GUERRA ECONOMICA
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Contra todo proceso que inicie alguna modificación
progresista, sea reformista o radical, se desata la guerra interna y externa,
sucesivamente comunicacional, económica, diplomática y estratégica. Así sucedió
contra las revoluciones burguesas de Inglaterra y de Francia, contra las
Independencias americanas, contra la revolución agrarista mexicana, contra las
socialistas soviética, china, cubana, nicaragüense y vietnamita: contra todas las que en el mundo han sido, son o
serán. Toda revolución quiere ser pacífica: sus enemigos la ponen en el trance
de defenderse o morir.
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Todas las formas de guerra están íntimamente
relacionadas. Conocemos de sobra las variantes de agresión mediática contra
Venezuela: sistemática falsificación de noticias, falsas acusaciones de
ausencia de libertad de expresión, agavillamiento informativo de oligopolios
externos e internos. Sabemos de la guerra diplomática: andanada de demandas
temerarias en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre las
Inversiones (CIADI), ante la
Comisión y la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos, ante todos los
organismos a los cuales cedimos nuestra soberanía otorgándoles el poder de
juzgarnos y condenarnos, y de los cuales no nos retiramos a tiempo. Intento de
sabotear el Alba, Unasur, la
Celac : todos los organismos de integración latinoamericana en
parte animados por Venezuela. Intento de extraer declaraciones condenatorias de
gobiernos y organismos internacionales; adopción de políticas hostiles de
Estados vecinos y de integrantes de bloques regionales, como la Alianza del Pacífico.
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¿Qué podemos esperar de la Guerra Económica ? La imperiosa
demanda de hidrocarburos en el mundo ha impedido que Venezuela sea víctima de
un bloqueo en forma como el que se tendió contra el azúcar cubano. Cómo la iniciada contra el Chile de Allende, la Guerra Económica contra
Venezuela incluye cercos en la distribución de bienes de primera necesidad,
escaseces estratégicas, pánicos
mediáticos sobre el desabastecimiento, sobreprecios usurarios y especulativos
impuestos premeditadamente por el sector privado importados y distribuidor. También
incorpora escasez disparada por el contrabando de extracción. Bloqueos en las
comunicaciones, como los emprendidos por las aerolíneas con pasajes
abusivamente caros y reclamaciones descabelladas. Ataques informáticos contra
las redes digitales y los sistemas de producción de las industrias básicas,
como los perpetrados por INTESA contra PDVSA y por hackers desconocidos contra
el Consejo Supremo Electoral y otros organismos públicos. Medidas de
confiscación contra las reservas internacionales, como las que intentó la Exxon contra los fondos que
Venezuela no había retirado de bancas internacionales. Congelación de cuentas
privadas en el exterior. Masivo
financiamiento de ONGs que desembozadamente actúan como agentes de la USAID y de la NED. Desangramiento
intensivo de la economía a través de los inconstitucionales Tratados contra la Doble Tributación , en virtud de
los cuales las transnacionales no pagan impuestos en el país donde obtienen sus
beneficios. Otorgamiento masivo de dólares preferenciales a empresas fantasmas
que los invierten en importaciones ficticias.
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La Guerra Económica es modalidad infaltable en todos los conflictos. El
único remedio contra ella es la adecuada
respuesta de los agredidos. La Revolución
Inglesa reaccionó con medidas proteccionistas y la creación
de una New Model Navy que convirtió a
Inglaterra en la primera potencia del mundo hasta 1939. La Unión Soviética planificó un
crecimiento económico y científico que la llevó a ser la segunda potencia
global hasta 1990. China implementó reformas revolucionarias en la agricultura
y la industria que la ponen en camino de ser la primera potencia del planeta. Cuba
alcanzó los mayores logros latinoamericanos del siglo pasado en salud,
educación y seguridad social, y perfeccionó una defensa que ha resultado
invulnerable durante más de medio siglo. Venezuela debe articular su propia
respuesta, no sólo para sobrevivir, sino también para prevalecer.
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En guerra, más peligrosas que las fuerzas del adversario
son las debilidades internas. Dos fatales enfermedades acechan nuestros
procesos económicos: el endeudamiento imprudente, que invita a creer que lo
prestado no ha de pagarse nunca, y los juegos cambiarios, que tientan a multiplicar dinero cambiándolo de
categoría. No es la primera vez que en Venezuela un desbarajuste cambiario
desestabiliza a un gobierno. Allá en mis mocedades, cuando gobernaba el
accióndemocratista Lusinchi, también se estableció para la venta de dólares un
Régimen de Cambio Diferencial (Recadi) a tasa preferencial de 7,50 para
importar artículos de primerísima necesidad, otra de 14,50 para artículos de
necesidad mediana, y mercado negro para el resto. El gobierno publicaba
detallados informes sobre los dólares
que asignaba, los cuales analicé en mi revista alternativa Profetariado.
El resultado fue devastador. En 1987 se
asignaban dólares preferenciales para importar calzados italianos, corbatas de
seda, whisky fino, y misteriosos productos como “raíz de Mandrake” (jengibre
vulgar) y cloruro de sodio (sal común, que se producía en Araya). Para la indispensable
insulina, sólo había mezquinos dólares a 14,50.
La francachela terminó en desastre, sin más víctima aparente que el
misterioso “Chinito de Recadi”. Pero el legendario partido Acción Democrática,
contra el cual nos inmolamos infructuosamente las izquierdas, encontró en
Recadi su cristiana sepultura. Toda catástrofe devora a sus autores.
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Nada tan mágico como el juego cambiario. Con una
ruleta por el estilo estrenó Carlos Andrés Pérez su segunda presidencia en 1989.
Los bolívares de un fondo particular los convertía en dólares a tasa preferencial, los cuales
vendía a precio de mercado negro para
obtener bolívares que volvía a cambiar en dólares preferenciales. A las pocas vueltas de este tiovivo
multiplicador pueden ustedes imaginarse los efectos. Todo sucedía mientras se
fusilaba al pueblo en las calles por protestar contra el Paquete Neoliberal. Esta
vez no bastó con un chinito de Recadi. Con todas sus ínfulas de Gran Demócrata
Latinoamericano, el Inquieto Muchacho de Rubio fue a parar a un calabozo de la
cárcel de Los Teques, y su partido al basurero de la Historia.
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En nuestro blog http://luisbrittogarcia.blogspot.com
escribimos el domingo 15 de junio: “El sector privado opositor culpa al
gobierno de la Escasez , a pesar de
que los negociantes obtuvieron del Estado según el presidente Maduro unos
60.000 millones de dólares preferenciales para importar bienes esenciales, y
los fugaron aplicándolos a importaciones fantasmas de empresas de maletín. En
el juego de la Escasez
hay compras nerviosas incentivadas por los medios, estratégicas desapariciones
y reapariciones de productos, especulaciones ultra usurarias con los precios.
No parece tampoco el sector público haber desarrollado una campaña para
sindicar a los verdaderos culpables de la escasez. Dentro de ellos, quienes
alegremente otorgaron esa catarata de dólares preferenciales sin exigir
garantías de fiel cumplimiento de las importaciones ofrecidas ni prueba de la
solvencia de los favorecidos; quienes retardan las sanciones y confiscaciones
del caso, quienes postergan el paso trascendente de asumir directamente las
importaciones para no depender de una oligarquía que las utiliza para asesinar
al proyecto socialista”.
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El Caballo de Troya de la Guerra
Económica entra entonces por un boquete en parte abierto por los propios troyanos. Los
errores ocurren, pero quien los oculta los comparte. Como ciudadano de a pie,
me pregunto: ¿Quién entregó 60.000 o
25.000 millones de dólares, según la fuente, a empresas de maletín?
¿Quién omitió comprobar la existencia
real y solvencia de éstas? ¿Quién
recibió esas magnitudes sin prestar garantías de fiel cumplimiento? ¿Quién
propone como remedio para tantos males continuar proporcionando dólares
preferenciales a un sector privado parasitario que seguirá fugándolos en
importaciones ficticias? ¿Quién retiene las listas de funcionarios y empresas (al parecer, algunas
públicas) responsables? ¿Quién omite emprender acciones contra tantos quienes?
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Una crisis estalla cuando aparecen los Yonofuís despedidos echándole la
culpa a otros. La crisis termina cuando alguien proclama: “Soy responsable”.
(TEXTO/FOTOS Y MONTAJES: LUIS BRITTO)
CONSULTE TAMBIÉN:
http://luisbrittogarcia.blogspot.com
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LOS LIBROS DE LUIS BRITTO EN INTERNET:
Rajatabla: www.monteavila.gob.ve
Dictadura Mediática en
Venezuela: www.minci.gob.ve
La invasión paramilitar:
Operación Daktari:
www.minci.gob.ve
Socialismo del Tercer
Milenio: http://www.monteavila.gob.ve/mae/pdf/socialismo-tercer-milenio.pdf
El Imperio Contracultural: del Rock a la Postmodernidad :
El
pensamiento del Libertador: Economía y Sociedad:
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