También esto de que por la calle pase un
ruidoso automóvil te despierte y apartes las cobijas y te digas qué día es hoy
jueves jueves qué jueves va a ser y entonces pienses en la perennidad de los
jueves del mundo y en aquél día cuando de niño dormiste hasta tarde y al
despertar viste las motas de polvo en el aire dorado, si sería jueves o qué.
También esto de descubrir que la camisa
está verdaderamente imposible pero que a lo mejor desde lejos no se nota y
cortando algunos hilos con el cortauñas a lo mejor.
También esto de que se rompa la trenza del
zapato del pie derecho y hacer un nudito algunos huecos más abajo y preguntarse
si resistirá.
También esto de que en otra casa griten
¡correo! y abran puerta y cierren puerta y gracias pues.
También esto de que látara plam látara
plám muevan los pipotes de la basura y fñññññññ del elevador del camión del
aseo urbano y todo se mezcle en un pesado nimbo en el cual cada sonido
corresponde a otro anterior sonido y todos ellos son memoria.
También esto de comer pan con queso
repetirte no es prudente salir, Pascual salió y no volvió, pero el pan se
acabará, no, siempre hubo el mismo pan y el mismo queso y lo habrá siempre,
pero no, pero no.
También esto de leer en el mismo periódico
viejo develado plan subversivo, propiedad horizontal, fantasma que camina
hombre que no muere, cuide su línea, test para verificar su personalidad, ¿es
usted feliz en el matrimonio? y gritar pero carajo pero carajo.
También esto de, en el patio, mirar las
anchurosas nubes, reconocer el desfile del mismo navío el mismo rostro el mismo
hongo el mismo bisonte el mismo expansivo pulmón hasta que la avalancha de
cúmulos que golpea tu corazón con fofos puñetazos te haga volverte a hacer otra
cosa y en esa otra cosa reconozcas la misma de ayer y de anteayer y de
trasanteayer.
También esto de la lata de sardinas en la
cual queda solo una, de la página en blanco en la que piensas escribir algo y
después decides mejor no, la de la determinación de salir a comprar leche pan
queso en el mismo abasto con el mismo portugués a ver qué pasa y el volver y cerrar
bien la puerta o preguntarse si no será una imprudencia si no parecerá rara la
casa con el portón cerrado desde tan temprano.
Al fin decir esto no es posible un día no
puede repetirse para siempre no puede volver así tremendo inacabablemente debe
ser que estás muerto muerto de bola al salir a coger el aire te metieron una
bala en el coco o mientras dormías te soltaron una ráfaga debes estar muerto o
a punto y este es tu infierno la eternidad en el tiovivo de un mismo día repetido.
(TEXTO/FOTO: LUIS BRITTO)