En la estación de gasolina de la gran potencia repentinamente un surtidor comienza a llenar el tanque con sangre. Surtidor tras surtidor de alto octanaje sangra glóbulos rojos. Lo mismo sucede con las grandes mangueras del combustible diesel y con las latas de aceite que una vez perforadas derraman líquido encarnado. Pasa igual con los tanqueros cuyos depósitos sólo contienen un plasma bermejo. El oro rojo llena oleoductos y contamina derivados. Los orificios del gas de la calefacción sangran líquido rubí y poco a poco la contaminación misma del cielo sobre los rascacielos toma un tono carmesí que llueve gotas purpúreas. Casi no hay maquillaje que no contenga petróleo y todos dejan sobre los rostros cuajarones colorados. También los plásticos del moblaje y los tejidos sintéticos de las ropas y el asfalto de las vías y el caucho artificial de empacaduras y neumáticos morosamente enrojecen, palpitan. En los tanques de aeroplanos y bombarderos el combustible se hace viscoso y deja en las nubes estelas purpúreas. Las medicinas químicas los condimentos artificiales los colorantes sintéticos del papel moneda se convierten en los fluidos vitales derramados para robarlos, ante la indiferencia de la mayoría de los consumidores que se acostumbran o quizá han estado siempre acostumbrados hasta que poco a poco la gran potencia deja de palpitar coagulada en el último diluvio de sangre.
PESADILLA CON PARAFINA
La gran potencia sin petróleo con sus super armamentos asesina a los pueblos de los pequeños países para robarles los yacimientos de petróleo, sin creer los rumores de que disponen del arma para aniquilar a la gran potencia, la cual inunda sus oleoductos refinerías maquinarias vehículos con el petróleo robado, cuando repentinamente llega la noticia de que poco antes de la guerra fue sustraída de los laboratorios israelíes la bacteria que devora petróleo y derivados y los convierte en parafina y apenas los servicios secretos de la gran potencia se rompen la cabeza para adivinar dónde puede haber ido a parar la bacteria todos los oleoductos los yacimientos las refinerías las maquinarias las reservas de la gran potencia y del mundo se paralizan y babean una catarata de inútil parafina.
PESADILLA CON INVASIÓN
Bloquean tu país, te embargan sus fondos en los bancos internacionales, te imponen inspectores que verifican que no tienes cómo defenderte, te bombardean los niños, te masacran las mujeres, te arrasan las ciudades, roban tu patrimonio histórico, falsifican tu información, insultan tus costumbres, tu cultura, tu religión, te imponen un gobierno militar de ocupación, se reparten tus riquezas. Piensas que este Calvario no te afecta porque le ocurre a otros. Lo que dejaste hacer a tu prójimo te lo haces a ti. Existe el infierno, y consiste en que en esta vida padeceremos los calvarios a los cuales pretendimos permanecer indiferentes.
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