sábado, 11 de julio de 2020

FILOSOFÍA DEL BOTÍN


LUIS BRITTO GARCÍA
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1
Según relata el cirujano de los piratas Alexander Exmelin, San Pedro enfrenta a dos filibusteros que reclaman entrada esgrimiendo sendas patentes de corso. Agotados los argumentos, el celeste portero grita: “¡Nave a la vista!” “¿Cuál rumbo?” claman los aspirantes. “¡Suroeste cuarta al Este!”; responde el recepcionista. Y antes de que termine de decirlo ya zarpan los amigos de lo ajeno, sin meditar que por la codicia de un reparto de despojos pierden el Paraíso.


2
El fanático puritano Jacques Sore asalta Margarita, Borburata, Santa Marta. Mientras el exaltado reformador religioso incendia iglesias, desgarra misales y profana imágenes, su lugarteniente el renegado Diego Pérez se apropia objetos sagrados de valor y pertenencias de los saqueados. En Santa Marta abandona a su jefe con la esperanza de obtener el perdón del ladrón que roba al ladrón. En cuanto el justicia Francisco de Lerma lo atrapa agobiado de obras de arte y galas ajenas, según testimonia Juan de Castellanos, “éste, por la traición y alevosía/ mandólo colgar luego de un madero/ aunque más crüel muerte merecía”. La firma con la que el pillo apropia la obra material o intelectual ajena deviene sello de infamia en su frente.

3
Cortés roba el tesoro de Moctezuma para que el pirata Verrazzano se apodere de él en alta mar y lo comparta con el Rey de Francia. Pizarro arrebata cinco toneladas de oro a Atahualpa antes de estrangularlo para ser luego liquidado por sus colegas conquistadores. Earl Hamilton calcula que entre 1503 y 1660 llegan a San Lúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata. Céspedes del Castillo estima que entre 1531 y 1660 arriban a Sevilla 155.000 kilos de oro y 16.985.000 kilos de plata. Los botines de los piratas no son más que migajas de este colosal latrocinio, que opera en primer lugar contra los productores de bienes materiales e intelectuales. Todo derroche se hace a costa de un despojo. Todo exceso es expoliado. Nadie sabe para quien saquea.


4
El piromaníaco corsario Amyas Preston trata de invadir Caracas, se desalienta ante los vecinos que lo esperan atrincherados en el Camino de los Españoles, y consigue que el traidor Villalpando le enseñe el atajo desviado por Caraballeda. En cuanto los pillos avistan la indefensa ciudad y Villalpando reclama su recompensa, Preston le pone una soga al cuello y, según Oviedo y Baños “lo dejó ahorcado de un árbol, para que supiese el mundo que aún han quedado saúcos en los montes para castigo digno del iscariotismo”. No hay peor cuña que la del mismo pillo.

5
Francis Drake emprende una correría de pillaje tan larga que da la vuelta al globo y al regresar distribuye la piñata. Para los marinos que arrebataron el guiso a los españoles hay pagas miserables. para su almirante, un título de Sir, para su socia y cómplice la reina Isabel I de Inglaterra una mascada tan cuantiosa que, según apunta John Maynard Keynes, dicho botín puede bien ser considerado el origen y la fuente de las inversiones extranjeras británicas. Con él la reina pagó el total de su deuda externa e invirtió una parte del balance en la Compañía de Oriente, y con gran parte de los beneficios de la Compañía de Oriente se formó la Compañía de las Indias Occidentales cuyos beneficios fueron la base de las conexiones de Inglaterra en el exterior, o sea, del Imperio. El capital, que según Marx desde sus primeros pasos expele barro y sangre por todos sus poros, a la primera blanqueada es inodoro, a la segunda perfuma, a la tercera incensa. La dulzura del aroma y la magnitud del crimen son directamente proporcionales a la cuantía. Sin esta capacidad de enmascarar el dolor y la muerte que costó acumularlo, el dinero sería insoportable. El botín no huele.

6

El fastuoso sir Walter Ralegh disculpa su ilegal invasión de Guayana alegando su título de sir, su elegancia, su antigua condición de favorito de la Reina, su lanzamiento de la moda de zapatos enjoyados de quinientas libras por unidad, sus fórmulas alquímicas, su pierna coja, sus versos cojitrancos, sus relaciones entre las altas esferas. Al verificar que no trae botín, el desinteresado Jacobo I manda que le corten la cabeza. Aunque el pirata se vista de seda, pirata se queda.

7
Nombrado por el Rey Sol para el importante cargo de lieutenant du Roi, el filibustero Francois Grammont, saqueador de Trujillo, cede al instinto del salteador que a tantos impide pasar a mejor destino, leva anclas para una última correría de pillaje, y jamás se vuelve a saber de él. El botín, cielo en la tierra del pillo, le veta hacer de su tierra un cielo. La avaricia rompe el cofre.



8
El principista fraile Thomas Gage abandona a sus educadores jesuitas para meterse a dominico y abjura de los dominicos para convertirse al protestantismo, tras lo cual redacta un voluminoso libro exhortando a los ingleses a saquear un Nuevo Mundo que representa como enteramente indefenso y repleto de riquezas. Con tal vividez describe calles inundadas de lingotes de plata en Portobelo e iglesias atestadas de oro en Petapa, que el Lord Protector Oliverio Cromwell lo designa capellán de una expedición de conquista de América que es derrotada en Santo Domingo y diezmada en Jamaica, donde el codicioso Thomas Gage muere de la peste. No hay que contar el botín antes de romper el arcón.


9
El pirata y naturalista William Dampier calcula las porciones legales de reparto del pillaje de acuerdo con la carta de marca que se ha jurado respetar mano sobre la Biblia y labios sobre la botella de ron. Reglamentariamente se separan la media parte del grumete, la parte entera del marino, la parte y cuarta para los oficiales y los músicos, la parte y media para el cirujano y el segundo contramaestre y el artillero y las dos partes para el capitán y contramaestre. El desprejuiciado Alexander Selkirk exige pasar por encima de legalismos y echar garfio de una vez al botín. De acuerdo con los rigurosos estatutos del capitán Roberts, es abandonado durante cuatro años en la desierta isla de Juan Fernández con una pistola, una botella de pólvora y otra de agua, a fin de que aprenda que, por lo mismo que el pillaje se obtiene fuera de la ley, nada requiere más legalidad que su reparto. Mientras más dudoso el guiso, más escrupuloso el formalismo para legitimarlo.


10
Henry Morgan invita a los oficiales de la fragata Cerf Volant a un banquete, los secuestra durante el aperitivo y disminuye el número de aspirantes al reparto de la nave capturada gracias a una misteriosa explosión que antes de los postres hace volar por los aires 350 captores junto con sus prisioneros. A fin de contentar a los sobrevivientes, les permite pescar a sus fragmentados colegas para arrancarles anillos, zarcillos, alhajas. Quien va por reparto, sale repartido.

11
Henry Morgan, primer y último filibustero que se atreve a exigir la quinta parte del botín como si fuera un rey, arregla el problema de distribuir las prestaciones sociales del pillaje de Panamá levando anclas con ellas y robándoselas a sus compinches, como si fuera un dirigente sindical. Después de tal descrédito, no le queda más recurso que meterse a funcionario público en Jamaica.

12
El reverendo padre Labat, capellán de los filibusteros, les trueca tajadas de la rebatiña a cambio de bendiciones que abrirán los arcones del Paraíso. A los africanos secuestrados por los esclavistas les predica que si se matan trabajando se convertirán en blancos. El mismo había sido negro, les jura, y gracias a su intensivo trabajo se le había blanqueado todo, salvo el alma. La principal industria del poder es cambiar el botín actual por el diferido.

13

Con el contingente de riquezas que nos saquearon se hubiera podido construir un mundo nuevo, una utopía, un Paraíso Terrenal. El drenaje de ese botín planetario arruina a América, paraliza el aparato productivo de la Madre Patria y desata sobre el mundo esa maquinaria de pillaje global que es el capitalismo. Un sólo Siglo de Oro cuesta a España tres centurias de decadencia. Lo que alguna vez fuera Imperio Británico queda reducido a la ratería de robarle a Venezuela 31 toneladas de oro depositadas en el Bank of London, sin riesgo de abordaje ni amenaza de garfio y pata de palo. Mediante los Infames Tratados contra la Doble Tributación, Venezuela premia exonerando de impuestos a empresas y ciudadanos de tres decenas de países que la agreden, entre ellos el Reino Unido que saquea nuestro oro. Mediante la Ley de Promoción y Protección de Inversiones Extranjeras de 28 de diciembre de 2018 autorizamos a jueces extranjeros a anular y enmendar las sentencias de nuestro Tribunal Supremo de Justicia. Las ocasiones hacen los ladrones. Nosotros mismos les entregamos el oro y ponemos mansamente la cabeza en el tajo de sus tribunales para que nos la corten. El botín, única industria del estéril, esteriliza económica y culturalmente.

TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO

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jueves, 9 de julio de 2020

RAJATABLA: MEDIO SIGLO DE UNA VENGANZA CULTURAL


jueves, 9 de julio de 2020
RAJATABLA: MEDIO SIGLO DE UNA VENGANZA CULTURAL


“Ya llegará el instante del balance impecable, sin margen de error, sin desviaciones subjetivas; pero entre tanto, mientras nos empecinamos, en sótanos o en exilios, bajo amenazas o sobre ascuas, en seguir buscando nuestra expresión o interpretando nuestra realidad, la historia de nuestras ideas será también la historia de nuestras aptitudes, la teoría de nuestra literatura estará inevitablemente ligada a nuestra práctica de vida, nuestro pensamiento individual no podrá (ni querrá) desprenderse del pueblo al que pertenecemos”.
MARIO BENEDETTI
ESCRITOR URUGUAYO





El 4 de noviembre de 1966 sucedió el Alluvione di Firenze que significó el desbordamiento del río Arno en la ciudad de Florencia y parte de Toscana. La inundación provocó una catástrofe causante de la muerte de más de 100 personas y se ensañó particularmente con la cultura, pues dañó y destruyó millones de obras de arte, debido a que Florencia ha sido un bastión artístico cultural en Europa desde la llamada Edad Media. Una vez se retiraron las aguas y se reconocieron y aquejaron las víctimas, toda la comunidad se avocó a recuperar las obras del inmenso lodo que dejó la furia del río y proceder a la restauración. Parte de aquella obra artística se restauró por la monumental participación de todo el pueblo quien, con su propia fuerza, la de la sociedad y la ayuda internacional logró su cometido. Toda la cultura y el arte regional y nacional del pueblo italiano hizo causa común para lograr aquella epopeya. Fue éste un signo inequívoco de venganza cultural ante la inesperada y omnipotente fuerza de la naturaleza.


La venganza cultural es una acción artística de los pueblos, erigida como una fuerza telúrica para reivindicar sus valores y enraizarse en sus logros, luego de cualquier tragedia sufrida. Opera desde la influencia sutil habida en el pensamiento complejo disparada por la impotencia, obrando con la discreción y articulándose a través del efecto mariposa. Es una venganza sin violencia ya que su poder no es destructivo. Más bien tiende a recuperar el tejido humano y social que fue lesionado al pueblo. Sus movimientos son sigilosos. Sus improntas y huellas quedan en cada esfuerzo aparentemente trunco, pero son tomadas como herencia por quienes vienen luego a reivindicar lo sanado. Un ejemplo clarividente es el jazz, expresión musical que significa la venganza cultural de los pueblos africanos que fueron violentados y traficados como esclavos, cuando tomaron el sonido de los trenes que transportaban el robado fruto de su trabajo como claves de tiempo melódico, hasta producir una musicalidad cuya influencia sutil aún no se ha detenido. Cada nota jazzística se ha emparentado con la música afrolatina para producir el latin jazz, también venganza cultural de los pueblos del caribe.



El estupendo cine argentino producido a partir de la década de los años 90 del siglo XX es venganza cultural de las dictaduras que produjeron asesinatos, torturas y 30.000 personas desaparecidas. La novela Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez es la venganza cultural del pueblo colombiano que la oligarquía asesina no se podrá sacar jamás. La pléyade de artistas que salió de la España tomada por el fascismo, aplicó la venganza cultural en muchas partes del mundo para denunciar y continuar regando la semilla de la revolución. La obra del cantor cubano Silvio Rodríguez hace lo propio contra el acoso imperial y el bloqueo gringo. La música ranchera nacida de la Revolución Mexicana de 1910 es la respuesta a varios siglos de frustración y traiciones de las clases dominantes. ¿Qué puede ser sino una venganza cultural contra la bomba atómica lanzada a los pueblos de Hiroshima y Nagasaki, el cine del artista japonés Akira Kurosawa? En cada expresión artística genuina se dinamiza una venganza cultural que redime a los pueblos. La argumentación de este concepto la encontramos en el poema Mi Venganza Personal del comandante de la revolución sandinista Tomás Borge. En esas metáforas increíblemente sanadoras se encuentra la espiritualidad que acompaña una concepción popular arraigada en las avanzadas culturales y artísticas de todos los gentilicios del Abya Yala. Están allí la educación, los jardines como patria, el canto eterno a los mártires, el pueblo sonriente y victorioso como protagonista de sus luchas, el desafío ante la derrota del torturador. Este poema, oración, canto y proclama de una guerra por la paz, es un hondo grito de victoria.

UN LIBRO VENEZOLANO COBRO UNA VENGANZA

Una tragedia cruzó a Venezuela por los cuatro costados de su territorio. Varias décadas de luchas contra las dictaduras trajeron importantes avanzadas que dieron como resultado el establecimiento de un proceso democrático desde el año 1958 que luego fue manipulado por las clases dominantes, traicionado por los partidos aliados a la socialdemocracia y acosado por el gobierno de los Estados Unidos. La implantación de la llamada Cuarta República trajo consigo el montaje de una pandilla de malhechores cuyo bandidaje invadió las instituciones e infectó de prevaricación, tráfico de influencias, dolo del más aberrante a las acciones judiciales, legislativas y ejecutivas afectando profundamente al pueblo. El Estado de Derecho fue convertido en el reducto ideológico de complicidad entre la clase política y los grupos de poder económico. Se implantó la doctrina del Departamento de Estado y la práctica forajida de la llamada Escuela de las Américas donde se entrenaron en la tortura y el asesinato muchos miembros de las fuerzas policiales y militares. La represión implantó un estado de terror que abaleó manifestaciones, asesinó líderes y gente del pueblo. Las cárceles se llenaron de presos políticos, la mayoría torturados y muchos de ellos desaparecidos. Se crearon en varias zonas del país los llamados Teatros de Operaciones (TO), sitios tenebrosos para el maltrato físico, la vejación, el abuso y la muerte. En Venezuela se arriesgaba la vida por reclamar un tubo de agua o la electricidad para el barrio.


Esta represión cuarta republicana tuvo un sello repujado en el anticomunismo. La rabia cipaya contra Cuba promovida por EEUU desde la OEA, contaminó a la mayoría de gobiernos del Abya Yala, mientras los pueblos se batían en las calles en favor de aquella revolución. Uno de éstos fue el pueblo venezolano que pagó rudamente con la vida de estudiantes, obreros, campesinos, con la estabilidad de familias enteras la osadía de retar al imperio. Cerca de 3000 personas fueron desaparecidas por las fuerzas represivas de entonces desde el año 1961 debido a la participación política de izquierda y al apoyo del avance de la revolución en el continente y en el mundo. A doce años de la implantación de este estado de terror, un escritor y profesor universitario venezolano de nombre Luis Britto García participa en el Concurso de la Casa de las Américas en La Habana, Cuba y obtiene el premio literario mención cuento en el año 1970 con su libro RAJATABLA. Toda una osadía bienaventurada para este pueblo arrinconado por la depredación politiquera. Podemos imaginar la magnitud de esta hazaña al recordar que gobernaba Rafael Caldera y aún nombrar a Cuba o alguno de los líderes de su revolución o de los países socialistas, llevar algún libro de izquierda, un disco, un afiche, un periódico podía traer consigo la cárcel, la tortura y podía hasta costar la vida. En este contexto, aun terriblemente conmovido por el dolor de familiares de víctimas de la represión, el pueblo venezolano obtiene esta victoria popular, materializa esta venganza en la pluma de un destacado intelectual. A partir de ese momento el libro Rajatabla y su autor, no sólo entran en los archivos de los aparatos de seguridad del país y del imperio, además, es atesorado por la subversión cultural y popular que pasa a leerlo con atención y devoción para descubrirle sus signos y pistas.

EL NICHO CULTURAL QUE RECIBE A ESTE LIBRO PREMIADO


Las tragedias políticas de los pueblos son en esencia tragedias culturales y Venezuela es verdad sufriente en este sentido. Con la llegada de los españoles se implanta una cultura dependiente del rentismo peninsular monárquico en aquella provincia colonizada, al ser aplastada la cultura aborigen. A la llegada de la República, conseguida bajo la ley de la guerra con sangre, devastación y traición, se promueve una visión política influenciada por las clases oligárquicas que envidiaban y añoraban la monarquía y ganaron poder por sobre un pueblo mayoritariamente campesino. Oportunismo, ventajismo, corrupción, eran algunos de los signos políticos preponderantes. Las expresiones culturales y artísticas marginadas del despliegue social tenían influencias europeas en un pueblo al que se le colocó el prejuicio y la falsedad de ser solamente levantisco, peleón, guerrero, armado, pendenciero, bélico, militar, alejado de las jurisprudencias, los estudios, investigaciones, ciencias, derecho, arte y la cultura. Aquella diatriba entre el doctor Vargas y el sedicioso Carujo está clavada como un puñal en el corazón cultural de Venezuela. La tendencia del político venezolano a la politiquería y la ineptitud cultural es tradición en la práctica socialdemócrata hasta hoy. Entre las manipulaciones y venalidades del adecaje parlamentario y represivo nos llega el triunfo de este libro.


Oloroso a izquierda se cuela en los cenáculos culturales, universidades, bibliotecas y liceos con denodados esfuerzos. En un país donde se acuñó el tétrico lema: “Disparen primero y averigüen después”, similar al lema nazi: “Cuando escucho la palabra cultura me llevo la mano al revolver”, donde la clase politiquera gobernante (de procedimientos descaradamente fascistoides) se vio en la obligación de escuchar boqueando dos supremas justificaciones del escritor Miguel Otero Silva para dejarle a la cultura de todo un país la posibilidad de ser apenas un “instituto”, un libro premiado en Cuba debía ser recibido con moderado y casi clandestino orgullo. La prensa sometida a la persecución por cualquier denuncia, aprovechando cierta apretura política del gobierno (paradójicamente el más represivo con la cultura de todos los de la IV República) colocó informaciones referidas al acontecimiento. Sin embargo, su publicación y distribución nunca fue la merecida, dada la calidad literaria y el galardón recibido. Sólo las élites lograron acceder al libro en su momento.

¿QUE COSA ES RAJATABLA?


Es ante todo una palabra, una palabra trasgresora. Es como un trabalenguas muy corto para que los niños y las niñas hagan la composición de otras palabras y a su vez puede ser un acertijo de revelación inesperada. Alguien pudiera sorprender al mundo utilizando el vocablo para armarse a sí mismo un nombre de nombres y perderse en miles de identidades. Es una atrayente denominación muy apropiada como el santo y seña de un procedimiento bélico o clandestino. Puede también definirse como el modo o la manera de entrar a algún lugar, suceso o cualquier otra relación humana con impetuosidad o intemperancia. ¿Y, como apodo o improperio dicho a un contrincante en una pelea intelectual? Incluso, como nombre de algún plato o menú de comida, título de una pieza musical, de un barrio de Caracas, de un filme en adaptación, como razón comercial de una casa de abasto puede circular entre las gentes. Resulta, además del nombre de una sala y grupo teatral, un libro que se ganó un premio relevante.

En una sorprendente conferencia denominada ¿Qué es un autor? El filósofo francés Michel Foucault disertó acerca de las diferentes posiciones habidas entre el autor y su obra artística. Uno de los más apasionantes argumentos siempre está colocado en si la obra trasciende al autor o viceversa. El Quijote casi que desaparece a Cervantes, aunque toda su obra cuentística no ha podido con el argentino Borges. ¿Qué pasa con Rajatabla? ¿Qué sucede, respecto a su autor, con ese fabuloso compendio de cuentos breves capaz de hacernos leer en su totalidad desde la página en que lo encontremos? Miles de motivaciones se dejan entrever en sus narrativas que son muchas. Parece a ratos un infinito ejercicio literario para que aprendamos a escribir y también un cajón de secretos escriturales para buscar anécdotas, sucesos, risas, perplejidades, estados diversos del alma. Hay un sesudo escepticismo agazapado en Rajatabla como también hay una emoción bullente que es como una taza de agua hirviente a la espera de la bolsita de té, deambulando como un éter reanimador. Hay el laberinto de palabras mas no de estancias, pasadizos ni escaleras y tal vez, a veces, parece el ranchito de paja donde está el secreto del Tao narrado por Richard Wilhelm. Son caminos entrecruzados para salir rápido y no perderse en subterfugios. Está lleno de claves Rajatabla (evidentes e inmanentes) fórmulas para autoperderse y autoencontrarse, ideas para crear principios y comenzar finales. Está trazado con espejos que reflejan rostros o sombras. Tiene un silencioso poder desalienador porque abre los ojos para siempre y en el mejor de los casos jorunga la conciencia. Es irreverente, incómodo, inquietante. A lo mejor es ese lugar anhelado en París por César Vallejo que no tuviera ninguna señalización y que permitiera perderse. Es un libro premonitorio que pueden conformar hasta una estancia oracular. El humor habido es una puerta abierta, aunque un lector ingenuo pude pegar la frente de una de las puertas imaginarias.

¿DE QUE NOS HACE VENGANZA RAJATABLA?


En primer lugar, nos permitió vengarnos de los adecos. Un libro de tan alta calidad y cultura surge en una época donde gobierna la clase política más inculta y estúpida de todo el Abya Yala, aquella que acuño dichos politiqueros como: “los adecos gobernamos mejor en la oposición que estando en el gobierno” o la declaración de su gran piache: “Ese es un cine hecho por los vencidos con el dinero de los vencedores”. Es una de las más resonantes pedradas culturales a la vidriera demagógica del puntofijismo, junto a la canción de Alí Primera que iniciaba sus elevadas líricas revolucionarias por aquellos días.


Vengarnos de la aridez educativa. Durante el primer gobierno de Rafael Caldera cerraron la UCV y la Cinemateca Nacional, eliminaron las Escuela Técnicas y decretaron la muerte de las materias humanísticas y de la poesía. Aún hoy, en plena revolución bolivariana, Venezuela no ha podido desplazar los áridos métodos pedagógicos en favor de procesos educativos novedosos que abran campos donde se pueda ser escritor desde la niñez, se tenga una formación política desde la adolescencia y se promueva en el corazón de los jóvenes la creatividad necesaria que permita trascender la tragedia puntofijista. Rajatabla permitió a una osada juventud leer distanciada del aula y hacerse escritores y escritoras fuera de la clase apesadumbrada por la rigidez, tristona por las prohibiciones, abúlica por la represión. Cuando esa juventud supo a través de Rajatabla que se podía escribir sin signos de puntuación, con ese conjunto de permisos literarios, esas metidas y salidas de nuevas anécdotas, el puntofijismo comenzó a entrever su final.


Vengarnos de la idiotez cultural. La mentalidad puntofijista, por fascistoide, es idiota. Una de las primeras imposiciones fue colocar a la farándula como cultura. Entronizaron el imperio de la banalidad a través de los medios de comunicación y crearon el prejuicio de que la cultura, el arte y la historia son fastidiosas al público y aburridas a las juventudes. Impusieron como modelo histórico y cinematográfico los documentales y películas gringos, alentaron una política de premios y galardones faranduleros y becas, trampa en la que cayeron no pocos cultores amarrados de manos posteriormente ante la avalancha de estupideces caídas sobre lo que denominaron cultura. Premonitoriamente hablando, todo este mundo superfluo está colocado en las narrativas de Rajatabla como farsa burlesca. Es un trabajo literario adelantado al tiempo por venir, a los conferimientos honoris causa fraudulentos, al cinismo de los funcionarios ausentes de sus puestos institucionales, a la muerte metida en los revólveres de los policías, al hombre atrapado en su propia trampa de mentiras, a la debacle posmoderna, al inútil fin de la historia.


Nos venga de las mordazas. Rajatabla nos da la palabra sin que levantemos la mano, nos permite hablar, nos dialoga, nos oxigena. Con el libro gritamos, abofeteamos, nos burlamos, vemos el ridículo oculto, escuchamos la carcajada cínica, somos testigos de la viceralidad del mundo. A través de sus páginas nos sentimos políticos, y más, dueños de una política literaria, poética, creativa dispuesta a mostrarnos la posibilidad de viajar. Aunque en su momento costaba su buen dinero obtenerlo, su palabra (que es la nuestra) no tenía costo porque había sido escrito para el momento en que fuese obsequiado como una victoria cultural y popular como ha ocurrido a partir de 1999 en que va de mano en mano con humildad.


Vengarnos del imperialismo capitalista. Los agentes del imperialismo capitalista y los dueños del mundo nos subestiman a los pueblos, nos creen incapaces de hacer maravillas, nos quieren frustrados ante auténticas hazañas que nos favorezcan. Por esto hoy, como siempre, nos amenazan porque nos rebelamos contra su yugo e ignominia. En Rajatabla se reivindica al pueblo, a los pueblos, al ser humano, se nos reivindica. Aunque hay una perplejidad, una mirada poética al modelo de dominación desde lúdicas literarias insospechadas, una rigurosa y a veces sarcástica mirada a lo que quieren que nos convirtamos, hay una filosa esperanza guardada en sus líneas, como esos faunos silentes que ocultan su flauta para la ocasión del jolgorio colectivo. Obligados a ver, en el libro se nos muestra con claridad el burocratismo no para el recreo ni la resignación, más bien para reflexionarlo y enfrentarlo. Son páginas escritas con pequeñas esperanzas regadas para la búsqueda de nuestro entendimiento.

DEL VENGADOR


LUIS BRITTO GARCIA
Es tan amplio, versado y diverso el logro literario, investigativo y periodístico del autor que Rajatabla, aunque tremendo logro de la literatura y no siendo un libro más en su haber, jamás supera toda su obra. Además del Luis Britto García de Rajatabla hay varias dimensiones en Luis Britto. El abogado, el profesor universitario, el intelectual, el investigador, el científico social, el dramaturgo, el conferencista, el novelista y cuentista, el guionista de cine, el adelantado a su tiempo en los estudios de la semiótica y de la interpretación de los mensajes antes que fuesen urgentes para explicar el mundo de las redes, el lingüista, el velador por el destino de nuestras aguas y minerales estratégicos. También hay un Luis Britto historiador que nos ha ofrecido páginas memorables de análisis y reflexión de nuestro devenir en el tiempo como país, gentilicio, identidad. A su vez encontramos al pensador de la política y la geopolítica, al periodista, al fotógrafo, al dibujante y artista de la plástica, al mediador cultural, al militante de la irreverencia y del libre pensamiento, al humorista, al educador, al versado y feroz crítico de la hegemonía, al hombre de izquierda, partidario de la revolución cubana, de la revolución bolivariana y mundial.


LUIS BRITTO GARCIA
Luis Britto García comenzó a publicar relatos humorísticos hacia 1954, en un mural semanal del tamaño de un tabloide, junto a su primo Rodolfo García que se alternaban los textos, y él hacía dibujos y títulos. El mismo operativo lo mantuvo en la Facultad de Derecho de la UCV, con Jaime Ballestas (Otrova Gomás) en un mural quincenal llamado El Torturado, con cuatro artículos de cada uno. Hacia el año 1965 reincidieron con CERO, un mural de unos dos metros de ancho que publicaban en la Facultad de Humanidades. De allí salieron la mayoría de los textos de Rajatabla, y de El Hombre más Malo del Mundo. Participó en gran parte de las publicaciones de la izquierda de la época como dibujante, entre otras, en el diario Clarín, en La Pava Macha, La Sápara Panda, El Sádico Ilustrado y otros. A cada rato les allanaban las imprentas o les mataban pregoneros a tiros. Era una especie de taller ambulante que dibujaba afiches y gráficas para cuanta organización de izquierda se lo pidiera. Solicitó inscripción en el Partido Comunista el mismo día que lo ilegalizaron. Fungió de martillador en subastas de obras para colaborar con camaradas presos o enfermos, de presentador en actos de masas.


Y está el venezolano, el caraqueño, uno de los cultores de las letras más prolífico y fecundo del país. Sabio que ha hecho de su intelectualidad integral, un aporte forjador de visiones políticas útiles y necesarias en todo momento a la vida de la patria. En el medio siglo de la venganza cultural de su libro Rajatabla, no podemos más que celebrar aquel acontecimiento, mascarilla puesta, diciendo cual hombre o mujer de este pueblo extraordinario: ¡Como si fuera hoy!


AUTOR Oscar Rodríguez Pérez a la/s 7:17 a. m.
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Etiquetas: Cuba, La Guarida del Druida, Libro Rajatabla, literatura, Luis Britto García, Oscar Rodríguez Pérez, Premio Casa de Las Américas 1970, RAJATABLA: MEDIO SIGLO DE UNA VENGANZA CULTURAL