Nadie sabe cómo quedaron prisioneros dentro del semáforo esos hombrecitos luminosos que indican que se puede avanzar o hay que detenerse. Dentro de cada semáforo se desangra el hombrecito rojo, que para mayor irrisión ordena a todo el mundo detenerse, como queriendo consolarse de su encierro al tener a los peatones prisioneros en las aceras. El hombrecito rojo se desangra porque lo asesina el hombrecito verde que camina. Pero el gesto del hombrecito verde deja dudas, porque por más que aparezca en actitud de huir no va a ninguna parte. Los más lastimosos son los hombrecitos verdes de los semáforos de Estambul, que están animados y tratan de correr sin salir jamás de su oscuro redondel, y que al igual que nosotros corren cada vez más rápidamente sin avanzar a medida que su tiempo efímero se agota. A medianoche suena el canto de un almuecín que los libera, y todos los laberintos de las callejuelas relampaguean de hombrecitos verdes que corren y corren queriendo ser césped antes de que llegue el sol y de nuevo los encierre.
sábado, 20 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
sus hombrecitos del semaforo me han dejado al borde del llanto¡
k historia tan conmovedora
^__^
Saludos querido y leído Luis:
al recomendar tu blog a un alucinante amigo italiano que habita la dura ciudad de Bogotá (dura por tener tan cerca a Uribe y lo que su gesta política representa) me tocó confirmar las señas para llegar a tu ventana (léase blog) y he dado justo, al deslizar mis dedos sobre el mouse (léase ratón),con este hermoso texto sobre los hombrecitos del semáforo.
Quería agradecer el gesto de observar a la ciudad y sus artefactos como sensibles artuligios de la ciudad que por dentro somos.
En Guadalajara, México, estimado y leido Luis, he visto a esos muñequitos verdes moverse y recordé, en mi silencio, las pautas de los dibujantes para dar la ilusión de movimiento a sus trazos.
Tú me has confirmado que no se trata de una ilusión. Esos hombrecitos son cruzados por tantos universos!!!
Gracias por aclararme la duda.
Te escribe Nicanor Alejandro, desde el puerto Maracaibo.
Ya sin piratas y encandilado de sol caribe te abrazo y te sigo convidando a otear lo que acontece en la Serranía de Perijá con el tema del carbón, las carboneras trasnacionales, la población indígena barí, yukpa y wayuu afectada por tanta manía de hacerlos invisibles en plena mutación histórica que construimos.
Gracias.
Si tienes chance: www.homoetnatura.org
www.clorofilazul.blogspot.com
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