domingo, 22 de septiembre de 2019

SE ME CAYÓ LA CÉDULA


Luis  Britto García                        

SE ME FUE LA IDEA


Decía Voltaire que no sabía de dónde venían las ideas. Mucho menos debía saber dónde se van cuando uno las tiene en la punta de la lengua y escapan antes de que haya sido posible prontuariarlas. Uno podría pensar que escapan las ideas bobas, banales, necias, los lugares comunes, las faltas de originalidad, pero mirando el excesivo número de éstas que permanecen en la mente comprenderá que quedan fijas hasta convertirse en obsesiones, principios o paradigmas. Las que se fugan son las brillantes, porque uno jamás las encuentra cuando las necesita, cuando quiere quedar bien en una controversia o sea un intercambio de insultos. Allá van las ideas escapadas sin papeles, indocumentadas, cursando las clandestinidades de la informalidad o los caminos verdes de lo ilegítimo. Dicen unos  que se reúnen en cumbes o rochelas, como  esclavos fugados; otros que se esconden en el subconsciente para tomar el mundo por asalto disfrazadas de sueños. Progresivamente el mundo se divide entre campamentos de ideas luminosas cuyo brillo no percibe nadie y mentes vacías que han dejado escapar sus iluminaciones. Quería yo en este párrafo resolver el enigma del mundo y no me vinieron más que algunos recuerdos que no por antiguos dejan de ser triviales.


DE TODO, COMO EN QUINCALLA


Ya casi no existen las quincallas, aquellas tienditas por lo regular situadas en la sala de una casa,  donde había de todo, como en quincalla. La quincalla era una especie de juguetería para señoras y para señoritas, donde aguardaban las ilusiones y las fruslerías: cintas de todos los colores y agujas y dedales de todos los tamaños. Había botones de todos los tipos menos el que se necesitaba para reponer el que se había caído. También broches engastados en cartulina como en perenne espera de poder abrochar algún trapo.  Se encontraban abanicos capaces de impartir la frescura que nunca supo el aire acondicionado. Pero para los niños se manifestaba como juguetería sin juguetes, con todas las cajas de lápices de colores olorosos a madera nueva, sus frascos de cola con aroma de mucílago, sus compases como agujas renegadas que jamás remendarían nada, sus cuadernos que incluían en la contratapa las tablas matemáticas que nunca nos aprendimos y por qué no, todas las variedades de papeles de colores para hacer las tareas. A veces asomaba una cajita de acuarela con unos pinceles pésimos como brochas hechos para desalentar  las vocaciones artísticas. Las reglas con su rectitud implacable estaban  esperándonos para medirnos con su vara y declarar que no dábamos la talla. Como prisioneras estaban las fruslerías dentro de las cajas de vidrio de los aparadores, pero las mercancías más modestas estaban recatadas en cajitas, a veces con una muestra cosida de la tapa de cartón. Todo en la quincalla era frágil, pensado para acompañar la transición de una señorita antañona a viejecita o la de un niño de escolar con uniforme a doctor encorbatado e hipertenso. Nunca se encontró en la quincalla el peine para calvos ni el espejo para feos que les permitiera no verse. Lo más hermoso de todo era un gato gordo que complementaba la apacibilidad de la quincalla pero como era la mascota de la dueña no estaba a la venta. 


TORTAS


No sé dónde iría a parar finalmente el aparatoso volumen de El Libro de Doña Petrona, con sus fotografías de platos aparatosos a los que el blanco y negro hacía aparecer como de luto. Cada vez que un pariente o un conocido se bautizaban o cumplían años o se casaban aparecía algún emparentado por la casa a solicitarle a mamá como un deber de solidaridad la torta correspondiente. La confundían con un intelectual, el único que trabaja para todos por nada. Allí sacaba mamá de no sé dónde los moldes redondos para los pasteles y comenzaba para los niños la fiesta de batir la mezcla de harina, levadura, azúcar y huevos hasta que se disolvían los grumos y llegaba el momento de encender el horno a kerosén y verter la mezcla para dos y hasta tres pisos redondos según la solemnidad y prepotencia de la celebración, y para los niños el instante de saborear los restos de pasta dulce de las ollas. Lo que era apenas la introducción al arte verdadero. Tampoco sé dónde conseguía mamá los mantelitos redondos de papel con bordes recortados como de encaje para entronizar la redondez del pastel, ni  tampoco en qué sitio guardaba  el surtido de inyectadoras de metal y de elaboradas boquillas  para moldear el nevado, que también había que batir a base de clara de huevo y nevazúcar hasta que llegaba el momento de colorear con tinturas de agua que venían en tubitos de plomo y  daban el tono apropiado de los pétalos de rosa, de las verdes hojitas de las flores, del azul de las columnas que circundaba los hemisferios apastelados. Maravillados veíamos surgir de las manos de mamá una arquitectura barroca multicolor, constelada de plateadas grajeas, rica en guirnaldas, lazos y guilindajos comestibles tan bellos que resultaba casi irrespetuoso pensar en devorarlos. Era la arquitectura de la felicidad. Como siempre era para otros,  debíamos contentarnos con los restos del nevado que habíamos batido. Nunca recuerdo que nos invitaran a aquellas rumbosas celebraciones para las cuales partía la torta  por el zaguán llevada en alto como un santo en procesión con destino a algún automóvil estacionado. Era entonces el momento de lavar moldes, cucharones,  inyectadoras, con la esperanza de encontrar todavía algún resto del nevado. Días después venía el comentario de mamá: “Ni  siquiera devolvieron la bandeja”. 



WHAT  IS IT ALL ABOUT

Desde el remoto nacimiento tratas de averiguar de qué se trata todo lo vivido. Espléndida es  la existencia como para pensar que no tenga pies ni cabeza, abrumadora la sumatoria de  trivialidades como para separarlas de las trascendencias, persistentes los recuerdos como para creer que se borrarán; inoportuna la muerte que llegará sin que hayamos resuelto nada, qué pensar de todo esto o mejor no pensar nada.





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ESEQUIBO  GPR
El Esequibo no es petróleo
Por Gerónimo Pérez Rescaniere
O más exactamente, no es sólo petróleo, coltan, tierras raras y otros recursos naturales, es, central y secretamente, una virtualidad de anexión de América del sur a los Estados Unidos, con eliminación radical de la independencia, no la de Venezuela sino de todo el subcontinente suramericano. La exclamación El sol nace en el esequibo aunque honesta y patriótica puede pecar de ingenua, puede estar llamando a la dicha anexión a los Estados Unidos, a la objetivación dura de Destino manifiesto.
La afirmación suena audaz, para basarla nada más solidificador que los hechos históricos. No cabrían en un artículo  todos los pertinentes al caso, que arranca con el episodio de Gual y España y late en las actuales tensiones sobre el Esequibo, pero se pueden presentar algunos. Antes hay que definir el verdadero problema, que es canalero y es central de la  Doctrina Monroe. Grabémonos esa palabra, canalero.
Empezando por el principio: en 1797  arribaron al castillo prisión de La Guayra Juan Mariano Picornell, José Lax y otros dos encartados de intentar el asesinato del rey Carlos IV de España. España estaba en guerra con Inglaterra y el atentado se interpretó como enviado desde Londres. Debía remitirse los presos a Cartagena pero por pura casualidad, una vez que la nave que los traía llegó a La Guaira, un barco de guerra inglés se paró ante ese puerto. Explicaría en su comunicación el Capitán General de Venezuela: «Se retuvo a los tres por la impropiedad y falta de ocasiones para trasladarlos a Cartagena, cuya navegación por ser tiempo de guerra y estar las costas inundadas de corsarios enemigos, se halla interrumpida”.
Manuel Gual, militar retirado y capitán, frecuentó la celda de los encartados. Era guaireño y fue nombrado comandante militar del movimiento y Presidente de la República por declarar. Jefe también era José María España, que poseía el tenientazgo de justicia de Macuto. Mientras esto sucede, asalta la isla de Trinidad una escuadra inglesa a las órdenes del Almirante Harvey, abundante por 9 naves de guerra. Informa el Capitán general de Venezuela que la toma de Trinidad nació del dictamen que el Cónsul inglés en Cádiz Mr. Uff o Gouff, «…dio a la Corte de Londres sobre la importancia de la conquista de la isla de Trinidad para abrir su puerto a todas las embarcaciones del tráfico de los Dominios Españoles y consternar a este gobierno con las consecuencias de ese comercio cifradas en la insubordinación de aquellos vasallos y aún de los de gran parte de las dos Américas…/…Cuyo dictamen fue adoptado inmediatamente y apoyado por el Ministro inglés (Henry) Dundas».
Añade el Capitán general que el gobernador británico, apellidado Picton, venía a bordo de las naves y tenía instrucciones del mismo Dundas de infartar el poder español en América, empezando por la Capitanía General de Venezuela y el Nuevo Reino de Granada, para desde ahí ampliar a «gran parte de las dos Américas».
Todo esto habla de captura británica de territorio, de intentos,de robarse el oriente de Venezuela. Pero Horacio Cabrera Sifontes, personaje centrado toda su vida en los problemas de la Guayana Esequiba y vinculado a un intento de asesinato de Rómulo Betancourt —y no hay que excluir una vinculación entre temática guyanesa y atentado— escribe en su libro La verdad sobre nuestra Guayana Esequiba, del aspecto río Orinoco y canal.
«Las Bocas del Orinoco fueron consideradas los Dardanelos de Guayana…/…Pues por ella podía entrarse y seguir el río Meta hasta el corazón de Colombia, se podía bajar por el Casiquiare al Amazonas y controlar tanto al Perú como al Brasil...” Constituía “el Orinoco la vía más estratégica e inexpugnable para el dominio de la América del Sur”.
Y ya esto es ver el otro lado de la medalla, no es hablar de Inglaterra sino de los Estados Unidos, y es hablar de la Luisiana, tema nunca nombrado a propósito del Esequibo La palabra Luisiana nombraba en ese entonces algo mucho mayor que el actual estado de Luisiana, nombraba el enorme país formado alrededor de los ríos Mississippi e Illinois. Era el más extenso de los tres países con forma de cinta vertical que ocupaban el mapa norteamericano, el primero, pegado al Atlántico, lo hacían las siete colonias británicas, convertidas en los Estados Unidos originales, el segundo era la Luisiana, nombrada así por el rey Sol como homenaje a sí mismo y que ocupaba el centro de Norteamérica, y el tercero era México, la mitad norte del México de entonces, que lindaba con Alaska. Esa colonia española estaba pegada al mar Pacífico.
¿Qué significaba la Luisiana? Significaba la factibilidad de  un canal de navegación panamericano, a construir por los Estados Unidos y formado por tres tramos que, descritos de norte a sur, serían así: primero un canal norteamericano que, partiendo de los Grandes Lagos, en el límite de los Estados Unidos y Canadá, y desarrollándose a través de los ríos Illinois, Missouri y Mississippi, unidos mediante la perforación del tapón montañoso que los separa, iría  a desembocar en el Golfo de México (ese canal existe desde la década de 1860, es tan poderoso económicamente, que es el que mantiene unidos a los Estados Unidos); el segundo tramo sería una ruta marina de centenares de barcos, quizá miles, en circulación permanente que cruzaría el Caribe hacia el sur para ir a caer bifurcadamente, en dos bocas suramericanas que constituyen la tercera etapa: la de Cartagena, por donde penetraría hasta Guayaquil a través del río Magdalena y la del Orinoco, que conduce, por concatenación con el caño Casiquiare, el río Negro, el Amazonas y el Paraguay hasta las bocas del río de La Plata. La corriente de mercancías así generada unificaría el continente irrompiblemente en un plazo que igual se podía estimar en cincuenta años o en cien o en doscientos, sin que pudieran impedirlo las diferencia culturales o de religión, menos las políticas, que resultarían tontas y frágiles. No tardarían en ser indispensables las guayabas venezolanas a los habitantes de Pensilvania, los molinos metálicos fabricados en Virginia a los plantadores de caña brasileros y el sombreo Panamá en Nueva Orleans, se volverían cotidianas para los argentinos las camisas de tela de algodón cultivado en el sur de los Estados Unidos. 
Hoy son otros los productos pero la rentabilidad es inmensa. Es, como decíamos al principio, la objetivación dura de Destino manifiesto. En la Universidad Simón Bolívar, financiado por Venezuela, funcionó un instituto de ese canal, estudiándolo, sus directivos, unos profesores Georgescu, publicaron libros sobre la parte suramericana, sólo cuando cayó la URSS y se produjo la globalización, señalaron su parte norteamericana, objetivándola con el viaje de un yate llamado Niculina, que viajó desde Buenos Aires a los Grandes Lagos sin salir del canal. De ello se editó un folleto, visible en la Biblioteca Nacional.
¿Qué ha impedido la anexión?  En tiempos de Bolívar la espada de Bolívar, particularmente en su enfrentamiento con el embajador William Harrison, y solapadamente en una miríada de episodios dentro del que tal vez se inscribe el alzamiento de Juan Manuel Piar, terminado en fusilamiento. Después de Bolívar, Inglaterra ha bloqueado el proyecto al estar iinstalada en la Guayana británica, actual República cooperativa de Guyana.
La rivalidad Estados Unidos-Inglaterra era fuerte en tiempos de la toma británica de Trinidad y Napoleón Bonaparte la dotó de su instrumento maestro al regalarle la Luisiana a los Estados Unidos en 1803. Sus episodios los he narrado con detalle en mi libro De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías. El último se produjo durante los previos de la guerra de las Malvinas, que emprendió la Argentina contando con ello y fue sorprendida por la traición norteamericana, ante lo cual Argentina y América Latina en su conjunto, con excepción de Colombia y Chile, hicieron apelación al TIAR, Tratado interamericano de asistencia recíproca que obligaba a los Estados Unidos a apoyar a la Argentina. Al no cumplirse lo denunciaron. ¿Es casual que esté renaciendo el TIAR? No, es que los Estados Unidos de Trump intentan regresar a la Doctrina Monroe en su versión original, que excluía Inglaterra del continente, que pauta su expulsión del esequibo.
La oposición británico norteamericana sobre la vía suramericana ha sido  secreta y persistente, contribuyó a la creación de los dos signos maestros de la política norteamericana, los dos partidos que se pelean el destino de los Estados Unidos hasta el presente, que no son el Republicano y el Demócrata sino el atlantismo britanófilo y el antiatlantismo antibritánico.  En el atlantismo britanófilo militan los mundialistas antiindustralistas de hoy, comandados por Georges Soros, al cual se integran Macrón, Mike Pompeo, John Bolton y la comunidad económica europea en general, en el grupo contrario, industrialista, forman Donald Trump, empeñado en hacer regresar a territorio norteamericano las industrias mudadas a China y México, Bolsonaro, en general fascistas, despreocupados del cambio climático. No hay que creer en santos, la preocupación de Macrón, por ejemplo, por la Amazonia es colonialista, dirigida a eliminar el estado nacional. Es así que renace el viejo tema de la Guayana esequiba y eso se vio en el caso del barco de la Exxxon que pretendió sacar petróleo de aguas venezolanas (y fue expulsado por nuestras Fuerzas Armadas),  fue una típica acción de la línea Trump, la posición Brexit de Inglaterra propende a aliar a las dos potencias anglosajonas, las declaraciones contra el dólar del director del Banco de Londres hablan de lo contrario.
El combate al que se entrega frecuentemente Venezuela contra el dominio inglés del territorio esequibo tiene un potencial de servir a la anexión norteamericana del subcontinente suramericano.

El esequibo no es petróleo (2)
Por Gerónimo Pérez Rescaniere
En artículo reciente insertamos la siguiente frase: “El combate al que se entrega frecuentemente Venezuela contra el dominio inglés del territorio esequibo tiene un potencial de servir a la anexión norteamericana del subcontinente suramericano”. Faltó añadir que es alinearse con el TIAR. Sé que esto suena a provocación, no lo es, es, si, decir la verdad profunda, oscura, peligrosa y conspirativa del principal proyecto de Donald Trump en el continente americano, su proyecto definitivo.
Desmontemos la ocultación central: la posesión de la Guayana esequiba, si bien es un atropello inglés a Venezuela es en lo grande un atropello inglés a los Estados Unidos, es impedir la anexión de América latina a los Estados Unidos, anexión que sería el cumplimiento cabal del Destino manifiesto. Esto ha moldeado la historia norteamericana, haciendo nacer y pelearse dos partidos, que no son el Demócrata y el Republicano sino el partido atlantista proinglés y el antiatlantista antiinglés. El partido atlantista, que prepondera todavía, postula y ha producido, la alianza de Estados Unidos e Inglaterra para repartirse América latina en áreas de influencia, esto es, los Estados Unidos domina lo principal del subcontinente y concretamente toman posesión, la tomaron, de México, al que le robaron más de la mitad de su territorio, pero le respeta a Inglaterra las posesiones de Jamaica, Trinidad, Guayana británica, incluyendo el Esequibo, Belice, las islas Malvinas y, por arreglos de transcorral, Panamá y Uruguay.

Las dos Doctrinas Monroe
El partido antiatlantista considera ese respeto a Inglaterra una inmoralidad y un atropello y ha excitado el antibritanismo en Venezuela y la Argentina y seguramente, aunque no tenemos los datos históricos, en los otros territorios britanizados. En términos de la Doctrina Monroe esto ha marcado sus diversas formulaciones. Brevemente, en 1822 James Monroe recibió un proyecto de expansión hacia Centro y Suramérica que, bajo el slogan “América para los americanos” decretaba la expulsión total del continente americano de  Rusia e Inglaterra y, con esto último, el debilitamiento de Bolívar, aliado de los ingleses. No era fácil el trabajo, Inglaterra preparaba la conquista de Cuba mientras Rusia bajaba desde Alaska, entonces provincia rusa, planteándose poseer parte del México al que le tenían puesto el ojo los Estados Unidos, y en el sur se producían los éxitos de San Martín y Bolívar, que además convocaba a un Congreso anfictiónico en Panamá, de consolidación de una unión latina que abarcaba desde Oregón hasta la Patagonia. De cumplirse estas estrategias le hubiera tocado a los Estados Unidos despedirse de su destino imperial.
Angustiado, Monroe consultó a los expresidentes, Jefferson señaló la solución: a Rusia había que lanzarle una advertencia agresiva pero a Inglaterra debía ofrecérsele compartir el pastel hispanoamericano porque era demasiado potente militarmente. Es así como se modifica la Doctrina, o más exactamente se elimina en la práctica la pulsión antibritánica, inaugurándose el atlantismo, que presentará aliados a Los Estados Unidos e Inglaterra en las dos guerras mundiales, y en 1949 congelará la alianza con el nombre de OTAN.
De los enclaves británicos salvados para Inglaterra por la Doctrina Monroe modificada tal vez el más importante sea la Guyana, contentiva de la Guayana esequiba. ¿Porqué? Porque la Guayana Esequiba significa enormemente más que oro, derivado del Arco minero venezolano, y petróleo, derivado de la Faja del Orinoco, significa, lector, la factibilidad de  un canal de navegación panamericano, a construir por los Estados Unidos y formado por tres tramos que, descritos de norte a sur, serían así: primero un canal norteamericano que, partiendo de los Grandes Lagos, en el límite de los Estados Unidos y Canadá, y desarrollándose a través de los ríos Illinois, Missouri y Mississippi, iría  a desembocar en el Golfo de México; (ese canal ya existe y es el que mantiene unidos a los Estados Unidos) el segundo tramo sería una ruta marina de centenares de barcos, quizá miles, en circulación permanente que cruzaría el Caribe hacia el sur para ir a caer en el Orinoco, boca del tercer tramo canalero, que conduce, por concatenación con el caño Casiquiare, el río Negro, el Amazonas y el Paraguay hasta las bocas del río de La Plata. Subirían por supuesto los barcos hacia el norte con productos no industrializados. La corriente de mercancías así generada unificaría el continente irrompiblemente.
Ese plan fue teorizado por Humboldt al topar con el caño Casiquiare, es el plan maestro del partido antibritánico, que no se ha estado nunca quieto y logró imponer la existencia de la OEA como contrapeso a la OTAN. La OEA siempre fue el TIAR antibritánico y la OTAN su contrario, el atlantismo aliancista de Estados Unidos e Inglaterra. De ahí su nombre: Organización del tratado del Atlántico norte. Los Estados Unidos actúan en lo internacional como el hombre que tiene dos mujeres.
Los antibritánicos han conspirado en Latinoamérica con muchísimos gobiernos. En próximos artículos narraremos las conspiraciones albergadas o movidas por Guzmán Blanco, Pérez Jiménez, Raúl Leoni, Luis Herrera Campins, desarrolladas en extenso en mi libro De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías. Y sus antecedentes mirandinos, y el espaldarazo que le otorgó Napoleón Bonaparte con consecuencias que llegan hasta hoy. Por ahora contemos el cuento de las Malvinas, donde la verdad se retrató de cuerpo entero..
Los gorilas de Videla tomaron las Malvinas contando con el apoyo de Ronald Reagan, con los compromisos del TIAR  contra una potencia extracontinental como lo es  Inglaterra y tuvieron apoyo de Luis Herrera y de no pocos países latinoamericanos. Pero Inglaterra demostró fuerza, conocida, que salía n l prensa y por televisión, y seguramente otra que desconocemos. y Reagan traicionó a Videla, traicionó al TIAR y se cuadró con la OTAN, dejando al TIAR muerto hasta hoy.
¿Porqué reaparece el TIAR? Es el proyecto favorito de Donald Trump por su pertenencia a los sectores trogloditas de los Estados Unidos y porque no significa un petróleo y un oro, es un continente lo que quiere robar. (Ese proyecto estuvo en la presencia de un barco petrolero norteamericano en aguas venezolanas, echado con amenaza por la flota venezolana. Aquello fue un test, a ver como reaccionábamos). Reaparece porque la Ruta china de la seda plantea canales, no ya el interamericano, otros, una reingeniería de América y del mundo y los Estados Unidos se apuran con lo suyo. En eso tal vez los haga chocar por milésima vez con Inglaterra. O no. En todo caso ello nombra al brexit y al alejamiento inglés  del dólar.  


El Esequibo no es petróleo (3)
Por Gerónimo Pérez Rescaniere
Resumamos. Donald Trump está asestado sobre la Guayana Esequiba y lo estará cada vez más, a causa del valor de ésta, no como petróleo, oro y coltan sino porque es la puerta para la anexión de América latina a los Estados Unidos.
ESTUVIERON OPUESTAS ENMALVINAS
Eso está implícito en La Doctrina Monroe. Hubo una primera redacción que pautaba “América para los americanos” en una manera que implicaba “Y expulsión de Inglaterra del continente americano”. Tal redacción fue derrotada, Inglaterra amenazó con usar contra los Estados Unidos su flota, la más poderosa del mundo. Entonces se emitió la segunda, la actual, que reservó para los Estados Unidos la mitad de México, que 23 años después robaron, y una influencia general en América latina pero le reconocían a Inglaterra sus colonias: Belice, Jamaica, las Malvinas y la principal, la Guayana británica, dentro de la cual está la Guayana esequiba.
Fue un pacto, Inglaterra y los Estados Unidos serían amigas mientras el pacto se cumpliera. Pero, como el hombre que tiene dos mujeres, los Estados Unidos han sido aliados de Inglaterra en la OTAN y antiingleses en la OEA (la original) y su expresión el TIAR,  hasta que la guerra de las Malvinas los obligó a definirse y mandaron el TIAR para el cipote.
Hoy lo retoman, ¿Porqué? Por el dicho potencial del Esequiboi de ser un camino de anexión de América del sur a los Estados Unidos, que se cumpliría vía concatenación del Orinoco con el caño Casiquiare, río Negro, Amazonas y Paraguay para salir a las bocas del Plata, concatenado este canal suramericano con el canal norteamericano, ya existente y en funcionamiento pleno, que empalma el Missippi y el Illinois. Ambos trazos se empalmarían a través del mar Caribe creando una corriente de negocios que destruiría nuestras independencias. Es un proyecto viejísimo, lo teorizó Humboldt, lo detalló Mahan, estuvo como hecho central del IIRSA (ver Raúl Zibechi, IIRSA, internet) y fue destruido por el  presidente Chávez al dañar toda la estrategia del ALCA. A ese proyecto anexionista le ha salido un competidor devastador, la Ruta china de la seda. Esa es la pelea en la que está Trump.
El brexit es la otra pata de la mesa porque Inglaterra ha estado 222 años en el Orinoco (a pesar de muchas paradas que le han tirado los Estados unidos) y no se lo va a soltar a los Estados Unidos fácilmente. Esa es la real pelea de Trump.




 






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