sábado, 14 de diciembre de 2013

ELSOSPECHOSO



JUZGADO DÉCIMO DE INSTRUCCIÓN
En el día de hoy, quince de noviembre, siendo las diez y media de esta mañana, compareció ante este Tribunal una persona que bajo juramento dijo llamarse PAULO ALFONSO LARES, de treinta y dos años de edad, soltero, de profesión sospechoso, sin domicilio fijo y que declaró no poseer documentos de identidad. Impuesto de los hechos que se averiguan y de las generalidades de la Ley en lo referente a testigos, afirmó no tener impedimento para declarar y al respecto dijo: "Ante ustedes me presento y lo niego todo, sólo pasa que existen sutilidades de la vida que acrecientan a un hombre y lo van confirmando en lo que él antes era. Mamá, antes de morir, me aseguró: ay hijo, se vive de cualquier cosa, pero siempre se vive, y yo me quedé tan asombrado de pensar esta verdad, sí, tantas gentes par­ticulares en el mundo y cómo de una u otra manera to­dos viven. Después de considerada la dificultad se en­tiende, y se adivina cómo eso quizá no le corresponde a uno, cómo en el ir siendo de las otras personas hay quizá tantos misterios tantos pensares tantos acuerdos que no son de uno y cómo puede un hombre quedarse fuera pero totalmente fuera y entonces, en estado de peligro, vagar de uno a otro sitio de una a otra cosa hasta dar, sin esperarlo ya más, con su destino. Yo, con­tando para la vida en aquel entonces con calzones es­trechos, zapatos de goma, un paltó de distinto color de los pantalones y franela entonces gris antes amarilla, di en el hábito de presentarme en los lugares en aquella mi forma de venir a buscar algo que se me debía sin atreverme a decir qué. Al final, he atribuido a un ins­tinto lo que no era quizá más que asiduidad. Imposible merodear vistosamente cerca de diversas tiendas, mirar insistentemente hacia ellas, sin que a la larga en alguna acaezca un robo, estalle un incendio, ocurra una muerte violenta, que inevitablemente sería asociada con cierta muy sempiterna franela gris antes amarilla con ciertos espumosos zapatos ya rotos y desde luego vendrá el viaje a la jefatura el nombre y apellidos la cédula la libreta del servicio militar certificados cómo es eso de que nunca tuvo papeles prontuario fotogra­fías antecedentes, dedo pulgar derecho en esta almoha­dilla dedo pulgar izquierdo en la casilla. Desdoroso enigma: entonces, yo que lo niego todo y no hay forma de atribuirme algo, pero tampoco hay forma de no atribuirme nada, por qué no, por ejemplo, un papel secundario en el espantoso crimen de la checa, por qué no encontrar en mí, por ejemplo, el misterioso tercer hombre que vestido de casimir ayudaba los infalibles golpes de la Reina del Paquete Chileno, por qué no re­conocer en mí la persona que fingió sufrir un ataque para causar un revuelo mientras los de la organización clandestina se robaban una radiopatrulla o instalaban una máquina infernal debajo de los aviones de la mi­sión militar norteamericana. Entonces, cuestión de sutil psicología, demudar suavemente las facciones, hacer es­ta o aquella mueca para ser igual a todos los retratos hablados, sea el del audaz cieguito ladrón de cepillos, sea el del temible Mago de los Talleres transformadores de carros robados, sea el de la increíble Doña Toña, travestí activador de una red de burdeles que no pagan protección a la policía y en donde a través del engaño las drogas la promesa de viajes y concursos de belleza o simplemente un billete o una bragueta abierta tantas jóvenes son desviadas de la senda de la virtud. Entonces, en este vivir, ir adquiriendo las grandes penetraciones de la experiencia sobre las sopas hechas con sebo y el grado hasta el cual los cocineros pueden salar un arroz frío para disimular el mal olor y el momento en que sí, definitivamente es mejor comerse el picadillo podrido porque entonces con la intoxicación llevan a la enfermería del retén y allí dan leche o hay algún preso influyente al que le mandan vian­das de afuera y que regala una que otra sobra de pollo una que otra ensalada del día anterior pero luego lo sueltan o uno se cura y otra vez los frijoles con piedrecitas el pan que hay que dejar en remojo, después los tribunales que a los tantos años no encuentran indicios y a uno lo sueltan y el hambre entonces y la ne­cesidad de volver a recorrer los sitios propicios. Las sa­lidas del béisbol donde siempre alguien grita mi carte­ra mi cartera, los velorios en donde uno entra para be­berse el chocolate y se pierde un reloj, las iglesias en donde uno se mete a ver cómo bautizan y bautizan hasta  que el cura grita ¡Sacrilegio se llevaron el cepillo! También es bueno frecuentar las plazas los auditorios las escuelas o colegios de monjitas y ser luego descrito como el extraño personaje que esperaba con interés las  horas de salida o el individuo de aspecto peligroso que  fue visto en las cercanías, las siempre cercanas cercanías que abarcan los confines de las más diversas calles de los más intrincados parques de los más colmenosos barrios perdidos. Erróneamente acusado de falsificar billetes de lotería, fui acertando cada vez más la con­firmación de mi vida al encontrarme con Eusebio El Refiloso o El Mamamú, como le decían los ves­pertinos hacía años cuando los jueces todavía de cuando en cuando lo soltaban. Vuelco del corazón que sentí  al notar sus desnudas encías al notar sus arrugas al no­tar su ojo  único al oir que me decía como reconociéndome, como adivinándome dentro de mis soledades arrebujadas de lo callado: en esto de las sospechas lo que jode son los cambios, los azares, las grandes revoluciones de la vida que acontecen cuando a uno le dan la condicional y hay que procurar otra vez la entrada: un sospechoso .debe serlo siempre y en los lugares todos. Así aprendí cómo podrían ocurrir agravamientos si parecía que estaba metido uno en el contrabando de seconal que le hacía competencia al del sargento, cómo se complicaban y se demoraban los expedientes si era de pensar que la cucharilla afilada con la cual Rabo e Gallo mató a traición a Pepa e Guama fue pasada por uno de celda a celda con una cabuyita,. cómo se acumulaban los autos si resultaba extraño que uno atra­jera la atención de los guardias imitando a Agustín Lara precisamente mientras los de la Banda Los Espueléricos cavaban el sensacional túnel que iba a dar al estacionamiento. Así, también aprendí otro filón que era hablar con los presos políticos mientras estaban esperando juicio o campo de concentración o que los desapare­cieran, había muchos cursos de historiapatria, dialéctica  y teoría de las funciones y con tanto profesor  vivíamos en un asombro, un día cuando subíamos y bajábamos escaleras en los tribunales y había esposados por aquí y por acá, meterme en la cantantina del Belachau belachau los que subían y belachau belachau y los del sótano belachau chau chau chau, haciendo ritmo con los candados en las muñecas, mientras los  policías decían cállense carajos o anotaban nom­bres o daban coñazos, aquello me valió la suma de las mortificaciones y desde entonces yo era candidato mu­cho al incomunique o al Tanquecito o al Tigrito o a que me metieran en la celda de Los Chachosos, donde bueno pues. Así, en estas revelaciones de los asuntos supe que varios presos habían matado a Eusebio, que los policías separaron a los políticos o terminaron de desaparecerlos, y yo me fui de más en más reshalando en el enteramente ser yo de mis propias cosas y en el aparentemente tener que ver con las siembras de marihuana descubiertas en el patio o con las lecciones de la Escue­la del Crimen que daban en la planta baja. Di poco a poco en saber que los sospechosos tampoco tienen patria en esta cuchillosa frontera de ser las carce­laciones extremas de lo reprobado, que su vida es no tener almohada en la certeza de tranquilo sueño, na­tural y claro que la forma de que a uno no le hicieran cosas como lamentablemente y tan a menudo le ocurre a los nuevos que les bajan los calzones, es que también al ver a uno de filosa nariz flaca cara los demás presos digan cuidado, este sapea, este firifa, este sopla, es capaz de decirle algo a los guardias y nos jode. Enton­ces, amarga ingratitud de la vida, los papelitos que di­cen APReParATE JUdáS oue haI CUchillo Hamolao, o las coplas que dicen en este santo lugar compañero mucho guillo hay un sapo camuflao questá jediondo a jabillo. Impertenencias del ya no poder seguir viviendo allí me hicieron no huir cuando en el patio reventó la pelea que se veía a las claras que era preparada, im­pertenencias del ya no tener ganas para esquivar cuando el empujón que era para disimular mientras me clavaban el chuzo en los riñones, impertenencias del cumplir el resto de la condena en la enfermería, impertenencias de soltarme, amarillo ,de vendas, al mundo lleno de las otras gentes con sus cosas que tengo el orgullo de que nunca serán mías, impertenencias del ya no poder entrar en las cárceles donde hay chuzos y papelitos HA La Cejunda Ba la VEnciDA, noche y día mugriento huyendo de las más comprome­tedoras circunstancias, rompiendo hacia las más ham­brosas soledades, escabullendo las peleas de botiquín las manifestaciones de estudiantes las ventas extraordi­narias de las tiendas sitios todos donde la policía lo encuentra a uno y ya está, últimamente, esta noche final durmiendo junto a unos cajones que ha sido tam­hién la noche del dejar de intentar, la noche del ceder a la última amarga derivación y honor de mi destino, la noche del oír tiros y no huir, la noche del ver llegar los camiones.de la redada y no huir, la noche del saber que registrarían rancho por rancho y basurero por ba­surero y no huir, el madrugón de esperar y es­tarme quieto hasta que el policía con la voz mortal de chuzos papelitos entierro me dijera en efecto me dijo en efecto me dice: ‘está preso carajo’. Es todo cuanto tengo que decir". 

Seguidamente fue interrogado así: 1) ¿Diga cómo es cierto que ha participado usted en un centenar de acciones armadas? Contestó: "La liber­tad de palabra la libertad de prensa la libertad de reunión la libertad de asociación la libertad de mani­festación la libertad de trasladarse la libertad de cul­tos la libertad de ejercer oficios lícitos la libertad de hacer lo que no esté prohibido por la ley la libertad de no estar obligado a inculparse la libertad" 2) ¿,Diga si es cierto que dirige usted vastas redes, ejérci­tos secretos involucrados en planes para dejar en calzoncillos los militares norteamericanos, pintar cosas in­famantes en las paredes y en los retratos del ciudadano Presidente, inquietar al servicio doméstico, desmontar  oficinas y monumentos públicos y erigirlos en sitios desconocidos, predicar doctrinas sorprendentes, meter cotillón  en las gavctas de los  cancilleres, tirar asaltos con armas de tiro rápido, emborronar la contabilidad   de los inversionistas, decirle puto al poeta gobiernista Ju­an Cochano, soltar murciélagos en las procesiones des­mantelar puentes, confundir los telegramas, robarse ce­lebridades, devolverlas adornadas con  lacitos, dejar ataúdes cerca de las sedes de los cuerpos policiales, dis­frazarse de militares para recibir los envíos de armas hechos por poderosos vecinos, publicar revistas sin cen­sura, asaltar camiones de carne para hacer repartos gra­tuitos, reclamar garantías, volar oleoductos, pasar vidrios de propaganda luego de ocupar las cabinas de proyección de los cines, divulgar especies intranquilizadoras, ocupar radios, estaciones de ambiente musical y televiso­ras, proteger huelgas, sediciones y motines, construir ba­rricadas y constituirse como organizaciones sin ser de­bidamente aprobadas por las autoridades? Contestó: "La picana en las bolas la peinilla en el hígado la patada en el coco el trallazo en la espalda la manopla en el vientre el tortol en la boca la tenaza en el güevo el pun­zón en los brazos la manguera en las piernas el cau­terio en el culo la poceta en la cara el tornillo en las sienes la astilla en las uñas el cigarro en los ojos el pla­nazo en las nalgas la tijera en la lengua el alambre en el cuello". 3) ¿Diga usted en qué forma planeó y eje­cutó el robo de los buques el robo de los aeroplanos el robo de los trenes el robo de los submarinos el robo de los tanques el embanderamiento con colores extraños la sonorización con proclamas? Contestó: "El Tigrito El Tanquecito El Baulito La Tumbita el campo de Taca­rigua el campo de Tocuyito el campo de Cachipo el campo de La Pica el campo de la Isla del Burro el cuartel San Carlos la Cárcel Modelo la colonia de El Dorado la Cárcel de Maracaibo la Cárcel de San Cris­tóbal la Cárcel de Trujillo la Cárcel de Barcelona la Cárcel de Barquisimeto la Cárcel de Los Teques la Cárcel de Carúpano la Cárcel de Ciudad Bolívar la Cár­cel de Coro la Cárcel de Cumaná la Cárcel 4) ¿Diga la premeditación diga la agravante diga la atenuante diga la eximente diga la alevosía diga el en­sañamiento diga la complicidad diga la coautoría diga el concurso diga la concausalidad diga la reincidencia? Contestó: "Esta cárcel, que ha aprendido tanto de los amarradores de perros que ven que en cuanto amarran al animal éste se pone furioso suelta espumarajos y deja de creer en Dios es decir en el hombre, pues bueno, en esta cárcel primero te encierran en un cuarto y en cuanto se te ocurre caminar al cabo rato te en­cuentras con una u otra pared (lo que va siendo cada vez más molesto a medida que el surtido de pa­redes se agota y se van repitiendo). Se puede optar por dar saltos, costumbre que se abandona al golpear mo­nótonamente con un techo algunos centímetros por en­cima del cogote. Una mañana, la pierna izquierda apa­rece, no dormida, sino inmóvil, las sesiones de desentu­mecimiento mediante saltos al cabo de pocas horas ce­san, no tanto por su inutilidad sino por inmovilidad de la otra pierna, después de lo cual la posibilidad de movimientos se restringe pero el número de estos cre­ce. Cuando se te paraliza la lengua comprendes que se trata de algún tipo de bozal, un bozal para todo el cuerpo, y que la progresividad de la acción del mismo tiende directamente a hacer más insoportable su efecto. Tu furia de bozaleado deberá reducirse sucesivamente, por tanto, a dar puñetazos contra el piso, luego a retorcer el meñique, luego a hacer  muecas, luego a un parpadeo monótono que también cesará. Entonces, una rendija de tiempo por la cual tu mente te dice: para no perecer en su furia, el bozaleado debe convencerse de que el bozal no traba los movimientos porque éstos no existen, porque el movimiento es una fantasía anómala y revulsiva. Caer de las filosofías de la inmovilidad como copos de nieve hasta que se suspenden en el aire y se petrifican y la existencia de cada uno de ellos es un hálito de parálisis que enferma el corazón del tiempo el cual, cansado, cede, y qué bien se está en este universo en donde el mismo  estar casi no significa nada porque no representa ningún cambio en la inmutabilidad de este devenir donde cada saliva es fósil resina y cada resina cuarzo y la idea misma de un movimiento horrenda como una tarántula en el brazo, parálisis que cura al universo de su pecado original, el cambio. Ahora sólo hay que temer en este mundo que pueda alguna vez moverse algo, una gota en una cañería, la antena de un  insecto, la sombra de una hoja, cosas todas que incidirían sobre ti como un manoplazo. Y entonces, contra tu voluntad, dedos manos pies brazos piernas cuello torso saltan, el calabozo gira sobre sí mismo y cambia dé colores y formas, la zaranda de las cosas te circunda como un huracán, el bozal ha sido invertido". 5) ¿Diga cómo es cierto que planificó y dirigió las fugas sea a tiro limpio sea con sogas de nylon sea con boquetes sea subterráneos sea con disfraces de guardia de señorita o de cura sea con rostros distintos sea con pa­peles falsos sea por  los techos sea por las cloacas sea en maletas de carro sea en tambores de acero sea en urnas de doble fondo sea bajo los ropajes  del santo de palo de la capilla sea por los aires sea por la tierra sea por las aguas? Contestó: "Falleció del corazón se ahorcó con las medias se tiró por la ventana se mató con un clavo se ahogó en el excusado opuso resistencia  al arresto murió de indigestión la patrulla lo atropelló por accidente sus mismos compañeros lo rasparon se empeñó en beberse el querosén no atendió la voz de alto se desconoce el paradero". 6) ¿Diga los proyectos diga la lista de efectivos diga los órdenes de batalla diga la hora y fecha del inicio del plan fijado? Con­testó: "El chuzo en los riñones la enfermería sin plas­ma las suturas infectadas las gavetas de la cava, mi boca que no se abrió para pactar con nadie, sonriendo visitada por los pájaros del formol, de la rigidez, de  los cristales de hielo" , Terminó, se leyó y conformes firman:
      .EL TESTIGO                                               EL JUEZ
Paulo Alfonso Lares                                           Ptolomeo Linares
EL SECRETARIO

Reinaldo Ferrán

TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO GARCÍA


domingo, 8 de diciembre de 2013

CORONA DE ESTRELLAS DE LA PRINCESA ROJA




                                               1
Con qué derecho arraiga tan profundamente esta  Hélene Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor cuyos nombres tiran cada uno para un cielo distinto. Si de niña le dicen que la cigüeña la dejó equivocadamente en un París ilusorio porque realmente pertenece a una Varsovia incierta, lo más probable es que plante los pies en un México real por más que sabe o porque sabe que es tierra amasada con sangre. La hipotética Varsovia y el quimérico París son las tierras del padre, un tanto fantasmal como todo exiliado. México es la madre: Dolores Amor Escandón, real y carnal como toda matriz, quizá a pesar de ella misma, que se expatria, se  casa con aristócratas de cuento de hadas y cambia el Dolores por Paulette. México es contagioso. No hay norma más ociosa que el célebre 33, el artículo de la Constitución que amenaza con expulsar al extranjero que intervenga en  política interna ¿Qué mexicano puede imaginar que México le sea indiferente a alguien? Sólo el que  pretende que le es indiferente a él mismo. Pero allí llegan Guillermo Kahlo desde Alemania y Tina Modotti desde Italia a fotografiarle el alma a los cuates y Elenita desde París a redactarles el pie de foto. Vale uno solo de estos fuereños que quisieron ser mexicanos por mil mexicanos que se soñaron extranjeros. Mexico fagocita lo remoto para que le revele lo entrañable.
                                               2
A cuenta de qué esta dama con pedigrí de revista Hola condesciende a la plebeyez del compromiso. O con qué títulos esta niña bonita que los tiene todos se mete en  asuntos de  igualados.  “Usted es una catrina que no sirve para nada”, le espeta su personaje o informante Jesusa Palancares. Pero que alguien me explique si Polonia molida entre  potencias, no equivale a México amolado por La potencia.  Nada como heredar  tronos disueltos para comprender  a los desheredados. Ser legataria de una corona que el viento se llevó y sucesora de una fortuna porfirista que la ostentación dilapidó acerca al Cervantes que sentencia: “Nadie es más que otro, Sancho, si no hace más que otro”. Sólo es alguien quien supera su herencia. . Somos lo que hacemos. Sobre todo si lo que hacemos es confesarnos pretendiendo que definimos a otros. Y así, sobre un mexicano comprometido afirma: “En realidad, Monsiváis es un defensor de las grandes causas del país. Le importan las causas y los individuos le interesan en tanto que las promueven. Es la acción colectiva la que lo entusiasma y con ella se relaciona eficazmente y da generosas y valiosas directivas. Para él, lo personal vale en tanto lo puede convertir en movimiento de masas. Si no, existe como motivo de risa y de escarnio”. Allí va Hélene Amelie defendiendo  soldaderas fusiladas por  villistas,  masacrados en Tlatelolco,  sepultados  en los terremotos, ferroviarios vendidos por sus sindicaleros, todos ninguneados en la colectiva fosa del anonimato. La memoria de América se confunde con la hecatombe. Si nuestro holocausto es el olvido, nuestra resurrección es el recuerdo.
                                               3
De dónde esta políglota estrena coloquialidad azteca. De su padre Jean Evremont Poniatovsky Sperry heredó el polaco, el inglés lo memorizó en un colegio religioso gringo y el francés lo bebió en la mesa, como los niños de La piel de los cielos, porque la familia lo prefería “a cause des domestiques”. El español o mejor el mexicano o mejor el chilango se le contagió de las sirvientas, o en la calle, que es la mejor escuela. Es el castellano de los vencidos. Es la gramática de su nana Magdalena Castillo o de su lavandera Josefa Borquez, alias Jesusa Palancares, que le impetra:  “Sola tienes que luchar.  Tienes que sufrir para que sepas lo que es amar a Dios en la tierra de los indios”. Directa, inmediata, la lengua de los vencidos subsana cuantas academias  le fueron negadas con una  poética de la vida. Hiere con  certero dislate  cantinflesco o arremete con  agresiva esgrima de  albures; celebra con macabros corridos o cobija una resignación más contundente que la rebeldía: “Pos me duele tanto el alma que ni puedo resollar”. Toda palabra le sabe a pasión y toda comida a picante. No perora, conversa, pues  escribe una reportera. No distancia, aproxima, pues cuenta sobre sí misma fingiendo que inventaría el prolijo tumulto de los seres. Ni siquiera inventa: documenta, pues escribe sobre personajes más reales que la realidad. Convertirse en escritor es forjar un lenguaje propio que por milagro se confunde con el de todos.

                                               4
De dónde le sale denigrar de los machos en tierra de los meros meros. Mírala allí miniaturizando al muralista Diego Rivera en Querido Diego, te abraza Kiela. Óyela acusando  a Rulfo de que trata mal a las mujeres, de que para él lo que sucede entre hombres y mujeres es casi siempre atroz: “Viejas carambas. Viejas infelices. Viejas de los mil Judas. Viejas hijas del demonio. Ni una siquiera pasadera” (Homenaje nacional, Inba, México, 1980, pp. 56-57). Léela arrancándole a Monsiváis la confesión de misoginia y después partiéndosela en la cabeza: “¿Por qué nunca hablas de mujeres? ¿Qué es eso? Carlos, responde y deja de jugar. ¿Por qué no hablas de mujeres? Bueno, porque soy misógino y porque no veo...” Si las gallinas quieren cantar como los gallos, es porque éstos desafinan. A lo mejor terminan  como el padre en La piel de los cielos: “No estaba en medio de la vida, no le entraba a la lucha, nada compartía con el gallo del corral, ni su fiereza ni la respuesta que le daba a los otros gallos”.  Quizá por eso escribe tanto sobre gallinas que han tenido que sacar las espuelas: Tina Modotti, agente de la Internacional Comunista, Frida Kahlo, agitadora vuelta narcisista, Jesusa Palancares que confiesa “al contrario, yo más bien queria hacerle de hombre, alzarme las greñas, ir con los muchachos a correr gallo, a cantar con guitarra cuando a ellos les daban su libertad” (“Vida y muerte de Jesusa en Luz y luna, las lunitas; Editorial Era, México 1994 p. 63). Todas son abandonadas, por genios, por camaradas, por crápulas, pero también los abandonan. Ellos salen perdiendo.
                                               5
En razón de qué sinrazón  premio gachupín para  chilanga adoptiva. Vea si no dónde va a buscar sus asuntos este Miguel de Cervantes a quien se le cierran las puertas de todos los palacios y se le abren las de todas las cárceles. En el mismo donde esta princesa cierra el palacio de la memoria de sus antepasados para abrirse al campo del porvenir: presidios, fosas colectivas, zonas marginales. 
                                  6

A santo de qué en lugar de envejecer rejuvenece. Al contrario de los sapos que cuando jóvenes se inflan de revolución y cuando viejos se arrugan como reaccionarios, ahí tiene usted esta Elenita que comienza como niña scout, después como secretaria en fracasados negocios de su padre, luego como reportera de bodas y recepciones en páginas “para mujeres”  del conservador Excelsior,  y periodista del insípido Novedades, y cuando allí le censuran una crónica sobre el terremoto, se pasa a la izquierdista La Jornada, para finalmente volverse voz y  paño de lágrimas de masacrados, encarcelados, desaparecidos, acallados, olvidados.
                                               7
A los amigos se los conoce en las dificultades y a los pueblos en las catástrofes. El tumulto de las voces de quienes no tienen voz se traduce en solidaridad. Quizá es en busca de esa fraternidad social que se vuelve Elena biógrafa de desastres políticos o naturales. Como declara a Rafael Muñoz en relación a su libro Nada, Nadie: las voces del sismo : “Yo creo que en todas las catástrofes, los mexicanos somos muy solidarios, los pueblos suelen ser así. En 1985, quienes más se ayudaron entre sí, fue la gente que vivía, por ejemplo, en los edificios, los vecinos. Al señor que decía: ‘A las 7 de la mañana, antes del terremoto, mi esposa fue a comprar pan y no ha regresado´, le decían: ‘No se preocupe, compadrito, vamos a ayudarle, la vamos a sacar, ahorita traigo un pico, yo traigo una pala, ¿dónde dice usted que ella pasaba? Vamos a escarbar’. Era la misma gente que se ayudaba entre sí, la solidaridad vino de la gente misma, no vino del gobierno que no sabía qué hacer” (www.fundaciontelevisa.com). Bienaventurados los pueblos, que convierten catástrofe en amanecer.
                                               8
En nombre de qué salta de reportera a novelista.  No sólo han de caer los muros que separan naciones; también los que segregan los géneros. Elena Poniatowska encuentra la forma de que el testimonio ascienda a ficción sin volverse ficticio. La narrativa es la forma de intensificar una verdad. Sobre cómo  El tren pasa primero se transfigura de biografía en novela, Helena confía a Willy Mickey que “Yo quise hacer una biografía de Demetrio Vallejo, pero eso fue en los años sesenta. Él aún vivía y yo iba a leerle los capítulos en la cárcel donde estaba y se dormía. Yo leía, leía y leía y cuando volteaba a verlo estaba dormido. Y me dije ‘No, pues, si éste que es el protagonista se duerme, esto es una porquería’, ¿verdad? Servía de somnífero…” Así arranca la locomotora ficcional que revive la huelga ferrocarrilera en la que indias con floreadas enaguas de juchitecas y tehuanas se tiraron sobre los rieles para detener  las máquinas.
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Cómo y cuándo  prestando su voz a quienes no la tienen termina por tenerla propia. Con el francés que se habla en la casa, el inglés de la escuela y el mexicano de las criadas, termina Elenita por erigir la Babel de la soledad. Su personaje Jesusa Palancares proclama que "hasta la fecha entiendo el japonés, el catalán, el francés, el inglés porque trabajé con gringos. Como quien dice, trabajé con puros extranjeros y los de aquí siempre me han tratado como extraña". Elena trabaja entrevistando celebridades y luego presos, deudos, marginales y sobrevivientes hasta forjar corales que luego se van fundiendo en un habla.
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Por qué escribe tanto sobre faldas que se aprietan los pantalones. Antes que ella qué poco se ocupaba nadie de Quiela, de Frida, de Tina, de las soldaderas, de las domésticas que mantienen el cielo de la tierra, de las madres que hacen huelga de hambre en la catedral para denunciar la desaparición de sus hijos, de las zapatistas. Y sin embargo que nadie se equivoque con esta ex directora de la revista feminista Fem, que dice bien claro: "Las mujeres pueden hablar mejor de sí mismas que muchos escritores pero no creo que la escritura pueda ser femenina. La escritura es y la escritura tiene sentido como escritura. La buena escritura no tiene sexo, es simplemente buena."
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Por qué además de los pantalones se amarra el compromiso. Dice también Elena: El deber de un intelectual es escribir lo mejor que pueda y hacer su tarea lo mejor que pueda y adquirir un compromiso con lo que se ha propuesto." Y en consecuencia, en enero de 2012 lee en el Pen Club que ‘En México, decir la verdad es jugarse la vida. A cada reportero o reportera, a los jóvenes hombres y mujeres que conforman la infantería de un periódico deberían preguntarles: ‘¿Está dispuesto a morir?’ En las ciudades del norte de la república, los periodistas son cazados como conejos y hasta ahora nadie ni nada los ha protegido. (…)Los números ‘oficiales’ son muchos; algunos dicen que de 2000 a 2011 han muerto 74 periodistas, otros que son 83, otros más que son 80. Lo terrible es que el número aumente”.
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Cómo con tantos enemigos se mete también con la solemnidad. Dice José Joaquín Blanco: “Pero su mayor logro literario, en mi opinión, fue que enseñó a la literatura mexicana a sonreír. Admiro su sonrisa en los primeros libros. Y creo que sin ella, sin esa vocación de optimismo y alegría, sin su vuelo de hada, no habría logrado sus libros sobre asuntos oscuros. Elena siempre sonríe. En claroscuros, en sus libros lóbregos. (Siempre hay también algo de ironía y de llanto en su sonrisa.) En Todo empezó en domingo sonríe abiertamente” (Retratos con paisaje. La sonrisa de la Poniatowska; EileenTruax blog,  01/04/98 ). Y en efecto, en esa entrañable crónica sobre los lugares donde se entretiene la gente que nada tiene, la tragedia que es como la estrella de lo azteca se atenúa hasta casi ser amorosa. Pero la sonrisa entra por casa. Digan si no lo es  esta autobiografía con la que responde a la pregunta de Willy Mickey: ¿Y qué hizo Elena Poniatowska con Elena Poniatowska? Pues yo creo que la maltrató muchísimo, la hizo trabajar demasiado y la usó mucho hasta la juerga. Y no tuvo suficiente fe en sí misma… ¡no vayan a hacer eso ustedes en sus vidas! Es un poco triste, ¿verdad? Pero por lo menos sabe que puede contar consigo misma, porque sigue estando ahí…” O esta otra con la que confiesa: “Quisiera haber sido más libre, haberme aventurado más a cosas a las que jamás me aventuré por mi formación tan católica, tan religiosa... les pido perdón a todos los amantes que no tuve”. (Entrevista a Eco, 2008).
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Con qué credenciales  sienta cátedra sobre  revoluciones en los cielos y  la tierra Todo polaco y todo ser pensante es heredero de  Copérnico. Revolución copernicana es la que  saca a la Tierra del centro del mundo e instala  al hombre en el centro de sí mismo.   Amo escudriñar los astros con un telescopio ínfimo y una prepotencia más pequeña todavía. Del abismo que nos reclama en todas  direcciones sólo nos salva la discreta gravitación de la carne. Más de una vez su esposo el astrofísico Guillermo Haro habrá descorrido a Hélene Amelie el velo del firmamento, De ello deja memoria en La piel de los cielos: “¿Qué podía ser el llanto de una niña malquerida bajo la inmensidad de la bóveda celeste?”Gracias  al elusivo Copernico sabemos que si las estrellas no giran a nuestro alrededor, no nos cabe más que ser estrellas y extinguirnos brillando. No podemos ceñirnos  más diadema que la de estrellas rojas que constela la piel de los cielos: la de la humanidad,  como los astros solitaria e innumerable.

TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO


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