Hace una década escribí que en su
desesperación por recuperar un poder que no supo merecer ni conservar, la
ultraderecha es el motor fundamental de los avances revolucionarios.
Con
ilimitada voracidad, la reacción impuso en América Latina y el Caribe
Paquetes del Fondo Monetario, contra los cuales se rebelaron movimientos
sociales que instauraron gobiernos progresistas, los que controlaron
las empresas explotadoras de recursos naturales
La ultraderecha patronal de Fedecámaras
implicó al sector reaccionario del ejército en un golpe de Estado cuyo fracaso
permitió el saneamiento de la oficialidad.
La reacción impulsó asimismo a la Nómina Mayor de Petróleos de
Venezuela a sabotearla y abandonar el trabajo por tres meses, logrando así entregar la empresa a los progresistas.
La reacción usó y abusó de tal forma de
unos medios convertidos en actores políticos, que forzó al campo revolucionario
a empezar a controlarlos mediante la Ley
Resorte , y a crear un significativo sector de medios de
servicio público, comunitarios y alternativos.
La sumisión de la ultraderecha a Cortes
de Arbitraje Internacional tales como el CIADI que siempre favorecen a las
transnacionales y condenan a los países en desarrollo forzó a Venezuela a
retirarse de esas trampas cazabobos.
A fuerza de abusar de demandas temerarias
ante la prejuiciada Corte Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA , la reacción también
logró que Venezuela se retirara de ese
tribunal de linchamiento.
Derrotada en lo político; desorientada en
lo social, inexpresiva en el cultural, la ultraderecha se empecina en
forzar los cambios revolucionarios
mediante la Guerra Económica.
Por ejemplo, al estafar al Estado
desfalcándole más de 20.000 millones de dólares al cambio preferencial, que
sólo se aplicaron en importaciones ficticias, la reacción posibilita que el
Estado repare el tambor rasgado de las reservas internacionales resarciéndose
mediante la expropiación masiva de los chivos
que monopolizan las importaciones.
Si, según señala Manuel Sutherland, el
sector estatal genera el 97% de las divisas que ingresan, y el sector
privado sólo exporta para ingresar un
magro 3% de ellas, la Guerra Económica
del sector privado contra el gobierno podría forzar a éste a no seguir
transfiriéndole magnitudes como los
317.092 millones de dólares preferenciales
traspasados entre 2003 y 2012.
Al inventar estafas y triquiñuelas para
obtener cupos de divisas que no se destinan a la finalidad prefijada, la
reacción ha sentado las bases para que se diseñen mecanismos de control
efectivo sobre las remesas para familiares imaginarios en el extranjero, sobre
los raspacupos que cobran para viajes fantasmas, sobre los espectáculos
musicales rumbosos que obtienen fortunas para cubrir gastos inexistentes.
Al lograr del Estado transferencias anuales que rondan los 43.000 millones de
dólares preferenciales y provocar de tal
manera un déficit fiscal que desencadenó
devaluación, especulación y desabastecimiento estratégico, la
ultraderecha fuerza una Reforma Tributaria que imponga al gran capital tasas
por encima del moderado límite del 34%
del ISRL.
Al morder la mano que la alimenta con
dólares preferenciales, la reacción está empeñada en que el Estado dedique esas
magnitudes a fomentar industrias productivas internas para el consumo básico.
Al convertir las importaciones
fraudulentas en el mecanismo fundamental para exaccionar del Tesoro las divisas que no puede producir mediante
las exportaciones, la derecha pavimenta el camino para que el Estado asuma
directamente la gestión de las importaciones.
La ultraderecha transnacional, que en
virtud de los Tratados contra la Doble Tributación se enriquece
en Venezuela sin prácticamente tributar, gracias a su Guerra Económica puede
lograr que denunciemos esos tratados y la obliguemos a pagar impuestos como
todo el mundo.
Con el atentado contra Eduardo Samán, director del Instituto Nacional
para la Defensa
de las Personas en el Acceso a Bienes y Servicios (INDEPABIS), la ultraderecha
culmina su tarea de advertir a las
fuerzas progresistas que si no la vencen serán exterminadas.
(FOTO/TEXTO: LUIS BRITTO)
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LOS LIBROS DE LUIS BRITTO EN INTERNET:
Rajatabla: www.monteavila.gob.ve
Dictadura Mediática en Venezuela: www.minci.gob.ve
La invasión paramilitar: Operación Daktari: www.minci.gob.ve
Socialismo del Tercer Milenio: http://www.monteavila.gob.ve/mae/pdf/socialismo-tercer-milenio.pdf
El Imperio Contracultural: del Rock a la Postmodernidad :
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