Luis Britto García
Ningún sentido tiene
recapitular hechos si no se aprende de
ellos. En toda Venezuela se afanan cada año las comisiones protocolares para
celebrar el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811. Sabemos que en la
primera fecha se destituye al capitán general del gobierno de España –quien
había sido nombrado por el invasor francés José Bonaparte- con la excusa
socarrona de conservar los derechos del rey Fernando VII. No hay que
descalificar la estratagema: por lo general toda Revolución comienza como un
intento de reforma moderada que es brutalmente atropellado por el poder. Para
nuestras independencias aprovechamos un juego de poder planetario que se libra
desde el Descubrimiento: cada vez que una potencia va en camino de la hegemonía
en Europa y por consiguiente en el mundo, Inglaterra se alía con las demás para
impedírselo. Así desbarata las
emergentes hegemonías de España, de Holanda y de Francia. Para inhabilitar las
flotas de su rival, Napoleón declara un bloqueo de los puertos europeos.
Portugal, cuyo comercio está literalmente en manos de los ingleses, se niega a
unirse a él. Con la excusa de cerrar los puertos lusitanos, Francia invade la
península ibérica. Cuando pelean los imperios, hay oportunidad para las
revoluciones. La indefinición no es eterna. Nacemos dos veces: cuando venimos
al mundo, y cuando tomamos el control de nuestra vida. Pasan quince meses desde
el desconocimiento del capitán general Emparam. Llega la hora de la verdad.
Libre comercio y exención de impuestos
¿Qué hace
Diplomacia impetuosa
En lo internacional,
El fracaso de las misiones diplomáticas hace temer un conflicto armado. En lo estratégico,
Representantes oligarcas
Oponeros a toda otra dominación
Al encargarse, los flamantes elegidos se dirigen en
procesión hasta
Facultades para esta declaratoria
Paralelamente con esta asamblea de
representativos funciona otra,
Había más luces e ilustración que en
Caracas
El fogoso orador solicita que una comisión
transmita sus conceptos al Congreso. Éstos producen tal efecto, que el 5 de
julio se plantea el debate exigido. La sesión es
tumultuosa; las barras gritan lemas favorables a la autonomía. Para disipar
incertidumbres sobre el paso decisivo que enfrentan, Francisco de Miranda
afirma que en ninguna ciudad de Estados Unidos
“había más
luces e ilustración que en Caracas”. A
excepción del diputado Maya, todos se pronuncian por la independencia
total. Recoge lo esencial de los debates
la llamada Acta de Declaración de Independencia, que redactan posteriormente el
diputado Juan Germán Roscio y el secretario Isnardi. Terminan trescientos años de calma; empiezan
doscientos de combate.
Todo nuevo poder comienza deslegitimando el anterior. El Acta que
resume la sesión empieza afirmando que no se alegarán “los derechos que tiene todo país conquistado, para
recuperar su estado de propiedad e independencia; olvidamos generosamente la
larga serie de males, agravios y privaciones que el derecho funesto de
conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de los
descubridores, conquistadores y pobladores de estos países, hechos de peor
condición, por la misma razón que debía favorecerlos”. Pero el mismo
hecho de mencionarlos es alegarlos. Viene a continuación otro argumento, de
orden geopolítico: “Es contrario al orden, imposible
al gobierno de España, y funesto a
Seguidamente el Acta debate las cuestiones circunstanciales de los
esfuerzos de los americanos “para
no abandonar la causa de sus hermanos, mientras tuvo la menor apariencia de
salvación”. De los efectos de la abdicación de Bayona, en la cual los
soberanos españoles “abandonando
el territorio español, contra la voluntad de los pueblos, faltaron,
despreciaron y hollaron el deber sagrado que contrajeron con los españoles de
ambos mundos, cuando, con su sangre y sus tesoros, los colocaron en el trono a
despechos de
Para justificar el fin de un orden
y el comienzo de otro, recurren los asambleístas a argumentos
de la modernidad, propios de
Hobbes y Rousseau: la autoridad deriva de un pacto, que puede ser roto por
incumplimiento de las partes. Y así, proclaman
que “en uso de los
imprescriptibles derechos que tienen los pueblos para destruir todo pacto,
convenio o asociación que no llenan los fines para que fueron instituidos los
gobiernos, creemos que no podemos ni debemos conservar los lazos que nos
ligaban al gobierno de España, y que, como todos los pueblos del mundo, estamos libres y
autorizados para no depender de otra autoridad que la nuestra, y tomar entre
las potencias de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la
naturaleza nos asignan y a que nos llama la sucesión de los acontecimientos
humanos y nuestro propio bien y utilidad”.
Estados libres, soberanos e independientes
Esta ruptura viene por una parte del
gobierno español, que ha abdicado, pero por la otra, y más importante se
sustenta en la soberanía del pueblo. Por lo cual proclaman los delegados que
“Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y la autoridad que tenemos del
virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas son, y deben
ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e
independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de
Tremoleó la bandera
de
El
borrador que expresa estas razones es
leído, aprobado y suscrito el día siguiente a las tres de la tarde. Los
asambleístas recorren gozosos plazas y calles de la ciudad, incitan al arzobispo Narciso Coll y Pratt a
manifestar el debido júbilo por la ocasión, y según testimonia fray
Juan Antonio Navarrete, el generalísimo Francisco de Miranda «...tremoleó la
bandera de
Igualdad y libertad ilimitadas
El
mismo día son arrestados varios pardos que se reunían bajo el comando de
Fernando Galindo para discutir, según Juan Germán Roscio, “las materias de
gobierno y de la igualdad y libertad ilimitadas”. En otros sitios la reacción es más contundente. En Los Teques se sublevan algunos pulperos canarios, más
de una decena son ejecutados. En Valencia pardos y negros protagonizan saqueos.
Numerosos esclavos se toman la libertad por sus propias manos, o por sus
propios pies, a tal punto que el 26 de julio el Supremo Poder Ejecutivo organiza una
milicia para capturarlos, en cumplimiento de un bando en el cual expresa: “La esclavitud honrada y laboriosa nada debe temer de estas medidas de economía y seguridad, con
que el Gobierno procura el bien de los habitantes del país" (Duque,
2011,16). Alarmados por la inestabilidad social, los notables de Valencia se
sublevan contra
Dependencia
e Independencia
¿Qué sentido tiene esta ilusionada Declaración de
Independencia? ¿Puede el Nuevo Mundo independizarse del Viejo, o el Viejo Mundo
desvincularse del Nuevo? Las improntas del uno en el otro se advertirán mientras
exista
¿Desvanecieron las Independencias la impronta
ibérica en el Nuevo Mundo? En él predominan todavía, desde el Río Grande hasta
el Cabo de Hornos, una religión católica y dos lenguas romances. En las huellas
de la lengua y de la catequesis encontramos las vías para la posible
integración latinoamericana. Por otra parte, esas Independencias en la dilatada
extensión de Iberoamérica y el Caribe demostraron a escala continental la
factibilidad de la forma de gobierno republicana, alternativa, democrática, con
división y equilibrio de poderes y soberanía popular. Con los desaciertos y retrocesos propios de toda obra humana,
nuestras repúblicas se convirtieron en un laboratorio de procesos políticos y
sociales, protagonizaron rebeliones agrarias triunfantes, y en la actualidad
presentan modelos alternativos a la gran crisis que sacude a los países
desarrollados.
FUENTES:
Duque, José Roberto: (2011) “5
de julio de 1811: ¿qué hacía el pueblo pobre mientras sus amos gritaban
‘independencia”? Suplemento Bicentenario 200 - Edición
Especial del diario Ciudad Caracas 05-07-2011.
Febres
Cordero, Julio (1973): El primer ejército republicano y la campaña
de Coro; ediciones de
Liévano, Aguirre, Indalecio 2010: Bolívar, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana.
Parra-Pérez,
Caracciolo (1992): Historia
de
Pino Iturrieta, Elías (2012): “Discurso de Orden con motivo
de la clausura de las actividades conmemorativas del Bicentenario de
TEXTO/FOTOS: LUIS BRITO
Razetti. Volumen XII.
Caracas: Editorial Ateproca;.p.123-142.