miércoles, 22 de febrero de 2023

 

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Luis Britto García: La realidad, Venezuela y sus mundos imaginarios (+ Podcast)

 

Luis Britto García durante la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate.

Un amigo venezolano siempre me habla de Luis Britto García con admiración: “Con él puedes amanecer conversando, es un gran seductor”, me dijo la última vez que platicamos. Y como nunca me quedo con la duda y me gusta ir dos pasos más allá, me he dado a la tarea de buscar los argumentos en que se fundamenta tal afirmación.

A partir de entonces, leo los artículos del escritor que replica Cubadebate y en cada una de sus líneas me sumerjo en un profundo análisis de la complejidad del mundo. La facilidad que tiene Britto para manejarse con soltura en los más variados géneros periodísticos le da un valor agregado a un dominio cultural que pocos poseen. Su prosa se ha convertido en parte de mis lecturas de cabecera.


Luis Britto García durante la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate.

Sábado 18 de febrero. 10:15 a.m. Llego 15 minutos más tarde de lo previsto al estand de Venezuela, el K-9 (me aprendí bien el número tras nueve días de Feria). Busco a Britto por todo el salón, pero no identifico su rostro. Desde el día anterior me fijé en su nombre cuando leí el programa y tuve delante la oportunidad para saldar una deuda conmigo misma y hacerle una entrevista. Debía estar allí impartiendo una conferencia sobre Francisco de Miranda, pero no estaba.

Salí de aquella sala y al rato, en medio del tumulto de la Feria, lo vi caminando por los adoquines de la Fortaleza San Carlos de La Cabaña. Me paré, confirmé que era él y los próximos dos minutos los dediqué a mirarlo mientras caminaba y detallaba cada rostro que le pasaba por delante. Imagino que sea así siempre: un hombre detallista, observador.

Lo seguí. Volvimos a entrar en el estand de Venezuela y en la última silla del salón aguardé por la entrevista, mientras navegaba con los piratas y corsarios que atacaron el Caribe de los que hablaba con vehemencia Britto. Después me acerqué y, como si me conociera de toda la vida, me sonrió y aceptó dialogar poco menos de 10 minutos.

A simple vista parece una persona sencilla. En sus manos sostiene una pequeña cámara fotográfica y me va haciendo instantáneas en cada uno de mis descuidos. Quizás en su carrete guarde más fotos de mí que las que yo le hice con la cámara del teléfono.

***

Luis Britto García entró por la puerta grande de la creación. En la década de 1970 lanzó Rajatabla, una serie de 73 relatos breves, satíricos, burlones, centrados en la situación política venezolana. El valor de ese título lo hizo merecer el Premio de Cuento Casa de las Américas.

Después de ese lauro, ha venido otras veces a Cuba como miembro del jurado del certamen que convoca la institución cultural. También recibió el Premio Ezequiel Martínez Estrada por el título Venezuela: investigación de unos medios por encima de toda sospecha (2003).

“Conozco a Cuba”, afirma. Segundos después, reconfigura su respuesta y agrega una realidad que deviene en deseo: “Conozco a Cuba, pero un poquito nada más”.

Así como Britto es un paradigma de buenas prácticas para muchos autores de América Latina, él tiene referentes en la literatura cubana. “En la contemporánea, está el inmenso aporte de la narrativa de Alejo Carpentier, o el de Lezama Lima y su maravillosa obra Paradiso”.

El intelectual venezolano sostiene que los escritores cubanos, en líneas generales, han hecho lo que se puede llamar “barroco literario”: una literatura centrada en la sensorialidad, en la sensualidad, en la sobredecoración estilística y, también, con un cierto sentido de la tragedia.

“Esa es la que conozco, porque en un país tan fecundo en letras es imposible mantenerse al día, sobre todo si vengo de cuando en cuando”, agrega.

Durante la entrevista, Luis Britto García cita al novelista, poeta, dramaturgo y ensayista francés André Pieyre de Mandiargues cuando dice que ama al Caribe, porque pertenece al espacio geográfico más próximo a la alucinación.

“La gran literatura caribeña, al menos la que yo conozco, gira en torno a eso. Es muy sensorial, recargada de elementos decorativos con una densidad que recuerda las altas temperaturas. Por ejemplo, Carpentier se pasa capítulos enteros sin poner un punto y aparte y esa aglomeración de párrafos da una sensación literaria de calor”, dice el escritor venezolano.

No deja de mencionar a José Martí, a quien considera uno de los representantes de lo que se pudiera llamar ”el modernismo literario”. Tiene una prosa que irrumpe como un meteoro en la literatura del siglo XIX –agrega el novelista–, con la capacidad de sintetizar pensamientos en frases.

“Por ejemplo, Nuestra América. En dos palabras compendia todo un significado que otros literatos solo hubieran podido escribir en más líneas. Menos mal que lo hizo así, porque su vida fue muy breve y murió cuando apenas empezaba la lucha por la independencia cubana”.

Britto García recuerda la pasión que generó cuando era niño en todo el continente la radionovela cubana, específicamente, El derecho de nacer. “Todo el mundo se pegaba desde las siete de la noche al aparatito de radiodifusión. Esa propuesta era una especie de protesta social que venía cubierta en el melodrama. Definitivamente, nos podríamos pasar meses hablando de la cultura cubana”.


Luis Britto lleva una gorra con un barco y un abrigo beige. No tuve tiempo de preguntar de dónde surgió ese amor por el mar, y todo el universo que entraña. La acompañante nos mira con premura y sé que me quedan solo par de minutos de conversación, y de tantas preguntas posibles, llega a mi mente, quizás, la más tonta.

¿La literatura puede salvar al mundo?

–En Venezuela tuvimos en los años sesenta una literatura que describió toda esa pugna y violencia por la que atravesaba el país. Había una guerrilla y una lucha armada que duró casi tres décadas en la cual, lamentablemente, salimos derrotados. Nuestra generación fue de vencidos. En Cuba, por el contrario, la lucha armada triunfó y dio lugar a otro desarrollo civilizatorio.

“La literatura tiene la función de acompañar el conflicto de la vida real, pero también es importante una literatura provocativa. Escribí mucho sobre la lucha armada, varios de mis cuentos en Rajatabla versan sobre eso; también, una novela titulada Abrapalabra.

“Además, he escrito ciencia ficción. Acabo de terminar una novela sobre la inteligencia artificial y la probabilidad, que creo demasiado cierta, de que ya está dominando al mundo, y que cuando termine ese dominio los seres humanos vamos a ser redundantes o sobrantes. Como escritores, podemos hablar de la realidad, ocuparnos de cosas no tan inmediatas o próximas, pero factibles, o crear mundos imaginarios”.

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A sus más de 80 años, Luis Britto García continúa explorando el mundo, así como lo hizo tantas veces en las profundidades del océano. Quizás, ese propio afán de captar la esencia de la vida sea el que le impulse a andar con una cámara fotografiando instantes y personas. 

Su prosa es profunda y no se queda con argumentos banales cuando intenta mostrar con palabras la realidad del mundo y de Venezuela. Su línea se orienta hacia el experimentalismo, juega con el lenguaje al analizar el contexto político y social de su país.

Luis Britto se sostiene de esa capacidad inherente que tiene la literatura, así como su cámara, para retratar rostros y contar verdades. Crea un universo en el que entramos los lectores, nos volvemos adictos y solo queremos descubrir mundos nuevos.

Escuche la entrevista a Luis Britto García, escritor venezolano:


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