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Decía Clausewitz que la guerra es la continuación de la política, por
otros medios. Medio siglo de conflicto interno ha acostumbrado al gobierno colombiano a considerar la política como la
continuación de la guerra, por los mismos medios.
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En pocas semanas, una sucesión de hechos inquietantes parecerían
confirmar tal aserto. El presidente Santos acoge de manera oficial al candidato
derrotado en las elecciones venezolanas, el cual desconoce todos los poderes
legítimos y hace públicas instigaciones a delinquir que dejan saldo de once asesinatos, ochenta
heridos y destrucciones de sedes de asistencia y de organizaciones sociales. A
continuación, afirma Santos su voluntad de
suscribir “un acuerdo de cooperación con la Organización del
Tratado Atlántico Norte (OTAN) para mostrar su disposición de ingresar a ella”. El 9 de junio José Vicente Rangel denuncia que la
oposición venezolana ha comprado 18 aviones de combate, a ser apostados en una
base estadounidense en Colombia cercana a nuestras fronteras. El mismo día, las
autoridades detienen en Venezuela a un grupo de paramilitares colombianos.
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Políticas constantes requieren respuestas permanentes. Para reafirmar o
reorientar una estrategia de largo alcance, necesitamos estudiar en forma profunda y pormenorizada las relaciones
entre ambos países. En lo económico, los intercambios comerciales son netamente favorables a
Colombia. Hacia 2006 y 2007 las exportaciones de ésta para
Venezuela superaban los 6.000 millones de dólares. En 2011, en parte gracias a
las intemperancias de Uribe que propiciaron un control de las fronteras, apenas
llegaron a unos 340 millones de dólares. En virtud de la distensión aceptada
por Santos, en 2012 las exportaciones colombianas repuntaron hasta 2.690,5 millones de dólares, mientras
Venezuela apenas le exportó bienes por 598,8 millones. Dichas cifras para nada
reflejan un masivo contrabando de exportación de gasolina y alimentos
subsidiados altamente perjudicial para los venezolanos. Está en el interés de la Hermana República
mantener relaciones francas y cordiales con Venezuela, en lugar de menudear
provocaciones políticas y estratégicas.
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Para regularizar sus intercambios, ambos países suscriben el 28 de
noviembre de 2011 un “Acuerdo de alcance parcial de naturaleza comercial”, que
rige 3.500 partidas
arancelarias, otorga arancel cero al 91% de ellas, y al 9% restante acuerda
aranceles preferenciales entre 40% y 60% más bajos. Puesto que la balanza
comercial entre ambos países es favorable a Colombia en proporción de 5 a 1, es a ella a quien
favorecen estas exoneraciones, que equivalen a un Tratado de Libre Comercio.
Poco después, suscribe Colombia un TLC con Estados Unidos, y prepara otro con Israel. En virtud de ellos
Venezuela, campeón en la lucha contra el ALCA, quedaría sujeto a un ALCA con
ambas potencias. No es
razonable otorgar tantas ventajas a un país que aloja aviones dispuestos a
bombardearnos. Colombia no está entre los primeros socios comerciales de
Venezuela, posiciones que ocupan respectivamente Estados Unidos, China y
Brasil. Más vale denunciar el
referido Acuerdo: basta notificar a la
ALADI con 90 días de anticipación.
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Tampoco es seguro
proveedor de alimentos Colombia, país
que el siglo pasado se autoabastecía y actualmente importa más del 50% de los
que consume. Sus campañas de arrasamiento militar del agro han desplazado
arriba de cuatro millones de campesinos; el TLC desarraigará muchos más. Igual
que en México, el TLC causará masivos despidos de obreros, de artesanos, y
precipitará oleadas de quiebras de
medianos empresarios. La Hermana República parece jugar a la carta del
extractivismo: trasnacionales como Pacific Rubiales, gerenciadas por ex PDVSAS,
gozan de abusivas exenciones tributarias, dominan redes mediáticas y despiden a
los obreros que se sindicalizan. Al parecer, esta empresa ejemplar tiene que ver con la compra de aviones
destinados a bombardear a Venezuela.
Nuestros
ejércitos sólo traspusieron fronteras
para libertar cinco países. Venezuela fue y seguirá siendo Tierra de Paz.
TEXTO/FOTO: Luis Britto
Cañones y muralla en Cartagena
de Indias
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Baje los libros de Luis Britto en Internet:
Rajatabla: www.monteavila.gob.ve
Dictadura Mediática en Venezuela: www.minci.gob.ve
Socialismo del Tercer Milenio: http://www.monteavila.gob.ve/mae/pdf/socialismo-tercer-milenio.pdf