Entrevista para José Vadillo Vilas el 25 de agosto de 2012
Lima, Perú
Omnívoro de géneros, el escritor venezolano Luis Britto García los ha
practicado todos, gracias a su manera de trabajar de la mañana a la noche, en la
redacción paralela de varios libros a la vez. (Publicado el 30 de julio en el
semanario Variedades del diario El Peruano).
En el arranque de El Imperio Contracultural: Del rock a
la posmodernidad (1991), el entrevistado enunciaba que "la política es la
continuación de la cultura, por otras vías". En este ensayo de casi doscientas
páginas, el venezolano Luis Britto García –nuestro entrevistado– estudiaba a la
sociedad posmoderna a partir de elementos cotidianos, como los jeans o el rock,
elementos de la contracultural norteamericana que luego se convirtieron "en la
filosofía oficial del capitalismo financiero".
Cuando Britto publicó el libro todavía la posmodernidad no
era un término de la vida diaria. Un
año después, el politólogo Francis Fukuyama, entonces
asesor de Bill Clinton en la Casa Blanca, recién anunciaría El fin de la
historia y el último hombre; que con el triunfo del neoliberalismo había
terminado el enfrentamiento de las ideologías. Britto, por su parte, escribía
sobre la posmodernidad cuando esta "parecía algo abstruso que no le parecía
importar a nadie, pero terminó siendo algo así como la filosofía oficial del
capitalismo financiero". Tal vez este análisis anticipado que ha hecho el
escritor venezolano le ha permitido que su libro tenga tantas ediciones, sobre
todo en su país y en Cuba.
Él nació hace 62 años. Su generación es la que descubrió,
en los altos decibeles del rock, los gritos de libertad. "Mientras la juventud
latinoamericana tomábamos el cielo por asalto, con elementos subversivos,
guerrillas y todo eso, había una guerrilla contracultural en los países
hegemónicos: el rock, el movimiento hippie, el movimiento gay. Prometían una
victoria fácil que no se dio", sintetiza el caraqueño, con esa voz joven,
atiplada, cantarina de los caribeños.
"El Imperio
Contracultural parte del análisis de qué tuvieron de bueno las
contraculturas y por qué fracasaron y, sobre todo, por qué acabaron en esa
especie de enorme retroceso que fue la posmodernidad", dice y sonríe
recordando a los "punketos", que en una época tomaron este ensayo sobre "el
pensamiento de Estados Unidos o los poderes hegemónicos y las formas en que
pueden falsificar y manipular las mejores tentativas culturales" como una suerte
de biblia. Los "punketos de peinados estrafalarios" la llamaban "El libro azul",
por el color de la primera portada. Britto los veía en las presentaciones del
libro, escuchando atentamente cómo los pantalones jeans, que primero los usaron
las clases trabajadoras, luego los delincuentes urbanos, terminó convertida en
una vestidura de prestigio "porque señalaba ocio". "Todos los empleados iban
vestidos de casimir, pero el dueño iba en jeans, John F. Kennedy salió en
televisión en jean, y lo convirtió en el símbolo de ocio y de bienestar, una
inversión absolutamente total del significado del símbolo. A través de este
punto de perversiones del contenido simbólico el sistema triunfó contra la
contracultura, integrándola", me dice Britto, un señor elegante de más de seis
décadas.
"Igual que el rock, el humor también ha estado presente en la obra de Luis Britto. Pero hablar de humor entre intelectuales es espinoso, en el común de los casos."
¿Cuarto o quinto retorno al Perú? No lo recuerda, se
excusa. Brito primero llegó a Lima, décadas atrás, invitado por un grupo de
teatro; luego, a mediados de los ochentas, se dio otra vuelta por el país; años
después, "cuando la democracia se tambaleaba" como gelatina, en los noventas. Y
muchas veces, "sin bajarme del aeropuerto", rumbo a terceros destinos, miraba el
último país independizado de América Latina desde el Jorge
Chávez.
"Desde hace siglos vivo unido a un Perú mitológico",
pensaba mirándonos desde las escotillas de los pájaros de acero; y me lo repite
en la entrevista. "Desde niño uno conoce la historia precolombina y republicana
del Perú; desde adolescente, los grandes escritores, comenzando por Alegría,
Vallejo, Mariátegui y los contemporáneos. Hay un Perú imaginario que forma parte
del patrimonio de América Latina y he tratado de seguirlo en lo
posible". Para Britto, el Perú es un país
sumamente complejo, es lo que le enseñaron las lecturas de José María Arguedas:
"tiene una variedad de tradiciones sorprendente, fulgurante con los diversos
pueblos originarios. Un país de una complejidad y riqueza casi
inabarcable, en la cual uno trata de acercarse con una inmensa humildad". Para
Britto, Vallejo, Mariátegui, forman parte del capital simbólico de América
Latina, de aquellos narradores y políticos que uno llama "nuestros" en cualquier
parte del hemisferio.
Tiene al Perú en la memoria, siempre presente y le parece
"patético" lo que nos pasa: "que los países tienen grandes literaturas, pero
salvo algunos países que tienen industrias editoriales prominentes, como
Argentina o México, el resto de nuestros países estamos incomunicados. Para yo
leer a García Márquez lo tuve que conocer a través de la editorial Sudamericana,
que es argentina; muchos autores del boom los conocimos porque fueron editados
por casas españolas".
El malestar se pone delante en la entrevista, es un
malestar intelectual, es hablar de una tragedia, cuando uno ama los libros. "Hay
barreras que deben de romper nuestros escritores, pero eso solo se puede lograr
a través de editoriales trasnacionales o de grandes esfuerzos como Cuba que ha
reproducido gran parte del pensamiento y la literatura latinoamericana, en un
esfuerzo sin parangón, pero los libros cubanos tienen miles de obstáculos para
su ingreso. Venezuela, por su parte, con la editorial Ayacucho, ha intentado
hacer ediciones definitivas de los clásicos de América Latina. Actualmente hay
una gran cantidad de editoriales, pero es difícil que circulen fuera de nuestras
fronteras. Es una situación trágica: tenemos todos los elementos de la
comunicación, pero no los ponemos en acción".
LA MEMORIA DE MANUELITA
Su nueva visita al Perú fue para participar en la Feria
Internacional del Libro de Lima, donde presentó dos ponencias, una de ellas
presentando un libro colectivo sobre "la heroína emancipadora" Manuelita Sáenz.
Tras de nosotros, en la residencia del embajador de Venezuela, hay un óleo de
Simón Bolívar a tamaño natural.
"Fue una pionera en el papel de la mujer en los procesos
sociales y políticos, no porque haya tenido una relación entrañable con el
Libertador, sino ella misma como actora política, intelectual, se abrió un
sitial en la historia de nuestros países", dice Britto, quien ha escrito
bastante sobre Manuelita, también. Recuerda que la quiteña aún antes de conocer
a Bolívar, tuvo una activa participación conspirando contra el poder realista,
realizó acciones de inteligencia, y participó en campañas en la enfermería y en
el frente.
"En Ayacucho participó directamente como combatiente, cosa
que reconoció el propio Antonio José de Sucre", recuerda el investigador. Ser
"la mujer activa protagonista de los procesos e independizada" le sirvió a ella
ser expulsada de Quito, y vivir y morir en su exilio en el puerto de Paita".
Gajes de la vida a inicios de las repúblicas.
LA RISA, ESA HERAMIENTA
Igual que el rock, el humor también ha estado presente en
la obra de Britto. Pero hablar de humor entre intelectuales es espinoso, en el
común de los casos, claro. "Es que nuestras
literaturas han sido, en líneas generales, fastidiosamente solemnes. Aquello
parece del panteón, del cementerio y entonces la literatura es una cosa alegre,
divertida, uno la asume por eso, no la asume como si fuera una misa de réquiem y
creo que en las últimas décadas cada vez hay más aproximaciones al tratamiento
humorístico en América Latina. Entre otros muy notables, están
Alfredo Bryce Echenique o Paco Ignacio Taibo. ¡La obra de Gabriel García Márquez
es toda una humorada, a veces en un tono más obvio y otras
menos!".
Tampoco vive de los tiempos pasados. Ha tomado como propias
las nuevas tecnologías y alimenta su propio blog. "Es extraordinario porque yo
estuve metido en una cantidad de proyectos editoriales desde que era muchacho y
eso implicaba una carga enorme: había que conseguir el papel, la imprenta,
pensar en la distribución. El blog es una maravilla porque es una revista
literaria, política, cultural, que puedes activar prácticamente sin costo, y que
la leen gratuitamente. Me atrae la libre reproducibilidad o divulgabilidad de
los conocimientos en la cultura digital".
EL HOMBRE QUE ESCRIBE
Una característica de la escritura de Britto, quien ha
publicado más de 20 libros desde los años sesenta, es que se ha paseado casi
todos los géneros literarios. "Me divierten los retos novedosos. Casi cada libro
mío tiene un planteamiento distinto, y eso es un reto interesante. He escrito
inclusive una ópera salsa, incluso he escrito poesía, pero no he querido
publicarla". ¿Por qué? "Porque los poetas son feroces críticos. Y usualmente no
le gustan los competidores. He preferido mantener eso como un pasatiempo
privado. Además he escrito en demasiados géneros para meterme en
otro".
En el filón de sus libros están libros de ficción e
investigación sobre la historia del Caribe, de sus navegantes ilegales como
piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros; o análisis de los discursos
políticos, la socio-política latinoamericana, el teatro. "Yo diría que cada
cambio de género es un reposo del anterior", sintetiza.
Un hombre que escribe mucho debe de tener horarios
inflexibles, pienso en voz alta, mirando de reojo a Simón Bolívar que sonríe
atento a nuestra práctica. "No exactamente", pero Britto hace lo contrario, se
despierta temprano, prende la computadora y está escribiendo, casi todo el día,
hasta cerca de la medianoche. O, de lo contrario, siempre lleva papelitos donde
toma notas, que le pueden servir de algo.
Me dice que está en varios proyectos simultáneos. "Estoy escribiendo una novela sobre inteligencia
artificial, por lo que estoy leyendo muchas matemáticas. Estoy con un libro de
relatos ultracortos y tengo en lista otro libro de relatos breve. Tengo un libro
sobre la crisis del capitalismo que se llamará Paren el capitalismo que me
quiero bajar. Y voy a publicar la segunda parte de los ensayos literarios Por
los signos de los siglos. Hago la última revisión a un nuevo libro sobre la
historia de la piratería, Los piratas libertarios y escribo el segundo tomo de
El pensamiento del Libertador. Como ve, trabajo en varias cosas y me
falta tiempo". Creo que es el momento justo de darle la mano, despedirme y no
quitarle más tiempo.