Luis Britto García
Según el Diccionario de la Real Academia Española, Conmoción es “Hecho o efecto de conmover o conmoverse, especialmente por una impresión”, o “Estado de una persona producido generalmente por un golpe violento en la cabeza y caracterizado por el aturdimiento o la pérdida del conocimiento”. Impresión conmovedora es ser víctima de más de un millar de medidas unilaterales de extorsión, de latrocinio masivo de bienes públicos en el exterior, golpes de Estado, sabotajes, intentos de magnicidio, invasiones de mercenarios paramilitares, campañas de terrorismo masivo, recompensas por el secuestro o desaparición física de funcionarios electos, hloqueo naval y asesinato de marineros en el borde de nuestras aguas territoriales.
Pero nuestra conmoción no puede ser de aturdimiento o pérdida del conocimiento. Saltemos las doctas digresiones sobre los efectos jurídicos de la aplicación del artículo 338 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sin provocación ni hostilidad de nuestra parte, la mayor potencia armamentista e imperialista del planeta nos hace la guerra, sin declaración formal, pero hundiendo embarcaciones y asesinando compatriotas. Conmocionémonos.
Conmoción territorial. Dijo Chávez que en algunas zonas de la
patria la presencia del Estado era casi
inexistente. En otras es escasa la población, o permeables las fronteras.
Sobre otras hemos inconstitucionalmente
dejado desvanecerse el imperio de nuestras leyes y la competencia de nuestros
tribunales. Infames Tratados contra la Doble Tributación libran a empresas y
personas extranjeras de pagar impuestos sobre las ganancias obtenidas en
nuestro país, con la irrisoria excusa de que los cancelarán en los suyos.
Contraviniendo el principio de Igualdad, se intenta adjudicar a entes o
personas foráneas inmunidades, exenciones, exoneraciones y ventajas fiscales no
extensivas a los nacionales. Contrariando el principio de Inmunidad
jurisdiccional consagrado en los artçulos 1 y 151 de la Constitución, legajos
de tratados y contratos írritos pretenden someter a jueces o árbitros
extranjeros nuestras controversias de interés público nacional. Aceptar zonas de Venezuela donde no se apliquen las leyes venezolanas es renunciar a la Patria. Así perdimos la
Guayana Esequiva, casi todas las causas sometidas al CIADI del Banco Mundial, y
perderemos cuanta controversia sobre materias de interés público nacional sometamos
a tribunales foráneos. La ocupación de
nuestros espacios ha de ser soberana,
integral y fecunda. Tributos y jurisdicción han de ser
territoriales. Sin territorio no hay Patria.
Conmoción poblacional. La edad promedio de los venezolanos es de
29,4 años. Estamos en pleno bono demográfico. Disponemos de una excelente
fuerza de trabajo que también podría ser de combate. Para 2015 cumplimos casi
todas las llamadas Metas del Milenio sobre el bienestar de la población. En
tiempos de conmoción no se puede trabajar para dos patronos, jugar para dos
equipos ni ser fiel a dos parejas. Quienes hacen las leyes de Venezuela, las
aplican o deciden sobre la legalidad de su aplicación no deberían tener una
nacionalidad distinta de la venezolana.
Conmoción económica. Una economía de guerra requiere dejar atrás indefiniciones, incrementar competencias del Estado, desechar descentralizaciones y federalizaciones extremas, evitar que se profundice la desigual repartición del PIB, cuyas tres cuartas partes son acaparadas actualmente por el minoritario empresariado. Asimismo, extremar la pulcritud en el manejo de las finanzas públicas. En tiempos de conmoción, el pillaje de los bienes comunes es Traición a la Patria. La informática permite hoy en día controlar en tiempo real ingresos, gastos y bienes de los entes públicos. Sistemas de dicha índole funcionan, entre otros países, en Estonia. Evitemos que la corrupción termine por hacernos más daños que el enemigo.
Conmoción política. La agresión externa obliga a la unión de
las parcialidades en torno a un acuerdo mínimo, y a un profundo proceso de
depuración interno. No podemos defender la Nación con diputados que sostienen
que “las naciones no existen”, como le oí decir a un parlamentario en el
IAESEN. Desastrosas corruptelas han
desmantelado desde adentro algunas estructuras del poder. A los partidos
corresponde realizar en primera instancia el saneamiento de las candidaturas a
los poderes públicos, que luego debe culminar el Poder Moral. Repasemos la
Historia de Venezuela: más que los enemigos externos, las corruptelas internas
determinaron el fin de cada hegemonía. Sanear es perdurar.
Conmoción diplomática. Mucho ha cambiado el mundo desde que Barack Obama nos declarara en marzo de 2015 “amenaza inusual y extraordinaria”
contra Estados Unidos. La otrora gran potencia arrastra para agosto de 2025 un
déficit fiscal de US$ 345.000 millones. Su deuda pública es de 37 billones de
dólares, aproximadamente el 124% de su PIB para fines de 2024. De ellos debe a China 859
mil millones de dólares en enero de 2023. La
política agresiva y prepotente de los estadounidense ha terminado por
enemistarlos con quienes fueron sus
principales aliados: Canadá, México,
Brasil, Colombia, Panamá, la Unión Europea, la OPEP. Los países del G20 y del G7 producen sólo el 28% del PIB global; los del BRICS, el
35% de éste. China es desde 2015 la primera potencia económica del planeta, y
posiblemente también la militar. Nuestra diplomacia irremisiblemente debe
orientarse hacia los países emergentes; de ello depende que éstos dispongan de
oro para un nuevo sistema monetario, y de energía fósil hasta el irremisible
agotamiento de ésta en cuatro o cinco décadas.
Conmoción estratégica. Descomunales son las fuerzas militares del
coloso del Norte. Descomunales son también las palizas que han recibido a manos de fuerzas patriotas que defienden
sus propios territorios. El poderío de
Venezuela no es negligible. Contamos con cazas F-16 operativos, helicópteros de
ataque y transporte, tanques modernos y todo tipo de misiles y drones. En todos
los ámbitos y niveles de la instrucción pública deben incorporarse los
rudimentos de la instrucción militar. Quizá una intensificación del conflicto
hará indispensable restablecer el Servicio Militar Obligatorio.
Conmoción cultural. En los primeros años del bolivarianismo desapareció el analfabetismo; poco después 1 de cada 3 venezolanos estaba estudiando, 1 de cada 9 en una sesentena de instituciones gratuitas de Educación Superior. Más de la mitad de nuestra fuerza laboral es de trabajadores intelectuales. A principios de siglo el bolivarianismo disponía apenas de una emisora de radio y una televisora; hoy goza de hegemonía comunicacional, que debe aplicar y aprovechar. Durante el último cuarto de siglo ha habido un énfasis en la protección del libro y la cinematografía nacionales, así como en el estudio y difusión de las culturas populares, baluartes de la identidad nacional, raíz de toda resistencia,


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