1
Muchacho no es gente,
dice un proverbio oriental. A nadie se le ocurriría enjuiciar y sancionar con
todo el peso de la ley a un niño que cometa un disparate. Para eso inventaron
los juristas la inimputabilidad por razón de la edad. Por debajo de cierto
límite se juzga que el raciocinio, el juicio moral y la cordura misma son
todavía imperfectas, y en vez de castigar se corrige.
2
Lo mismo que acontece
con la primera infancia debería ser aplicable a la segunda. Así como hay
primera adolescencia también hay segunda pubertad, con similares ridiculeces,
presunciones y falsas expectativas. Luego viene la segunda niñez, con todas sus
puerilidades, con la diferencia de que en lugar de causar gracia dan lástima.
Cordura, raciocinio y juicio moral van cayendo al mismo ritmo que dientes,
cabellos y libido. Conscientes de este desastre, los sabios
legisladores han inventado la figura de la inimputabilidad por razón de la
edad, en virtud de la cual, el Aníbal Lecter venezolano pasó sus últimos
agradables años en su mansión en lugar de temperar en El Rodeo por el desliz de
violar menores anestesiadas y luego ultimarlas.
3
Si tales
consideraciones se aplican con delincuentes comunes, también un manto de piedad debería extenderse a los valetudinarios que
al mismo tiempo que dientes pierden
verguenza, conciencia e ideología. Dejemos de escandalizarnos ante el fiero
comecandela que a raíz del primer ataque de reuma nos regaña porque no adoramos
al Fondo Monetario Internacional. No nos inmutemos ante el irreductible ultra
que en cuanto le dan un ministerio lo usa para quitarle sus prestaciones
sociales a los trabajadores. Menos debe asombrarnos el inflexible que de
repente cambia de sexo o de ideología y además se disgusta porque los demás no
cambiamos con él. Tampoco el camarada que trueca Patria o Muerte por Quince y
Último. Así como ningún juez mandaría a presidio a un carcamal por robarse una
bacinilla o salir a la calle sin pantalones, nadie en su sano juicio los
condenaría por refocilarse en su chochera y sus manías lúgubres en lugar de
sentir vergüenza por ellas. Recordemos sus años felices, cuando crearon obras
importantes de las cuales después abjuraron, o militaron por una utopía que después aborrecieron. La
esterilidad es su castigo. Los conversos pasan, la utopía permanece.
4
Me gusta citar esta
anécdota de la escritora argentina Luisa Valenzuela. Un adolescente le lanza un
piropo. “¿Y vos qué vas a ser cuando seas grande?” lo descarga la dama. “¿Y?
Viejo verde”, retruca el imberbe. Picasso decidió no tener más de 35 años,
aunque su aspiración era pintar como los niños. Toda segunda infancia o segunda
adolescencia redime cuando apunta al origen. Todo lo que es pequeño y joven
crecerá, apunta Lao Tsé, pero lo que es duro ya ha comenzado a morir.
5
Este artículo alborotará
a quienes hayan logrado el milagro de cumplir veinte años ya convertidos en
ancianos. En vano pedirán que se me fusile: ya he alcanzado la edad de la
inimputabilidad. Sólo escapa de la degradación por el camino de la dicha el
viejo verde, que sin que lo intimiden sensatez ni sentido del ridículo continúa
haciendo lo mismo que hacía de muchacho.
(TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO)
CONSULTE TAMBIÉN:
DESCARGUE LOS LIBROS DE LUIS BRITTO EN
INTERNET:
Rajatabla:
www.monteavila.gob.ve
Dictadura Mediática en Venezuela:
El Imperio Contracultural: del Rock a la Postmodernidad:
http://lhblog.nuevaradio.org/b2-img/ElImperioContracultural.pdf
La invasión paramilitar: Operación Daktari:
www.minci.gob.ve
Socialismo del Tercer Milenio:
tercer-milenio.pdf
La Ciencia: Fundamentos y Método:
http://editorialubv.files.wordpress.com/2013/05/libro-la-
ciencia-fundamentos-y-mc3a9todo.pdf
El pensamiento del Libertador: Economía y
Sociedad:
La máscara del Poder:
La lengua de la Demagogia:
No hay comentarios:
Publicar un comentario