La conspiración contra Bolívar y la destrucción de la nación venezolana
El
reciente mensaje publicado por el Secretario de la OEA, Luis Almagro,
demuestra que la guerra cultural desatada contra Bolívar, una de las
figuras históricas más importantes de Venezuela y de Latinoamérica,
parece estar dirigida a vulnerar los estrechos lazos identitarios entre
los pueblos del sur. 'Divide y reinarás', parece ser la consigna.
— ¿A qué cree que se deba esta campaña mediática contra la figura de Bolívar?
todo lo que él combatió. Actualmente sus enemigos ya no recurren a subterfugios: abominan abiertamente del padre de la patria y de la patria misma, y ya. Han perdido la vergüenza que nunca tuvieron.
— El petróleo venezolano le interesa mucho a los estadounidenses. Si no, no hubieran robado nuestras refinerías de Citgo establecidas en ese país. Pero también les interesa acabar con el Estado nación. El célebre ejercicio militar del Plan Balboa tenía prevista la división de Venezuela por lo menos en tres países. Bolívar fue el gran fundador de nuestro Estado nación; la campaña en su contra apunta contra ambos. La desintegración de Venezuela figura en los planes del imperio y de todos sus lacayos. —La guerra psicológica contra el país ha estado dirigida no solo a atacar a la Revolución bolivariana, sino a los símbolos que componen la nación. ¿Cree que la migración venezolana sea un resultado de este proceso de la desvalorización de lo venezolano?
— Hay que distinguir entre la migración venezolana real, que tiene fundamentalmente por causa la difícil situación económica que nos ha impuesto el bloqueo, y la migración imaginaria, exagerada de manera inverosímil por la oposición y los medios que quieren crear un escenario de supuesta crisis humanitaria que legitime una intervención militar extranjera. La migración real desde Venezuela cuando mucho llega al millón y medio de personas en un país con treinta millones de habitantes. Los medios enemigos fantasean cifras de tres millones y hasta de cuatro millones. Pasqualina Curcio ha demostrado su falsedad valiéndose de la página de Facebook de la CIA, que contiene datos sobre los países donde esta ejerce el espionaje. En ella no aparece un ingreso significativo de personas en ninguno de los países limítrofes o cercanos a Venezuela. El propio imperio, que amenaza invadirnos para solucionar la supuesta crisis humanitaria, no registra las cifras sobre las que fantasean los medios y la oposición. — Cuando desde la derecha se intenta hablar de Venezuela o de los venezolanos, se apela a identificar al país con marcas comerciales de empresas nacionales o transnacionales. Equiparan la memoria con los programas y contenidos transmitidos por los medios de comunicación. ¿Qué compone la nación venezolana? ¿Qué es lo venezolano? ¿Existe una identidad nacional?
—La derecha, como propietaria de más del 90% de los medios de comunicación del país, trata de imponer a los venezolanos las ideas, el modo de vida, los valores y los estilos de consumo de los estadounidenses para que se identifiquen con sus explotadores. La nación venezolana es una comunidad de valores, de cultura y de manera de ser de nuestros compatriotas. Sobre esa materia he escrito justamente un libro, El verdadero venezolano: mapa de la identidad nacional. Mi exposición excede del medio millar de páginas, pero podemos resumir algunos conceptos: identifican al venezolano valores de igualitarismo, solidaridad, aprecio por la cultura, lealtad a la familia, apertura a lo nuevo, empatía, laboriosidad, salud mental, más un patrimonio cultural acrecentado durante milenios. Algunos sectores sostienen que la identidad nacional no existe porque de tal manera se niega a la nación, y al negar la nación se rechaza la razón de ser del
Estado venezolano.
— El Estado venezolano debe promover, apoyar y divulgar la cultura nacional. A quien escandalice esta propuesta, debe recordar que en todos los países y en todas las épocas siempre ha asumido el poder político una función de promoción y protección de la cultura del país. Sin ese apoyo no se habrían producido ninguno de los grandes movimientos creativos de la historia, como el Siglo de Oro ateniense, el arte religioso del Medioevo, el Renacimiento, el Barroco, el Neoclasicismo, el Romanticismo, el Constructivismo, el muralismo mexicano, por solo mencionar algunos.
— Apoyo a las expresiones culturales venezolanas y sobre todo a aquellas que expresen los valores de la venezolanidad. Apoyo a las ediciones, las grabaciones, las películas, las artes escénicas, las obras plásticas, las formas musicales y en general las actividades creativas que manifiesten nuestra manera de ser. Mayor énfasis en las obras perdurables, que se traducen en productos tangibles, como libros, grabaciones, películas, y menor énfasis en eventos que se disipan sin dejar nada tras ellos. Información exacta y oportuna sobre la realidad nacional, para evitar que proliferen las especulaciones alarmistas e infundadas.
— El gobierno nacional creó hace varios años un Instituto para la Descolonización. ¿Cuáles piensa que deben ser los problemas más urgentes a atender y las líneas de investigación y acción de dicho instituto?
— Bueno, un grupo de personas creó hace dos siglos un instituto de descolonización llamado República de Venezuela, y con él arrancó el proceso de independencia más amplio e importante que se había visto en el mundo, como que terminó abarcando un hemisferio. La obligación primordial de latinoamericanos y caribeños es estudiarnos y comprendernos, para saber de qué somos capaces y cuáles son nuestras limitaciones. Repetidamente he señalado que los estadounidenses tienen cerca de cuatro centenares de institutos latinoamericanos y más de dos millares de tanques de pensamiento —think tanks— dedicados a escrutarnos, mientras que en Nuestra América creo que no llegan a la docena las instituciones dignas verdaderamente de tal nombre. He redactado una Historia de la Cultura de Venezuela que ya ronda las 2.000 páginas, sin apoyo ni para comprar una hoja de papel. He entregado varios guiones cinematográficos sobre nuestra historia reciente, que duermen en alguna gaveta de las productoras. Libros míos ganadores de premios internacionales duermen hace más de una década en gavetas nacionales. Funcionen o no las instituciones, los creadores sí debemos hacerlo. Creo que todos tenemos una tarea en la independencia de nuestros países, que es asumir un desempeño activo en la solución de nuestros problemas con métodos propios y en función de nuestros intereses y los de la humanidad en general. Esa tarea excede la esfera de acción de cualquier instituto, y debemos cumplirla con él, sin él o contra él.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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