domingo, 24 de agosto de 2025

LOS JUEGOS DE LA INFANCIA

 

Luis Britto García

Juegos



En las noches hay bonitos fuegos y durante el día las corrientes de aire caliente que ascienden facilitan el volar cometas, cometas que sin embargo no elevamos porque primero los familiares dijeron que no y luego no había con qué hacerlas y, en fin, otras cosas nos preocupan. Antes debíamos ir mucho a la escuela y acostarnos temprano, pero ahora que no hay escuela todas las horas nos pertenecen y aun las de las noches, cuando es malo dormirse por más sueño que uno tenga. Antes tanta soledad que tenías en tu mundo de niño y la poca esperanza de que los mayores condescendieran a participar en los juegos, y ahora todos juegan, no hacen más que jugar desde el día en que bajaron los aviones de los cielos y comenzaron estos largos escondites entre los árboles, donde mamá, o papá, por ejemplo, a veces se hacen un ovillo y tras el follaje y con los ojos te suplican no hagas ruido, no dejes que vean donde estoy, o a veces la tía también juega y se separa de nosotros y se esconde tan bien que nunca la encontramos, de manera que podemos imaginárnosla dentro de un cráter, con los ojos cerrados, contando primero hasta cien, después hasta mil, finalmente hasta un millón, hasta acabarse los números que enseñaban en la escuela antes de la mañana en que nos dijeron que la escuela se había vuelto humo y cenizas y pensamos que habían volado hasta los cielos y se habían perdido sin remedio todas las letras, los números y los dibujos del mundo que estaban guardados en ella.

También es bueno jugar a las adivinanzas. Qué de misterios encierra un trozo de tela chamuscada que cae de los cielos, preguntarse se vistió a una niña o a una muñeca, qué de curiosidades en las cenizas que llueven constantemente, discutir si fueron de cosechas de arroz o de cebada, qué de perplejidades, en este largo juego de viaje, despierta el hallazgo de las ruinas de un pueblo en el cual no quedan habitantes a quienes preguntar el nombre, y entonces aventurar: era el pueblo de la tía abuela, porque todavía queda algo de la colina en el norte, o bien: era el pueblo del primo segundo, porque hay anzuelos fundidos en lo que fue el cauce del río. O bien, apostar sobre la ruta de los aviones en el cielo: darán la vuelta y envenenarán el norte. Están de regreso, han incendiado el sur. No, van al oeste, contaminarán los lagos. No, vuelven al este, esterilizarán los bosques. Qué de variado este largo juego de escondites y de desapariciones, con niños nuevos que salen a veces de escondrijos que no pensábamos y niñas conocidas que no vemos más; qué de diferencias entre los que nos acurrucamos en las noches y los que amanecemos. Qué soledad, por fin, ahora que se han escondido todos, todos, y después de contar hasta cien, por días y por días vagas buscándolos por el país en el que llueven rojos tizones, pavesas de cuadernos y cenizas de rasgados velos nupciales.

Treinta mil

Treinta mil niños apagados como  estrellas que se extinguen. Quien destruye un ser borra un universo.

Ella

Allá va ella, que donde llega ilumina como  relámpago. A su partida el mundo vuelve a ser como es, o sea, atroz. El alto poder conspira para prohibirla como sustancia sicotrópica.

Encantos de Caracas



1

Gracias a  motorizados matapeatones y bachaqueros matavotos Caracas deviene lo que los colombianos llamarían una ciudad tenaz. Donde posa la mirada la víctima o sea el ciudadano encuentra vehículos con excesiva velocidad y burócratas con exceso de incompetencia. Entre tantos acosos no queda tiempo para mirar al cielo que cruza una garza, sí, una garza luminosa que con su fulgor  avergüenza los edificios desvencijados y los rostros irrecuperables. Quién sería el ocioso que secuestró unas garzas llaneras del estero de Camaguán para confinarlas en el Parque del Este sin saber que volarían al pestilente Guaire para descontaminarlo visualmente con su gracia volátil. Hay que vislumbrar la garza que acecha en la sonrisa de una muchacha o en el buhonero que vende ají esparcido en el suelo. A lo mejor echaremos alas y volaremos sintiendo que todo es liviano como el aire, como la luz, como el mismo vuelo.

2

Se fue la infancia cuando en diciembre el tío José nos llevaba a pasear por las calles de las piñatas cerca de la plaza El Venezolano. Allí estaban los trencitos de cuerda olorosos a metal y aceite y los fusiles con aroma de latón que disparaban mortíferos corchos. Allí estaban las hermosas piñatas, que sólo servían para ser destruidas a palos, como los bellos recuerdos. Se fue la inocencia pero las tiendas de las piñatas siguen en su sitio vendiendo papelillo, bambalinas, serpentinas, silbatos, todo lo que sólo sirve para disiparse, como los instantes, todas las cosas insensatas sin las cuales la vida no tiene sentido.

3

Dictaduras y socialdemocracias aridecieron la ciudad con un baño de concreto armado hasta ahogar la idea misma del alivio. Motores y bocinas decretan la sentencia de muerte de la cordura. En algún balcón en una lata oxidada una pequeña planta y hasta quizá una flor desafían el agobio. Se ven tan desamparadas y sin embargo resisten todas las tiranías de la mugre. De repente, como quien mira garzas vegetales, vemos una bandada de plantitas que aletean como mariposas con la brisa en los balcones, en las cornisas, en las ventanas de cristales astillados. Todas aspiran a migrar al Ávila, a los orígenes, a posarse en las franjas áridas de los cortafuegos. La tierra amorosa de tiestos y macetas impide que despeguen, que finalmente abandonen la ciudad feroz sus últimos ángeles de la guarda.

Piel

Sobre la piel de la bella se traza el único tatuaje que le hace justicia que es la imagen de la bella.

Bolivia

Ay, Bolivia, donde por olvidar que son hermanos se pelearon unos con otros los colores de la wipala.

Eternidad

Agente de la reproducción insensata, amor es el único fragmento de eternidad que nos toca.

Liebestod

La sabia ciencia por fin explica los síntomas del enamoramiento como efecto del coctel  de Serotonina, hormona de la felicidad, Dopamina, hormona del placer, Endorfina, aniquiladora del dolor, Oxitocina, Hormona del contacto físico y el vínculo emocional. Los provechosos traficantes esparcen la irresistible droga hasta aniquilar la humanidad entera con la Muerte por Amor, único final digno de tantas miserias.

La Planta Insolente

Venezuela bloqueada  por  acorazados de potencias imperiales. Venezuela resiste, los acorazados se retiran. Así como sucedió en 1903, sucederá por los siglos de los siglos, Amén.



TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO

VEA EN YOU TUBE: LA PLANTA INSOLENTE, O COMO VENEZUELA VENCIÓ EL BLOQUEO DE TRES IMPERIOS.

DIRECCIÓN: ROMÁN CHALBAUD

GUIÓN: LUIS BRITTO GARCÍA


La planta insolente Año: 2017 País: Venezuela Género: Drama ... Carlos Delgado Chalbaud, una historia inconclusa. Mar Ibarra•201K ...

 

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