La sociedad no sabe realmente qué hacer ante las mil cincuenta jóvenes violadas por usar el jabón cuya fragancia enloquece a los hombres, ante los muchachos desvestidos en las calles por las mujeres atraídas por el cigarrillo de los hombres de mundo; ante el desmantelamiento de un automercado que ofrecía el detergente por el cual se pelean las amas de casa, ante los adolescentes que se apoderan de los autos deportivos sin los cuales no se sabe lo que es propiamente la vida, ante los bancos quebrados por los créditos impagables con los cuales todas las amas de casa del mundo con todas las tarjetas de débito del planeta se sobregiraron, al fin sin distancia alguna entre el deseo de los objetos y los objetos del deseo.
sábado, 19 de abril de 2008
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