domingo, 20 de julio de 2014

PRESENTACIÓN DE LA ORGÍA IMAGINARIA

ESTÁN TODAS Y TODOS INVITADOS

LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RELATOS
DE LUIS BRITTO GARCÍA

                         LA ORGÍA IMAGINARIA
                             más allá de lo imposible




FECHA Y HORA: Miércoles 30 de julio, 2 pm.
LUGAR: V FERIA DEL LIBRO DE CARACAS 2014
                 SALA HUGO CHÁVEZ FRÍAS

UN RELATO DE LA ORGÍA IMAGINARIA:
El jardín del viejo de la montaña
¡Oh Paraíso!
Omar Khayam: Rubayyat.
En el nombre del Único, que sabe todos los pensamientos, quiero contarte mi historia. Hijo de camelleros, camellero yo mismo, pensé que la vida y el desierto se alargaban demasiado antes de su fin, y di en creer en los senderos cortos. Cerca de Balk oí hablar a uno de los discípulos del Viejo. De creerle, el Viejo podía acortar extraordinariamente los viajes, y, lo que es más importante, asegurar el retorno. Lo juró por su lengua, que pronunciaba esas palabras. Al día siguiente, ese discípulo mató por la espalda al Kadi, y esa lengua fue arrancada antes de la preceptuada decapitación y el desmembramiento. Su último sonido fue de alabanza. Al caer en el suelo, la lengua señaló una dirección. Me pareció un augurio. Decidí seguirlo. El rumbo me condujo hacia Nisapur, donde la lengua de otro asesino, hecha una bola de gusanos, no pudo indicarme dirección alguna. Seguí el rumbo que emprendieron los cuervos. Pues el álgebra exasperante de los cuadrados mágicos, que con su línea de unión tejen los caminos invisibles que engendran estrellas, me habían enseñado que quien busca, encontrará en todas direcciones. Pues toda dirección contiene cualquier otra. Al fin, el desierto me encontró. Vagué por una planicie de lenguas de piedra. Al pasar entre ellas, el viento silbaba una interminable loa. El alba incendió aquellas llamas de piedra en  lenguas de un fuego inmóvil. El dolor de la quemadura en la planta de los pies me hacía seguir adelante en el día; en la noche, el dolor de la quemadura del frío. Cuando los merodeadores me encontraron, apenas tuve aliento para contarles que trataba de llegar al fin de un viaje ya muy largo. Me llevaron a rastras, por desfiladeros, hasta hendeduras donde filtraba una humedad de saliva. Me atiborraron de pasteles viscosos y de un brebaje melifluo. Me hicieron oler vapores aromáticos de un pebetero. Sentí que mi cuerpo se hinchaba, como una torpe lengua. De una oscuridad rugosa, pasé a una oscuridad tachonada de astros perfectos, que nacían de su propio fulgor, como una fiebre. Mi cabeza engendraba volutas concéntricas que asaeteaban el parpadeante estrellerío. Hubo entonces música y supe que de ella salían las estrellas. Jóvenes inmaculadas me abrevaron en ríos de miel y leche. Los ríos eran tan mansos como los luceros. Me arañé la frente contra plantas hechas de pedrerías. La reposé en muslos húmedos como manantiales. Pregunté dónde estaba. Me contestaron que en el final del camino. En el Paraíso tendría por siempre leche, y por siempre miel, y por siembre la música que generaba estrellas en órdenes cada vez más complejos y más delicados. No había guijarro que no fuera gema, ni gota que no fuera dulce. Lloré. Ya no sentía el dolor de mis plantas laceradas. Anduve de un sitio a otro de aquellos dédalos anegados de ríos dulces, pero sus pasillos parecían repetirse con la misma cadencia de los cuadrados mágicos y de la música que engendraba las estrellas. Cuando estaba a punto de ahogarme en los tazones almibarados, una mano dulce me alzaba la cabeza y me daba una teta también meliflua. Yo era ya un arroyo. Licuándome, acostado, mascaba flores que las muchachas maceraban en sus bocas perfectas y me ofrecían en sus labios. En uno de los pasillos estaba Hassan Ibn Sabah, El Viejo. Su túnica era harapienta, y contemplaba. Ahora sé que dicen de él que invita a tragar un veneno violento, que miente a sus intoxicados que una embriaguez entre muchachas dóciles es el Paraíso, que les ofrece que, si cumplen sus órdenes, los puede hacer regresar a él para mantenerlos por siempre entre los arroyos empalagosos. En verdad, no me dijo nada. Mientras él callaba, pensé que ayunando estrictamente haría imposible la ingestión del tóxico, que atormentando mi mente sobre la combinatoria de los cuadradros mágicos hasta perforar las más intrincada trabazón de las estrellas geométricas, podría encontrar la salida de la cueva dulzona y terminar el viaje —como todos los demás, supe que volver a la aridez de las lenguas de piedra, apurar una cascada de días, temblar por el fin de ellos a la vez deseándolo por descanso de tantas heridas en las plantas de los pies, clavarte un cuchillo en el pecho a ti que me escuchas, de modo de ser atormentado y deslenguado, es el único final del viaje, que consiste en el desprecio del fuego del Infierno, pero también de la miel del Paraíso.
Luis Britto García

De Los Fugitivos a Abrapalabra, pasando por RajatablaVela de ArmasMe río del mundoGolpe de GraciaPirataAndaNadaArca y numerosos otros libros de narrativa, e incluyendo realizaciones puntuales en el ensayo, el dibujo, el guión de cine y el dibujo animado, Luis Britto García construye una obra vasta y fascinante, hecha de imaginación, humor, erudición y sentido crítico. Las variaciones imaginarias sobre el tema  de la utopía que ahora ofrece pertenecen a una tarea parcialmente emprendida en toda su narrativa anterior: la de borrar los límites entre lo concebible y lo inconcebible: entre lo posible y lo imposible, la creación de mundos imaginarios vertiginosos y amenazadores no sólo por la audacia de su invención, sino por la posibilidad real de que se materialicen. En estos relatos aborda lo cruel, lo tentador, lo terrible de la utopía entendida como exceso de perfección, de orden, de sistematización, y en suma, de absoluto. En ellos encontramos torres que consumen la materia de todo un planeta, filósofos que ordenan la persecución de los poetas, exámenes destinados a destruir a los capaces, ciudades vegetales, seres que se convierten en el sujeto amado, astros que existen simultáneamente en todos los tiempos gramaticales, revoluciones que nacen porque parecían imposibles, seres perdidos en laberintos de espejos o de dolor o de combinaciones genéticas. Sade, Platón, Fourier, Bach, Lenin, Marx protagonizan algunas de las historias; en otras el personaje central es el lector o seres inimaginables.  La orgía imaginaria es un libro alarmante, que revela el plan secreto del milenio que comienza y nos prepara para sus monstruosas sorpresas.


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