domingo, 27 de diciembre de 2009

EL EXTRAÑO CASO DEL MOVIMIENTO JEKYLL Y EL FUNCIONARIO HYDE


A los ojos de sus familiares y de su novia Masa, resulta cada vez más desconcertante la conducta del movimiento Jekyll.


Ampliamente admirado por su solidario trato con los necesitados y su afán de resolverle los problemas, por períodos el movimiento Jekyll se encierra y resulta imposible localizarlo.


Al mismo tiempo por la puerta trasera de su casa irrumpe el detestable funcionario Hyde atropellando personas y derechos con la invención de trámites estrafalarios.
¿Quién no conoce al movimiento Jekyll, su ideología progresista, su obra innegable, su trayectoria sin desvíos e insobornable?


Pero del funcionario Hyde apenas se divisa su prontuario politiquero de saltaperico, su alijo de pasaportes y de carnés partidistas, sus pasantías en el Opus y camarillas neofascistas, su monstruosa capacidad de cambiar de colores y apariencias.


Estimulante es conversar con el movimiento Jekyll sobre tantos temas hermosos: Marxismo, Revolución, Socialismo, Solidaridad.


Mas la dicha se va al pozo cuando lo suplanta el funcionario Hyde y trata de vendernos como ideas un revoltillo de Sai Baba con cuánto hay pa eso y cómo voy yo ahí.


En pleno día el movimiento Jekyll predica desinterés y moral revolucionaria.
Mas esa noche se divisa al funcionario Hyde en dispendiosos restoranes diciendo que no es malo ser rico y alcahueteando bingos y casinos prohibidos en el Código Penal.


La austeridad es tarjeta de recomendación del movimiento Jekyll quien a pleno sol exhibe medios de vida modestos y sencillez franciscana..
Pero al caer las sombras ya el funcionario Hyde ostenta prendas de marcha, vehículos de lujo, bandas de guardaespaldas, cargamaletines y cargacelulares, involucrado en saraos fastuosos, francachelas miliunanochescas y derroches multimillonarios.


Desconcertada sigue su novia Masa por las desapariciones frecuentes de su fiel enamorado el movimiento Jekyll, modelo de fidelidad y amor constante más allá de la muerte.


Escandalizado está el vecindario por contubernios escandalosos del funcionario Hyde, por turbias promiscuidades con barraganas, financistas, inversionistas, especuladores, boligarcas y neoliberales.


Irreprochable es el movimiento Hyde cuando predica cancelar los impuestos, arrancar del vacío bolsillo de la madre marginal hasta el último solitario centavo para pagar por la compra del artículo de primera necesidad el impuesto neoliberal y recesivo del IVA.


Mas cuando canta el gallo de la pasión el funcionario Hyde con suicida prodigalidad exonera de impuestos a transnacionales y ciudadanos extranjeros hasta por 17.875 millones de dólares anuales, que en jubilosa comitiva engordan los Paraísos Fiscales o financian las bases militares con las cuales espera aniquilarnos el imperialismo.


Masa aprendió de su adorado movimiento Jekyll el concepto de soberanía, el principio constitucional por el cual mientras Venezuela siga siendo independiente no puede ni debe obedecer a funcionarios, leyes ni jueces o árbitros extranjeros.


Pero en la tiniebla el funcionario Hyde perpetra sentencias donde dice que por “manifestación de voluntad” cualquier burócrata puede anular Constitución y soberanía y someter a Venezuela a tribunales y árbitros extranjeros para que la condenen según leyes foráneas y le embarguen bienes y reservas internacionales.


Lírico y ecologista, el movimiento Jekyll exalta a su novia Masa las bellezas del paisaje venezolano, la necesidad de protegerlo y apreciarlo mediante un turismo interno conservacionista.


Mas el contaminante funcionario Hyde ampara a quienes tapan ciudades, paisajes, bellezas naturales y monumentos con una costra de mugrientas vallas que no dejan ver nada de nada, y confunden recreación con tarifas prohibitivas para los nacionales, turismo sexual para gringos, descanso con privatización de las playas y esparcimiento con casinos que lavan dinero del crimen organizado.


A trompadas se fajó el movimiento Jekyll en defensa de su novia Masa para sancionar normas contra el abuso de los medios audiovisuales.
Mas noche y día el funcionario Hyde tolera que medios de señal abierta y por suscripción sean letrina audiovisual que viola toda norma, cloaca de prohibida publicidad por emplazamiento e inserción, basurero de interrupciones y cuñas que sobrepasan la extensión permitida, en desmoralizadora lección de que ni las leyes se cumplen ni las autoridades las hacen cumplir.


Masa se enamoró del movimiento Jekyll mientras éste le cantaba canciones de Silvio Rodríguez al mismo tiempo que el funcionario Hyde vendía costosísimas entradas para conciertos de Soledad Bravo, pero ahora que Soledad Bravo canta a Silvio Rodríguez, Masa siente que su brújula no trabaja a tiempo completo.


Cada vez con mayor frecuencia cuando la novia Masa busca a su idolatrado movimiento Jekyll lo único que encuentra es una página web que nunca abre puesta allí por el mugriento funcionario Hyde.


A veces siente Masa que su amado movimiento Jekyll se debilita pues a pesar de sus esfuerzos no puede poner coto a las tropelías del cochambroso funcionario Hyde.


Miles de veces Masa le ha dado fuerzas a su idolatrado movimiento Jekyll con el poder del amor y del voto, pero ahora teme leer postulaciones no sea que sólo esté candidateado en ellas el gangrenoso funcionario Hyde.


Masa extrema su vigilancia aterrada por las versiones que sostienen que el movimiento Jekyll y el funcionario Hyde son la misma persona; por los días goza como transportes gloriosos los escasos instantes en que puede hacer contacto con el movimiento Jekyll y por las noches se esconde temiendo la irrupción necrofílica del monstruoso funcionario Hyde.


Pero Masa, el movimiento Jekyll y el funcionario Hyde son una sola y única persona, y Masa la única que con su amor, su vigilancia y su exigencia puede decidir el triunfo del uno o del otro, y sobre todo el triunfo de ella misma.

Versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com
Bibliografía: http://luis-britto.blogspot.com

sábado, 19 de diciembre de 2009

HERENCIA DE BOLÍVAR



Dos testamentos dicta el Libertador en San Pedro Alejandrino diez días antes de morir el 17 de diciembre de 1830. En el civil, declara que “no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis papeles (…)”. En el político, refiriéndose a la Gran Colombia, declara ante la posteridad: “Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión; los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del Santuario, dirigiendo sus oraciones al cielo, y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales. Colombianos: Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos, y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro" (Lecuna, T. 3. 1947: 823-824). No hay más posteridad que la obra. Por ella vivimos y sobrevivimos. Para saber cuán presente está Bolívar, basta verificar cómo perdura su obra perdura. Para apreciar cuán vivos estamos, debemos valorar cómo acrecentamos su legado. Recapitulemoslo.

EMANCIPACIÓN
Desde el juramento en el Aventino en 1808 y su primer discurso público ante la Sociedad Patriótica en 1810 hasta su proclama final en 1830, la emancipación es la meta de los sentimientos, las ideas, las acciones del Libertador. A ella sacrifica bienes, familia, amistades, salud. Nos deja la plena emancipación política. Nos lega la tarea de perfeccionar la social, la económica, la estratégica, la cultural. Bolívar tiene todavía que hacer en América, dijo Martí. Pero sólo puede cumplirlo mediante sus herederos. Nuestra emancipación se llama hoy en día antiimperialismo. El Imperio ya no es España, sino Estados Unidos.

SOBERANÍA POPULAR
Bolívar comparte con Rousseau la convicción de que la soberanía reside en el pueblo, de que éste no puede en forma alguna cederla ni enajenarla de la misma manera que no puede darse en esclavitud a otro, pues la locura no crea derechos. De la soberanía popular emana todo poder, y ésta es máxima que Bolívar sistemáticamente reconoce en proclamas y decretos. Al reafirmarse las fuerzas patriotas en Guayana, el 15 de febrero de 1819 abre su discurso ante el Congreso de Angostura en los siguientes términos: “Señor: ¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado 1a soberanía nacional, para que ejerza su voluntad absoluta!” Por consiguiente tales poderes, el de legislar, el de aplicar las leyes, el de juzgar controversias, no pueden ser enajenados ni cedidos a potencias, tribunales ni árbitros extranjeros. Enajenar soberanía es traicionar al pueblo en su absoluta voluntad, y la traición no crea derechos.

REPÚBLICA
En tiempos de la Independencia inquietó a algunos próceres la tentación monárquica. Se independizó Brasil coronando a Dom Pedro I. El mexicano Iturbide se hizo nombrar Emperador. San Martín consideró alguna vez la idea de traer testas coronadas europeas a reinar en América. Bolívar rechazó categóricamente tales proyectos. Aparte de que violaban el ideario republicano, temió que la introducción de príncipes europeos importara en América las rencillas dinásticas del Viejo Mundo. También en el Discurso de Angostura, proclama Bolívar de una vez por todas: “El gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios” (Blanco Fombona: 67-70). Numerosas intrigas se urden para tentar a Bolívar con una corona: siempre la rechaza categóricamente, sea la distinción propuesta real o simbólica. Apenas le es conferido el honorífico título de Libertador el 14 de octubre de 1813 por el Cabildo Municipal de Caracas, de una vez y para siempre lo proclama “título más glorioso y satisfactorio para mí que el cetro de todos los imperios de la tierra”. Y un año antes de morir, desde Popayán, el 6 de diciembre de 1829 manifiesta a Antonio Leocadio Guzmán: "No son pocos los que me han hablado de un sistema monárquico y en diferentes épocas, pero siempre he dicho lo que pienso en tal asunto. La nación puede darse la forma que quiera, los pueblos han sido invitados de mil modos a expresar su voluntad y ella debe ser la única guía en las deliberaciones del congreso; pero persuádase Ud. y que se persuada todo el mundo que yo no seré el rey de Colombia ni por un extraordinario evento, ni me haré acreedor a que la posteridad me despoje del título de Libertador que me dieron mis conciudadanos y que halaga toda mi ambición" (Lecuna, T. 3. 1947: 379). Deslegitimadas por la voluntad popular y el ridículo las coronas políticas, en América se yerguen los tronos hereditarios y absolutos de la plutocracia y del capital. Nuestra República de hoy es el socialismo.

DEMOCRACIA
Democracia es gobierno de la mayoría, pero las incipientes Repúblicas, comenzando por Estados Unidos, siguiendo con Francia y luego con Venezuela en su Constitución de 1811, condicionan el derecho de elegir y ser elegido a la posesión de cierta renta o cantidad de bienes. Son Leyes Fundamentales que bajo el estandarte de la igualdad republicana preservan de hecho la desigualdad oligárquica. Apenas la constitución jacobina de 1793 y el proyecto de Constitución que propone Bolívar en 1826 para Bolivia dejan atrás estas rémoras. En esta última se requiere apenas que el votante sepa leer y escribir, o que ejerza una profesión: “No se exigen sino capacidades, ni se necesita de poseer bienes, para representar la augusta función del Soberano; mas debe saber escribir sus votaciones, firmar su nombre, y leer las leyes. Ha de profesar una ciencia, o un arte que le asegure un alimento honesto. No se le ponen otras exclusiones que las del crimen, de la ociosidad y de la ignorancia absoluta. Saber y honradez, no dinero, es lo que requiere el ejercicio del Poder Público”(Discurso al Congreso Constituyente de Bolivia, Lima, 25 de mayo de 1826). Durante más de medio siglo, sin embargo, seguirán los requisitos económicos para el sufragio impidiendo expresarse a la voluntad popular. Nuestra democracia de hoy, además de política, ha de ser social y económica.

LIBERACIÓN DE LOS ESCLAVOS Y DE LOS INDÍGENAS
Bolívar libera sus propios esclavos desde 1814, a condición de que se incorporen a las filas patriotas. En 1816 promete la libertad de los esclavos a Alexander Petion, y ya el 27 de junio de ese año expresa desde Carúpano que “he proclamado la libertad absoluta de los esclavos”. Y el 6 de julio, desde la villa de Ocumare, reitera: “Esa porción desgraciada de nuestros hermanos que ha gemido bajo las miserias de la esclavitud ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos” (Blanco Fombona, 2007:199). El 11 de marzo de 1818, un día después de la toma de Villa de Cura, expide un bando en el cual dispone que: "Abolida la esclavitud en Venezuela todos los hombres que antes eran esclavos se presentarán al servicio para defender su libertad”. Desde la instalación del Congreso de Angostura, solicita y obtiene de todos los cuerpos constituyentes que ratifiquen la medida.

En cuanto a los indígenas, el 20 de mayo de 1820 promulga desde la villa del Rosario de Cúcuta decreto en el cual ordena devolver a los indígenas las tierras de los resguardos y les otorga instrucción primaria gratuita y obligaria. El 4 de julio de 1825 decreta en Cuzco la eliminación del servicio personal exigido mediante mitas faenas, séptimas, mita y pongueaje, y dispone que cada indígena, de cualquiera sexo o edad que sea, recibirá un topo de tierra en los lugares pingües y regados, y en los lugares privados de riego y estériles, dos topos. La propiedad del subsuelo de tales tierras y de los recursos sigue perteneciendo en forma inalienable a la Nación. Las dos categorías de seres más atropelladas por el sistema colonial adquieren así el derecho a integrarse en la medida de sus deseos a la indivisible comunidad de la República. Para ese entonces el capital consolida una nueva forma de esclavitud y servidumbre, el salariado. La liberación a cumplir hoy en día es la de los trabajadores.

NACIONALIZACIÓN
Bolívar efectúa en el territorio de las repúblicas liberadas las dos mayores nacionalizaciones que registra nuestra historia, y en ambos casos de los dos recursos más decisivos para la economía de la época y de la actual. El 3 de septiembre de 1817 desde Guayana promulga Decreto sobre Secuestro y Confiscación de Bienes de los Españoles y sus partidarios, que abarcan la mayor parte de la propiedad territorial de la época. Ya el 17 de septiembre de 1825 escribe desde La Paz al vicepresidente Santander: "Yo he decretado aquí que todas las minas perdidas y abandonadas pertenecen de hecho al gobierno para pagar la deuda nacional”. Luego expide decreto en Quito el 24 de octubre de 1829, para normar la minería en la Gran Colombia, en el cual pauta que “Las minas de cualquier clase corresponden a la República”. Tales nacionalizaciones proceden mediante confiscación, vale decir, mediante apropiación revolucionaria y sin indemnización de los bienes afectados. La de las tierras tiene por objeto su inmediata redistribución social entre quienes han luchado por la independencia, de acuerdo con su grado y sus servicios, reparto que prevé la posible explotación por comunidades o sociedades. De haberse cumplido según lo previsto, hubiera culminado en la más amplia Reforma Agraria jamás llevada a cabo en América Latina. La hicieron fracasar administradores mal intencionados, que en lugar de tierras repartieron bonos transferibles, los cuales al poco tiempo los necesitados patriotas vendieron por menos del cinco por ciento de su valor a favor de usureros y de la nueva oligarquía de oficiales republicanos. En cuanto al subsuelo, hasta hoy permanece como propiedad indivisa e inalienable de nuestras Repúblicas, que sólo puede ser cedida temporalmente mediante concesión soberana. La herencia de Bolívar comprende la soberana e inajenable potestad del pueblo sobre suelo y subsuelo. Este principio sólo se honra aplicándolo.

INTEGRACIÓN
Desde su primera intervención pública, Bolívar piensa en la independencia como obra continental. “Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos” expresa en el discurso ante la Sociedad Patriótica en 1810 (Pérez Vila: 8). La libertad, bien lo ha dicho, es suramericana: quiere emancipación continental, no del municipio ni de la parroquia. “Para nosotros la patria es la América; nuestros enemigos los españoles; nuestra enseña la independencia y libertad”, proclama el 12 de noviembre de 1814 en Pamplona (Blanco Fombona: 54). “Yo no: yo no quiero gobiernitos: estoy resuelto a morir entre las ruinas de Colombia peleando por su ley fundamental y por la unidad absoluta”, escribe desde Pasto el 8 de enero de 1823 a Santander (Guzmán, T.I :351). Sin la menor vacilación extiende la acción libertadora sobre lo que hoy son Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia. En 1826 proyecta independizar Cuba y Puerto Rico. El mismo año convoca el Congreso de Panamá, para unir en confederación perpetua las repúblicas americanas. Por la ruta de la Historia va Bolívar borrando fronteras políticas y estrechando lazos americanos. Para grandes hombres sólo hay Patrias Grandes.

NATURALEZA
La patria es el pueblo, pero también el ámbito donde éste habita. Amante de la naturaleza por su infancia en San Mateo y por la educación que le impartió Simón Rodríguez; conocedor de ella por su amistad con Alexander von Humboldt y con Aimé Bonpland, Bolívar se preocupa tempranamente por el agotamiento de las aguas y de los bosques, y dicta decretos para incrementar el cauce de los ríos mediante la arborización y los canales, así como medidas para inventariar y estudiar las plantas útiles y medicinales y proteger y fomentar la cría de las llamas y de otras especies animales. En aquellos tiempos podía parecer la naturaleza inagotable; sólo una inteligencia profunda podía avizorar el riesgo de su destrucción y lo indispensable de las medidas para preservarla. La Humanidad ha de volver a la Naturaleza, como que la una no puede existir sin la otra; como que ambas son la misma cosa.

HONRADEZ
Bolívar nace rico y sale del poder pobre. Aquellos que llegan al poder buscando provecho, no deben salir ricos: deben salir.

INMORTALIDAD
El 3 de septiembre de 1817 Bolívar escribe desde Guayana al padre del mayor William Chamberlain, cuyo hijo había muerto en batalla: “Aquel que asegura su honor dedicando su vida al servicio de la humanidad, a la defensa de la justicia y al exterminio de la tiranía, adquiere una vida de inmortalidad al dejar el marco de materia que el hombre recibe de la naturaleza. Una muerte gloriosa triunfa sobre el tiempo y prolonga la sublime existencia hasta la más remota posteridad: el mayor Chamberlain ha obtenido ese favor del destino” (Guzmán T.2: 439-440). Mas la inmortalidad no es un favor: su costo es sobrehumano y dura apenas unos cuantos de esos segundos que los mortales llaman siglos, según los calificó Bolívar en “Mi delirio sobre el Chimborazo”. Si la eternidad dura un instante, el instante puede ser eterno mediante su empleo acertado. Los segundos que transcurren para nuestros pueblos son los que nos legó Bolívar. La herencia hace al heredero, o lo destruye. Una generación se sacrificó por dejarnos esta herencia. Todas las venideras serán sacrificadas si no estamos a su altura. Nuestro deber es merecerla.


Fuentes:
Blanco Fombona (comp.) (2007) Discursos y proclamas. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
Guzmán Noguera, Ignacio de (comp.) (1983). El Pensamiento del Libertador. II Tomos. Caracas: Consejo Municipal de Caracas.
Lecuna, Vicente (Comp.) (1947). Simón Bolívar: Obras Completas, III Tomos. La Habana: Editorial Lex.
Pérez Vila, Manuel (comp.) (1979) Doctrina del Libertador. Caracas: Editorial Ayacucho.




(Foto:Luis Britto)

sábado, 12 de diciembre de 2009

BOLÍVAR Y ROUSSEAU


Conferencia en el Instituto y Museo Voltaire de Ginebra

El Contrato Social de Rousseau y El arte militar de Monte Cuculi

Poco antes de morir en 1830 en Santa Marta camino del exilio, el Libertador Simón Bolívar conserva sólo dos libros de su extensa biblioteca, y les tiene tanta estima, que se ocupa de ellos en su testamento, junto a los seres queridos y los familiares: “Es mi voluntad, que las dos obras que me regaló mi amigo el Sr. general Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón, tituladas ‘El Contrato Social de Rousseau’ y ‘El arte militar de Monte Cuculi’, se entreguen a la Universidad de Caracas” (Blanco y Azpúrua, 1978 T. XV: 463-464). Este legado compendia dos instrumentos: el pensamiento y la espada. También expresa tres sentimientos: el ambivalente hacia el genio militar y el oportunista político de Córcega; el amor hacia la ciudad que dejó tanto tiempo atrás y la universidad en la cual nunca estudió y que dejó dotada espléndidamente, y la admiración hacia la áspera doctrina de la soberanía popular del ginebrino.

Ni la filosofía de Aristóteles, ni los códigos del crimen y el error

Esta admiración hacia Rousseau acompaña toda su vida a Bolívar. El 20 de mayo de 1825, en misiva dirigida desde Arequipa al vicepresidente Francisco de Paula Santander, le confía: “Ciertamente que no aprendí ni la filosofía de Aristóteles, ni los códigos del crimen y del error; pero puede ser que Mr. de Mollien no haya estudiado tanto como yo a Locke, Condillac, Buffon, Dalambert, Helvetius, Montesquieu, Mably, Filangieri, Lalande, Rousseau, Voltaire, Rollin, Berthot y todos los clásicos de la antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y poetas; y todos los clásicos modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los ingleses”. (Lecuna, T.II: 135-139). No sólo el Libertador sitúa a Rousseau en esta ilustre compañía: la opone a “los códigos del crimen y del error”.

Se comentan obras literarias de Walter Scott y de Rousseau

La citada lista de autores no es mencionada con el fin de lucirse. Testimonia Perú de Lacroix que durante sus conversaciones en Bucaramanga en 1828, tras una cena en la cual se discute de obras literarias, « pasó después a elogiar las de Voltaire, que es su autor favorito(…). Que en Voltaire se encuentra todo: estilo, grandes y profundos pensamientos filosóficos, crítica fina y diversión». Y más adelante insiste el edecán en que « Voltaire es su autor favorito, y tiene en la memoria muchos pasajes de sus obras, tanto en prosa como en verso». Testimonia también el oficial que durante las veladas en dicha ciudad se comentan obras literarias de Walter Scott y de Rousseau, que el Libertador lee libros en francés traduciéndolos en voz alta directamente al castellano, que por momentos se retira para releer La Odisea (Lacroix, 1924 : 144-175).

Les Charmettes

Un conjunto de suposiciones postula que Simón Rodríguez, el originalísimo maestro del huérfano Simón Bolívar, habría tenido acceso a los libros prohibidos que circulaban con cierta profusión en la Venezuela colonial, y entre ellos al Contrato Social y al Emilio de Rousseau, en cuyas ideas y según cuyo método habría formado al brillante pupilo. Algunos hechos fortalecen tales presunciones. Al igual que Rousseau, Rodríguez es trashumante, padece largos exilios, viaja por toda Europa, se apasiona por las ciencias naturales y pretende reformar al género humano mediante la educación (Álvarez, 1966: 104-108). En la primavera de 1805, tras su prematura viudez, Bolívar y su excéntrico maestro peregrinan haciendo largos trechos a pie por la Alta Saboya, hasta arribar a Chambery para conocer Les Charmettes, lugar donde por algún tiempo residió Jean Jacques Rousseau. El ginebrino ha impuesto el culto a la naturaleza, y los románticos el culto a Rousseau. Templo de esta veneración es el inmenso paisaje campestre, y rito para adorarlo el peregrinaje. El peregrino no es ahora quien viaja hacia un lugar sagrado, sino quien huye de un sitio a otro porque ya nada es sagrado para él. Al término de su peregrinaje en Roma, en las colinas del Aventino, Bolívar formula un juramento de no dar descanso a su brazo hasta libertar su patria de la dominación española. El exaltado voto es romántico: el cumplimiento de él en el breve término de veinte años, realista.

La libertad es un alimento suculento

Durante esas dos agitadas décadas, en los documentos y cartas del patriota venezolano menudean las referencias textuales hacia el ginebrino. Así, en el discurso pronunciado ante el Congreso en Angostura, el 15 de febrero de 1819, tras liberar gran parte de Venezuela y mientras prepara la emancipación de la Nueva Granada, cita: “La libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión” (Blanco Fombona:67). Pero no se limita a rememorar el pensamiento roussoniano: a veces la práctica lo fuerza a separarse de él, y así, el 13 de junio de 1821, escribe desde San Carlos al vicepresidente Francisco de Paula Santander: "Estos señores piensan que la voluntad del pueblo es la opinión de ellos, sin saber que en Colombia el pueblo está en el ejército, porque realmente está, y porque ha conquistado este pueblo de mano de los tiranos; porque además es el pueblo que quiere, el pueblo que obra, el pueblo que puede; todo lo demás es gente que vegeta con más o menos malignidad, o con más o menos patriotismo, pero todos sin ningún derecho a ser otra cosa que ciudadanos pasivos. Esta política, que ciertamente no es la de Rousseau, al fin será necesaria desenvolverla para que no nos vuelvan a perder esos señores” (Lecuna, 1947 Vol. I:565-566). Desde Huamanga, en Perú, el 4 de septiembre de 1824 escribe al siempre ávido de peligros general Antonio José de Sucre, quien se queja de que el Libertador le encomiende una misión en la retaguardia: "Contesto la carta que ha traído Escalona con una expresión de Rousseau cuando el amante de Julia se quejaba de ultrajes que le hacía por el dinero que ésta le mandaba: ‘ésta es la sola cosa que Ud. ha hecho en su vida sin talento´. Creo que a Ud. le ha faltado completamente el juicio cuando Ud. ha pensado que yo he podido ofenderle”. Y el 28 de marzo de 1827, escribe desde Caracas al general Rafael Urdaneta: "¡Quién sabe lo que hará el congreso! Deseo saber sus bellas resoluciones para juzgar desde luego si el país se pierde o no. Lo mejor seria que no hiciera nada, porque "En la ignorancia de lo que se debe hacer, dice Rousseau, la sabiduría aconseja la inacción" (Lecuna, 1947 Vol. II: 597-598).

Ninguno puede poseer vuestra soberanía, sino violenta e ilegítimamente

¿Se trata sólo de admiración intelectual, de veneración hacia un pensador que se cita por hacer gala de ilustrado o más bien de romántico? Sigamos la trayectoria política de Bolívar. No sólo es un guerrero de genio, que crea ejércitos de la nada y que con milicias improvisadas bate las tropas del Imperio Español en el campo de batalla de lo que ahora son cinco países. Es también un estadista, que fundamenta medularmente cada medida, cada decreto, cada proyecto constitucional en la lógica y en su conocimiento de los clásicos de la ciencia política. En varias de las más decisivas proclamas y alocuciones del Libertador se puede seguir la concordancia con algunas de las ideas esenciales de Rousseau.

Comencemos por la piedra miliar del sistema de Rousseau: la afirmación de que la soberanía reside única y exclusivamente en el pueblo. Así, afirma en el Capítulo Primero del Libro Segundo del Contrato Social: “Digo según esto, que no siendo la soberanía más que el ejercicio de la voluntad general, nunca se puede enajenar, y que el soberano, que es un ente colectivo, sólo puede estar representado por sí mismo: el poder bien puede transmitirse, pero la voluntad no” (Rousseau:27).

Tras la Campaña Admirable, que arranca desde la Nueva Granada y en una fulminante sucesión de triunfos libera la capital de Venezuela, Bolívar se dirige el 2 de enero de 1814 a la Asamblea reunida en el templo de San Francisco, la cual le suplica que siga ejerciendo poderes extraordinarios para la feliz culminación de la Independencia: “No usurparé una autoridad que no me toca. ¡Pueblos! Ninguno puede poseer vuestra soberanía, sino violenta e ilegítimamente. ¡Huid del país dónde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos. Vosotros me tituláis Libertador de la república; yo nunca seré el opresor” (Blanco Fombona: 50).

Ha convocado la soberanía nacional, para que ejerza su voluntad absoluta

Pasan cinco años entre demoledoras derrotas y difíciles triunfos. Al reafirmarse las fuerzas patriotas en Guayana, el 15 de febrero de 1819 Bolívar abre su discurso ante el Congreso de Angostura en los siguientes términos: “Señor: ¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado 1a soberanía nacional, para que ejerza su voluntad absoluta!(…) El gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios.” (Blanco Fombona: 67-70). Hay que advertir, desde luego, que Rousseau rechaza el principio de representación de la voluntad general, y que Bolívar lo acoge, por no encontrar otra forma de que la totalidad de los ciudadanos puedan reunirse en una asamblea que los exprese. En todo caso, los principios de que nadie puede usurpar la soberanía del pueblo sino de manera violenta e ilegítima, de que la base del gobierno republicano es la soberanía popular, pasan a los sistemas constitucionales de Venezuela y del resto de América Latina y del Caribe.

Viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores

Afirma Rousseau que cuando se intenta regir a los hombres mediante una fuerza que usurpa la voluntad general “De este modo tenemos el género humano dividido en hatos de ganado, cada quien con su jefe, que lo guarda para devorarle” (Rousseau, 8). Y asevera Bolívar, una vez más en el Discurso de Angostura, que: “Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos pasmaríamos a1 ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie -del globo, como viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores” (Blanco Fombona: 73).

Yo quiero ser ciudadano, para ser libre y para que todos lo sean.

La soberanía popular es fuerza que supera cualquiera otra. Sostiene Rousseau: “Convengamos, pues, en que la fuerza no constituye derecho, y en que sólo hay obligación de obedecer a los poderes legítimos” (Rousseau: 10). Pero sobre el ejercicio de la soberanía y la aplicación de las leyes reconoce una aparente paradoja en el Capítulo 6 del Libro IV del Contrato”: “No debe, pues, intentarse el afianzar las instituciones políticas hasta el punto de renunciar a la facultad de suspender su efecto” (Rousseau: 137). Este recurso extraordinario ha de ser excepcional y breve.

En su condición de comandante en Jefe de fuerzas libertadoras en una Guerra a Muerte que había hecho desaparecer todas las instituciones, debió Bolívar asumir excepcionalmente facultades extraordinarias. Su primera preocupación fue renunciar a ellas en cuanto fuera posible, y reprobarlas en los términos más duros. Así, el 3 de octubre de 1821, en Cúcuta, al encargarse de la Presidencia, tras consolidar la unión de dos Repúblicas: “Yo siento la necesidad de dejar el primer puesto de la república, al que el pueblo señale como al jefe de su corazón. Yo soy el hijo de la guerra; el hombre que los combates han elevado a la magistratura; la fortuna me ha sostenido en este rango y la victoria lo ha confirmado. Pero no son éstos los títulos consagrados por la justicia, por la dicha y por la voluntad nacional. La espada que ha gobernado a Colombia no es la balanza de Astrea; es un azote del genio del mal que algunas veces el cielo deja caer a la tierra para el castigo de los tiranos y escarmiento de los pueblos. Esta espada no puede servir de nada el día de 1a paz, y éste debe ser el último de mi poder, porque así lo he jurado para mí, porque lo he prometido a Colombia, y porque no puede haber república donde el pueblo no está seguro del ejercicio de sus propias facultades. Un hombre como yo es un ciudadano peligroso en un gobierno popular; es una amenaza inmediata a la soberanía nacional. Yo quiero ser ciudadano, para ser libre y para que todos lo sean. Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, y aquél emana de las leyes. Cambiadme, señor, todos mis dictados por el de buen ciudadano” (Blanco Fombona 2007 p.104-105).

Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes

De la soberana voluntad popular nacen las leyes, propuestas en el sistema de Rousseau por “legisladores” sabios que no ejercerían ningún cargo ni otro poder que el de su influencia moral. Pero las mismas leyes pueden ser insuficientes para corregir costumbres y vicios arraigados, según apunta el filósofo: “Casi todos los pueblos, lo mismo que los hombres, sólo son dóciles en su juventud, y se hacen incorregibles a medida que van envejeciendo. Cuando las costumbres están ya establecidas y las preocupaciones arraigadas, es empresa peligrosa e inútil querer formarlas; el pueblo no puede ni aún sufrir que se tomen sus males para destruirlos, semejante a aquellos enfermos estúpidos y sin valor que tiemblan al aspecto del médico” (Rousseau: 48).

En el mismo sentido, en el “Discurso de Angostura” advierte Bolívar: “Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad” (Blanco Fombona, 71).

Rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria

Podríamos prolongar indefinidamente el estudio de concordancias y disonancias entre el pensamiento del Filósofo y el del Libertador. Estimamos imprescindible, sin embargo, señalar la manera en que este conjunto de teorías encuentran su aplicación en el Nuevo Mundo en dos cuestiones fundamentales: el derecho de los americanos a su emancipación, y el de los esclavos a su libertad. Sobre el derecho de los hombres a sacudir el yugo de la fuerza sostiene Rousseau: “Si no considero más que la fuerza y el efecto que produce, diré: mientras que un pueblo se ve forzado a obedecer, hace bien si obedece; tan pronto como puede sacudir el yugo, si lo sacude, obra mucho mejor; pues recobrando su libertad por el mismo derecho con que se la han quitado, o tiene motivos para recuperarla, o no tenían ninguno para privarle de ella los que tal hicieron” (Rousseau, 6). Se refiere Rousseau, desde luego, a la fuerza que intente ejercer un tirano o un invasor.

Bolívar extiende el argumento al derecho de emanciparse que tienen los pueblos que han sido conquistados, y así, el 6 de septiembre de 1815, durante su exilio en Jamaica, escribe: “Al presente sucede lo contrario; la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y tememos: todo lo sufrimos de esa desnaturalizada madrastra. El velo se ha rasgado y hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria”. (Carta de Jamaica, Kingston, 6 de septiembre de 1815).

La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos

Al comienzo del Contrato Social trata Rousseau la cuestión de la esclavitud, para demostrar que es imposible justificar ni la de una persona ni la de un pueblo: “Decir que un hombre se da gratuitamente, es decir un absurdo incomprensible; un acto de esta naturaleza es ilegítimo y nulo por el solo motivo de que el que lo hace no está en su cabal sentido. Decir lo mismo de todo un pueblo, es suponer un pueblo de locos: la locura no constituye derechos” (Rousseau, 1957: 11). Y, según concluye Rousseau el capítulo destinado al tema: “Así, pues, de cualquier modo que las cosas se consideren, el derecho de esclavitud es nulo, no sólo porque es ilegítimo, sino que también porque es absurdo y porque nada significa. Las dos palabras esclavitud y derecho son contradictorias y se excluyen mutuamente. Bien sea de hombre a hombre, bien sea de hombre a pueblo, siempre será igualmente descabellado este discurso: hago contigo una convención, cuyo gravamen es todo tuyo, y mío todo el provecho; convención que observaré mientras me diere la gana y que tú observarás mientras me diere la gana” (Rousseau, 1957: 14).

Las fuerzas de la Historia impusieron en América la similitud entre pueblos y hombres esclavizados. La Independencia fue promovida esencialmente por la clase de los blancos criollos, terratenientes y propietarios de esclavos. Algunos querían Independencia sin Revolución. Sin embargo, al poco tiempo se hizo evidente que no se podía movilizar a las masas de esclavos y peones sino para una guerra social. Bolívar comenzó por liberar sus propios esclavos a partir del 30 de junio 1814 para incorporarlos a las fuerzas independentistas. En 1816 promete al presidente de Haití Alexander Petion la liberación de los esclavos, y el 2 de junio de ese año decreta “la libertad absoluta de los esclavos” a condición de que éstos se alisten en las tropas independentistas. Y ya el inmediato 6 de junio, desde el cuartel General de la villa de Ocumare, resuelve: “La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos” (Blanco Fombona, 2007:199). Y así, Bolívar cierra su discurso al Congreso de Angostura: “Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocación de todos mis estatutos y decretos; pero yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República” (Pérez Vila, 1979: 124). La libertad de los esclavos es consagrada en las subsiguientes constituciones republicanas. Sólo al morir Bolívar en 1830, las repúblicas oligárquicas empezarán a adoptar medidas para postergar la liberación y perpetuar la esclavitud; en todo caso, la infame institución desaparecerá en Venezuela y en casi toda América Latina hacia mediados de siglo, mucho antes de su abolición en Estados Unidos.

Trabajar para un siglo y disfrutar en otro

En el Capítulo VII de la Parte Primera del Contrato Social, Jean Jacques Rousseau invoca para crear los sistemas de leyes de los pueblos la casi mítica figura de un legislador, “una inteligencia superior que viese todas las pasiones de los hombres sin estar sujeto a ellas”, que “procurándose para futuros tiempos una lejana gloria, pudiese trabajar para un siglo y disfrutar en otro” (Rousseau, 42-43) ¿Se describía a sí mismo? ¿Esperó que mucho después de su fallecimiento en 1778, las entelequias de soberanía popular, formas de gobierno republicanas, proscripción de la esclavitud, entrarían en casi todas las constituciones de los pueblos modernos? Una Revolución es una idea puesta en marcha. Como uno de los conductores de la Independencia de América, correspondió a Simón Bolívar, no sólo pensar en abstracciones, sino proponer constituciones reales, batallar por ellas con las armas en la mano, verlas sancionadas, y con frecuencia luego contemplarlas destruidas sin perder jamás la esperanza de ver triunfar sus principios. En lo que se hizo y lo que se dejó de hacer durante sus agitados tiempos sin duda en alguna forma influyeron las ideas de alguien que supo trabajar para un siglo y disfrutar en otro, aunque fuera con los instrumentos del pensamiento y de la profecía.

Fuentes:
Álvarez F. Mercedes (1966). Simón Rodríguez tal cual fue. Caracas: Ediciones del Cuatricentenario de Caracas.
Blanco, J. F. y Azpúrua, R (1978). Documentos para la Historia de la vida pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia. XV Tomos. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República de Venezuela.
Blanco Fombona, Rufino (comp.) (2007) Discursos y proclamas. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
Lecuna, Vicente (Comp.) (1947). Simón Bolívar: Obras Completas, III Tomos. La Habana: Editorial Lex.
Perú Lacroix, Luis (1924). Diario de Bucaramanga: Vida pública y privada del Libertador Simón Bolívar. Madrid: Editorial América.
Rousseau, Jean Jacques (1957). El contrato social. Buenos Aires: Editorial Tor.

versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com
bibliografia del autor: http://luis-britto.blogspot.com

lunes, 7 de diciembre de 2009

PALABRAS PARA SALAMANCA


PLURALIDAD
Sólo podemos vengarnos de tener una sola vida entregándonos a mil pasiones. La literatura se justifica porque mediante el signo las compendia todas. Hacer lo mismo mil veces es menos que hacerlo una sola vez. Contra la monotonía va el lector de libro en libro y el escritor de tema en tema. Ni autor ni libro único. Sólo disculpa a las palabras el hecho de ser tantas. Cuanto no sea totalidad me disminuye.

UNIDAD
Un diluvio de semilla nos ata al primer ser y otro de palabras a la voz primera. No se remonta el tiempo, pero sí la diversidad hasta la totalidad. Laberinto discursivo, el pensamiento conjuga la exorbitación de las galerías con la gravitación del centro. Sólo por veredas de diversidad se accede a lo unitario. Así como se vislumbra una teoría del campo unificado en el universo, advendrá una ciencia de la totalidad en la cultura. No la temamos como el Fin de los Tiempos: será otro espejismo. El infinito es el hilo que une los contrarios. Una sola puntada cose la intuición con la norma. Más brilla la perla mientras más sabe de la ostra. No tiene sentido el ladrillo sin la catedral ni ésta sin la cristiandad ni ésta sin la humanidad. El método no es más que la estrategia para hacer comunicable una intuición.

FECUNDIDAD
Escándalo del estéril es la fecundidad ajena. No molesta al infecundo el trabajo que esclaviza a noventa y nueve de cien mortales que repiten moldes: lo saca de quicio el de uno solo que los rompe para inventar lo inaudito. Sostuvo Rousseau que nadie puede darse en esclavitud, pues la locura no crea derechos: murió sin examinar al creador que se encadena a su obra, vale decir, a sí mismo. Nadie más peligroso que el prisionero de su obra pues ninguna otra cadena puede imponérsele. La creación libera.

VINCULACIÓN
Al postular el análisis de los roles actanciales, sostuvo Greimas que un ensayo o un poema son una narrativa a igual título que un cuento o una novela. También lo son quizá una teoría científica, una ecuación, un trazado urbano, un edificio, un cuadro, una danza, una sinfonía, una revolución. Los géneros de una civilización y de una época no sólo tienen un aire de familia: son una parentela, con sus querellas, sus matrimonios, sus incestos, sus fratricidios, sus legitimados u ocultos vínculos. La especialización del trabajo impuso la de familias y géneros. La diferenciación es el castigo del tiempo. Sólo en la alucinación o el recuerdo de la infancia recuperamos la totalidad. Contra el peligro que lleva consigo toda separación de lenguajes advirtió Ezra Pound que la poesía pierde pie al separarse de la música, así como la música pierde pie al separarse de la danza. Todos los hombres son hermanos, porque sus creaciones son fraternas. Familias y culturas son apretadas gramáticas de parentescos que no pueden subsistir sin el sistemático intercambio de alianzas y de sangres. Sin exogamia, estirpes y culturas degeneran. Éstas tienen sus diásporas en la separación de las especialidades y de los estilos, y sus reconciliaciones en las experiencias de integración de las artes. La fiesta colectiva es el ritual que celebra la imposible recuperación de la unidad primordial; el hermetismo, la isla donde el náufrago intenta reconstruirse recuperando las herramientas que inventó la colectividad. En menos de un lustro el Robinson Crusoe verdadero, Alexander Selkirk, había casi perdido el uso del lenguaje. Ningún hombre es una isla, advirtió John Donne. Ningún continente es mundo. Sin lapsos, interrupciones, archipiélagos, digresiones ni tierras de nadie, sería el mundo insoportable.


SOLIDARIDAD
¿Será la palabra solitaria o solidaria? En el principio era el Verbo; sin él, viene el final.
El lenguaje es la argamasa de la sociedad humana. Al hablar ya somos solidarios.
Compartir el idioma es asumir el universo que resume. Sólo podemos rechazar el cuerpo social con el habla que a él nos vincula. No preguntes por quién preguntan las voces. Están indagando por ti. Cambiar nombres es renovar el mundo; transmutar adjetivos, revolucionar la vida. Como a la obra, hay que entregarse a la sociedad para al fin ser libre de ella.

SEDUCCIÓN
Predican los pacatos la monogamia estilística y personal. Su Némesis es el Don Juan que va de disciplina en indisciplina y de dama en dama no porque no ama a ninguna sino porque las ama a todas. ¿Qué deseo valdrá, si no el del infinito? Sólo tienta lo que nos sobrepasa. Cursar la variedad de los géneros es asumir que en el sinfín de sus avatares dicen lo mismo. Creamos a Deleuze: quien anhela seducir es porque está seducido. Como sus presas, no tiene Don Juan defensas contra quien se le insinúa. Ni academias ni infiernos lo disuaden porque su polémica es con Dios, que quiso prohibir la Ciencia del Bien y del Mal o sea el deleite. Allá lo espera el Comendador en la cripta de la crítica. El arrepentimiento no borra el pecado: lo intensifica.

BREVEDAD
La brevedad es la materia de nuestras vidas. El fin de la página o de la existencia nos fuerza a ser más intensivos que extensivos. La conciencia nace cuando se cuentan signos o minutos. La irrecuperabilidad precipita el ansia de sentido.

LIBERTAD
Una y otra vez invoco el idioma inventado por Jonathan Swift, en el cual las palabras son los objetos que designan. Las de las hormigas se materializan en olores, las de las abejas en danzas y las de los hombres en civilizaciones. Bien hacen Dios y las autoridades afanándose contra los inventores de cosmos impalpables: cada abstracción engendra un hecho. No se crea impunemente. Nos aproximamos a un mundo en donde una atroz aceleración abreviará de un milenio a un nanosegundo el paso de una palabra a su equivalente real. El Reino de la Libertad es el Imperio de los creadores: su poderío no es eufemizado ni siquiera por su carácter latente. Para la eternidad, todo es instantáneo. El destino de creador no se elige. No hay otro posible.



Versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com/

sábado, 28 de noviembre de 2009

60 NOVELAS DE UNA LÍNEA


No nos enamoramos el uno de la otra: son nuestra muerte y su muerte las que se apasionan la una de la otra.

Se vuelve ermitaño para que la amplificación de la soledad le tenga todo más presente.

Biografía de la descomposición de un cadáver hasta la desaparición de toda huella.

Una biografía que reseña sólo los instantes vacuos e insignificantes.

Gran teatro para cadáveres momificados flexiblemente de manera que máquinas puedan eternamente instilarles los movimientos las rutinas los gestos de la vida.

Se destilan las drogas que sólo producen amarguras para adictos al sufrimiento.

Si el código genético se escribe con cuatro letras, sobran veintitantas del alfabeto.

El terrible planeta donde para engendrar, dos amantes se funden en un solo ser y así sucesivamente hasta que todo el amor se resume en un único ser solitario.

En el primer poema dice todo lo que tenía que decir y desde entonces se encuentra condenado a la redundancia.

Porque el tiempo es dinero los pobres empiezan a vender todo el tiempo de sus vidas hasta que la humanidad se divide en millonarios muertos y pordioseros inmortales.

Al saber que su cuerpo no es más que polvo de estrellas se enciende en luz y alumbra la noche de haber existido sin saberlo.

El asesino que mata al azar por piedad para ahorrar la posibilidad de largas agonías.

La moneda maldita que circula hasta comprar todas las conciencias.

Los seres no somos los hombres, sino los días que amanecen, maduran, se apagan.

Para complacer a la esposa más querida manda a construir el más bello mausoleo del mundo y para complacer al mausoleo mata a la esposa más querida.

En el fuego viven por fin verdaderamente las cosas que consume.

Decaemos hasta ser la basura de nosotros mismos.

Un programa maligno cierra por siempre todas las puertas y ventanas y quedamos todos prisioneros.

Para enloquecernos el gran dictador ordena convertir toda la arquitectura en pasillos que no llevan a ninguna parte.

Cada vez que cae una estrella fugaz asciende un hombre meteorito hasta los cielos.

Crecen para averiguar cómo se está allá arriba las montañas y se desploman desilusionadas de que no pase nada.

Entra el sol en la fase rayos x y sólo miramos radiografías.

En alguno de los cristales de nieve que cae está el premio gordo de la inmortalidad.

La idea que empezó a asociarse con todas las ideas y produjo el paralizante empatamiento de la totalidad.

Un cañón que dispara carne de cañón contra soldados de plomo.

La verdadera novela está en los números pero nadie sabe leerla.

El plomo de los soldaditos es el mismo de la bala que los despedaza.

Logra en toda su vida no repetir ningún acto.

Al fin se produce el gran cañón para disparar a la tierra contra el planeta enemigo.

El terror proviene de todas las neuronas presas en la gran celda del cerebro.

Sólo queda prisionera el alma de los fotografiados en un circuito circular que repite por siempre el mismo movimiento.

Las sombras sublevadas nos abandonan y suman el gran ejército que nos aniquilará de noche.

Forma celeste en consecutiva elusión de lo que la antecede.

Los objetos son los gestos petrificados.

La tierra alcanza la madurez y se queda irreparablemente calva.

Al final sólo hay en la tierra camarógrafos fotografiándose unos a otros.

Se pone de moda el modisto que diseña sólo para seres horribles.

El jinete penitente que sólo se foetea a sí mismo.

La trasnacional logra establecer copyright sobre las letras del alfabeto.

Resultó por fin cierto que las cámaras fotográficas nos roban el alma y por eso a partir de las mil fotografías todos son desalmados.

No hay mejor relato breve que el de la mariposa que ya al batir las alas muere.

Al fin los hombres son creados artificialmente y al fin se decide que basta con escribir sus códigos genéticos sin necesidad de hacerlos nacer.

Adivina a qué hora empezará el ciclo previsto por Platón en el cual todas las cosas empiezan a suceder de nuevo pero al revés hasta su origen.

Poco a poco se va creando un universo en el que basta con las apariencias.

Mientras, se engendra otro universo de realidades pero sin apariencias que y por tanto imposible de ser percibido.

En el confesionario confiesa el peor pecado que es no tener nada que confesar.

El horror del recuerdo empieza cuando cada átomo de su cuerpo rememora dónde ha estado por toda la eternidad.

Al final se sabe que la Tierra es el bote en el cual todos los náufragos debemos devorarnos unos a otros hasta que el último perezca de hambre.

Siempre se teme que alguien invente el aforismo que hace redundante al universo.

Se descubre que existe una sola enfermedad, la hipocondría realista que finge hasta hacerlos verdaderos todos los males.

Uno tras otro llegamos a la indiferencia total que llaman muerte.

El muerto arroja en el velorio la corona que señala el próximo al cual le toca.

Cada mañana nos vuelven a dibujar con mayor detalle y así van surgiendo las arrugas.

Las máquinas automáticas sustituyen al último trabajador y morimos todos desempleados.

Adviene la dictadura hollywoodense en la cual todos somos actores que de nacimiento a muerte representamos el guión dictado por la productora.

La noche mil y dos Scheherazade dice al príncipe: los mil y un cuentos que escuchaste ahora te toca vivirlos.

Descubre que todas las palabras de estos cuentos y todas las palabras del mundo integran una sola historia y reconstruyéndola enloquece.

Tras escribir el relato más breve del mundo escribe la novela más interminable de la eternidad.

El narrador te estafa dándote mil y un novelas de una línea de las cuales recordarás dos o tres y el Creador confiriéndote una vida de la cual es memorable un solo instante.

En el último instante ve pasar su vida entera ante los ojos hasta el último instante en que ve pasar la vida entera ante sus ojos y así sucesivamente.
foto/texto:LBG

Versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com/

viernes, 20 de noviembre de 2009

BOLÍVAR NOVELESCO


1
Bolívar es demasiado novelesco como para ser personaje de novela. Intelecto brillante, hombre de acción sin rival, estadista sin parangón, visionario profético, amante excepcional, separado de sus afectos por el destino, el torbellino de la guerra o la pacatería social, cualquier lector lo desecharía como inverosímil de no ser por la mole de hechos y documentos que respaldan su veracidad histórica. Las repercusiones de la breve existencia del Libertador desbordan sin embargo lo político. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad fue el mito romántico por excelencia. En Europa, los dandys progresistas adoptaron un sombrero al cual llamaron “Bolívar”, mientras los petimetres monárquicos ostentaron otro apodado “Morillo”. Una pieza teatral ridiculizó el pugilato de elegancias. En Los miserables, Víctor Hugo incluye un sombrero “Bolívar” en la indumentaria del mujeriego padre de Coseta. Lord Byron idolatró al Libertador, le puso su nombre a su velero, intentó imitar al prócer trabajando por la independencia de Grecia, sin lograr otra cosa que una prematura muerte de hidropesía y unos últimos versos desgarradores, escritos el 22 de enero de 1924: “Busca, menos buscada que hallada/ una tumba de soldado: la mejor para ti”. También se llamó “Bolívar” la nave de Giuseppe Garibaldi. Él, y Herman Melville, visitaron a Manuelita Sáenz en Paita para recoger de viva voz recuerdos del héroe.
2
El resplandor del mito no facilita ciertamente el tratamiento ficcional. Es curiosa la escasez de obras narrativas dedicadas a Bolívar. Darius Milhaud le dedicó una ópera, El alcalde de San Mateo. Arturo Uslar Pietri lo hace pasar, como una exhalación, en la última página de Las lanzas coloradas. Francisco Herrera Luque acompaña sus desventuras en El vuelo del alcatraz, novela póstuma que el autor dejó inconclusa y que quizá hubiera modificado sustancialmente de haber tenido tiempo. Fernando Cruz Kronfly novela sus últimos días en La ceniza del Libertador. Gabriel García Márquez lo despide sin darle otro nombre que el de el General, que permite ver a su atormentado personaje como el prócer histórico, pero también como cualquier revolucionario, en cualquier país, en cualquier época, en cualquier laberinto. Estos ejemplos marcan pauta. La única forma de tratar a un cosmos humano es como de refilón, haciéndolo pasar de manera fugaz, acompañándolo cuando marchaba hacia su gloria o se despedía de ella. El sol ciega menos al amanecer o en el crepúsculo.
3
Otro tratamiento posible del prócer es el sentimental. Su carrera amorosa es tan deslumbrante como la política, no por sus victorias, sino porque fue infinidad de veces vencido por la inapelable fuerza del sentimiento. La muerte de su esposa le impidió seguir siendo lo que él llamó “un rico, lo superfluo de la sociedad”, lo lanzó al foso de la depresión y del hastío, del cual resurgió convertido en fiera. Este perdido amor le inspiró la determinación de no volver a casarse. Bajo su recuerdo vivió aventuras galantes y amoríos que la guerra destruyó. Discretísimo como todo caballero, jamás se vanaglorió de sus pasiones, que sólo confió a algunos allegados. Así, el 10 de marzo de 1827, durante su última visita a Caracas, mientras el cónsul británico sir Robert Ker Porter le esboza un retrato, el Libertador cuenta que acompañado sólo de un oficial y un asistente, cabalgando para unirse con una partida de revolucionarios, se detuvo en un hato para que las monturas descansaran. La seductora hija del dueño le propuso que pasara la noche, con la promesa de visitarlo en su habitación a las diez. Varias horas se debatió el prócer entre el placer y el deber: al verificar en su reloj que eran las ocho, saltó de la cama y ordenó ensillar. Así se salvó de caer prisionero de una partida de veinte dragones realistas que la malvada coqueta había ido a buscar. Boussingault, cuyas aseveraciones han de ser tomadas con cautela, corrobora que “Bolívar era expansivo, bondadoso con sus inferiores, generoso hasta el exceso, vestía con sencillez, era sobrio, pero amaba a las mujeres y sabía agradarles, como sucede a todos los poderosos”. Sin reservas se entregó a estos amores: el de Teresa fijó el rumbo de su vida, el de Manuela la salvó.
4
Un Bolívar novelesco quizá debería ser lo menos Bolívar posible, desinvestido por la edad temprana o la avanzada de los arreos de héroe, al cual la democracia del sentimiento haga compartir las cotidianas desventuras del enamorado. Aleykar Álvarez sigue este camino inevitable en su novela Simón y Soledad. Bolívar sintió frustradas pasiones tempranas. La historiografía recoge un desengaño con una de sus parientas Aristeguieta. Como las de todo personaje ficcional o real, sus pasiones pasaron por las pruebas de la muerte o la distancia. El único matrimonio indisoluble es el de Eros y Tánatos. Para su época los enamorados sólo podían verse bajo la tutela de chaperonas, y la correspondencia era acaso más libre que las miradas que permitían las supervisadas visitas de novios. Simón y Soledad es por ello en esencia una novela epistolar, ese género que el teléfono casi hizo desaparecer y que revive hoy gracias a Internet. Es una novela juvenil, porque el enamoramiento es la única eterna juventud accesible en un mundo que marcha hacia el decaimiento. Es una narrativa del encuentro y del desencuentro, vale decir del amor. En esta trama dos personas deben encontrarse porque son quizá la misma persona en las ideas y en el sentimiento. No por casualidad se llama una de ellas Soledad. Amor es soledad perfecta, porque sólo al fundirse dos seres en uno comprenden la absoluta indiferencia hacia toda otra presencia humana; porque sólo al separarse entienden el concepto de la soledad. El aislamiento es la condición y la carga del héroe. Sólo sabiendo que nadie está a su lado puede entregarse a todos. Demos paso a esta Soledad y a este Simón, quizá héroes, quizá sólo seres humanos. Sólo el amor iguala.
(foto/texto: Luis Britto)
PD: Me voy para la Universidad de Salamanca, donde en la Cátedra Ramos Sucre se impartirá un seminario sobre mi obra.
Versión en francés:
http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com

domingo, 15 de noviembre de 2009

COLOMBIA INVADIDA


Cuando los insurgentes pusieron en fuga a los ocupantes extranjeros el 7 de agosto de 1819 en Boyacá, marcan la fecha cimera de Colombia. El 3 de noviembre de 1903, cuando tropas de Estados Unidos invaden Panamá, y el 30 de octubre de 2009, cuando Uribe firma el convenio en virtud del cual Estados Unidos invade el resto de Colombia, señalan sus peores abismos. Sondeemos su profundidad.

INVASOR NARCOTRAFICANTE LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

Ridículo resulta que el numeral 1 del artículo III del mencionado convenio sostenga que la instalación de bases se hace “de conformidad con los acuerdos bilaterales y multilaterales pertinentes de los cuales Colombia y los Estados Unidos sean parte, en particular aquellos atinentes a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo y con sujeción al ordenamiento jurídico de cada una de las Partes”. Para ello tropas de Estados Unidos ocupan Colombia, pero ni un solo soldado colombiano ocupa Estados Unidos, la mayor potencia terrorista, traficante y consumidora de drogas del planeta.

INVASOR ACABA CON IGUALDAD SOBERANA, INTEGRIDAD TERRITORIAL Y NO INTERVENCIÓN

Insolente es que el numeral 4 del artículo III del convenio disponga que éste se cumplirá “de manera que concuerde con los principios de la igualdad soberana, la integridad territorial y la no intervención en asuntos internos de otros Estados”. Todos estos principios se violan cuando un Estado ocupa otro, declara sus tropas inmunes a las leyes del país invadido, crea en él redes comunicacionales autónomas, sujeta a control militar el territorio de éste y ejecuta todo tipo de operaciones bélicas en él y contra Estados limítrofes.

INVASORES DOTADOS DE INMUNIDAD DIPLOMÁTICA

El numeral 1 de Artículo VIII pauta que “Colombia otorgará al personal de los Estados Unidos y a las personas a cargo los privilegios, exenciones e inmunidades otorgadas al personal administrativo y técnico de una misión diplomática, bajo la Convención de Viena”. Pero la Convención de Viena se refiere específicamente al personal administrativo y técnico de una misión diplomática, y es violación de ella pretender conferir dichos privilegios, exenciones e inmunidades a personal que no ejerce funciones diplomáticas sino militares, y que, según el artículo XV del convenio, usa uniformes castrenses y porta armas.

INVASORES SOSPECHOSOS DE ACTIVIDAD CRIMINAL

Por si cupiera alguna duda, según el numeral 3 de dicho artículo VIII , “Colombia garantizará que sus autoridades verificarán, en el menor tiempo posible, el estatus de inmunidad del personal de los Estados Unidos y sus personas a cargo, que sean sospechosos de una actividad criminal en Colombia y los entregarán a las autoridades diplomáticas o militares apropiadas de los Estados Unidos en el menor tiempo posible”. Dicha norma confiesa que se busca garantizar la impunidad para militares estadounidenses “sospechosos de una actividad criminal en Colombia”. Tal privilegio viola la igualdad ante la Ley consagrada en el artículo 13 de la Constitución de ésta, así como la soberanía de jurisdicción de sus tribunales al impedirles decidir sobre una “actividad criminal en Colombia” y promueve la comisión de hechos delictivos por los invasores. Pero no se confiere igual impunidad para militares colombianos que cometan delitos en Estados Unidos.

INVASOR EMPLEA COMO GESTORES A LOS INVADIDOS

Según el artículo XIII, Colombia asume el costo de los servicios públicos que requieran los invasores, y según el XIV “Los Estados Unidos, el personal de los Estados Unidos, los contratistas de los Estados Unidos y los empleados de los contratistas de los Estados Unidos que estén llevando a cabo actividades en el marco del presente Acuerdo, recibirán de las autoridades colombianas toda la colaboración necesaria con respecto a la tramitación sin demora de todos los procedimientos administrativos”. Tenemos así al Estado de la Hermana República convertido en gestor de los trámites de las fuerzas de ocupación. Además, en el artículo XX entrega a EEUU el derecho de crear un nuevo sistema comunicacional de radio y televisión “sin trámite o concesión de licencias y sin costo alguno”.

INVASOR SE APODERA DEL APARATO COMUNICACIONAL

Según el artículo XX, Estados Unidos puede crear su propio sistema de comunicaciones en Colombia “sin trámite o concesión de licencias y sin costo alguno”. Asimismo, “podrán establecer estaciones receptoras por satélite para la difusión de radio y televisión, sin trámite o concesión de licencias y sin costo alguno para los Estados Unidos”. Así, Colombia cede su derecho sobre el espectro radioeléctrico y las telecomunicaciones en su territorio, y autoriza a los invasores a crear un sistema comunicacional paralelo.

INVASOR NO PAGA IMPUESTOS

Según el numeral 1 de artículo X, “Colombia exonerará a los Estados Unidos y a los contratistas de los Estados Unidos, salvo los ciudadanos colombianos y los extranjeros con residencia permanente en Colombia, de todas las tarifas, aranceles, impuestos y demás tributos que de otra forma se gravarían en Colombia, por la importación, adquisición y utilización de bienes en Colombia y sobre los fondos que se utilicen en Colombia para las actividades que se efectúen de conformidad con el presente Acuerdo”. Esta cláusula aniquila la soberanía tributaria colombiana, que consiste en el derecho inalienable de establecer y cobrar impuestos por actividades económicas realizadas en su propio territorio. Avergüenza señalar que, con anuencia del Tribunal Supremo, el infame Tratado contra la Doble Tributación entre Estados Unidos y Venezuela dispone una similar abdicación de la potestad de Venezuela de cobrar tributos a las empresas y ciudadanos estadounidenses que desempeñen actividades económicas en nuestro país ¿Somos acaso un país ocupado? ¿O Estados Unidos nos impone su voluntad sin necesidad de ocuparnos?

INVASOR NO ESTÁ SOMETIDO A TRIBUNALES

Según el Artículo XXIV, si hay desacuerdos sobre aplicación del convenio “Las controversias no se remitirán a ninguna corte o tribunal nacional o internacional u organismo similar ni a terceros para su resolución, salvo acuerdo mutuo entre las Partes”. Mediante este artículo, Colombia abdica el soberano derecho de resolver con sus propios tribunales las controversias sobre sus contratos de interés público. Recordemos que una sentencia del Tribunal Supremo de Venezuela anula la soberanía jurisdiccional de nuestro país al sostener que las controversias sobre nuestros contratos de interés público pueden ser decididas por tribunales u órganos arbitrales extranjeros, como sucede con el de la EXXON ¿Somos acaso un país ocupado?


¿O algunas autoridades nos consideran un país ocupado?Decidámoslo.


PD: Me dicen que mi libro Socialismo del Tercer Milenio no se encuentra en las librerías, posiblemente porque está agotado. Se lo puede bajar gratuitamente de http://www.monteavila.gob.ve/


PDD: EL HIT PARADE DE LOS MATAVOTOS: Este blog no se pudo publicar a tiempo porque CANTV, que cobra tarifa completa por el servicio de ABA, lo presta cuando se le ocurre y lo interrumpe cuando le da la gana. Es de pensar lo que sería ese capricho en caso de una eventual invasión a Venezuela.

sábado, 7 de noviembre de 2009

RABIETAS GODAS: LA HISTORIOGRAFÍA PITYMANTUANA CONTRA ZAMORA


PELÍCULA IMPECABLE COMO OBRA DE ARTE
“Esta es una película peligrosa, mucho”, advierte a los timoratos J.R. Lovera de Sola refiriéndose a Zamora, tierra y hombres libres, cuyo guión tuve el honor de escribir para Román Chalbaud. Entre otros motivos de alarma, señala Lovera que “La película es impecable como obra de arte, dirigida por uno de los maestros de nuestro cine, en ella fotografía, edición y actuaciones brillan. Su historia está muy bien contada, apasiona a aquel quien (sic) quiere ver vivos los sucesos de nuestra historia”. Todavía peor, “la calidad de invención creadora es tal que hará creer a muchos que esta (sic) es la historia de Ezequiel Zamora”. Confieso ese crimen. Cuidado, pues, con obras de arte impecables, con historias bien contadas que apasionan y con calidad de invención creadora. Para la historiografía pitymantuana, calidad es peligro.

EL PANFLETARIO FEDERICO BRITO FIGUEROA

Pero, advierte Lovera, esta obra impecable constituye riesgo para la seguridad y defensa del mantuanismo porque se documenta en “el Zamora inventado por la historiografía marxista venezolana, en particular por el panfletario Federico Brito Figueroa (1922-2000)”. Patético es querer descalificar con un adjetivo una obra sólida, documentada, razonada, fundamental, que orientó la Historia venezolana por el rumbo imprescindible del análisis social, económico y clasista. Para la historiografía pitymantuana, hechos y argumentos son panfleto; adjetivos e insultos, demostraciones.

UN GARRAFAL ERROR HISTÓRICO
Si la tarea fundamental de la historiografía pitymantuana fue inventar una Historia de Venezuela que nunca existió, no debe asombrarnos que también falsifique un Zamora, Tierra y Hombres Libres distinto del verdadero. Así, con desenfado, Lovera miente: “Veamos: de entrada hay un garrafal error histórico. En 1846, durante los sucesos de aquel año, en que aparece Zamora en escena por vez primera, el presidente no era el general José Antonio Páez (1790-1873) como lo vemos en la película sino el general Carlos Soublette (1789-1870) quien nunca aparece”. Pero lo que “vemos en la película” quienes no usamos los espejuelos de la historiografía goda, es que cuando “aparece Zamora en escena por vez primera” la acotación explica: “LLANOS CENTRALES, 1840”. Si hubiera leído la Historia de Venezuela con más atención que las acotaciones de la película, Lovera se habría enterado de que Páez ejercía su segunda presidencia desde el 1° de febrero de 1839, y se hubiera ahorrado y nos hubiera ahorrado el garrafal error histórico y crítico de afirmar que cuando “aparece Zamora en escena por vez primera, el presidente no era el general José Antonio Páez”. Tampoco se afirma en la película que Páez ejerciera tal cargo en 1846. Si no incluimos a Soublette, fue porque, como reconoce Lovera, “No se nos escapa, claro, que el poder detrás del trono era Páez, el hegemón venezolano de la época”, y al contar veinte años de historia en dos horas tenemos que ocuparnos del amo del circo y no de los payasos. Por eso Antonio Leocadio Guzmán fue a negociar un acuerdo político con Páez, como es la verdad histórica y se representa en la película, y no con el decorativo Soublette. La historiografía pitymantuana atribuye al adversario sus propias equivocaciones.

LA MEDIACIÓN PACÍFICA
Si el primer yerro que el crítico advierte en la película es equivocación suya, imagínense cómo serán los demás. La historiografía pitymantuana es visionaria, en cuanto da por cierto lo que se imagina y sólo se imagina lo equivocado. Así, afirma Lovera que “Es una mentira señalar, como se hace en la película, que don Fermín Toro (1806-1865) llamó a las fuerzas norteamericanas a intervenir en nuestro país en 1848. Quien lo hizo fue Juan Manuel Manrique. Lo que pidió el mensurado (sic) Toro, en aquella hora aciaga, siempre como hombre de partido, fue la ‘mediación pacífica’, algo distinto a lo que se presenta en la película con la idea de maltratar el nombre luminoso del patricio”. Pero lo que figura en el guión de la película es justamente la lectura textual del escrito donde el “mensurado” Fermín Toro invoca esa “mediación pacífica” de Estados Unidos, pues ya sabemos cuán pacíficas son las mediaciones de ese país. Estamos seguros de que Lovera no tendría reparos en acompañar a Toro en su petitorio. De hecho, el mantuanaje suplicó y obtuvo la intervención de Estados Unidos para el cuartelazo del 11 de abril de 2002. La historiografía pitymantuana ve lo que se le antoja y escucha lo que le da la gana.

ERROR ENTRE LOS MUCHOS QUE HAY
¿Valdrá la pena seguir desmenuzando afirmaciones de un crítico cuyas sensaciones visuales y auditivas no son confiables? Sí, para demostrar que estas perturbaciones de la percepción obedecen a un sistema. Sigamos: “Antonio Leocadio Guzmán no estaba libre para el momento de las elecciones de 1846, ya había sido detenido. Por ello ni pudo votar, como se ve en la película, ni pudieron votar por él sus seguidores”. Pero en la película, justamente, lo que se visualiza es que Antonio Leocadio Guzmán no pudo votar, porque incluso antes de ser detenido se lo inhabilitó para elegir por una ínfima deuda de costas procesales. “Error, entre los muchos que hay a lo largo del film, es presentar a Zamora como el oficial que derrotó a Páez en ‘Los Araguatos’ (Marzo 10,1848). Quien lo hizo fue el general Pedro Cornelio Muñoz (c1795-1849), por cierto compadre de Páez. Zamora en ese momento solo (sic) fue nombrado para custodiar a Páez y conducirlo al presidio”. Pero el público que haya visto la película sin tapaojos godos recordará que lo que en ella hace Zamora, además de participar con brillantez en la campaña y recibir la rendición, es “custodiar a Páez y conducirlo al presidio”, actos históricamente comprobados. Alega Lovera que la consigna “hombres libres” no era motivo de lucha en 1859, y a renglón seguido afirma que sí “está en un manifiesto de Barinas de 1859”. Entonces, ¿Era o no era consigna de lucha en 1859? También reprocha Lovera el detalle de que el general Ramos supuestamente muera en Santa Inés. Pero el guión, y la película, lo representan fidedignamente como herido: “En los brazos de sus soldados, Pedro Ramos mira con angustia el sol, esperando el crepúsculo para escapar entre las sombras”. Los muertos no escapan. Cristo salva, la historiografía pitymantuana mata.

ESFUERZO SUPERIOR A SU CARÁCTER IMPULSIVO
Las descalificaciones suben de tono a medida que se ensañan contra el objetivo central de las rabietas godas, el General del Pueblo Soberano. La primera, representa a Zamora como esclavista, lo cual “está probado documentalmente”, pero sin presentar documentos. Dicho sea de paso, Bolívar tuvo esclavos, pero luchó por liberarlos. Alega Lovera que “es otro equívoco” mostrar a Zamora “organizando a los obreros bajo el monaguismo, tiempo que no creemos (sic) que se pueda pensar que existía (sic) obreros entre nosotros. Lo que habían (sic) era artesanos y campesinos”. En la película que vimos todos, y no en la que Lovera alucina, justamente se presenta a Zamora, como es la verdad histórica, organizando artesanos y campesinos. Reconoce Lovera que “Entre nosotros, en Venezuela, las ideas socialistas ya se divulgaban en 1848”, que Zamora estuvo suscrito al periódico El Patriota, donde se difundían, y que muchos de sus camaradas eran socialistas. Pero juzga que “Morton y Avril no pudieron convencer a Zamora de ninguna idea, incluso radical, porque como sentenció José Gil Fortoul (1861-1943): ‘Definir el ideal, ponerlo en contacto con la realidad, hubiera sido esfuerzo superior a su carácter impulsivo e impaciente”(Historia constitucional de Venezuela, t.III, p.157)”. Así, el turiferario legitimador de la dictadura de Gómez, el racista que explica por "circunstancias étnicas" y "propensiones naturales de las razas madres" incluso la popularidad de los versos de Abigaíl Lozano, sería juez de lo que Zamora pudo o no comprender. Por cierto, afirma Lovera: “Luis Rafael Caspers (c1830-1913), abuelo de los dos distinguidos hermanos Palacios Caspers, Antonia (1904-2001) e Inocente (1908-1996), ambos descendientes de Zamora”. Antes de que los distinguidos hermanos Antonia e Inocente vuelvan del otro mundo para reclamarle a Lovera, aclaramos que ambos son descendientes de la familia de Zamora, no de Ezequiel, a quien en todo el artículo se nombra por su apellido; y que esperamos que no hayan heredado su incapacidad de “definir un ideal”. Pues quien no comparte las rabietas godas no es “gente pensante”. Por lo cual insiste Lovera: “No entendemos como (sic) las falsificaciones de Brito Figueroa no fueron comprendidas por Brito García. A menos que el deseo fuera adular al César imperante, lo cual es más grave aún”. La afirmación es tan despreciable como quien la enuncia. Tan grave es mi deseo de adular, que como todo el país menos Lovera sabe, rechacé la presidencia del máximo organismo cultural; y hoy en día estoy vetado en la mayoría de los medios privados por no apoyar el cesarismo de Carmona. Pero el pitymantuanismo, ese síndrome de baja clase media desesperada por parecer baja clase alta, es incapaz de discernir otra motivación intelectual que no sea la adulancia. Cada pitymantuano juzga por su condición.

ESTUVIERON DETRÁS DEL ASESINATO
Afirma Lovera que “La muerte de Zamora no fue como se cuenta” en la película. Y a continuación, relata que Zamora recibió un balazo mortal, estando cerca de Guzmán Blanco y otro soldado. Es lo que el guión y la película representan fidedignamente, sin evidenciar quién disparó. La idea de que “tanto Falcón, además cuñado de Zamora, y Guzmán Blanco fueron los que estuvieron detrás del asesinato(sic)” se le ocurre a Lovera, y con él a todo el pueblo venezolano, quizá movido por la presunción de que el culpable de un crimen es aquél a quien aprovecha. Y por cierto, ¿por qué califica Lovera esa muerte, cito entre comillas, como “asesinato”? A confesión de godo, relevo de pruebas.

ANTICONSTITUCIOANALES E ÍRRITAS
El buen escribir acompaña el buen pensar. El estilo pitymantuano es tan impecable como sus razonamientos. Valiéndome del método de “Cortar y pegar” selecciono una apretada antología, para pasmo de estudiantes de Letras y deleite de sublimes del Taller de Lectura de la Lagunita:
Lo (sic) bemoles de la cinta son muchos”
“Es esta (sic) una película peligrosa”
“hoy por el hoy”
“apasiona a aquel quien quiere ver
esta (sic) es la historia”
“Es por lo tanto una falacia presentarlo como contrario a la Ley de Abolición de la Esclavitud” (Zamora era partidario de esa Ley y como tal lo presentamos: falacia es representarlo como “contrario” a ella)
“y como adalidad (sic) de reformas”
“Practicado luego por el Libertador primero al conceder la libertad a sus propios esclavos, para dar ejemplo, y más tarde al abolirla en 1816” (¿abolir qué, la libertad o la esclavitud?)
“el mensurado (sic) Toro”
“Zamora en ese momento solo (sic) fue nombrado para custodiar a Páez” (¿Sería sólo para que Páez no estuviera solo?)
“tiempo que no creemos que se pueda pensar que existía (sic) obreros entre nosotros. Lo que habían (sic) era artesanos y campesinos”
“Para que haya obreros estos (sic) deben tener conciencia de tal(sic)”.
“No entendemos como (sic) las falsificaciones” (Lovera debería ejercitarse con el trabalenguas: ¿Cómo es que como poco coco? Como poco coco compro, poco coco como”)
“hizo un movimiento lateral hacia la derecha pero (sic) no estorbarlo”
“que quiso pintar Brito Figueoa o una especie de Lenin tropical que aquel mismo disfigurador de la historia” (Por lo menos no era “disfigurador” de apellidos)
“Y para ello hay que repasar la historia de las ideas políticas en Venezuela para tratar de llegar a la (sic) concepciones que tuvo Zamora: si es que tuvo alguna, cosa que parece ser lo único cierto” (¿Cierto que tuvo alguna o que no tuvo?)
Sobre los restos de Zamora: “Los verdaderos se perdieron en 1868, año de honda guerra en el país, días de la ‘Revolución Azul’, en el camino entre San Carlos, donde habían desenterrado los verdaderos en presencia de uno de sus sepultureros horas después de su asesinato, y Los Teques.” (¿Cómo podían perderse en 1868 restos que habrían sido desenterrados “en presencia de uno de sus sepultureros horas después de su asesinato”, el cual ocurrió en 1859? ¿Y por qué Lovera por segunda vez confiesa aquí que hubo un “asesinato”, después de haber sostenido que Zamora murió en acción de guerra? Como que lo traicionó el inconsistente).
Aun (sic) no sabemos cómo se llama”(Aún sabe que “aun” se acentúa cuando se usa como sinónimo de “todavía”)
“una traspolación (sic) de los tiempos”
revulicio mental”
Todos (sic) las alteraciones hechas a la Constitución de 1999, que es la vigente, desde el Reforedum de diciembre de 2007, son anticonstitucioanales (sic) e írritas. La constitución vigente fue ratificada a fines de 2007 y esa decisión de voto popular en los (sic) único válido”.
(En verdad que no querríamos profundizar sobre “todos las” alteraciones “inconstitucioanales” (sic) a la Constitución de 1999, y menos sobre el “Reforedum”, en “los único válido”. Como que de nuevo lo traicionó el inconsistente)
“¡hay (sic) del pueblo, de la república, de la nación, que venera mentiras¡.”

Lo que “¡hay¡” es mucha falta de ignorancia, como diría Cantinflas. También falta de concordancia, de ortografía, de puntuación, de sintaxis, de lógica. Así como Lovera miente en cada párrafo, yerra en cada línea. Si estos errores se deben a una secretaria, debería despedirla. Si son suyos, debería despedirse él. El estilo es el hombre, decía Buffon. El galimatías gramatical se corresponde punto por punto con el ideológico. Intentó matar la historiografía marxista, y sólo asesinó el castellano. El texto de Lovera debería ser de uso obligatorio en el Área Tres de la Escuela de Letras para ejercicios de detección de gazapos. No le perdono que haya logrado despojarme de mi honroso título de escritor más incorrecto de Venezuela. Pero hizo trampa: actuó en pandilla con los pitymantuanos que contrabandean como Historia el racismo positivista. Si tal es el estilo de la secta, comprendemos por qué estaban tan deplorablemente redactados los manifiestos escuálidos y el acta de instalación de la dictadura de Carmona. A ver si al crítico le va mejor como guionista, y consigue escribir una “película impecable como obra de arte” en defensa de la esclavitud, el latifundio, el voto reservado para los propietarios, la desigualdad y el racismo: de todo lo que Zamora combatió a costa de su vida y todavía constituye el panteón de los excelsos valores del ideario mantuano. La historiografía pitymantuana no ve la verdad, no oye la verdad y sólo miente.

LA DICTADURA NECESARIA
Qué les parece. Siglo y medio se sentaron los historiógrafos pitymantuanos sobre la tumba del General del Pueblo Soberano para sepultarlo bajo lápida de silencio, y el hombre se les escapa y prende un debate en el cual han tenido que participar a regañadientes. Se solicita Guzmán Blanco con escopeta y Despotismo Ilustrado propios para arreglar esto. Pero –como reconoció el entrañable Jorge Olavarría en artículo donde sostuvo que para componer a Venezuela se requería medio siglo de Dictadura Necesaria de una mezcla de Juan Vicente Gómez con Guzmán Blanco- eso es hoy un poco difícil. Zamora los tiene locos.

sábado, 31 de octubre de 2009

FENOMENOLOGÍA DEL PEPA ASOMADO




1
Cada vez más se vive sin un plan: existir se vuelve un efecto de presencia. Cuando niños, desde urinarios, pizarrones, cuadernos, desde cualquier superficie susceptible de ser rayada nos vigilaba el garabato del Asomado, ese muñeco que era puros ojos y que a veces sobre el cráneo calvo lucía un pelo único enroscado como una interrogante. El Asomado no tenía expresión, porque se la tapaba el borde desde el cual atisbaba: sus ojos desorbitados y a veces bizcos no pretendían recordarnos su existencia, sino la nuestra, que se desconcertaba al ser contemplada por la Nada. Doblemente se sobresaltaban las niñas acechadas en su pudor por un espía que no contaría nada a nadie. El efecto se intensificaba por algún maligno grafito que proliferaba en los baños públicos: Sonría, lo estamos televisando.
2
Recordada a distancia ¡cuán tranquilizante resultaba la nula presencia de aquél Asomado pintado en la pared, que en su banalidad no pretendía más que enterarse de nuestros actos banales! Faltaba mucho para la invasión del Pepa Asomado, el observador banal que aspira a convertirse en objeto de atención por su mera presencia en un contexto al cual no pertenece. Mientras el Asomado sólo quería mirarnos, el Pepa Asomado ambiciona convertirse en alma de la fiesta que no le incumbe. Mientras el camaleón cambia de color para pasar desapercibido, el Pepa Asomado se infiltra donde nadie lo llama para llamar lo que no puede atraer por sí mismo: la atención. Todo muerto atrae zamuros y todo éxito oportunistas. El hombre de poder convoca pescueceadores gesticulantes hasta que su poder se reduce al gesto.
3
Cualquiera tolera al espontáneo que se tira al ruedo sin saber torear y durante segundos arriesga la cornada. Lo que nadie aguanta es que el ruedo se llene de Pepa Asomados que no dejen salir al toro y además expulsen diestros y aficionados. Ni oportunista ni cuña ni camaleón juntan audiencia por mérito propio. El Pepa Asomado asalta escenarios donde nada tiene que hacer por su incapacidad de crearse uno propio. Su venganza consiste en reducir a su trivialidad los ambientes donde prolifera. En la época de la vacuidad, movimientos, partidos, eventos, mensajes, terminan organizándose para quienes nada tienen que ver con ellos. Se sabe que ha llegado la hora de abandonar una corrida cuando se llena de protectores de los animales, de reevaluar un movimiento revolucionario cuando se inunda de nuevos ricos y empresarios.
4
Está donde no tiene nada que hacer quien no tiene nada que hacer sino estar. Con el Pepa Asomado asistimos a la irrevocable suplantación del Ser por el Estar. El estéril sin obra que se pretende intelectual porque asiste a un bar renombrado compite en efecto nulificador con quien no tiene nombre sino nombramiento. A partir de cierta cota de desempeño, el Pepa Asomado maneja el difícil arte de estar fuera de sitio en cualquier lugar, sobre todo en el que le corresponde. El Pepa Asomado reduce todas las agendas a consideraciones de imagen. Su presencia es representación. El entorno es un aderezo que hace más consumible la superfluidad inerte y como de calorías vacías del infiltrado. El Pepa Asomado aporta a eventos, espacios o instituciones la dosis de vacío que los reduce a la futilidad. Mientras más inclusiva una organización, más carente de significado. Desde el momento cuando cualquiera podía ser adeco o copeyano, terminó no siéndolo nadie.
5
El único arte que el Pepa Asomado domina es el plagio. Todos salvo el creador tienen horror a la página en blanco. Pero no hay como terminar una obra para que de la nada aparezcan millares de autores, adaptadores, firmadores, padres de la criatura y ganadores de indulgencias con escapulario ajeno dispuestos a sacrificarse cargando con el mérito. Quien nada es ni aporta nada no puede permanecer solo porque el vacío tiene horror al vacío. Por tanto, debe sobreimponer su presencia a una obra o un ambiente ajenos para sorberles prestigio con la esperanza de nivelarse con ellos. Sucede exactamente lo contrario: en lugar de prestigiar al Pepa Asomado, el entorno que lo acepta se desprestigia hasta emparejarse con la vacuidad que lo asalta. No hay descrédito como el del jurado que no detecta un plagio o el de la institución que lo alcahuetea. Dice el adagio latino que de la nada, nada sale. Pero puede tragarse a quienes no se defienden contra ella.
6
La publicidad es el género estético Pepa Asomado por excelencia, pues parte del axioma de que para dejar de ser nulo basta con estropear algo bueno. No hay razón que impida que la publicidad sea tan bella, tan entretenida, tan deseable como los programas que interrumpe y estropea. Cuando en Francia prohibieron pasar cuñas en televisión, se hicieron tan inteligentes que yo iba al cine expresamente para verlas. Pero el publicista, como el Pepa Asomado, a falta de calidad apuesta por la saturación. Si algo delata hoy el colapso simultáneo de una industria publicitaria y de una política comunicacional es la diarrea de inserciones ilegales que convierte toda pantalla en letrina audiovisual y en digna imagen excrementicia de quienes las perpetran y de quienes las toleran.
7
Internet, biblioteca infinita, cerebro del mundo, perece a manos del Pepa Asomadismo virtual. El virus es el Pepa Asomado de la Red. Pero incluso si montamos un antivirus feroz que aniquile los Pop Ups que asaltan la pantalla ofreciéndonos casinos o métodos para agrandar los genitales, todavía debemos repeler el diluvio de viudas que ofrecen depósitos de veinte millones de euros en bancos de Camerún, mensajes espirituales que amenazan de muerte si no los reenviamos o polemistas que nos hacen testigos de reyertas que no nos incumben. Inútil será que dediquemos horas a borrarlos buscando una comunicación que nos concierna: como las escobas que ahogan con sus baldes de agua al Ratón Miguelito metido a aprendiz de brujo, por cada uno que suprimimos aparecen mil. Quien nada aporta, se repite. Destacan en ellos invitaciones para Facebook o Hi5, utopías de la nulidad donde los irrelevantes se complacen mutuamente en el Pepa Asomadismo de su irrelevancia. Al invadir el tejido de la Red tejieron una red sin contenido. La capacidad de un medio de transmitir un mensaje es inversamente proporcional a su complejidad.
8
El ambiente musical, la publicidad, la grabación del celular que corta la conferencia, el cintillo con imágenes que impide ver el programa, la valla matapaisajes, la Comisión de Casinos en una Asamblea Nacional Revolucionaria, el paramilitar, el aguafiestas que interrumpe cuando estamos a punto de declararnos, todos comparten tres características: son inoportunos, no invitados, y destruyen el ámbito del cual no se los expulse. El Pepa Asomado no es chiste, incidente ni casualidad: es el mecanismo por el cual irremisiblemente perecen organismos, sistemas, civilizaciones y países incapaces de desarrollar resistencia inmunológica.


Versión en francés:http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com