.LUIS bRITTO GARCÍA'
El Imperialismo
Desde
mediados del siglo XIX el capitalismo agota las posibilidades de inversión y
los mercados en sus países de origen, pasa de industrial a financiero, de competitivo
a monopólico y en alianza con su Estado transpone sus fronteras para explotar otros países
menos fuertes y desarrollados. Siguiendo a
J. Hobson, en El Imperialismo,
fase superior del capitalismo (1917) concluye Lenin que el capital tiende a
crear un sistema mundial: “El capitalismo se ha transformado en un
sistema universal de opresión colonial y de estrangulacion financiera de la
inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países
´avanzados´. Este ´botín´ se reparte entre dos o tres potencias rapaces de
poderío mundial, armadas hasta los dientes (Estados Unidos, Inglaterra, Japón),
que, por el reparto de su botín,
arrastran a su guerra a todo el Mundo”.
En el capítulo X, añade Lenin que “el
imperialismo, por su esencia económica, es el capitalismo monopolista”. Ello se debe a que
“Primero: El monopolio es
un producto de la concentración de la producción en un grado muy elevado de su
desarrollo (…). Segundo:
Los monopolios han conducido a la conquista recrudecida de las más importantes
fuentes de materias primas, particularmente para la industria fundamental y más
cartelizada de la sociedad capitalista: la hullera y la siderúrgica (…) Tercero: El monopolio ha surgido
de los bancos, los cuales, de modestas empresas intermediarias que eran antes,
se han convertido en monopolistas del capital financiero (…) Cuarto: El monopolio ha nacido
de la política colonial. A los numerosos ´viejos´ motivos de la política
colonial, el capital financiero ha añadido la lucha por las fuentes de materias
primas, por la exportación de capital, por las ´esferas de influencia´, esto
es, las esferas de transacciones lucrativas, concesiones, beneficios monopolistas,
etc., y, finalmente, por el territorio económico en general”. En el Prefacio,
anticipa Lenin que “el imperialismo es
el preludio de la revolución socialista”.
El Partido Revolucionario
Contra
este adversario global los revolucionarios deben forjar un nuevo instrumento.
Sostiene Lenin que no puede haber Revolución sin Partido Revolucionario, ni
Partido Revolucionario sin Ideología Revolucionaria. La ideología es el
Materialismo Histórico expuesto por Marx y Engels. En Qué hacer (1902) define Lenin el nuevo Partido como un cuerpo de revolucionarios
profesionales: “Pues
bien, yo afirmo: Que no puede haber 1) un movimiento revolucionario sólido sin una organización de
dirigentes estable que guarde la continuidad. 2) Que cuanto más vasta sea la
masa que se incorpore espontáneamente a la lucha —y que constituye la base del
movimiento y participa en él—, tanto más imperiosa será la necesidad de
semejante organización, y tanto más sólida deberá ser ésta, pues con tanta
mayor facilidad podrán los demagogos de toda laya arrastrar a los sectores
atrasados de la masa. 3) Que dicha organización debe estar formada, en lo fundamental, por hombres que hagan de las
actividades revolucionarias su profesión. 4) Que en un país autocrático, cuanto
más restrinjamos el contingente de miembros de dicha organización, incluyendo
en ella sólo a los que hacen de las actividades revolucionarias su profesión y
que tengan una preparación profesional en el arte de luchar contra la policía
política, tanto más difícil será “cazar” a esta organización. 5) Tanto mayor
será el número de personas de la clase
obrera y de las otras clases de la sociedad que podrán participar en el
movimiento y colaborar en él de un modo activo”.
Este Partido se regirá por el Centralismo Democrático: la más amplia
libertad para el debate interno, pero la obligación de todos los miembros de
aceptar la conclusión acordada de manera mayoritaria.
El
Estado
¿Qué será del Estado una vez que la clase trabajadora haya tomado el poder? En El Estado y la Revolución recuerda Lenin que “Todo
Estado es una ´fuerza especial para la represión´ de la clase oprimida. Por
eso, todo Estado ni es libre ni es popular”. El Manifiesto Comunista proclama que “Tan pronto como, en el transcurso del tiempo, hayan
desaparecido las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en
manos de la sociedad, el Estado perderá todo carácter político”. Ello no
implica que deba ser abolido en el instante mismo del triunfo de los
trabajadores. El propio Manifiesto
asigna numerosas e imprescindibles tareas al Estado Revolucionario. El que debe
ser destruido es el Estado de la burguesía. Añade Lenin que “Para que el Estado se extinga por
completo hace falta el comunismo completo”. O sea: “El Estado podrá extinguirse
por completo cuando la sociedad ponga en práctica la regla:´De cada cual, según
su capacidad; a cada cual, según sus necesidades´; es decir, cuando los hombres
estén ya tan habituados a observar las normas fundamentales de la convivencia y
cuando su trabajo sea tan productivo, que trabajen voluntariamente según su
capacidad”.
La Dictadura del proletariado
Por la
violencia ejercen los capitalistas el poder; el proletariado deberá
arrebatárselos por la violencia. Esta toma revolucionaria será la de todos los poderes: Ejecutivo,
Legislativo y Judicial. Al no haber contradicción entre ellos, constituirá una
dictadura. Lenin la define en El Estado y
la Revolución como: “la organización de la vanguardia de los oprimidos como clase
dominante con el propósito de aplastar a los opresores... Una inmensa expansión
de la democracia, que, por primera vez, se convierte en democracia para los
pobres, democracia para el pueblo y no democracia para los ricos... y represión
por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores y
opresores del pueblo: este es el cambio que sufre la democracia durante la
´transición´ del capitalismo al
comunismo”.
El leninismo
Con estos principios establece Lenin el primer Estado socialista
del planeta; con ellos triunfan las revoluciones que convirtieron países atrasados
en primeras potencias del mundo. y las que vendrán. Para aplicarlos dispone de
un lapso brevísimo, desde la toma del poder en octubre de 1917 hasta su muerte
en febrero de 1924, tras dos años de graves quebrantos de salud causados por un
intento de magnicidio. Gracias a los principios leninistas la Unión Soviética
pasa en décadas de ser el país más atrasado de Europa a segunda potencia del
mundo, vencedora del fascismo e implantadora de todas las conquistas sociales
del siglo XX. Una camarilla neoliberal se infiltra en el Poder en 1996, subasta
en baratillo todas las propiedades públicas, contra la voluntad del pueblo disuelve
la Unión, hace que ésta pierda la
tercera parte de su territorio, e impone medidas capitalistas tan atroces que causan
la muerte de unos cuatro millones de ciudadanos. Mientras, la comunista China
asciende a primera potencia del globo. Un siglo después de su partida Lenin vive.
Olvidarlo es enterrarse.
PD: Nuestra despedida a Jorge Recio, excelente fotógrafo que con sus gráficas y a costa de graves heridas contribuyó a esclarecer la verdad del golpe empresarial de Fedecámaras del 11 de abril de 2002. Que nunca más los patronos dicten la Ley en nuestro país.
TEXTO/FOTOS: LUIS BRITTO.