martes, 16 de marzo de 2010

IBEROAMÉRICA Y EL MUNDO MUSULMAN


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¿Diálogo entre Iberoamérica y el mundo musulmán? ¡Ojala! Esta palabra encierra la esperanza y la realidad del diálogo. Och Alah, (lo quiera Alá) es la forma en la que el mundo cristiano formula esperanzas invocando el nombre islámico del Único. No está mal nombrar así a Aquél cuyo verdadero nombre no puede ser pronunciado. Hebreos, cristianos y musulmanes adoran al mismo Dios, interpretado por profetas distintos. Mientras Europa se sumía en la Edad Oscura, durante un milenio el Islam fue la civilización. Unos árabes invadieron Iberia y se creyeron españoles; después irrumpieron en América y terminamos llamándonos americanos. En el proceso, España intentó una exhaustiva, cruenta, minuciosa destrucción de sus raíces islámicas, pero éstas sobrevivieron y pasaron a Latinoamérica. Como casi todo el planeta, contamos en números arábigos, calculamos con álgebra, transformamos las sustancias con alquimia o con química, sin saberlo cursamos las vías del pensamiento, de la práctica, de la estética árabe.
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Como el mahometano o el calvinista, el latinoamericano cree en el destino. Los tres comparten la impasible aceptación de la adversidad. Los orígenes del árabe y los del latinoamericano se confunden con los del nómade. El musulmán cruza el desierto y el latinoamericano la llanura, la pampa, la sabana, extensiones ilimitadas, sin fronteras ni barreras. De la extensión ilimitada nace la ilimitada libertad. El Islam surge de muchedumbres montadas; la Independencia de América Latina de irresistibles cargas de jinetes. Con el nómade viajan una poética, una ética, un culto de la libertad, una filosofía de la vida. Su cultura es la Palabra, que hila en poemas, epopeyas, revelaciones. Cuando esa palabra cristaliza en un Libro –que según sus creyentes precedió a la Creación- de sus páginas surge una civilización o se constituyen en su centro. El mundo árabe ya tiene ese poderoso instrumento de concentración del poder del Verbo. Los iberoamericanos, aunque en forma difusa y múltiple, hemos construido otro libro infinito en nuestras dilatadas literaturas, en las cuales, pese a su contradicción, encontramos siempre algo que nos llama y nos une y nos cautiva, un aire de familia.
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De los cantos de los almuecines derivan los de arrieros y becerreros en Venezuela. Nuestro cuatro viene de la cítara, Shi-tar, así llamada por tener justamente cuatro cuerdas. Las ciudades árabes, ibéricas y latinoamericanas se organizan en torno a un centro, plaza o zoco, regazo o vientre de la urbe. La casa rodea un patio, en el cual se centra la vida familiar. Zoco y patio están circundados por galerías techadas, que comparten el recogimiento de la vivienda y la apertura al cielo, al aire y a la luz, que la celosía tamiza. El harén, que los malos traductores interpretan como encierro de mujeres, en realidad significa la intimidad, la privacidad, aquella parte del ser que transcurre para sí misma. Nadie se engañe atribuyendo a iberoamericanos o árabes superficialidad. Nuestro ser es el misterio. El interdicto contra las imágenes formulado en el Génesis originó el arabesco, esa multiplicación de formas geométricas que glorifican los números de las suras del Corán y decoran la arquitectura islámica y la española, y son el componente visual de los pisos, las paredes, los techos, los rodapiés de nuestras viviendas. Habitamos una cultura sin saber su nombre. Necesitamos nombrarla.
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Iberoamérica comparte con el mundo musulmán la paradójica tensión entre unidad y diversidad. Continentes y fronteras separan a los países árabes; los unen la religión, una lengua casi común, las costumbres, la cultura. Los latinoamericanos estamos asimismo unidos por la cultura, por la religión, por la lengua, y separados por arbitrarias fronteras en un solo continente. Para enfatizar su unidad los musulmanes peregrinan a la Meca. Para los iberoamericanos todavía no hay visible Meca. Élites distanciadas de su propia realidad la situaron sucesivamente en Madrid, en París, en Londres o en Miami, metrópolis que hordas de nuevos ricos trajinaron sin comprender más que su imposibilidad de fundirse con ellas. La Meca iberoamericana está en todas partes: es nuestra cultura, siempre presente por más que la neguemos, siempre distante por más que creamos conocerla.
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A diferencia de tantos entes políticos que congregan a la fuerza naciones disímiles, musulmanes e iberoamericanos somos grupos de naciones semejantes que nos parecemos el uno al otro en nuestra búsqueda de congregarnos dentro de fronteras comunes. Nuestras historias casi se confunden con nuestros inconclusos intentos de unidad. De la Gran Colombia llegamos al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826, luego al Mercosur en el campo económico, y posteriormente a la Unión de Naciones del Sur (Unasur) y la Alianza Bolivariana de América (ALBA). Paralelamente, el mundo islámico constituye la Liga de Estados Árabes en 1945, y sigue el liderazgo de Nasser, para luego integrarse en la Organización de la Unidad Africana desde 1969, y celebrar el mismo año una Conferencia de Países Islámicos. Los intentos de cooperación entre ambos grupos de países han sido trascendentes. En los años 60, el venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso crea la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que impone cuotas a los productores, evita el dumping de los mercados y cimienta el Poderío Árabe. En 2009 en Margarita se celebra la Cumbre América del Sur-África, que establece directrices para la colaboración entre ambos continentes que incluyen a numerosas naciones árabes. Nuestros países están en vías de desarrollo, muchos apenas salen de dolorosos procesos de colonización y descolonización y soportan el atropello de las nuevas metrópolis y de sus países halcones. Vale la pena hacer lo posible para cimentar esta comunidad de intereses y destinos con un profundo, rico, consciente intercambio cultural, que revele y enriquezca la poderosa fecundación mutua de nuestras civilizaciones ocurrida a lo largo de milenio y medio de Historia. La política mundial gira hoy sobre la riqueza que maneja la OPEP. Creemos una Organización de Países Exportadores de Poesía.


(Fotos/texto Luis Britto)
Versión en francés:
http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com
PD: Esta entrega del blog se publica con retraso debido a que mis comunicaciones están siendo interferidas por la empresa estatal Cantv, la cual infringe la inviolabilidad de la correspondencia que consagra el artículo 48 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.