sábado, 15 de noviembre de 2008


Las estrellas de Oriente
En la desgracia se conoce a los amigos, y en la guerra a los países. Ambas son escuelas duras, pero sus enseñanzas son indelebles. La Primera Guerra Mundial hiere mortalmente al Imperio Otomano ¿Es el fin de las culturas que alberga? No: en Cuatro años bajo la Media Luna, Nogales apunta: “Errados andan por tanto los que se figuran que porque Turquía se halla atravesando actualmente una crisis pasajera, el mahometanismo se halla vencido. No nos engañemos. Los doscientos millones de musulmanes que muchos creen dormidos están muy despiertos y agitándose activamente desde Senegambia hasta la India” ¿El triunfo militar de los países más desarrollados es definitivo? No: las tropas coloniales en Flandes, Europa y Asia “han aprendido el manejo y conocen hoy a fondo el efecto de los armamentos modernos”, por lo cual “Provistos de ese talismán, que permitió al Japón abrirse paso desde todo punto de vista, y sin necesidad de renunciar a su carácter nacional, no concibo yo por qué de entre los pueblos no habrán de surgir tarde o temprano cerebros esclarecidos y resueltos a conquistar su libertad de independencia de no importa qué manera”. (…) “No olvidemos que el imperio romano se desmoronó el día en que sus naciones vasallas llegaron a compenetrarse del secreto de su arte militar”. Como previendo el rumbo del siglo que comienza, vaticina Nogales: “¿Quién quita que la Revolución bolchevista no acabe por independizar también Asia y hasta África?” (Op.cit.p. 218). El Nogales que ha combatido en cuatro continentes tiene prisa por volver a su destino, que todavía lo llevará a luchar en Nicaragua y Venezuela. Pero no en vano peregrinó al Oriente: el Oriente está en él. Para que sus prisioneros no teman represalias, “los convertí antes de marcharse en mis ´musafires’ o huéspedes sagrados, convidándolos a compartir conmigo mi modesta cena” (Op.cit.p. 224). Y advierte: “Acordémonos de que cuando Europa era todavía un montón de selvas y pantanos, hacía miles de años que imperaba en Oriente la cultura. Y que cuando Europa haya bajado al sepulcro de la historia, cual Roma y Grecia, por ejemplo, la antiquísima e inmutable cultura del Oriente continuará brillando sobre los horizontes de Levante con la misma e intensa luz de las estrellas, que fueron las que le dieron el ser” (Op.cit.p. 17).

(Texto/fotos: LBG)

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