domingo, 11 de enero de 2009

CÓMO PERDIMOS NUESTRO PAÍS


Parece que en nuestro país acogimos como hermanos a inmigrantes que no se consideraban hermanos de nadie; que regalamos tierras a esos inmigrantes que lo consideraban todo suyo y que de repente países extranjeros que no conocíamos decidieron que no era nuestro nada.

Conforme dicen un pueblo fue discriminado en otras tierras y eso le da derecho a ocupar la nuestra para discriminarnos.

Según fuentes bien informadas fueron débiles al ser atacados por los fuertes, y ahora que son fuertes no toleran que los débiles a quienes atacan resistamos.

Aparentemente en una guerra a un pueblo lo deportaron y lo diezmaron y para resarcir a ese pueblo los bondadosos ganadores deportaron, diezmaron y quitaron su país a nuestro pueblo que no les había hecho daño.

Se especula que son inconsistentes las supuestas razones históricas y teológicas alegadas para instaurar por la fuerza un Estado invasor con armas nucleares y economía sostenida en sus dos tercios por Estados Unidos en una región que domina el canal de Suez y alberga los mayores recursos de energía fósil del planeta.

Alegan que en razón del recuerdo de sus víctimas las nuestras deben desaparecer de la memoria de los hombres.

Se dice que las víctimas que se salvaron de los verdugos no aprendieron otra lección que la de convertirse en verdugos de los cuales no debía salvarse nadie.

Sostienen que su Dios tiene un Pueblo Elegido y que ese pueblo a nosotros que tenemos un Dios para todos nos ha elegido para el Holocausto.

Es cierto que los dos Dioses son el mismo Dios con un nombre que no debe ser pronunciado, y que la única forma de herirlo es herir a sus criaturas, y la única manera de vejarlo decir que en su nombre se las hiere.

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