen que por qué no bombardear mañana, yo digo que por qué no  hoy. Si ustedes dicen que por qué no a las cinco, yo digo que por qué no a la una”(Heims: 1986, 211). Afortunadamente,  del pensamiento científico que se complace en estos juegos macabros  podemos extraer asimismo estrategias salvadoras.

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Estamos en los umbrales de un nuevo modo de producción. La Ciencia  ofrece la posibilidad técnica de hacer avanzar ilimitadamente el conocimiento y  satisfacer las necesidades fundamentales del género humano sin destruir la naturaleza; para ello sólo debemos transformar un modo de producción fundado en la tasa de ganancia y la competencia destructiva en otro  dedicado al beneficio  mutuo de la humanidad y de su entorno. Como lo demostró Edward O. Wilson en  su medular trabajo Sociobiology, the new synthesis,  en la selección natural tan decisiva como la lucha es la cooperación dentro de las  especies y entre ellas (Wilson, 1976).  La vida no es sólo despiadada guerra de todos contra todos: por el contrario,  células,   individuos,  especies e incluso reinos de la naturaleza no sólo no se agreden innecesariamente, sino que además colaboran entre sí en complejas tramas sin las cuales no sería posible la existencia. En el ámbito humano, matemáticos como John Forbes Nash demostraron que son posibles juegos de estrategia cooperativos de mutuo beneficio.  La salvación de la humanidad y de la naturaleza depende del abandono del paradigma de la competencia suma cero y la adopción  de juegos de equilibrio y de mutuo beneficio.

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Sólo estas estrategias de equilibrio y de mutuo beneficio podrán regir la difícil transición hacia un mundo movido por energías alternativas, que hoy en día  suministran apenas alrededor del 10% del consumo energético mundial. Bajo el paradigma del juego suma cero, en un mundo en el cual según los informes de Oxfam el 1% de la población posee más de la mitad de la propiedad del planeta, y el 10% es propietaria del 80% de los bienes, ello significaría la obsolescencia y quizá la aniquilación de la inmensa mayoría del 90% de no propietarios. Bajo el paradigma de los juegos de cooperación, en cambio, ello libraría a la humanidad del trabajo alienado y haría posible que dedicara todo su tiempo al  conocimiento, al arte, o simplemente al disfrute de la vida. Ante nosotros se abren las puertas de Utopía y las del Infierno. Nos corresponde elegir. La Ciencia es un instrumento, y no un tirano.



 FUENTES:

Bacon, Francis (1985): La gran restauración. Aforismos sobre la interpretación de la naturaleza y el reino humano; Alianza Editorial, Madrid,.

Davis, M. D. (1971): Introducción a la teoría de juegos. Alianza Editorial, 1.ª edición. 

Heims, Steve J. (1986): J. von Neuman y N. Wiener (1 y 2); Salvat Editores,Barcelona. 

Hobbes, Thomas (1968): Leviathan; Pelican Books, Middlesex. 

Wilson, Edward O. (1976): Sociobiology, the new synthesis; The Belknap Press of Harvard University Press, Harvard.


TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO

  

DISCURSO DE ORDEN DE VLADIMIR ACOSTA EN EL DOCTORADO HONORIS CAUSA DE LA UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR PARA LUIS BRITTO GARCÍA

 

SEÑORAS – SEÑORES



Me he tomado una libertad que espero se me permita: la de comenzar este discurso que debo pronunciar aquí, con el famoso poema de Lope de Vega sobre el soneto, para que, a partir de él, de su concisión y envidiable capacidad de síntesis, me sirva a un tiempo de referencia y de control para lograr resumir lo que considero esencial en una  obra rica, variada, extensa y diversa como es la inmensa obra de Luis Britto, la cual me va a servir de base para este discurso de orden que, aunque algo mayor que él en extensión, quiero y espero sea casi tan claro y conciso como lo es el soneto de Lope de Vega que escogí para servirme de necesaria e indispensable referencia. He aquí el poema:

Un soneto me manda hacer Violante

Que en mi vida me he visto en tal aprieto

Catorce versos dicen que es soneto.

Burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante

Y estoy a la mitad de otro cuarteto

Mas si me veo en el primer terceto

No hay cosa en los cuartetos que me espante.

Ya en el primer terceto voy entrando

Y aun parece que entré con pie derecho

Pues fin con este verso le estoy dando.

Ya estoy en el segundo y aun sospecho

Que estoy los trece versos acabando.

 Contad si son catorce y está hecho.

Bien, ahora deséenme suerte porque empiezo con mi análisis de la obra de Luis Britto que, con la atención de ustedes y la ayuda del viejo fantasma de Lope de Vega, intentaré que no se aleje demasiado del sobrio y sencillo ritmo de su poema.

1)Empiezo por Rajatabla y Abrapalabra, dos libros tan inseparables de Luis Britto que parecen consustanciales con su obra y su persona. Rajatabla, libro de relatos variados e inolvidables, recibió el Premio Casa de las Américas en 1970. La  novela Abrapalabra recibió el mismo premio en 1979, causando la admiración de Salvador Garmendia. y para que no quedase duda, Monte Ávila, nuestra editorial, publicó hace unos años en una accesible colección popular las que calificó de 50 obras indispensables de nuestra literatura, y entre ellas, ambas resaltaban.

2) Luis Britto es un humorista que siempre buscó espacio en sus obras para el humor. Como estudiantes de derecho, él y Jaime  Ballestas, su gran amigo que se hizo conocer luego como Otrova Gomás, crearon en 1958 un periódico mural cuyo humor irreverente atraía a toda la UCV incluyendo a carentes de sentido del humor que intentaban destruirlo. En  los 60 e inicio de los 70, cuando la situación política venezolana era realmente conflictiva con guerrillas rurales y urbanas y unas fuerzas represivas que perseguían, mataban y desaparecían, humoristas políticos como Aquiles y Aníbal Nazoa, como Zapata y el propio Luis Britto  se arriesgaban escribiendo en periódicos humorísticos que pronto se esfumaban. Había  que correr al centro de caracas a comprarlos y luego correr de nuevo con ellos para evitar que cayeran junto con sus compradores en poder de la policía. en los 80 y 90, pasado ese período de franca violencia, el espacio para la crítica política y el humorismo creció y el Aula Magna de la UCV mediante la cátedra del humor se convirtió los jueves en el espacio masivo del ingenio y de ese humor entre cuyas figuras centrales se contaban Luis Britto, Zapata, los Nazoa y jóvenes que cada semana se sumaban a la fiesta. y es importante señalar que ni el tiempo ni la madurez han despojado a Luis Britto de ese arraigado sentido del humor.

3) El Caribe es nuestro mar, del que nos despojaron las potencias europeas que nos colonizaron, empezando por España en 1492 y culminando con Estados Unidos, que desde el inicio del siglo xx hasta hoy lo sigue dominando. del siglo XVI al XIX nuestro Caribe fue el mar más importante y rico del mundo, disputado entre España, Francia, Inglaterra y Holanda, y entre indígenas americanos, esclavos negros rebeldes  traídos del áfrica, colonos de distintas pieles, y corsarios, piratas, y filibusteros de clases, aspectos físicos y proyectos de dominio diferentes. Los  tempranos estudios hechos por caribeños dejaron mucho que desear. y dejar de ver al Caribe fragmentado a partir de cada país o isla leyéndolo como costa suya, para pasar en cambio a verlo al fin como ese gran todo marítimo nuestro que es, requirió una revolución tanto física como mental. la revolución cubana llevó a Juan  Bosch a dar ese paso en 1970 con su magistral obra De Cristobal Colón a Fidel Castro y a Luis Britto en 2002 a reunir todos sus valiosos textos anteriores sobre el mundo del Caribe en esa bella y rica obra que es Señores del Caribe. Indígenas, Conquistadores y Piratas en el mar colonial.

4) A partir de los 80-90 la obra de Luis Britto se va concentrando sobre todo en temas claves de política y cultura; temas que giran en torno a Venezuela y América Latina y sus problemas. Y  Luis Britto es autor en esos años de varias obras importantes, editadas, premiadas, y leídas de las que se nutrieron debates que entonces eran claves en la lucha política venezolana. Destacan  entre elllas El imperio Contracultural. del rock a la posmodernidad, y sobre todo la pareja formada por La máscara del poder. Del Gendarme Necesario al Demócrata Necesario, y El poder sin la máscara. De la concertación populista a la explosión social. El  primero muestra cómo el poder pasó de gendarmes y caudillos a líderes populistas gracias a que unos y otros lograron combinar una retórica de tradición popular con un proyecto de colaboración de clases. De  modo que quitarles esa máscara abría camino a una necesaria explosión social de verdadero corte democrático. La  máscara del poder recibió el Premio en Ciencias Sociales de la asociación de profesores de la UCV en 1990. Creo  que estamos ya en el segundo cuarteto.

5) Pero   hay otra obra que en mi opinión es una de las más importantes de Luis Britto y que a diferencia de otros libros suyos comentados y premiados, no recibió ningún premio al ser editada y apenas circuló. Se  trata de América Nuestra, una extensa obra en 2 tomos dedicada a brindarnos una fraternal visión de conjunto y unidad de esta América Nuestra que tanto necesita unirse y a la que le cuesta tanto hacerlo. América Nuestra fue editada en Cuba por la Alba en 2009, se la esperó aquí en la sala José Martí, pero no llegó, y luego en la Feria venezolana del libro de ese año y si mal no recuerdo apenas llegó una caja con 6 ejemplares. Es  una obra valiosa que no debe olvidarse y por eso he querido recordarla.

6) Me  gustaría hablar de los diversos premios recibidos por Luis Britto. y de los temas de sus obras de teatro y de sus guiones de cine. Pero  creo que nos movemos ya entre tercetos, que no me queda mucho espacio, por lo que prefiero tocar algo mas importante que se refiere a recientes reflexiones necesarias y urgentes sobre el mundo actual, sobre su crisis y futuro, que en este caso no son solo los textos valiosos de Luis Britto sino los también valiosos que muchos han o hemos expresado por cuenta propia o compartida.

Tenemos  que actuar, aunque aún no sabemos cómo. Y  es que no es posible que esta humanidad siga dócilmente sometida a los parámetros injustos que le han impuesto las minorías dueñas de este mundo. Un  mundo de una desigualdad social inaguantable, propiedad de una minoría de multimillonarios que mediante sus medios nos mantienen en la sumisión, haciéndonos vivir en un presente eterno carente de esperanza porque a diario reducen nuestra capacidad de razonar, borran la historia y nos despojan de nuestra identidad. Todo  mientras de un lado se nos ofrece un fantasioso metaverso que nos promete libertad infinita para ser y hacer todo mientras por el otro se intenta controlar una inteligencia artificial desbordada que para muchos científicos no es sino una forma de apretarnos más las cadenas con las que se nos mantiene atados.

Bien,  ya termino. Sí,  acabo de sentir dos suaves golpes en mi hombro izquierdo. Es  el fantasma de Lope de Vega que me dice: -Tienes que parar, este soneto ya no es el mío. eran 14 versos. este pasa ya de 16.

Sí,  termino. Gracias por haberme escuchado. Gracias a todas y a todos,

muchas gracias.

UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR

30 DE MAYO DE 2023


sábado, 27 de mayo de 2023

CIENCIA Y CONCIENCIA


Discurso de aceptación del Doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar

Luis Britto García

1


No había un Dios, pero hemos creado uno. De los millares de fantasmas imaginados por nuestro desamparo, éste es el único dotado de poderes tangibles. Lo  que adoramos en  las mitologías eran sus promesas de omnipotencia. Aquí  la tenemos, desde que el primer antropoide arrojó una piedra. Según  el Génesis, el fruto del árbol de la Ciencia nos haría como Dioses. Somos divinidades porque creamos  conocimiento capaz de generar y destruir mundos.

2

Evitemos el mito según el cual la Ciencia aparece,  adulta y armada como Palas Atenea de la cabeza de Zeus, con el  método de Francis Bacon basado en la inducción y la experimentación, dirigido a  descubrir las relaciones constantes que rigen los fenómenos (Bacon: 1985). Tiene la Ciencia su ontogénesis, su desarrollo embrionario desde la primera idea hasta la que pudiera ser la última. Cada fase  histórica  está animada   por alguna provisoria certidumbre científica, a veces disfrazada de mitología, que genera un modo de producción, y este  una física,  una ética, una estética.

3

La  primitiva física que nos suponía centro del universo sugirió un código moral que nos presentó como finalidad del cosmos y una estética  que nos replicó como su ornamento. La física copernicana,  que nos destronó del centro del mundo se reflejó en  una ética que nos encadenó a las leyes causales de éste en forma de evolucionismo, positivismo o materialismo histórico y una estética que nos estudió y replicó con los instrumentos supuestamente científicos del positivismo y el realismo.

4

En el proceso de hacernos dioses descubrimos un mundo que escasamente nos refleja. El cosmos, al parecer, es finito y sin propósito. Tendría  un comienzo en el tiempo y espera un fin; su espacio incomprensiblemente curvo determina que todo viaje hacia los límites termine  en el comienzo. Nadie sabe si se expandirá indefinidamente o terminará comprimiéndose  en un punto de densidad tal que dará origen a una nueva explosión y un universo nuevo. El   orden causal que atisbó en él la ciencia newtoniana se ha desvanecido con el Principio de Indeterminación y la mecánica cuántica. Los Dioses acostumbraban atormentarnos con Decálogos y normas de conducta; ahora que somos pequeñísimos semidioses, no sabemos qué pautas extraer del cosmos ni qué sentido tiene nuestra presencia en él. A la materia inanimada no parece importarle nuestra presencia ni nuestra vanidosa aspiración de eternidad.

5


Mientras tanto, el árbol de la ciencia  del Bien y del Mal también da frutos podridos. El mecanicista Hobbes, tras describir al hombre como  autómata y  a la Razón como máquina de sumar y restar conclusiones, asimiló el Estado de Naturaleza a la Guerra de Todos contra Todos (Hobbes, 1968). Si la naturaleza parecía  abominable campo de batalla donde  especies  e individuos más aptos eliminaban a los menos aptos, lo mismo debía pasar en los grupos sociales. El darwinismo social de Herbert Spencer presentó  la división en castas y clases como inevitable resultado de la selección natural; lo mismo intentaron en el plano económico el malthusianismo y el liberalismo. El progreso científico sería el indetenible  e inevitable dominio de los seres más evolucionados sobre la naturaleza y  las sociedades menos avanzadas. Así fueron maquillados de cientifismo los más abominables racismos, de civilizatorios los imperialismos más repugnantes. 

6

Al tiempo que destruía a la Naturaleza y a  los pueblos más próximos a ella, desde fines del siglo XIX el método científico derruyó cuantas  certidumbres había creado en sus comienzos. Ante su crítica dejaron de existir la objetividad del observador, el tiempo y el espacio  como categorías absolutas, la causalidad como principio coordinador de las partículas subatómicas. A esta física correspondió una ética que negó los “Grandes Relatos”,  como llamó la postmodernidad a la Ética misma, a la  Filosofía, la Historia y la Política. Para ser coherente, dicho rechazo debía asimismo anular el Mercado, el Progreso tecnocientífico y el Desarrollo como metas absolutas. Su Estética fue la de la relatividad y la incertidumbre: impresionismo, surrealismo,  dadaísmo,  abstraccionismo,  absurdo.

7

En la Guerra de Todos contra Todos, Ciencia y Tecnología presentan desarrollos contradictorios, sin ofrecernos  instrumentos para comprenderlos ni controlarlos: 

Inabarcabilidad. Cuando Aristóteles, se reconocía como casi imposible que una persona dominara  todo el conocimiento disponible en ese entonces. En la actualidad, no se puede ni siquiera atisbar el que comprende una especialidad, y mucho menos la vinculación de ésta con el universo de los saberes. Sólo sabemos que ignoramos lo que conocemos.  Urgen síntesis que  integren las ramas del conocimiento científico entre sí y con el Todo.

Irreversibilidad. Decía Nietzsche que el hombre es un puente tendido sobre un abismo: peligrosa travesía, peligroso detenerse, peligroso volver atrás. No se puede parar el avance del conocimiento científico, y mucho menos revertirlo. Los pactos o moratorias en tal sentido siempre serán violados. Tan imposible es retrogradar el progreso científico hasta la Edad de Piedra como detenerlo, o dejarlo avanzar irresistiblemente en aras de lo que Oswald Spengler denominó “cultura fáustica”: la idea de que toda fuerza ha de ser utilizada hasta su agotamiento, todo poder hasta sus últimas consecuencias. Debemos desarrollar pautas para  aventurarnos como ignorantes en lo desconocido.


Incontrolabilidad.
El dominio del conocimiento no implica el de sus aplicaciones. Investigar  la Ciencia no es dominar la técnica. Cada nuevo descubrimiento genera un efecto dominó, a veces no sólo impredecible, sino también nefasto. En  la civilización de la Guerra de Todos contra Todos, herramientas de la ciencia y la tecnología contaminan las fuentes de la vida, agotan energías no renovables, concentran la riqueza en un número insignificante de manos,  posibilitan suplantar parcial o totalmente la humanidad por máquinas pensantes, propagar plagas letales, incinerar mil veces el planeta.

PD: Están todas y todos invitados a la entrega de mi Doctorado Honoris Causa en el Paraninfo del Rectorado de la Universidad Simón Bolívar, el martes 30 de mayo a las 9 am.


TEXTO/FOTOS DE INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN GEOGRÁFICA Y ASTRONÓMICA DEL MUSEO DE L' HERMITAGE: LUIS BRITTO.

jueves, 18 de mayo de 2023

LUIS BRITTO GARCÍA DOCTOR HONORIS CAUSA DE LA USB


Las autoridades rectorales tienen el honor 

de invitarlos al solemne acto académico de

conferimiento del título de 

           DOCTOR HONORIS CAUSA 

al profesor

               LUIS BRITTO GARCÍA                 

Confirmar asistencia: reta-pub@usb.ve

Martes, 30 de mayo de 2023

Paraninfo, Casa Rectoral

UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR

Profesores: Traje académico

Hora: 9,30 am

ORADOR DE ORDEN: VLADIMIR ACOSTA


 



¡ALLÁ LOS ESPERO!


LA MUERTE DEL PRÍNCIPE

Luis Britto  García

1

Decía Marx que la Historia ocurre dos veces,   primero como tragedia, luego como comedia. Nuestra Historia y quizá nuestro inconsciente colectivo provocan que cada  tragedia sea seguida por otra que la supera. Las   efemérides reestrenan obsesivamente esta  trama: un dirigente excepcional parece estar a punto de cristalizar un proyecto indispensable; multitud de pequeños seres conspira para evitarlo; el dirigente es depuesto o muere en circunstancias trágicas o misteriosas, queda el proyecto postergado por los siglos de los siglos venturos hasta que otro conductor lo asume para ser a su vez sacrificado. Príncipes históricos pudieran habernos redimido; ocuparon  su lugar seguidores que destruyeron su obra y medraron con los despojos de ella. Estas reflexiones son suscitadas por la apasionante novela de Gerónimo Pérez Rescaniére, La muerte del Príncipe, Fundarte, Caracas, 2020.
 2


Dejemos para el final al primer príncipe trágico,  Antonio José de Sucre. Su antecesor Bolívar muere prematuramente de desencanto, agotamiento y misteriosos quebrantos de salud. Con ambos se extinguen el proyecto de unidad latinoamericana y caribeña esbozado en el   Congreso de Panamá,  el del trazado bajo nuestro control del canal o canales que unirían los océanos Atlántico y Pacífico a través del istmo centroamericano, el del gran cuerpo geopolítico al que llamamos la  Gran Colombia.
3


Examinemos su fatal destino. Tras la Independencia, algunos caudillos crearon  una nueva oligarquía republicana. Mediante la ley de Haberes Militares de 1817, Bolívar otorgó tierras a los soldados patriotas en pago de sus servicios. Los nuevos oligarcas retrasaron indefinidamente el reparto, compraron  a precio vil los títulos a sus antiguos combatientes, se adjudicaron las mejores tierras de la Nación. Contra esta oligarquía aliada de usureros y mercaderes “canastilleros” insurgieron las rebeliones populares de 1846  y de 1859. En ambas desempeñó papel prominente el General del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora, quien despedazó las tropas de la oligarquía en la batalla de Santa Inés. Una bala misteriosa acabó con su vida mientras inspeccionaba  defensas en compañía de Antonio Guzmán Blanco. Consecuencias: la prolongación de una guerra  ya  ganada en Santa Inés; la claudicación de ambos bandos en el Tratado de Coche, una nueva oligarquía liberal que se distribuyó y autoatribuyó las tierras y los negociados públicos, y de la cual salieron millonarios y multimillonarios como el propio Guzmán Blanco, a despecho de las huestes que lucharon con  Zamora por Tierra y Hombres Libres.
4


Entre estos Príncipes cabría incluir al atrabiliario  e irreprochablemente nacionalista Cipriano Castro, quien resiste bloqueos y asaltos de la oligarquía terrateniente aliada con la banca nacional y extranjera, para ser derrocado durante un viaje al que lo fuerza su precaria salud por su más fiel colaborador, el consecuente entreguista Juan Vicente Gómez.
5



Ya el lector habrá evocado el nombre de nuestro más reciente Príncipe, víctima de misteriosa enfermedad cuando empiezan a cuajar sus proyectos de una Venezuela y un Alba Socialistas, una América Latina y el Caribe integrados, un control pleno sobre nuestros recursos, un sistema monetario independiente del dólar  y  respaldado por nuestras propias riquezas, que ostentaba el apellido del más fiel y talentoso de los asistentes de Bolívar: SUCRE.
6


Por su talento, por su cultura, su gloria militar y su modestia, por haber culminado con la batalla de Ayacucho la Independencia de América, parecía Antonio José de Sucre no sólo el más evidente sucesor de Bolívar, sino además el más posible ejecutor del proyecto político de éste. Como consigna el narrador de la novela,  “Tudor y el mariscal se saludaban con distancia y yo pensaba que debía cuidarse, que estaba sabido como el brazo derecho de Bolívar y como su heredero, dos razones para matarlo”.
7


Desde el asesinato de Julio César, toda muerte de un Príncipe es anunciada por avisos desatendidos y  descuidos inexplicables. Antes del atentado septembrino, Manuelita Sáenz suplica infructuosamente a Bolívar que se cuide y anule a sus enemigos. Cuando Sucre marcha casi indefenso hacia la selva de Berruecos, contra él se cierne una tormenta política que lo señala como continuador y superador del proyecto de Bolívar, con la probable fusión de Venezuela, Nueva Granada, Quito, Perú y  Bolivia en un solo gran bloque geopolítico. Es magno designio que suscita el pavor de las oligarquías locales, de  Estados Unidos y las potencias Europeas, que quieren una América Latina dividida y reconquistable. No sabemos si Pérez Rescaniére cita textualmente de alguna fuente este episodio escalofriante, que ocurre cuando Sucre deja la casa del Presidente de Nueva Granada, Mosquera:

Ya estábamos subidos a los caballos cuando la señora Mosquera, que había estado bastante callada en el desayuno, se abalanzó con cara de angustia sobre la pierna del mariscal y abrazándola, le dijo: 



-¡No se vaya mariscal! ¡No se vaya, que lo van a matar!
 
El mariscal sonreía  conmovido. Respondía: 



-No se preocupe doña Matilde. Nadie me va a matar. 

Ella continuaba sin soltarle la pierna. 


8
En la polémica sobre la importancia de la personalidad en la Historia, Maquiavelo y Stalin le reconocen la mitad del poder decisivo, dejando la otra mitad a las circunstancias. Es posible el  genio político, así como lo hay musical o matemático. Mientras más brillante, mayor el peligro que corre, por elevarse sobre la mezquindad de su época.


9

Preguntémonos cómo criaturas insignificantes abaten colosos históricos. La muerte de todo Príncipe está anunciada, pues persigue una meta colectiva que requiere sacrificio  y esfuerzo. El aprovechador va tras su lucro, que requiere  concentración y egoísmo. El Príncipe sacrifica su persona al proyecto colectivo; el aprovechador inmola el proyecto colectivo a su persona.
No abandonemos ni  Príncipes ni  obras a su muerte anunciada.

TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO

PD: Están todas y todos invitados al otorgamiento del

Doctorado Honoris Causa con el que me honra la Universidad Simón Bolívar en el Paraninfo del Rectorado el 30 de mayo a las 9,30 am.

ORADOR DE ORDEN: VLADIMIR ACOSTA

 



sábado, 13 de mayo de 2023

MADRE ÁFRICA

 Luis Britto García

Ponencia para la Semana Mundial del África

África es la madre de la humanidad; el género humano parece haber olvidado su origen.

Fue en África  donde nuestros antepasados antropoides cursaron hace unos 350.000 años el problemático paso hacia la humanidad: desde la  recolección y la cacería a la agricultura y la ganadería en gran escala  y al sistemático aprovechamiento de las aguas.

Allí  generaron  la escritura, el calendario, la astronomía, las matemáticas, la geometría, las  gigantescas obras de embalse, canalización y regadío que posibilitaron masivos cultivos de cereales que alimentaron a los constructores de arquitecturas titánicas  en pie todavía.

Así organizaron grandes sociedades  estratificadas, con castas  de escribas especializados en la escritura, el cálculo, la geometría, la observación astronómica, la legislación y la administración tributaria.

Sus civilizaciones vivieron y crecieron en simbiosis con los cursos de agua, unidad técnica y económica que  propició la unidad política entre los reinos del Alto y del Bajo Egipto.

Pero esta magnífica maquinaria civilizatoria que acompañó a los grandes ríos no pudo extenderse más allá del sistema de canales de regadío construido alrededor de sus cauces.

En contraste, el panorama cultural y civilizatorio del resto del África fue y es todavía  el de la más extrema y proliferante diversidad.

Mientras que en Europa el poder cultural se unificó a partir del siglo IV alrededor del cristianismo, y el político  en torno al Imperio Romano, al Sacro Imperio Romano Germánico y finalmente a la Unión Europea, en el África posterior a los grandes imperios hidráulicos y a la dominación del área del Mediterráneo por los griegos desde el 322 AC y los romanos desde el 30 AC, la dispersión económica, social, cultural y política parece haber sido la regla.

Infinidad de sociedades tribales, a veces antagónicas, conservan más de 3.000 idiomas y en general culturas propias e idiosincráticas.

A partir de la invasión árabe del Magreb en el 642 después de Cristo, el Islam dominó religiosamente significativas porciones del territorio africano, pero nunca constituyó un sistema político unitario extendido por la mayor parte del continente.

Desde 1415  los lusitanos capturan Goa e instalan  enclaves  en las costas africanas buscando el acceso a la India.

Poco después se plantea uno de los procesos más enigmáticos de la modernidad: el volcamiento de España, y luego de Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda  y Dinamarca hacia la conquista de la para entonces remotísima  América, pasando por alto la cercana África, a poco más de un día de navegación por el Mediterráneo.

Quizá la causa de ello fuera el que los musulmanes habían constituido fuertes Estados en el Norte de África, que compitieron  con los europeos por el dominio naval del Mediterráneo y  territorios adyacentes.

Las legendarias riquezas de América, el mito de El Dorado, el oro robado a México y la plata arrebatada al Perú detonaron una rebatiña contra pueblos militarmente débiles que apenas se iniciaban en la metalurgia y no dominaban las armas de fuego.

El exterminio de gran parte de los pueblos originarios de América originó la carencia de mano de obra que propició el infame comercio del Triángulo: mercaderes que levaban anclas de puertos europeos compraban esclavos en los africanos; vendían a estos desdichados en el Nuevo Mundo y tornaban a Europa cargados de riquezas americanas.

La mayoría de las víctimas  eran capturadas por otros africanos, a veces en las guerras tribales, a veces por musulmanes traficantes de esclavos.

Esta macabra operación secuestró unos 60 millones de africanos, de los cuales llegaron vivos a América apenas unos 12 millones  por las violencias, privaciones y maltratos del viaje. 

 

Tal contingente es en gran parte responsable de la  producción y recolección de las riquezas de América enviadas a Europa,  según Carlos Marx una de las causas fundamentales de la acumulación primitiva que originó el capitalismo.

También africana es la mano esclava que motorizó el llamado “Imperialismo Verde”: el apogeo de las grandes plantaciones americanas y caribeñas que siguieron nutriendo a Europa tras la rapiña que casi despojó a América de metales preciosos.

Africana es la primera rebelión independentista exitosa de América: la de Haití, que a partir de 1791 erradica la esclavitud y derrota a las mejores tropas de Bonaparte.

Quizá por ello el gran saqueo colonialista del África apenas arranca a finales del siglo XVIII, con la expedición de Napoleón contra Egipto y Siria en 1798.

Décadas después, las potencias europeas colonizan la casi totalidad  del Continente Negro, avasallándolo con su técnica militar superior y sus armas de fuego. Portugal, España, Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia, Alemania participan en el tumultuoso saqueo, estableciendo fronteras convenientes para sus intereses que para nada respetan la geografía, demografía o culturas locales.

En  los territorios avasallados despojan a los nativos de sus recursos naturales y tierras y les cargan un impuesto de capitación por el solo hecho de vivir, para obligarlos a trabajar como mano de obra barata en las minas y plantaciones de los colonos. El colonialismo cultural implanta la religión, el idioma, los valores y la cultura de las metrópolis, mas no su grado de desarrollo ni de autodeterminación soberana.

Estos pueblos brutalmente subordinadas sin embargo plantan las semillas esenciales de la cultura moderna. De las máscaras africanas nace la pintura cubista contemporánea; de la melodías negras surgen los blues, el jazz, el rock and roll y las folías, y las disonancias y ritmos percutivos de Stravinski; toda una cultura latinoamericana y  caribeña brota de los crisoles del mestizaje étnico y lingüístico. Africanos son nuestra  sangre, nuestros santos y nuestros festejos; casi todo lo popular lleva el mismo sello.

Sólo tras arduas luchas descolonizadoras  que se intensifican desde  la Segunda Guerra Mundial llega África a su situación actual, con 54 Estados soberanos que dificultosamente intentan coordinar multitudes de sistemas políticos y económicos, culturas, religiones y lenguajes.

El Pensamiento Único mantiene dividida, fragmentada y desunida cultural, económica y políticamente a la Madre África que originó al Único género humano.

Todos somos África, mientras  la desunión subsista.

 


 
TEXTO/FOTOS:LUIS BRITTO


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monteavila.gob.ve/mae/pdf/socialismo-tercer-milenio.pdf

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