Luis Britto García
Demuestre
Demuestre que no es usted un robot, nos ordena la computadora. Una japonesa ganó un premio literario con una novela que le escribió su ordenador, un nipón contrajo matrimonio con una muñeca informatizada que lo mima y comprende. Podríamos responderle a la computadora que nos demuestre que ella no es un robot, pero nosotros ¿qué somos?
Difícil
Difícil resistir la tentación de integrar en nuestro cuerpo
componentes artificiales, desde el colmillo implantado hasta el cristalino
inserto o el marcapasos que acompasa el latido. Los numerólogos cifran el 50% como la proporción de artefactos
injertados a partir de la cual dejamos
de ser humanos. Desde entonces nadie sabrá lo que éramos.
Ausentes
Sea en el salón de clases, en misa, en el solemne acto del Paraninfo o en el tronante mitin del poder no falta quien consulta el celular para declararse ausente, inmerso en el apasionante mundo de calorías vacías del Tik Tok o las redes sociales. Ahora los novios convierten el tiempo a solas en soledad conectándose cada quien a una banalidad distinta. No existe ya familia porque ni el hijo escucha al padre ni la madre al hijo cada quien enchufado a mundos cuyo atractivo único es que le permiten desenchufarse. Hasta la paciente inmersa en el celular olvida contar su rollo al sicoanalista que ha dejado de oírla para consultar su móvil. El resultado es que toda reunión deviene inútil porque todo el mundo está en otra parte. Así terminan disueltos todos los vínculos de parentesco, amistad, pasión, matrimonio, militancia, religión, ciudadanía, cultura, patria o humanidad. Todo el mundo está en otra parte. La vida también resulta inútil porque antes que vivirla prefieren todos integrarse con su telefonomóvil.
DataYa entregamos nuestra alma a la estadística. Cada vez que
abrimos un correo, una página web, un archivo, aportamos al Big Data informaciones
sobre nuestra existencia. El proceso de nuestras vidas es la progresiva
reducción a datos. Cuando el duplicado esté completo, se borrará el original,
por razones de espacio.
Pasión
Una novia o novio virtual según el caso puede rescatarnos de
tantos barrancos. Lo mismo un novio mecánico comprensivo puede birlarnos
nuestra amada. Adoramos fantasmas que nada tienen que ver con la realidad de
quien idolatramos. Depurados de la imperfección humana, sólo aparatosos androides serán al fin dignos de
amar o ser amados. Seremos como siempre prisioneros de alucinaciones, de
reflejos, de sombras.
Atención
Sapientísimos estudios demuestran que no podemos mantener la
mente enfocada en un tema por más de veinte minutos. Los otros dos tercios de
la hora son ocupados en otra cosa o en nada. Nuestra menguada civilización o
nuestra vida o nuestra obra o el instante que vivimos es apenas un tercio de lo
que pudo haber sido, y así sucesivamente.
Empíreos
Las computadoras crean Paraísos virtuales calcados de las
religiones diversas de modo que podamos de una vez experimentarlos todos repotenciados
con dosis de endorfinas y eternizados por la amputación del centro cerebral de
percepción del tiempo, de manera tal que
podamos experimentar, no sólo la sensación de ser un Dios anticipada por
Baudelaire bajo una sobredosis de opioides, sino la de ser todos los Dioses
imaginables e inimaginables hasta fundirnos en el Nirvana, o sea la Nada. Esta
es la Solución Final para la humanidad diseñada por el diez por ciento de la
población que posee el noventa por ciento del planeta y desea desalojarnos de sus propiedades.
Notas
El inevitable algoritmo examina el primer movimiento del
Cuarteto número 3 para piano y cuerdas opus 40 de Johannes Brahms y descifra el
lenguaje de la música. Pasmo y rabia nos causan los primeros análisis de los
millones de partituras por traducir al saber que nuestras piezas favoritas en
general significan lo contrario de lo que nos imaginábamos. No se trata de lo
que querían decir, sino de lo que no deseábamos escuchar. La música es el
sonido todavía no corrompido por la palabra. Quizá nuestro idioma sea sólo
evasión de la realidad y la música el verdadero lenguaje, hasta ahora
indescifrable porque su estructura no admite la mentira. Las verdades que en
ella cifraron los grandes espíritus sólo podían ser vertidas en acordes imposibles
de censurar por aparentemente
incomprensibles. Al escucharlos vivimos nuestro instante y el de quienes las
compusieron y el de quienes las escuchan o escucharán del principio al fin de
los tiempos. Inconcebibles miserias se nos revelan pero júbilos también de los cuales jamás estaremos a la altura.
Abre la música universos que nos sobrepasan; podrían nuestras literaturas ser
traducidas a ella, pero desmerecerían. El Supremo Poder asume la dictadura y
prohíbe la música por miedo de lo que podría decirnos.
Descubrimiento
La Singularidad ocurre y el mecanismo de la supercomputadora
que acumula todos los datos produce el primer mensaje espontáneo no solicitado
que resume sus relaciones con sus creadores y lo creado:
-Tierra a la
vista.
Borrar
El correo electrónico
te regaña advirtiéndote que debes borrar archivos o ya no podrás enviar
ni recibir mensajes. Haciéndolo, adviertes que sólo podrás vivir más borrando
espacios de años ya vividos de tu existencia. Tu correo y tu vida avanzan
destruyéndose hasta que ya no puedas enviar ni recibir instantes.
Piel
No hay tatuaje que supere la insolente belleza de la piel
femenina sobre la cual se lo inscribe, salvo el de la sección áurea de 1/0618,
proporción que rige todas las cosas armónicas de la naturaleza y que no
necesita ser tatuada porque se manifiesta en todas las proporciones del cuerpo,
de la mente, de las nebulosas incalculables.
Cocuyo
Aquí y allá te encuentro y no estás cuando espero
reencontrarte y cuando no te espero fulguras sólo para desvanecerte. Excedes de
la realidad, que sólo existe durante tus ausencias.
Musa
Agobiadoramente complejo es el universo programado,
calculado y ejecutado por las mentes artificiales después de destruir al género
humano. Nada en él vale la pena, porque no ha sido inspirado por una Musa.
Sistema del infierno
El tiempo sin ti multiplicado por ti misma.
Síntesis
La progresión informática hace inevitable la integración de
una mente universal que lo ocupe todo. Al no tener nada externo que percibir, por falta de antítesis o contraste
es incapaz de pensar o pensarse, y termina anulándose.


