Luis Britto García
PARAMILITARES APOYAN INVASIÓN CONTRA VENEZUELA
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Dos invasiones asaltan Venezuela el 23 de febrero de 2019 bajo coartada de la Ayuda Humanitaria. A pesar de
que la Acnur y la Cruz Roja Internacional se niegan a participar en operativos
que no sean consentidos por los Estados receptores, los estadounidenses costean en Cúcuta el dispendioso concierto
internacional Venezuela Aid Alive, que pretendía convocar 500.000 espectadores
y atrajo sólo 20.000, y los opositores intentan pasar por un puente fronterizo
que el gobierno de Colombia nunca habilitó dos camiones de suministros y de
pertrechos para la violencia, que ellos mismos
queman en dicho país.
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Ese primer intento no era más que maniobra
para distraer la atención sobre la verdadera
invasión, que se intenta en la frontera con Brasil por Kumarakapay, hacia Santa Elena de Uairén. Revisemos las fuentes disponibles. Según Jorge Martín “algunas personas de la etnia Pemón de
la ciudad local (que está a 80 km de la frontera con Brasil) intentaron detener
un convoy de autobuses (no tanques) de la Guardia Nacional de camino a la
frontera. En el enfrentamiento, dos personas murieron, según afirma la
oposición, debido a los disparos de la Guardia Nacional” (http://luchadeclases.org/internacional/14-america-latina/78-venezuela/2993-venezuela-23-de-febrero-el-dia-que-los-golpistas-no-pasaron.html).
De acuerdo con Glorimar Fernández “Entre tanto
el alcalde de la Gran Sabana, Emilio González, anunció el despliegue de la
Guardia Territorial Pemona para permitir la ayuda humanitaria a Venezuela”. Dicho alcalde declara que “Nos han comentado que por acá
hay orden de no pasar la ayuda humanitaria, pero di luz verde para la entrada
al país. Tenemos desplegada a la Guardia Territorial Pemón”. Según la misma fuente “Pemones exigen a militares que se
retiren y alegan estar dispuestos a tomar cualquier medida para permitir acceso
de alimentos y medicinas”(Glorimar Fernández
(@GloriFernandez) . El medio Versión Final afirma que el alcalde de Gran Sabana, Emilio González
“confirma este balance sobre situación en frontera con Brasil: 1 mujer indígena
muerta, 17 heridos, 27 militares detenidos por ´Guardia Territorial Pemona´”.
En el mismo medio, Jorge L. Pérez Valery informa que “a esta hora, los pemones
mantienen secuestrado al comandante de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)
José Miguel Montoya Rodríguez, en protesta del ataque de los uniformados a la
alcabala de los pemones”. No es novedoso que dicho cuerpo paramilitar efectúe
arrestos por su cuenta, para decidir sobre ellos con jueces autonombrados. Así,
afirma Vanessa Moreno Losada en Efecto Cocuyo el 11 de diciembre de 2018
que “La muerte de Charlie
Peñaloza no quedará impune para los suyos. El Consejo
de Caciques Generales del Pueblo Pemón someterá a los
mecanismos de justicia de la comunidad
indígenaa los cinco detenidos que tienen bajo su poder desde el
9 de diciembre”. (http://efectococuyo.com/sucesos/cinco-detenidos-por-los-pemones-seran-procesados-por-la-justicia-indigena/).
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Tenemos así 1)Que un alcalde se permite
contrariar una orden directa del Gobierno Nacional legítimo dando “luz verde”
para la invasión de Venezuela 2) Que una autodefensa paramilitar autotitulada
Guardia Territorial Pemona se atribuye el derecho de prohibir el paso a la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana que se dirige a la frontera para impedir una invasión 3) Que dicha
Guardia Territorial Pemona instala alcabalas a tal efecto 4) Que para impedir
la defensa de Venezuela “están dispuestos a tomar cualquier medida”, y en
efecto habrían logrado un saldo de “27 militares
detenidos” 5) Que entre ellos “mantiene secuestrado al comandante de la Guardia
Nacional Bolivariana (GNB)”. 6) Que un órgano jurisdiccional distinto de los
Tribunales de la República, el Consejo de Caciques, sentenciará a detenidos por
un hecho anterior. 7)La revista de los jesuitas SIC de 9 de octubre de 2018
califica a la Guardia Territorial Pemona como “uno de los grupos de
autodefensas indígenas constituidos al sur de Venezuela de manera autónoma bajo
la consigna preservar los territorios ancestrales de la violencia y la
corrupción”(http://revistasic.gumilla.org/2018/consejo-de-caciques-confirma-homicidio-de-lider-de-la-guardia-territorial-pemon).
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Precisemos. Reseñar
que un grupo de autodefensas intenta impedir que la FANB cumpla con sus
funciones no implica que lo hagan todos los pemones, que serán unos 30.000, y
mucho menos todos los indígenas de Venezuela, apenas el 2,5% de nuestros
treinta millones de compatriotas. Tampoco implica que todos los pemones sean
cómplices de su extravagante alcalde. José Roberto Duque aclara en Misión Verdad
que Emilio González “fue electo alcalde por un mezclote de partidos neonazis
agrupados bajo una mampara llamada *indepdendientes por el progreso´, que “ les
calentó la oreja a miembros de sus células paramilitares más cercanas, para que
armaran el show de la "ayuda humanitaria"; se aseguró de convencer a
una multitud de que desde Brasil iban a entrar unos camiones con comida y
medicamentos y que eso iba a ser la salvación para todas las comunidades
indígenas”. Añade Duque que “En 2017, la comunidad indígena de Ikabarú consignó
ante la fiscalía, ante el Delegado de Derechos Fundamentales en la Gran Sabana
y luego ante la Fiscalía General de la República, una denuncia ante el auge y
consolidación de estos grupos, que no están formados exclusivamente por
ciudadanos del pueblo pemón sino que tienen participación y liderazgo de
brasileños y guyaneses. Los denunciantes, indígenas hartos de las amenazas y el
hostigamiento de estos paramilitares disfrazados de justicieros de los pueblos
originarios, aseguraron que hay cerca de 300 elementos portadores de armas de
guerra, que se dedican a cobrar vacuna y a instalar alcabalas o "puntos de
control" en la Troncal 10, la carretera que comunica con Brasil. En 2013,
una de estas bandas armadas obligó al desalojo de la sede del CICPC en Santa
Elena de Uairén, y es fama que cuando un camión de alimentos entra desde Brasil
debe pagar vacuna y recibir una planilla, especie de "guía de transporte
de alimentos", que la Guardia Nacional solicita más adelante en alcabalas
formales”.
(http://misionverdad.com/columnistas%20/asi-utiliza-el-fascismo-al-pueblopemon).Juan Martorano
denuncia “la existencia de actores infiltrados por servicios de inteligencia
como la CIA, Mossad y el MI6, dentro de organizaciones indígenas como el
Consejo General de Caciques del pueblo Pemón, y la denominada Guardia
Territorial Pemona”(www.juanmartorano.blogspot.com y www.juanmartorano.wordpress.com).
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De este conjunto de noticias
van quedando en claro algunas certezas 1) La emergencia de un Poder Ejecutivo paralelo
que pretende contrariar o suplantar al Poder Ejecutivo Nacional 2) La emergencia
de una fuerza armada paramilitar que pretende detener e incluso secuestrar a
efectivos de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas que se dirigen a
cumplir sus funciones 3) La emergencia de un pretendido poder judicial, distinto
del Poder Judicial de la República Boliviariana, que pretende aplicar “los
mecanismos de justicia de la comunidad
indígena”4) La emergencia de normas y procedimientos distintos
de los pautados en la Constitución y las leyes de la República. Así como nos ha
llovido del cielo un presidente votado por nadie, tenemos ahora también
opuestos al Poder Nacional legítimo un pretendido poder ejecutivo, otro judicial,
otro legislativo y un ejército paramilitar autodesignados, cuya efectividad
depende asimismo de los poderes extranjeros que los respalden y traten de crear
con ellos un Estado fantoche.
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Repetidamente hemos
sostenido desde 1999 que la doctrina de las ONGs estadounidenses Indian Law Resource Center e International Indian Treaty Council ,
según la cual los descendientes de los habitantes originarios de América son “pueblos” distintos del resto de la
población nacional; de que dominan en forma exclusiva y excluyente “territorios
originarios” y los recursos naturales de éstos, y de que tienen autoridades
también propias, es un instrumento para las secesiones de América Latina y el
Caribe, ya que “población”, “territorio” y “autoridades” son las condiciones
existenciales del Estado: de tantos Estados como etnias. No sorprende que grupos de paramilitares armados
intenten montar paraestados para repartirse nuestras riquezas facilitando invasores imperiales. La pregunta
es qué pensamos hacer para preservar la unidad y la soberanía de Venezuela.
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