La gente se te arrima con su montón de penas
Y tú las acaricias casi con un temblor…
Te duele como propia la cicatriz ajena:
Aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor.
(Aníbal Troilo: Discepolín)
El barrio del Boca, Caminito del viejo esplendor portuario, se ha venido a menos como una percanta cualquiera y las autoridades locales quieren arrasarlo para montar una zona rosa al estilo de La Costanera. Ello multiplicaría por diez los alquileres, y los movimientos sociales resisten. La Cooperativa Los Pibes erige ladrillo a ladrillo viviendas colectivas en solares derruidos, monta talleres en galpones de industrias abandonadas. Los afiches recuerdan un mártir: el “Oso” Cisneros. Sobre las máquinas se afanan muchachas que cosen uniformes escolares, en la cocina una voluntaria escandinava amasa el pan de la solidaridad, el único que se multiplica más que la tristeza, pues ésta, compartida, sabe a menos, y el pan compartido sabe a más.
Y tú las acaricias casi con un temblor…
Te duele como propia la cicatriz ajena:
Aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor.
(Aníbal Troilo: Discepolín)
El barrio del Boca, Caminito del viejo esplendor portuario, se ha venido a menos como una percanta cualquiera y las autoridades locales quieren arrasarlo para montar una zona rosa al estilo de La Costanera. Ello multiplicaría por diez los alquileres, y los movimientos sociales resisten. La Cooperativa Los Pibes erige ladrillo a ladrillo viviendas colectivas en solares derruidos, monta talleres en galpones de industrias abandonadas. Los afiches recuerdan un mártir: el “Oso” Cisneros. Sobre las máquinas se afanan muchachas que cosen uniformes escolares, en la cocina una voluntaria escandinava amasa el pan de la solidaridad, el único que se multiplica más que la tristeza, pues ésta, compartida, sabe a menos, y el pan compartido sabe a más.
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