Luis Britto García
Coalición con el Maligno
Releamos el agudo texto de Theodor Caplow Teoría de las Coaliciones en las Tríadas.
Sostiene que entre una potencia de Primera Categoría, otra de Segunda y otra de
Tercera, la coalición más probable es la de la Primera con la Tercera, pues
nadie quiere un aliado inmanejable. Así, hacia
1970, cuando Estados Unidos era Primera Potencia del mundo, buscó la alianza
con la Tercera, China, contra la Segunda, la Unión Soviética. Contra ésta
durante tres cuartos de siglo llovieron agresiones, bloqueos y guerras de
desgaste en países aliados, como la de Afganistán, hasta que su disolución en
1991 redujo a la Federación Rusa a Tercera Potencia. La lógica de las
coaliciones debía impulsar a Estados Unidos, --hoy en día Segunda Potencia- a
unírsele contra la nueva Primera Potencia Mundial: China. Sin embargo, la
estrategia de la Alianza Atlántica se redujo a sacrificar Europa en una nueva
Guerra Fría contra Rusia, sin ver que así forzaba a esta última a una
invencible coalición con China. Pero el Diablo no tiene aliados, sino
intereses. El interés, y no el amor, dicta su reciente aproximación hacia la
acosada Federación Rusa.
La irrelevancia de
Europa
Sorprendida, adolorida y resentida queda la Unión Europea
por su postergación y relegación en el aparente “acercamiento táctico” entre
Trump, por decir Estados Unidos, y Putin, por decir la Federación Rusa, para
normalizar la situación en Ucrania sin pedirle permiso al expresidente Zelensky
-cuyo período de mando por cierto ya caducó- ni a los europeos, a los cuales se
deja sin tajada en el espléndido pastel de los recursos minerales del país
negociado. Pero, ¿qué podía esperar hoy un continente
que cedió progresivamente su soberanía al aceptar la ocupación militar por
tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte? La OTAN, instrumento
de Estados Unidos para la Guerra Fría contra la Unión Soviética, comenzó
abarcando 12 países en 1947 y se ha expandido progresivamente hasta ocupar
militarmente 32. Pues bien: después de que la OTAN operara durante casi ocho décadas como
el principal colaborador de las agresiones estadounidenses en el mundo, y como
proveedor de armamento y entrenamiento del régimen de Kiev ¡ahora Trump exige a
los países sometidos por ella elevar la cuota de financiamiento de la fuerza
militar que las ocupa! Para nada se habla de ellos en la reunión de Trump con
Zelenzsky en la Casa Blanca. Al hacer pacto con el demonio, no basta con
entregar la soberanía: hay que pagarle para que se haga cargo de ella.
Los huérfanos del
Consenso de Washington
Todos los cipayos del Tercer Mundo –y la mayoría de los del
Primero- acogían hasta hace días el Evangelio del Consenso de Washington: cero
proteccionismo a empresas, industrias y
recursos nacionales; apertura ilimitada e incondicional a los capitales
foráneos, liberación de las importaciones eliminando prohibiciones e implantando aranceles bajos o inexistentes,
desmantelamiento del Estado, entrega de
recursos naturales a empresas extranjeras exoneradas de impuestos,
entrega de la soberanía a tribunales o árbitros foráneos. Todo siguió sobre
ruedas hasta que los padres de la criatura –Estados Unidos- probaron su propio
veneno y gracias a él dejaron de ser Primera Potencia del mundo. A partir de
allí, la potencia norteña amenazó con retirarse del Tratado de Libre Comercio
con México y Canadá, e impuso prohibiciones y aranceles extravagantes a los
productos de sus competidores. ¿Significa esto que el proteccionismo es malo
cuando lo aplica el Tercer Mundo y bueno cuando lo aplica Estados Unidos? Vaya
usted a saber. Los huérfanos del Consenso de Washington seguirán predicándonos
la entrega incondicional al capital extranjero, las Zonas Económicas Especiales
y otras vergüenzas del pasado. Si no se actualizan, los actualizará el Imperio.
El salario del Diablo
Las ayudas de la USAID
El 3 de noviembre de 1961 era creada la United States Agency por International Developement (USAID) para abrir un nuevo frente de injerencismo
paralelo al militar: la potencia norteña intervendría en otros países
sobornando líderes, partidos, fundaciones, instituciones financieras, medios,
funcionarios y cualquier tipo de personas naturales y jurídicas. Así se
financiaba con argumentos contantes y sonantes un ejército de mercenarios civiles para influir
o intervenir en las políticas de otros países. Sólo en Venezuela, los fondos
entregados a la oposición y distraídos por ésta superarían los 1.000 millones
de dólares (https://argentina.indymedia.org/2025/02/04/cientos-de-millones-de-dolares-de-la-usaid-robados-por-la-oposicion-venezolana/).
Durante 64 años sorbió tan espléndidos dones una maraña de personalidades y
organizaciones más o menos fake,
hasta que el gobierno del Norte la clausuró este febrero alegando que las
ayudas de la USAID eran utilizadas por los beneficiarios para ayudarse más a sí
mismos que a Estados Unidos. Pero ¿por qué habrían de respetar los intereses
estadounidenses quienes cobraban por traicionar los de sus propios países? Ahora
resulta que los pensionados de la USAID al parecer le hicieron más daño al Imperio
que a sus respectivas patrias. Ladrón que roba a ladrón, ha cien años de perdón, y mucho más si el
robado es el mismísimo demonio.
TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO