martes, 17 de noviembre de 2020

ALMAGRO RECONOCE SU PAPEL EN GOLPE DE ESTADO DE 2019 EN BOLIVIA

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17 11 2020

Almagro reconoce su papel en golpe de Estado de 2019 en Bolivia

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, reconoció su papel en el golpe de Estado en Bolivia que provocó la salida forzada del Gobierno del expresidente, Evo Morales, reseñó este lunes Telesur en su portal web.



A través del libro “Luis Almagro no pide perdón”, el representante del organismo internacional relata cómo apoyó que Morales pudiera presentarse en 2019 a la reelección “para ganarse su confianza”.

El texto es el resultado de más de 100 entrevistas y 20 horas con Almagro en donde se describe su trayectoria política. Entre los hechos políticos más significativos que se relatan se encuentra la estrategia para “desbancar a Evo Morales”, el convencer a Estados Unidos a aliarse a su postura para ir contra el Gobierno venezolano o su apoyo a Dilma Rouseff.

Los autores del libro muestran que el rol de Almagro en la salida de Morales formó parte de una estrategia premeditada, que arrancó en 2017 y culminó con la Misión de Observación Electoral de la OEA para que presentara presuntas irregularidades en el conteo de votos en 2019  y así impedir la reelección del mandatario, lo que alentó el golpe militar perpetrado.

Respecto a Evo Morales y las elecciones de 2019, Almagro destacó que “abríamos una posibilidad que era que Evo ganara legítimamente. Era el costo que tenía eso. Para mí eso era imposible, imposible. Evo tenía menos votos todavía que los que había tenido cuando el referéndum, o sea que no tenía forma. Después abríamos la posibilidad de que la oposición boliviana ganara legítimamente. Y cerrábamos la posibilidad de que Evo se robara la elección”.

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lunes, 16 de noviembre de 2020

Venezuela. Soberanía, ¿una palabra «demodé»?

 

Venezuela. Soberanía, ¿una palabra «demodé»?





Por Eduardo Verdugo. Resumen Latinoamericano, 15 de noviembre de 2020.

Uno de los consensos más sólidos entre quienes reflexionaban sobre la reciente batalla electoral en EEUU es que ganase quien ganase, ningún cambio sustancial tendría lugar dentro de la política exterior del país norteamericano. La razón no es desconocida.

Quien ocupe la Presidencia solo será el megáfono de distintos intereses militares y financieros que, se vistan de rojo o de azul, coinciden en algo: en hacerse con el mayor control geopolítico y económico del mundo.

Les queda a los latinoamericanos no distraerse en la venta de humo que intenta mercadear el próximo gobernante estadounidense, sino concentrarse en lo que debe hacer la región para fortalecerse y enfrentar unos intereses que jamás cambiarán mientras el capitalismo sea el sistema gobernante.

Soberanía, ¿una palabra demodé?

Luis Britto García, intelectual venezolano, en un reciente artículo de su autoría dio pistas sobre hacia dónde debe dirigirse el debate de nuestros pueblos latinoamericanos, y bien podría decirse que el debate es de todos aquellos a quienes se les asignó el papel de países subdesarrollados solo proveedores de materia prima.

Soberanía para principiantes (https://lahaine.org/dL7j) es el título que eligió Britto García. No podía ser más acertado. Pedía que se aprovechara la creación de una escuela para los candidatos del chavismo que aspiran a llegar a la Asamblea Nacional para dotarlos de pleno conocimiento sobre el concepto de soberanía. Una noción que le costó a los pueblos suramericanos que quisieron que se respetase la suya la feroz violencia del imperialismo occidental en los últimos doscientos años.

Un Estado que se somete a tribunales, cortes o juntas arbitrales extranjeras en asuntos de orden público interno pierde su soberanía.

Estos cuerpos foráneos podrían sentenciar la ilegitimidad de los actos de los poderes públicos: anular elecciones, deponer o designar mandatarios, declarar ilegítimas sus leyes, arruinar al país asignando sus recursos a entes extranjeros o sentenciándolo a pagar deudas inexistentes. Con ello desaparece también la democracia: las decisiones fundamentales serían adoptadas por órganos del exterior, no elegidos por los nacionales ni responsables ante ellos», señalaba Britto García en su artículo.

No es el quién ocupará la Casa Blanca lo que debe ocupar los debates y reflexiones de nuestros países. Se trata de entender que si a algo le temen las élites demócratas y republicanas es a que los pueblos piensen con cabeza propia y hagan respetar sus leyes por encima de los intereses económicos extranjeros. A ejercer la soberanía en el más puro sentido de la palabra. 

Destruir el alma de la nación para conquistarla

La agresión multidimensional emprendida en los últimos años por EEUU contra Venezuela ha golpeado al país suramericano en todos los niveles, en especial, en el aspecto económico. 

El propio presidente Nicolás Maduro mencionó hace unas semanas que el bloqueo habría provocado que de «cada 100 dólares o euros que el país obtenidos por la venta de petróleo en el 2014, hoy obtuviese menos de uno», y destacó que la nación pasó de «56.000 millones de dólares a menos de 400 millones de dólares el año pasado».

Ante un ataque tan desproporcionado, el Gobierno bolivariano optó por avanzar en estrategias que le permitieran sortear la crisis provocada. Promulgar una Ley Anti Bloqueo, fue quizá una de las que más debate ha suscitado. El propio Luis Britto García señaló ciertos aspectos por los cuales la soberanía del país podría resultar afectada.

Johnny Hidalgo, analista político y especialista en geopolítica del petróleo, enuncia, a propósito de cómo el especular sobre las elecciones en EEUU ha ocultado el verdadero problema de las sanciones, una hipótesis a la que habrá que prestar atención en los próximos años:

«En Venezuela se tiende a pensar que la agresión de EEUU es sólo por petróleo. Es un error pensar así, el petróleo podría explicar buena parte de las agresiones ocurridas durante el siglo XX, pero no la de los últimos quinientos años. Bolívar también tuvo que lidiar con las acciones del gobierno de EEUU, en el siglo XIX, y evidentemente no fue por petróleo. Estoy convencido de que las agresiones que el gobierno de EEUU mantiene contra Venezuela, son para aniquilar las fuerzas del chavismo, pues estas representan una cultura que se opone a las imposiciones del orden mundial. Tratan de convencer al chavismo y a toda América Latina y el Caribe de que la Revolución no es posible. Si el chavismo retrocede, la integridad territorial y la soberanía del país se verán seriamente comprometidas», sentencia. 

Dicho retroceso Hidalgo lo sitúa dentro del debate que se ha dado en Venezuela a propósito de la Ley Antibloqueo. Son dos visiones que se confrontan en cuanto a la dimensión y naturaleza del rol que se le da al sector privado internacional e internacional dentro de la economía de crisis impuesta por las sanciones. Las reservas que tienen algunos sectores de la sociedad al respecto del capital privado, sin embargo, tienen asidero.

«A lo largo de la historia, Venezuela fue sometida a relaciones coloniales en las que fue saqueada por las potencias occidentales. Hoy en día, forma parte del interés nacional que la República mantenga la propiedad de las minas y las industrias estratégicas. Asimismo, buena parte de la población considera que la inversión extranjera nunca ha tributado a los intereses nacionales y eso genera rechazo a que dicha inversión sea fomentada. Estos rasgos del pensamiento venezolano, juegan un papel importante en el debate que se ha dado sobre la Ley Antibloqueo», opina el analista. 

Hidalgo considera que, para proteger los intereses de la nación, dentro del proceso de negociación que inaugura la Ley Anti Bloqueo solo se saldrá victorioso si se aprende del proceso histórico en el que se construyó la nación venezolana.

«Durante la dictadura de Gómez, a Venezuela se le impuso el rol de colonia petrolera. Bajo esa premisa se organizó el Estado Nacional y se pretendió la formación de un nuevo venezolano; no de un venezolano petrolero, sino de un venezolano excluido, marginado. Esto implicó la imposición de las dinámicas del negocio petrolero a la administración pública y la minimización de la actividad agrícola predominante en la economía del país. El venezolano no produciría todo lo que consume, sino que lo importaría. La acumulación de capital ocurriría en las metrópolis occidentales, aunque Venezuela produjera la riqueza. Para eso el Estado percibiría una renta a cambio de otorgar concesiones para la exploración y extracción de petróleo en el territorio nacional. Esa renta era traducida a divisas extranjeras con las que sólo pueden comprarse cosas en el exterior. Así, el venezolano debía acostumbrarse a valorar a todo lo importado más que a lo nacional. No solo valoraría los bienes importados, sino también a la gente oriunda de las potencias occidentales. A esto último, algunos le llaman musiuismo«, señala.

Para Hidalgo, es a esta dinámica de conformación de la identidad a lo que hay que prestar verdadera atención a la hora de debatir cuál es la verdadera dinámica que se instaura entre los países exportadores de materia prima y el capital transnacional.

«En el país se crearon mitos para afianzar en el venezolano una imagen negativa o una subvaloración de sí mismo. Se ha dicho que Venezuela es un país petrolero, cuando en realidad es un país con petróleo. También se ha insistido en que Venezuela es un país rentista. El rentismo se basa en la idea de riqueza no ganada con trabajo, y eso solo mantiene la difamación que, desde el siglo XVII, ejecutan las potencias occidentales sobre los pobladores de este continente, haciéndoles creer que son gente perezosa, o floja, como decimos en Venezuela. La renta es producto del trabajo y dejó de existir, realmente, cuando se nacionalizó la industria petrolera, pues entonces el Estado dejó de ser tan solo terrateniente para convertirse en dueño del capital, dejando de percibir renta para obtener la plusvalía completa. El rentismo es un mito que desvaloriza al venezolano. Venezuela no es un país rentista», apunta.

Hidalgo considera que el objetivo final de la estrategia imperialista no es el control de los Estados, sino el control de las naciones y de la gente, y que precisamente «la subvaloración de lo nacional también abre espacios donde los intereses de grupo prevalecen sobre los intereses nacionales». 

Aunque ve en la Ley Anti Bloqueo la respuesta natural de un Estado al que se le asedia por todos los flancos, considera que la clave para no seguir cometiendo los errores históricos que han vulnerado la soberanía y el sentido de la nación se encuentra en la mirada y en la confianza en las potencialidades internas del país:

«Los valores determinan los sueños, las aspiraciones. Estos serán más elevados cuanto más se valore la nación a sí misma. Si se valora poco, con poco se conforma, y esto es de mucho interés para el colonialismo», sentencia.

Fuentes: Sputnik // La Haine

domingo, 15 de noviembre de 2020

PARA QUÉ SIRVE UN ESCRITOR





 


Palabras inaugurales en la XVI Feria Internacional del Libro de Venezuela

LUIS BRITTO GARCÍA

1

Siempre me he preguntado, al igual que todo el mundo, para qué sirve un escritor. La primera respuesta que  se nos ocurre es obvia: para nada. En otros sitios los literatos motorizan industrias editoriales que ensucian mucho papel y mueven mucho dinero. En un país donde los índices de lectores subieron abruptamente y posiblemente se desplomaron tras el bloqueo, vuelve el escritor a ser fantasma sin aplicación, salvo el arribismo político o el malabarismo burocrático. Esta respuesta es falsa, pero me siento cómodo con ella. Sostener que un ser humano debe servir para algo es  mercantilismo ajeno a la Utopía, donde el Ser se justificará por el prodigio de su propia existencia y sus creaciones. Instalarse en un oficio sin escalafón ni tabla de remuneraciones es conquistar  de manera soberbia una parcela del Reino de la Libertad: del vivir sin deberle a nadie excusas ni plusvalía. Vale decir, la aristocracia sin siervos ni esclavos a la que acceden sólo creadores e indigentes.

2

Me corrijo: el escritor sí sirve para algo, o más bien para todo. Los  seres vivientes acceden a la condición de animales sociales al desarrollar el lenguaje. Abejas, hormigas y delfines disponen de complejos medios de comunicación. El de los seres humanos es el que más depende de la capacidad de invención. De creerle a Noam Chomsky, las estructuras profundas de nuestro lenguaje serían fijas e innatas, pero a partir de ellas hemos desarrollado millares de idiomas y culturas distintas. El escritor  organiza, fija, potencia y preserva las palabras, primero en el mecanismo mudable de la memoria, luego en la trama de los signos preservados en piedra, arcilla, nudos, papel o pulsos electromagnéticos. La palabra dicha es local y fugaz, sin más alcance que la voz y el recuerdo. La reducida a  signos en la escritura aspira a perdurable. Gracias a ella disfrutamos de inagotable  acceso a todo lo dicho desde el comienzo de los tiempos y el confín de las distancias.

3

Sin lenguaje sería  imposible coordinar  conductas humanas; sin escritura, hacer  esta coordinación perdurable. Las palabras no son la realidad, pero erigen  modelos modificables de ella. Las más poderosas  nombran objetos intangibles. Tribu, Aldea, Ciudad, Nación, Religión, República, Estado, son palabras. El escritor incesantemente construye y destruye  la concepción del mundo. Alrededor de textos como la Biblia, las Analectas, la Odisea, el Popol Vuh, el Corán,  El Príncipe o El Quijote terminan de decantarse los idiomas que a su vez definirán naciones. La escritura  fija la realidad fluyente del idioma y mediante él  estabiliza el sistema compartido de valores que llamamos Nación. Cada escritor desarrolla un estilo y cada comunidad una civilización, especie de intangible frontera del cuerpo político. Hay Naciones cuya cultura perdura milenios después de destruido su Estado, y Estados aniquilados porque dejaron morir su cultura. 

4

La naturaleza  se nos hace inteligible a través del lenguaje. Organizamos  vocablos mediante gramáticas cuyas construcciones llamamos filosofías, con las cuales  explicamos el mundo. El universo es sólo  caos de sensaciones hasta que lo ordenamos con el mito, la Historia y las matemáticas. No hay escritor más preciso que quien  traza números, a pesar de que su cosmos está poblado de criaturas insensatas: el cero, el infinito, los números irracionales. No olvidemos al que apunta sonidos y nos interna en orbes musicales  al parecer desprovistos de otro sentido que el de cautivarnos. Pintores y escultores  articulan imágenes y formas, ingenieros y arquitectos palabras  sólidas. Todo lo real fue escritura; pasado su tiempo devendrá Historia.

5

Cuenta Maquiavelo que luego de pasar el día discutiendo con jornaleros y pastores, se encerraba en su biblioteca para conversar con los grandes hombres del pasado. La filosofía no ha encontrado mejor manera de definir el Ser que considerarlo una hilación de ideas, vale decir, de palabras. Seguir el monólogo interior de James Joyce es temporariamente convertirse en él. Mediante la lectura disponemos de mil vidas; mediante la escritura, de la ilusión de ubicuidad e inmortalidad. Sólo muere el escritor cuando ya no es leído; sólo deja de serlo cuando evade su Verdad. Nace muerta la palabra que  expresa adulación o  moda. La venalidad no expresa más que el precio que la compra.

 6

Toda opresión es legitimada por cadenas verbales. Su fin llega cuando son resignificadas las  palabras de sus murallas conceptuales.  Toda Revolución es disparada por la prédica de una Vanguardia Ilustrada. La Revolución Francesa, la Independencia, la Bolchevique, la China, la Descolonización, la Cubana, la Sandinista, la Boliviana,  fueron movimientos explosivos detonados por  mechas de conceptos. El bolivarianismo es  intento de plasmar lo mejor del nacionalismo, el antiimperialismo, el integracionismo, el socialismo del  proyecto de la izquierda de los años sesenta. En vano desdijeron de este último algunos de sus autores. Lo dicho en vida sobrevive a quien muere en espíritu. 

7

Sobre la tierra se baten  a muerte el discurso de la Alienación y el del Reino de la Libertad. Algoritmos de  dividendos deciden hecatombes. Mentes artificiales enuncian palabras digitales que asfixian la esperanza y proscriben el futuro. Cada vocablo que tecleamos es registrado por mecanismos espías y cribado por análisis de contenido.  La información se concentra en un número cada vez menor de softwares. Todo lo que digamos puede ser digitalizado en  contra nuestra. Más de un millar de idiomas hablamos los humanos: las máquinas los han traducido a  uno solo. Mientras construimos el mundo con conceptos los ordenadores lo reducen a data. Debemos aprender idiomas inhumanos que sólo conocen el uno y el cero para defender nuestra patria, que es el infinito. Una vez más, es preciso inventar el lenguaje que nombre la vida. La palabra es nuestra memoria y nuestro consuelo. Nuestro anhelo de arribar al mundo donde, como anticiparon Carlos Gardel y Alfredo Lepera, no habrá más penas, ni olvido.

TEXTO/FOTO: LUIS BRITTO

 

SOBERANÍA PARA PRINCIPIANTES

 

LUIS BRITTO GARCÍA

 1

Ha sido creada una Escuela para candidatos a diputados en la Asamblea Nacional Legislativa, inaugurada por el  Presidente Nicolás Maduro y por Jorge Rodríguez. Teniendo como educandos a futuros legisladores, y siendo así que las leyes son desarrollo de la Constitución, el pensum debería incluir nociones jurídicas fundamentales sobre el tan frecuentemente ignorado concepto de Soberanía.

2

Soberanía es el perpetuo y supremo poder de un cuerpo político para darse sus propias leyes, aplicarlas con sus propios órganos y decidir las controversias sobre dicha aplicación con sus propios tribunales.  La palabra “Soberano” deriva del latín Super Anus, por encima de cualquier otro. Tras la caída del Imperio Romano, proliferó en Europa una multiplicación de pequeños poderes: los de los señores feudales, los de las ciudades,  los de las Iglesias, los de los gremios. Estos poderes se pretendían   independientes, pugnaba cada uno con los otros y superponían sus competencias. El resultado era una perpetua guerra, que sólo se aplacó con la instauración de los soberanos Estados Modernos Nacionales, en los cuales un solo poder, una sola instancia decidía las controversias.

3

Uno de los fundadores de la teoría de la Soberanía, Jean Bodin (1529­-1596), la define como “el poder absoluto y perpetuo de una República”. Poder Absoluto, porque no admite ningún otro por encima de él. Perpetuo, porque se lo funda con  intención de que perdure: no tiene lapso de caducidad ni vencimiento. La Soberanía se manifiesta mediante atributos, y el principal de ellos es el de legislar. Según Bodin: “El primer atributo del príncipe soberano es el poder de dar leyes a todos en general y a cada uno en particular”. Fácil es comprender que de él se derivan los demás atributos, pues de nada serviría al soberano sancionar leyes si aplicarlas o no aplicarlas depende de un poder  distinto. Y tampoco valdría de nada legislar si tribunales de otros países interpretaran como les pareciera las leyes o pudieran declararlas ilegítimas. Son los mismos  atributos que posteriormente Montesquieu designaría como poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La pérdida de cualquiera de ellos equivale a la de la soberanía, ya que, como puntualiza también Bodin, “del mismo modo que una corona pierde su nombre si es abierta o se le arrancan sus florones, también la soberanía pierde su grandeza si en ella se practica una abertura para usurpar alguna de sus propiedades”.

4

Así, un Estado que se somete a tribunales, cortes o juntas arbitrales extranjeras en asuntos de orden público interno pierde su soberanía. Estos cuerpos foráneos podrían sentenciar la ilegitimidad de los actos de los poderes públicos: anular elecciones, deponer o designar mandatarios, declarar ilegítimas sus leyes, arruinar  al país asignando sus recursos a entes extranjeros o sentenciándolo a pagar deudas inexistentes. Con ello desaparece también la democracia: las decisiones fundamentales serían adoptadas por órganos del exterior, no elegidos por los nacionales ni responsables ante ellos. Sin soberanía no hay cuerpo político.

5

Resumimos: entregar a un poder foráneo la potestad de legislar, aplicar las leyes o interpretar la correcta aplicación de ellas en materias de orden público interno es renunciar a la soberanía. No existe soberanía “limitada” ni “relativa”: de la misma manera que una mujer no puede estar medio preñada. Un cuerpo político es soberano o no es. Es cuestión que a partir de 1810 decidimos a sangre y fuego con la pérdida de más de la tercera parte de nuestra población en una Guerra de Independencia que duró catorce años y destruyó también nuestra economía.

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Los Imperios en la actualidad no siempre adquieren colonias con costosas invasiones y genocidios tremebundos. Ello les impone mantener pesados ejércitos de ocupación y molestas guerras de contrainsurgencia con los sojuzgados. Ahora les bastan discretas presiones, vagos halagos, promesas etéreas, para que mandatarios, jueces, constituyentes y legisladores adulantes entreguen soberanías, no en el campo de batalla, sino en mesas de negociaciones salpicadas de brindis y de cómplices felicitaciones.

7

Pero cada vez que los representantes de Venezuela han incurrido en  abdicaciones de soberanía, el castigo ha sido tremendo. A una Junta cuyos miembros fueron designados por Estados Unidos le confiaron el Laudo Arbitral sobre la Guayana Esequiba, y  la perdimos íntegramente. Inglaterra, Alemania e Italia se confirieron el derecho de reclamar a cañonazos supuestas acreencias de sus compañías contra nuestro país, y el resultado fue un sangriento y ruinoso bloqueo entre 1902 y 1903. A la Corte Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA  obsequió nuestro país el derecho de vigilar y juzgar sobre las violaciones de éstos en Venezuela, y dicho organismo cuadruplicó las causas y sentencias en contra nuestra desde que se instauró el gobierno bolivariano. Al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre las Inversiones (CIADI) le cedió el poder de decidir las reclamaciones de las transnacionales contra nuestro Estado, y las perdimos prácticamente todas. Carlos Andrés Pérez entregó en bandeja de plata al Fondo Monetario Internacional el soberano control de la economía venezolana, y apenas le costó la pérdida del poder para siempre tanto a él como a su partido Acción Democrática. Caldera suscribió el Primero de los Infames Tratados contra la Doble Tributación, que exoneran de pagar impuestos en Venezuela a empresas e individuos extranjeros, y tanto él como su partido viajaron hacia el Monte del Olvido. La entrega de soberanía no perdona.

8

Dicho lo anterior, me pregunto  cuándo voté para que representantes elegidos con mi sufragio sancionaran una Constitución que impide proteger nuestra economía al estatuir que la inversión extranjera tendrá las mismas condiciones que la nacional. Tampoco recuerdo haber autorizado a nadie para redactar una Ley Orgánica de la Hacienda Pública Estadal que privatizaba ríos, lagos y lagunas y permitía inmunizarse por contrato contra las alzas de impuestos; una Ley de Promoción y Protección de la Inversión Extranjera que confiere a ésta mayores privilegios que a la Nacional, y en general normas que convierten a las sentencias de nuestros tribunales en borradores a ser corregidos, enmendados o desechados a placer por jueces extranjeros. No concibo que no sepan leer lo que aprueban, porque en nuestro país se acabó el analfabetismo. Tampoco creo que una mano siniestra borró lo que aprobaron y escribió otra cosa, porque ninguna mano maligna ha borrado sus dietas, subvenciones y viáticos. Menos creo que hayan levantado el brazo sin leer lo que aprobaban, porque ninguno ha suscrito un documento de cesión de todos sus bienes sin mirar lo que firmaba. Ninguno prometió esas canalladas, sino todo lo contrario. Me deben una explicación.

9

Me dirijo entonces, no a los ya elegidos, sino a aquellos por elegir. Una vez más vamos a confiarles la custodia de la soberanía, no su entrega. Estamos en la Soberana República Bolivariana de Venezuela, muchachos, no en el Estado Libre Asociado de Muñoz Marín. Si así lo entendeis, que  la Patria y los votantes os lo premien; y si no, que os lo demanden.

7 noviembre 2020

LA VERGONZOSA ASAMBLEA NACIONAL 2016-2020

 



Luis Britto García

 

 

1
He señalado que todo proceso progresista es atacado simultáneamente por una contrarrevolución externa y otra interna. El bolivarianismo no es la excepción. En forma coordinada, sincronizada, cómplice, unen sus fuerzas el Imperio y la derecha criolla para destruirlo.

2
En dos décadas de ofensiva, cada día se revela un nuevo ataque, militar, paramilitar, jurídico, político, diplomático, económico, mediático, informático o simplemente terrorista contra Venezuela. Esta ofensiva de mil cabezas, que parecería operar en el desorden y la anarquía por la dispersión y diversidad de sus esfuerzos, es sin embargo metódica concreción de un plan preparado en los laboratorios de potencias extranjeras para ser aplicado por carne de cañón mercenaria. Se pretende aplicar a Venezuela una receta prefabricada que había funcionado en otros ámbitos: la “revolución de colores”, contrarrevolución de eventos mediáticos destinados a excusar el derrocamiento por la fuerza de un gobierno ingrato al Imperio.

3
Las tácticas para ello constan en tres manuales de funcionarios del Gobierno estadounidense: From Dictatorship to Democracy, del politólogo Gene Sharp, y Mastertroke y Operation Venezuela Freedom 2, del almirante Kurt Tidd, jefe del South Command. Decían los positivistas de principios del siglo pasado que en Venezuela había una constitución invisible, que se aplicaba a despecho de la escrita. Para la Asamblea Legislativa en desacato, la única constitución aplicable y aplicada la integran los tres documentos citados.

4
Un observador acucioso puede descifrar en ellos las claves de todas y cada una de las medidas inspiradas por la mayoría opositora en la vergonzosa Asamblea Nacional 2016-2020. Comencemos por From Dictatorship to Democracy, de Gene Sharp. Díganos el lector si reconoce en las políticas de la Vergonzosa el surtido de tácticas que consta en el Apéndice Primero de dicho recetario: “22. Desnudos de protesta (recordemos la obsesión de los manifestantes por mostrar sus traseros). 31. Atormentar sicológicamente a oficiales. 32. Burlarse de oficiales. 63. Desobediencia social. 70. Emigración de protesta. 81. Boicoteo comercial. 86. Retiro masivo de depósitos bancarios. 92. Embargo doméstico. 93. Poner en lista negra a grupos de comerciantes. 94. Embargar a proveedores internacionales. 95. Embargar a compradores internacionales. 96. Embargar el comercio internacional. 119. Cierre económico. 123. Boicoteo de cuerpos legislativos. 124. Boicoteo de elecciones. 141. Desobediencia de leyes consideradas “ilegítimas”. 151. Retener el reconocimiento diplomático. 154. Ruptura de relaciones diplomáticas. 155. Retiro de organizaciones internacionales. 170. Invasión “no violenta”. 178. Teatro de Guerrilla. 190. Creación de mercados alternativos. 198. Soberanía dual y gobierno paralelo”. Reconozcamos que Gene Sharp olvidó incluir el único acto creativo de la oposición vergonzosa: prenderle fuego a sus conciudadanos que por vestimenta o tono de piel pudieran parecer adversarios.

5
Un prontuario todavía más detallado ofrece Pasqualina Curcio en el libro La Vergonzosa Asamblea Nacional 2016 2020: Arremetida imperial. Con precisión y claridad, con pruebas documentales irrefutables, la autora verifica cómo punto por punto, detalle por detalle, las acciones de los legisladores de oposición materializan instructivos emanados de las agencias de seguridad estadounidenses y del Comando Sur. Desde la campaña electoral fundada en “la última cola” hasta la amenaza de derrocar en seis meses a Maduro. Desde la proliferación terrorista de cortes viales hasta la hiperinflación inducida, la farsa del “gobierno de transición” y la fallida invasión de mercenarios, el bloqueo económico, el ataque a Pdvsa y al signo monetario. Vale decir, en la sección opositora de la Asamblea Nacional no tuvimos legisladores ejerciendo sus funciones para quienes los eligieron, sino una cabeza de playa del Comando Sur.

6
No hablamos de manera figurada: los mercenarios cuya planta insolente profanó el sagrado suelo de la patria en febrero de 2020 fueron alquilados a destajo por el presidente de dicha Asamblea Legislativa en documento suscrito en Washington. El colosal fiasco de la invasión asalariada culminó la cadena de fallidos atentados contra la soberanía emprendidos por el cuerpo legislativo que alguna vez pretendió erigir un presidente autoelegido de Venezuela.

7
¿Por qué no han tenido éxito tantos manuales? Todos están encaminados a crear coartadas mediáticas para que un grupo armado instaure una dictadura. Pero a pesar de sus empecinados esfuerzos, ni Estados Unidos ni la oposición vernácula han logrado constituir en nuestro país un poder real, ni social ni militar, capaz de tomar el gobierno y retenerlo más allá del cuarto de hora de fama que disfrutó la dictadura de Carmona Estanga. Han fingido todo tipo de escenografías y melodramas para consumo mediático: ninguno de ellos con raíces profundas en el movimiento popular.

8
Pensemos en ello a la hora de consignar el voto para una futura Asamblea Nacional Legislativa. Los caletres de Gene Sharp y Kurt Tidd no le han reportado el poder a los opositores, pero han arrojado muerte, dolor, pobreza y deterioro económico y social para la familia venezolana. De la mayoría opositora en el Congreso no ha salido una sola ley, una sola norma para paliar la difícil situación en que el bloqueo y el capitalismo vernáculo han colocado a los venezolanos. Ni una disposición para defender el monto y valor del salario, castigar la especulación con bienes básicos, instaurar un control que imposibilite la corrupción. Sólo han pensado en consagrar legislativamente la impunidad por sus propios delitos y robar los activos del país entronizando en una farsa burlesca a un fantoche en lugar del presidente que no han podido colocar en Miraflores. Aprendamos de esta vergonzosa historia, para evitar repetirla.

24 de octubre 2020